Mi colegio (sagrado coraz�n de Jes�s) siempre ha colaborado
en actividades sociales como comedores para indigentes, albergues, recogida de
ropa usada etc.. y cuando iba a sexto de primaria, a los 12 a�os, me ofrecieron
la posibilidad de colaborar en un intercambio con un ni�o saharaui, se trataba
de acogerlo en casa durante los tres meses de verano, y acept�.
Me sorprendi� un poco que me tallaran; me tomaron medidas,
peso, talla de ropa y n�m. de calzado. Pero cuando vimos a aquel ni�o saharaui,
llamado Samuel, entendimos el porqu�.. no tra�a equipaje!! Solo ven�a con lo
puesto, que eran unas sandalias playeras, un pantal�n corto y una camiseta, y
encima todo le ven�a peque�o. Total, hab�an dos opciones: una era que mis padres
le compraran ropa, y la otra que compartiera mi ropa con �l, y fue la segunda.
Era f�sicamente clavado a mi, la misma estatura, la misma
delgadez (parec�amos dos radiograf�as con patas jeje!), peso, num de pie.. la
diferencia conmigo era por supuesto nuestros rostros (yo rasgos europeos, �l
africano), nuestro pelo (yo liso y rubio, �l moreno y rizado) y nuestro color de
piel (yo blanca, �l negra).
Pero no hab�a problema alguno en compartir mi ropa con �l. En
vez de dividir mi ropa en dos (la mitad para �l, la otra mitad para mi), decid�
compartirla toda con �l. Yo quer�a que �l se vistiera con la ropa que yo usara
el d�a anterior (o sea, que yo me fuera poniendo ropa limpia y �l se fuera
poniendo la ropa que yo iba ensuciando). Pero mis padres se negaron, as� que
Samuel ten�a toda la libertad en ponerse las piezas de ropa que mas le
apetecieran. En cuanto al calzado, se enamor� de mis bambas (zapatillas
deportivas), que le resultaban m�s c�modas que mis zapatos, as� que no tuve m�s
remedio que llevar zapatos todo el verano.
Lo mejor de todo, era la forma de agradecer mi hospitalidad,
no era con dinero, sino con un servilismo y una obediencia radical! Se
comportaba conmigo como un criado, incluso como un esclavo!!
Me di cuenta en la primera vez que nos pusimos a jugar
juntos, era con una pelota en un descampado de tierra muy grande, y cada vez que
la pelota se iba lejos, �l iba a buscarla independientemente de qui�n fuera el
�ltimo en chutarla, y luego, al traerla, en vez de intentar regatearme, o
pas�rmela con el pie, la mano, o la cabeza... ven�a hasta mi, dejaba la pelota a
mis pies, y se retiraba para que yo iniciara otra vez el juego. Y yo me
preguntaba "�y si env�o la pelota lejos expresamente, ir� a buscarla tambi�n?"
As� que lo hice, tome carrerilla, y chut� la pelota con todas mis fuerzas para
enviarla lo mas lejos posible, chut� tan fuerte que incluso mi zapato sali�
volando. Pues bien, Samuel no solo fue a por la pelota, sino tambi�n a por mi
zapato, y cuando lleg� hasta mi, se arrodill� frente a mi, me cogi� el pie
descalzo y me calz�!!
Luego mas tarde, me entr� una piedrecilla en el zapato, el
cual me quit� y lo sacud� para expulsarla, y Samuel vino corriendo hacia mi, me
quit� el zapato de las manos, y me dijo que �l era quien ten�a que calzarme y
descalzarme, se puso de rodillas otra vez frente a mi, me cogi� otra vez el pie,
pero esta vez, antes de que me calzara, levante mi pie hasta la altura de su
boca y con voz temblorosa por la excitaci�n le dije: "�me puedes besar el pie?"
y me lo empez� a besar!!
Tener a aquel chaval negro de 12 a�os arrodillado frente a
mi, bes�ndome el pie, el cual llevaba puesto un calcet�n de color crema
(vainilla) con tonalidades marrones causadas por el polvo, que levant�bamos al
jugar sobre un terreno de tierra, me hizo ponerme a cien!! Entonces, apoy� mi
pie sobre su negra cabeza, la cual se la aplast� contra el suelo, y as�, con su
cabeza pisada, le dije que durante el resto del verano iba a ser mi esclavo, y
no tan solo iba a hacer todo lo que yo le ordenara, sino, que tendr�a que
dejarse hacer todo lo que me apeteciera hacerle.
Y as� fue, cualquier cosa que le ordenaba lo hac�a, como por
ejemplo, limpiarme los zapatos con la lengua, se lo ped�a y lo hac�a sin mas!!
Sin que yo me enfadara ni le pegara. O tambi�n, que me limpiara los calcetines
sucios con la boca. Cog�a un calcet�n usado por mi (porque los que usaba �l,
tambi�n eran m�os), se lo met�a en la boca, y lo manten�a en ella el rato que a
mi me apeteciera (contra m�s sucio, mas rato). A medida que Samuel iba tragando
saliva me lo iba limpiando. Lo bueno en este caso, es que el calcet�n que
limpiara fuera blanco (porque se notaba m�s la diferencia entre sucio y limpio),
aunque como era �l quien usaba las bambas (zap.de.depor), y yo los zapatos, pues
era �l quien usaba los calcetines blancos, mientras que yo usaba todos los dem�s
(negros, marrones, azules...), pero me daba igual, se los hac�a limpiar
igualmente.
Todas las noches, antes de ir a dormir, Samuel me chupaba,
besaba y me lam�a los pies durante el rato que me apeteciera, a veces, incluso
me dorm�a mientras me los lam�a y chupaba.
Lo usaba de escalera, de silla, le hac�a comer en el suelo
junto a mis pies, comiendo sin utilizar las manos, con el plato de comida o
bocadillo puesto sobre el suelo, muchas veces, mientras com�amos, le met�a el
pie en el plato de comida o le pisaba el bocata, y Samuel se limitaba a besarme
el pie para que le dejara seguir comiendo. Tambi�n le hac�a cortarme las u�as de
los pies, me tiraba todos los pedos en su cara, le hac�a limpiar a lametones los
slips que yo ensuciaba (los suyos tambi�n eran m�os), me sentaba sobre �l, me
pon�a de pie sobre �l, pis�ndole todo su cuerpo (especialmente su cara), cuando
nos duch�bamos, orinaba sobre su cabeza, haciendo que mi or�n le cubriera gran
parte de su negro cuerpo, las �ltimas veces, orinaba directamente en su boca, le
ordenaba que tragara (aunque ah� no me obedec�a), y disfrutaba mucho vi�ndole la
cara de asco y angustia que pon�a, teniendo la boca totalmente llena de or�n y
regalimandole barbilla abajo.
Y como no! Al final tanto chuparme los pies que al final,
acab� chup�ndome otra parte del cuerpo, mi pene. Ah� si que flip�!! Menuda
sensaci�n!!
Todo lo que hac�amos en relaci�n amo-esclavo, lo hac�amos a
solas, ya que mis padres me pod�an haber castigado.
Fue un verano inolvidable, disfrut� mucho en aquella posici�n
tan privilegiada con respecto a aquel ni�o.