Esto sucedi� en uno de los viajes que mi novia Clara y yo
solemos hacer a trav�s de Espa�a una vez al a�o. Mi novia Clara es un bellez�n
de cabello casta�o oscuro, del mismo color de sus ojos, y un cuerpazo que cuando
lo resalta con modelitos algo provocativos, me hacen ser la envidia de los
hombres con que nos cruzamos.
Hab�amos llegado a una ciudad andaluza en Semana Santa, sin
reservar habitaci�n en ning�n hotel bajo nuestro lema de "siempre habr�
cancelaciones de ultima hora". Y al final tenia que pasar. Mas de veinte
establecimientos hab�amos recorrido entre hoteles pensiones, posadas, tanto en
la capital de provincia como en las ciudades dormitorio de alrededor. Y nada.
Este a�o no �bamos a tener hotel. Nos resultaba divertido
salir sin destino fijo confiando en que a ultima hora siempre se podr�a
encontrar algo, fuese lo que fuese nos daba igual, pero alg�n sitio donde pasar
unos pocas noches refugiados de la intemperie, donde hacer noche mientras
durante el d�a visit�bamos todo aquello que la ciudad nos pod�a ofrecer. A altas
horas de la noche, ya haci�ndonos a la idea de que tendr�amos que dormir como
bien pudi�semos arropado en nuestro coche vimos un cybercaf� abierto. Era una
posibilidad, recopilar n�meros de tel�fonos de otros sitios donde no hubi�semos
encontrado.
All� nos metimos. Clara no perd�a el buen humor. En su PC
junto a mi aun encontraba momentos divertidos buscando algunas webs de adultos y
mostr�ndome algunas fotos. Supongo que ya nos hab�amos hecho a la idea de pasar
la noche en el coche as� que era mejor tomarlo con sentido del humor. En una de
estas bromas est�bamos cuando nos sorprendi� la encargada del cyber para
comunicarnos que iban a cerrar.
Hablaba con acento extranjero, del norte de Europa. Le
pedimos como favor que nos dejase un rato mas ya que la situaci�n era
desesperada y le explicamos que est�bamos buscando y muy amablemente se puso en
la computadora de al lado a buscar mas direcciones donde pudieran atendernos.
Gu�as de hoteles, donde dormir, anuncios clasificados e
incluso chats. Los tres re�amos porque en todos los chats encontr�bamos
f�cilmente alojamiento para Clara� muchos cibernautas le ofrec�an cama y calor
humano pero no estaban de acuerdo en d�rmelo tambi�n a mi. Laura, que as� se
llamaba la chica del cyber, se mostr� muy amable al cerrar el local mientras
nosotros segu�amos buscando una soluci�n. Pero lo que no puede ser, dicho est�,
no puede ser, y no pudimos encontrar un sitio donde dormir. Ya dispuestos a
salir del local pagamos a Laura dej�ndole 10 � de bote� la ni�a lo hab�a
merecido. Ella nos miro, titubeo un poco y nos ofreci� su casa. Nos negamos ya
que no quer�amos abusar de su generosidad pero a cambio pod�amos pagar el mes
entero de alquiler, que para ella representaba mucho gasto y a nosotros nos
vendr�a bien. Nos dijo el precio, que era muy bajo, y a nosotros nos pareci�
justo.
Al llegar a su casa entendimos porque era tan bajo. Siquiera
�bamos a tener una habitaci�n para nosotros solos ya que la casa se compon�a de
una habitaci�n que hacia de dormitorio y sala de estar, un peque�o ba�o y una
cocina. Laura nos explic� que aquella zona antes era comercial y aquello era el
despacho de una abogada.
Cuando llego a Espa�a con su novio lo alquilaron para vivir
los dos, pero hacia unos meses hab�a descubierto que otra mujer compart�a las
sabanas de aquel piso y hab�a hecho que su novio se marchara. La habitaci�n
dispon�a de la cama y un sof� que se convert�a en cama de matrimonio. La idea de
compartir habitaci�n no era muy agradable porque nos iba a romper con esos
momentos de intimidad, que quer�amos tener pero pensamos que si de d�a ella
trabajaba la casa ser�a solo para nosotros y podr�amos revolcarnos bien a gusto.
Me distraje viendo el ordenador laura nos cont� que era inform�tica de profesi�n
en Rumania, su pa�s y que hab�a conseguido conectar la l�nea de banda ancha del
cyber tambi�n desde su casa, as� que por la noche pod�a conectar para charlar
con gente de su pa�s. Vi que ten�a tambi�n una webcam. Me encanta hacer
videoconferencias. Alguna vez las he hecho con Clara pero eso es otra historia
que ya os contar�.
A Laura no le costar�a encontrar a alguien para hacerlas.
Morena, con ojos azules, labios gruesos, usaba gafas peque�as que le daban
cierto aire de intelectual y en general es bastante atractiva. Nos cambiamos
cada uno en el ba�o. Nos recostamos en las camas y estuvimos charlando aun un
par de horas antes de cerrar la luz. Hablamos de nada en particular y de todo en
general, de su exnovio por el que hab�a venido a Espa�a, de su pa�s, de lo bien
que viv�a aqu�, etc� Cuando al fin apagamos la luz trate de acariciar a Clara
por debajo de su pijama pero me aparto la mano y nos fuimos a dormir.
Al d�a siguiente me despert� cuando Laura ya hab�a ido a
trabajar. Estaba, al fin, solo con mi novia y no iba a tener escapatoria
posible. Ah� si que ya no iba perdonar la ocasi�n. Mi novia dorm�a y yo sabia
como iba a despertarla. Ella cuando duerme tiene la extra�a caracter�stica de
que act�a casi como si estuviese despierta. Puedes pasarte mucho tiempo hablando
con ella y ella te contesta en incluso te obedece f�sicamente�
Yo iba a aprovecharlo ahora. Le quite los shorts del pijama y
el tanga de un tir�n. Directamente al grano, con mis dedos en su cl�toris la fui
calentando. Poco a poco sus movimientos y su humedad me delataban que lo estaba
consiguiendo. Sin dejar de mover mi dedo me aleje de ella todo lo que pude. Me
gustaba verla durmiendo y disfrutando sin ser consciente siquiera de que yo
estaba all�. Sus dos manos agarraron la m�a y apretaron fuerte entre sus
piernas. Estaba cerca del orgasmo. Decid� sustituir mi dedo por mi boca. Me puse
en posici�n de 69 y termine el trabajo.
Ella al empezar los espasmos de su cuerpo se despert�. No
tardo en percatarse de lo que pasaba al ver mi polla delante de su cara y mucho
placer entre sus piernas. Me pidi� que parara y se la meti� enterita en la boca.
Tras dos leng�etazos como yo no quer�a desperdiciar ni un �pice de de potencia
Sal� de su boca, la puse a cuatro patas sobre el sof� cama y se lo hice fuerte.
Alargando las manos a cada movimiento llegaba a tocarle sus pechos. Ca�mos
exhaustos y as� desnudos reanudamos el sue�o un ratito mas.
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