6) La decisi�n de contarle a mi madre, que hab�a decidido
transformarme en mujer, me hab�a llevado a pedirle a mi novia Silvina que me
ayudara en tal dura tarea. Como ya lo narr�, Silvina y su madre me prepararon
para ello con mucho cari�o y esmero, dej�ndome hecha una princesa. Ya me hab�a
acostumbrado a usar ropas de chica, lo que parece muy f�cil pero no lo es.
Mas de uno cree que todo se limita a vestir faldas cortas,
pero hay mucho mas. Hay que saber mostrar las piernas, caminar evitando que la
minifalda se suba mas all� de los gl�teos, no tropezarse con los tacones,
contornearse femeninamente, avanzar como una felina, no mirar a los hombres
directamente a los ojos, balancear los brazos con estilo y tantas otras cosas
que mi noviecita y su madre me fueron ense�ando hasta convertirme en toda una
damita.
La mayor�a de los travestis, hab�an tenido que aprender a
serlo por s� mismos o ayudados por otros travestis, yo en cambio estaba siendo
adoctrinado por dos mujeres espectaculares, mi novia y su madre. Mi novia hab�a
ido sacando a la luz mi reprimida faceta mujeril, hasta transformarme en una par
suya y su madre hab�a colaborado con la experiencia de una bell�sima mujer
madura que deb�a conquistar fuera de su casa hombres que suplieran la
insatisfacci�n sexual provocada por la desgracia de tener un marido impotente.
Nos encontr�bamos Silvina y yo muy bien vestidas para ir a visitar a mi propia
madre y contarle todo.
Como se habr�n dado cuenta a medida que avanza mi relato me
resulta m�s dif�cil referirme a mi como masculino y eso tambi�n ha sido producto
de mi proceso de feminizaci�n. Como era de esperar mi madre solo reconoci� a
Silvina y pens� que yo solo era una amiga suya y que la visit�bamos por
cortes�a. Cuando le dije entre nervios y tartamudeos que era su hijo Gabi, ella
se qued� petrificada, pareci� que iba a reaccionar muy duramente, pero luego de
guardar un profundo silencio me dijo: Tengo que decirte una cosa, cuando te
conceb� esperaba una hija, deseaba profundamente tener una ni�ita y cuando te v�
con tu t�mida pollita, me puse muy triste. Hijo, cuando eras una criatura alguna
vez te vest� con las ropas de tu prima, y te llev� de paseo como si fueras mi
beba, hasta que un d�a tu padre se enfureci� y destroz� los vestidos que te
hab�a comprado.
Desde entonces nunca m�s lo hice pero que ahora me digas que
quieres ser mujer me hace muy feliz, por fin tendr� la hija que tanto anhel�, yo
te ayudar� mucho en tu transformaci�n, cuenta conmigo y Silvina gracias por
apoyarlo a Gabi, por lo que veo has hecho un gran trabajo con �l, si ni siquiera
su madre ha podido reconocerlo, le has extinguido todo viso de masculinidad.
7) Silvina me propuso que nos fueramos a vivir juntas. Ella
me podr�a ayudar mejor si conviviamos. La verdad es que yo ten�a un poco de
temor, porque me hab�a quedado prendada de su amigo Mart�n que a ella no le
resultaba nada indiferente. Silvina me hab�a confesado inclusive que �l hab�a
sido su primer hombre, y que desde entonces, cada tanto hab�an hecho el amor
inclusive cuando ella y yo eramos novios a la usanza tradicional, esto es como
un hombre y una mujer. Ante la insistencia de Silvina en que alquilaramos un
apartamento, le confes� mi miedo, y ella me dijo que Mart�n hab�a disfrutado
mucho con ella pero tambi�n lo hab�a hecho conmigo, seg�n �l mismo se lo hab�a
narrado, por lo que ella no ten�a objeci�n a que lo comparti�ramos e hici�ramos
un trio. Como no ten�a trabajo para solventar un arriendo, la madre de Silvina
me contrat� como su secretaria, bajo juramento de que cada d�a asistir�a a su
oficina muy elegantemente vestida.
Gracias a esos Silvina y yo pudimos mudarnos a vivir juntas,
y la experiencia fu� fabulosa. Silvina me ense�� a satisfacer a los hombres,
mostr�ndome ella misma como deb�a hacerlo. Invitaba compa�eros suyos de estudios
a quienes me presentaba como su novio, luego cuando ya los hab�a calentado les
dec�a que yo ten�a el vicio de gustarme mirarla follando, y cuando ellos me lo
autorizaban, me sentaba en su cuarto y ve�a como se entregaban al frenes�
sexual. Silvina era una joven muy ardorosa y no ten�a ning�n tipo de represi�n,
se dejaba follar por delante, por detr�s y por la boca con total naturalidad y
pasi�n. Como Silvina era muy hermosa no le costaba nada conquistar a los
sementales mas atractivos de la empresa en la que trabajaba. Imag�nense un poco
la escena, yo me sentaba como si fuera una chica perversa a mirar a mi novia
follando con otros hombres, gozando verla penetrada y gimiendo entregada a un
semental que la cog�a con todas sus fuerzas.
Ver a Silvina siendo cogida por otros hombres, me fue
permitiendo despojarme los celos de un hombre a quien le follan su hembra y
reafirmarme como mujer, inclusive empec� a tenerle celos no al hombre que se
follaba a Silvina, sino a ella, a que Silvina y no yo fuera la que estuviera
siendo penetrada por un espl�ndido varon. Mas de una vez acab� al mismo tiempo
que Silvina llegaba al orgasmo o era salpicada de semen por el var�n que la
atend�a. Inclusive alguno de esos hombres me invit� a participar de la fiesta,
pero Silvina me lo prohib�a diciendo que ella quer�a que yo aprendiera a
disfrutar viendo como la follaban. Por otro lado los hombres que follaban a
Silvina delante de mi, lo hac�an el apasionado desenfreno adicional de cumplir
la fantas�a de ponerle los cuernos a otro hombre.
Cuantos varones han so�ado follarse a las novias de otro
var�n, todos, pero los que atend�an a Silvi, cumpl�an su sue�o. Mientras la
bombeaban, me dec�an, goza mariquita, disfruta viendo como satisfago a tu novia,
mira a tu pobre noviecita que se tiene que hacer follar por otros hombres porque
su novio se hizo mujercita. Todo esto me enriqueci� mucho como mujer y debo
agradec�rselo infinitamente.