Pregunta la nena.

- Neila, �Qui�n es tu macho?. Es un macho afortunado el que
usa tu cuerpo tan perfecto.

- Gracias Lidia, tu tambi�n estas en camino de tener un
cuerpo m�s atractivo que el m�o o el de Maite, que no se queda atr�s. Mi macho
es mi hijo Esteban.

- �Tu hijo?. Yo me considero una pervertida por ser la hembra
de pap�, pero no puedo evitarlo, lo amo. Yo no puedo soportar compartir a pap�.
Maite ya lo ha notado. �C�mo puedes compartir a Esteban con Katia?

- Cuando seas adulta comprender�s que el amor es entrega, no
posesi�n.

- Quiero ser adulta pronto. Quiero que pap� me pre�e ya para
ser madre y experimentar ese placer. Quiero dar a pap� leche de mis pechos y
quiero que mi hijo me folle tambi�n cuando le llegue la edad. �No soy demasiado
pervertida?

- Pues un poco si, mi lolita.

- Quiero ser perversa.

- Est� bien. Llevas un buen camino.

Despu�s de ducharnos nos reunimos con el padre de Lidia para
dar un paseo, no sin recordarme Neila que dentro de dos horas tengo sesi�n con
un cerdo.

- Pap�. Mira mi co�ito pelado. Neila me lo ha afeitado como
el suyo y el de Maite. �Te gusta mi co�ito?.

- Me encanta, cari�o. D�jame besarlo.

Sin ning�n pudor la ni�a se sube en una mesa, abre sus
esbeltas piernas, separa los labios vaginales con su blancos dedos y ofrece la
vulva a su padre, quien no duda en besar la dulce fruta. La ni�a se excita
nuevamente y exige al pap� un orgasmo que �ste no duda en concederle chupando y
mordisqueando el juvenil cl�toris hasta que la nena obtiene su premio.

Salimos al exterior. Hace buen tiempo y no necesitamos ropa,
pero Lidia, coqueta, se pone un tanga bien ajustado que desaparece en el surco
de sus prietas nalgas y entre sus labios vaginales. Yo no llevo nada m�s que
unas zapatilla de tenis, al igual que su padre.

- Pap�, quiero anillarme los pezones y la vulva para ti como
los tienen Neila y Katia. Quiero tatuarme tu nombre en el monte de Venus.

- Cari�o. Me parece bien, pero es mejor esperar a tener
nuestro beb�. Psari�s un tanto de verg�enza para explicar durante el parto por
qu� raz�n tienes el nombre de tu papa sobre el co�ito. Y no es un nombre muy
corriente.

- Tienes raz�n papi. Esperar� a que me pre�es y tenga el
beb�. La semana que viene dejo la p�ldora.

- �Est�s segura cari�o?. �No es un poco pronto?

- Papi, sabes que quiero ser yo quien inicie en las delicias
del sexo a nuestro hijo. No quiero que me vea vieja cuando llegue el momento.
Quiero tener un buen cuerpo que entregarle. Si puedo parirlo a los 16 y puedo
iniciarlo a sus 12, tendr� 28 a�os y estar� en la plenitud.

- Y tu Maite, �Qu� opinas de lo que desea mi hija?

- Pues que ojal� yo no hubiera sido nunca tan pacata para
descubrir las extremas delicias del sexo hasta que no super� los 35 a�os. Tengo
dos hijos y siempre he so�ado con follarlos, pero no me atrevo. Admiro la
decisi�n de Lidia. Soy tan timorata que ni tan siquiera mi marido conoce mi
vicio zoof�lico. Ahora mismo cree que estoy en Ginebra en viaje de empresa.

Topamos con una pareja de hospedados. El hombre, de pie sobre
una bancada est� follando a una apacible yegua en tanto que su esposa se
encuentra montada a horcajadas sobre el animal frente a su marido y dando la
espalda a una de las camareras y gime de placer.

Les explico a mis acompa�antes, ya que he disfrutado de esa
delicia: �Veis la cinta gris que cruza el vientre de la yegua?, pues sujeta un
falo met�lico que la mujer tiene metido en la vagina. La camarera ha introducido
en el ano de ella otro falo met�lico y ambos est�n conectados a un regulador
el�ctrico de corriente suministrada por una bater�a que est� en las alforjas.
Seg�n la regulaci�n de los impulsos el�ctricos de aparato se puede proporcionar
un suave y relajante placer continuado en tus partes bajas hasta unos violentos
orgasmos que te dejan satisfecha para un mes, pero eso s�, destrozada. Os lo
recomiendo, esta noche lo he pedido yo. Hay una versi�n masculina que requiere
la introducci�n de una sonda en el pene. Y hay otra versi�n de pareja que
requiere una suerte de cond�n met�lico. Hay gran cantidad de parejas con
impotencia de �l o frigidez de ella que vienen solamente por ese aparato.

M�s adelante vemos a otra pareja representar una fantas�a de
�l. Montado a caballo, vestido con traje medieval y con un perro de caza, su
presa es su pareja a la que, cuando cerca desnuda, la ata al pie de un �rbol,
hace violar por el perro y obliga a masturbar al caballo hasta que queda ba�ada
en esperma como yo esta misma ma�ana.

Al regreso del paseo observamos c�mo una mujer, en traje de
toreo, da unos capotazos a un hombre que porta unos cuernos bien fijados y un
consolador en el ano con cola de toro. Tras ello la mujer se hace follar por un
perro mientras el hombre debe conformarse con vaciar sus cargados test�culos en
una vaca.

Queda poco para mi apareo con el cerdo y nos vamos hacia la
pocilga. Ya est�n casi todos los hospedados all� concentrados para verme. No es
que sea una proeza o algo extremadamente inusitado. Es que yo he pedido a
Esteban el favor de ser follada en p�blico por el cerdo porque esa circunstancia
es la que me proporcionar� placer. La polla del cerdo no da para mucho
f�sicamente, pero el morbo de hacer de cerda en p�blico me satisface hasta
extremos que no consigo describir.

La pr�ctica es dif�cil y cansada. El cerdo no es f�cilmente
manejable y debo ser yo quien se acomode continuamente para recibir su retorcido
pirulillo. Cuando por fin es introducido en mi vagina por Esteban, el est�pido
animal lo saca cada dos por tres amenazando con aplastarme con su enorme peso
tocinil. No consiguiendo que se vac�e en ninguno de mis agujeros inferiores opto
por utilizar mi boca para sorber el esperma del extra�o pene. Y despu�s dicen
que la gen�tica del cerdo es la m�s parecida a la del hombre. No ser� en su
pilila.

No me gusta follar con cerdos, pero era una pr�ctica que
deb�a anotar en mi vicio de zo�f�la. Despu�s de beberme el esperma del torpe
animal me masturbo ante los espectadores asistida por Katia que me sujeta por la
espalda para mostrar mejor mi co�o y la visi�n de todo un corro expectante es la
que me proporciona el orgasmo.

Vuelvo, acompa�ada por mi p�blico a las habitaciones para que
Katia me limpie y desinfecte otra vez. Prefiero mil veces a la negra Neila antes
que a esta eslava que, no dejo de reconocer, debe tener gran atractivo para los
varones.

Estoy destrozada y a punto de dormirme cuando viene una de
las camareras para conectarme al maravilloso aparato de placer electr�nico. Me
inserta en el ano uno de los electrodos en forma de pene, de tan excesivo tama�o
que tiene que esforzarse para meterlo dentro. La tonta se ha olvidado del
lubricante y se lo recrimino, pero dice que el lubricante que les han
suministrado �ltimamente no es buen conductor de la electricidad. Paso del
asunto y miro como me mete en el co�o otro tambi�n demasiado grande. Le pregunto
por qu� el tama�o y me dice que son instrucciones de Estaban de cara al caballo
que me follar� ma�ana. Hay que dilatar. Me sobresalto. Es verdad. He pedido la
verga de un caballo dentro de mi. �Estar� loca?.

La camarera me entrega los mandos de aparato para que yo
regule la intensidad que me resulte c�moda. Elevo hasta una muy suave y
agradable. Me duermo. Me despierto a media noche con el culo encharcado y una
flojera tremenda. Me dorm� y no apagu� el aparato. Sabe dios cuantos orgasmos me
habr� proporcionado. Me angustio. No estar� en condiciones para ma�ana. Esteban
ya me lo hab�a advertido. Soy idiota. Lo que podr�an haber sido dos d�as
agradables se van a convertir en uno de excesos y otro de pesadilla.

Vuelvo a dormir pero en otro instante me despierta Katia. Son
las once de la ma�ana ya. Tengo mi sesi�n equina. Katia me dice que no es
necesaria indumentaria especial, estorbar�a. As� que bajo desnuda al sal�n. Me
esperan Neila, Katia y Esteban. Me tranquilizan y me llevan a la cuadra.

Veo al caballo. No es el mismo de ayer. Este me parece
enorme, Me entra pavor y Neila me tranquiliza acariciando mis pechos desde atr�s
y dici�ndome al o�do que el monstruo tiene la misma envergadura que el anterior.
Comienzo a trabajarme el gran m�stil igual que hice ayer y, mientras, Esteban
acerca una mesa con mecanismo de ajuste de altura donde me tumbo boca arriba.
Ajustan la altura de manera que mi co�o sea accesible a la enorme manguera. Yo
no dejo de frotarla con las manos ansiosamente y de restregar su extremo contra
la entrada de mi vagina y mi cl�toris. Despu�s se hace cargo de la verga Neila
que comienza a empujar su cabeza para hundirla lentamente en mi interior. Poco a
poco entra, me empiezo a sentir repleta. Noto que las tetas de Neila comienzan a
sacudirse mientras trabaja con el poll�n. Detr�s de Neila veo a Esteban, se est�
follando a su madre pero no se por donde. Mas all� veo como Katia sujeta al
animal de las riendas y le tranquiliza. No se cuanto pene est� dentro de mi.
Repentinamente me siento invadida en mi interior y la cabeza de la verga sale
despedida violentamente de mi co�o. El caballo se ha corrido y yo estoy llena de
esperma que sale a borbotones de mi vagina. Katia retira al caballo y se pone a
beber el esperma de mi co�o en dura competici�n con Neila, que sigue siendo
follada por su hijo.

Katia gana la batalla porque Neila desatiende el manantial al
sufrir un orgasmo. Despu�s escucho a Esteban gru�ir el suyo mientras se vac�a en
su deliciosa madre. Esteban hace subir a su madre a la mesa para que ofrezca su
culo a mi boca de donde sale su semen. Lo bebo con ansia. Ya se por donde
follaba Estaban a su madre. Katia sigue succionando mi co�o intentando sacar m�s
esperma del caballo. Me siento agotada y mareada. Y me doy cuenta de que la
monstruosa penetraci�n no me ha proporcionado ning�n placer. Sin embargo s� me
lo da la lengua de Katia hurgando en el interior de mi vagina. Me entrego al
orgasmo y quedo semidesfallecida. Entre los tres me llevan a mi habitaci�n donde
duermo hasta la hora de la comida. Bajo al comedor. Hay gente nueva y mi dulce
Lidia y su padre ya no est�n.

Me llamo Juan y soy un feliz zo�filo.

Me llamo Luisa, 38 a�os, estoy casada, un hijo, y me encanta
aparearme con perros. Mi familia no lo sabe. Soy dichosa con mi zoofilia.

Llega el turno a un hombre del que me doy cuenta que sujeta
una cadena que parte de la ingle de una mujer que est� sentada desnuda en el
suelo a su lado.

Me llamo Adolfo, 28 a�os, soltero. No soy zo�filo, pero me
encanta ver a mujeres copulando con bestias. He tra�do a la bestia de mi esclava
para aparearla con sus semejantes.

Tira de la cadena para hacer levantar a su esclava y que se
presente.

Me llamo Elisa, 34 a�os, divorciada y quiero ser zo�fila para
hacer feliz a mi hermano del que soy dichosa esclava.

Elisa tiene grandes argollas en los pezones y otra en el
cl�toris donde est� trabada la cadena cuyo extremo tiene su due�o. Tambi�n porta
un collar de acero y tiene el nombre de Adolfo tatuado sobre un pecho, en el
monte de Venus y en una nalga. Solamente por el peso de la cadena su cl�toris
est� espantosamente estirado

Me llamo ...

Esteban comunica la programaci�n de actividades. Hoy no tengo
siesta. Inmediatamente soy llevada a una sala con un estrado y asientos a su
alrededor. Yo ya se lo que va a ser de mi. Yo lo ped�. Ser� follada en p�blico
por tres perros en mis tres agujeros. Despu�s regresar� a casa con mi cari�oso
marido.

El p�blico llena la sala y yo permanezco orgullosamente en el
estrado mostrando todas mis intimidades mientras Neila relata lo lasciva que soy
y que yo misma he pedido aparearme con los animales en p�blico porque me encanta
exhibirme imp�dicamente y que soy feliz de ser una degenerada zo�fila.

Traen un perro, que es el que debo tirarme con la boca.
Cuando lo tengo ya con el pene erguido, Neila trae otro al que ella ya a
calentado para que me folle el co�o. Lo deja a su aire, me pongo en posici�n y
con una mano lo gu�o hasta que penetra mientras la otra mano sigue trabajando la
verga del otro perro. Me dejo penetrar totalmente y sigo mamando el otro pene al
que en poco tiempo extraigo toda la leche que no pudiendo retener en la boca, me
ba�a toda la cara, tras ense�ar al p�blico mi boca llena, me bebo sin reparo
alguno el contenido y cosecho, dif�cilmente por las sacudidas de mi amante, los
restos de mi cara para llevarlos tambi�n a la boca.

El p�blico aplaude y me jalea.

Poco despu�s el d�berman que folla mi co�o vierte su semen en
mi interior y queda abotonado en mi vientre. Mientras espero el desinflado de su
bulbo, Esteban entra desnudo en el estrado con una silla, se sienta y su madre
Neila se arrodilla ante �l, toma su gran miembro y lo comienza a pajear hasta
animarlo. Despu�s se comienza a mamarlo suavemente. No parece tener intenci�n de
hacerlo vaciarse. Enganchada de rodillas al perro, culo contra culo, me siento
desconcertada. No se por qu� la pareja negra quiere quitarme protagonismo ante
el p�blico.

Cuando me desabotono del perro lo entiendo. Es una bonita
sorpresa la que me guardaban. Katia sube al escenario con una palangana y un
irrigador vaginal. Se bebe el esperma canino que aflora de mi co�o y despu�s me
limpia el interior. Neila me lleva ante su hijo de quien dulcemente me ofrece su
polla haci�ndome sentar sobre ella cara a su hermoso hijo y empalada por �l en
mi co�o. Trae al tercer perro ya animado por Katia y h�bilmente, su culo contra
el m�o, introduce el pene del chucho en mi recto. Estoy siendo follada en
s�ndwich por un humano y una bestia. Y en p�blico. R�pidamente me sobreviene un
profundo y prolongado orgasmo. Neila sujeta al perro y los movimientos de
Esteban hacen que el pene del perro deslice hacia fuera cuando el penetra y
viceversa.

Cuando Esteban se derrama en mi co�o, tengo otro orgasmo que,
antes de desvanecerse es sustituido por otro cuando siento en mis intestinos el
esperma del perro.

Noto como la hermosa polla del negro se encoge en mi interior
mientras cort�smente espera a que mi culo quede desocupado por el acoplado
chucho. Mientras �l y su madre acarician mis agradecidas tetas y pezones. Cuando
el perro se va conducido por Katia, Esteban se levanta de la silla ocup�ndola
ahora su madre que, abri�ndose de piernas me ofrece sus soberbios labios. No
dudo en refocilarme con su pelado co�o y mi lengua juega con su anillos. Noto
como Katia se encarga de sorber el semen de perro que resbala de mi ano.

Cuando Neila obtiene su orgasmo se levanta, yo a�n de
rodillas a sus pies. Abre sus labios y poco despu�s un dorado chorro se estrella
en mi cara. Abro la boca y bebo cuanto puedo de su divina orina. Despu�s, me
tumban en el suelo y es Katia quien orina sobre mi co�o, que Neila abre al
m�ximo con sus dedos para que el chorro se introduzca.

El p�blico aplaude a rabiar. Casi nadie est� sentado y muchas
mujeres son usadas sin contemplaciones por cualquiera de los hombres. Nadie se
preocupa de si existen parejas estables. Hay demasiada temperatura en la sala.

Ya no puedo m�s. Me llevan a la habitaci�n para desinfectar y
duchar. Cuando con mi equipaje me dirijo al coche para regresar a mi hogar con
mi marido y mis ni�os, me topo con Elisa, la esclava, ataviada con arreos de
caballo tirando de un carrito donde se sienta su hermano due�o.

Arranco el motor con desgana. Me hubiera gustado ver la
iniciaci�n de Elisa.

- - - -

Lo sab�a, sab�a que deb�a haber dejado el coche en el
aeropuerto. Ensimismada en mis recientes placeres, tuve un peque�o accidente que
necesit� gr�a. Mi esposo averigu� que nunca fui a Ginebra y, bastante intrigado
por el enga�o, no s� con qu� ma�as en poco tiempo conoci� mis visitas a la
granja-hotel.

El divorcio lleg�. Esteban y Neila me sugirieron trabajar en
su establecimiento y aqu� estoy. Adiestrando bestias para uso sexual humano. Soy
feliz como nunca.

FIN.

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