Realmente me llamo Sara, podr�a decir otro nombre, sin
embargo me ha parecido que s�lo desde la sinceridad podr� calmar un poco mi
�alma? ... y desterrar para siempre un complejo de culpabilidad que me llena de
verg�enza y que, inexplicablemente, en otras ocasiones, se transforma en esta
excitaci�n netamente morbosa que me produce el recuerdo de lo que voy a contar.
Y si quiero ser totalmente sincera tendr�a que empezar
diciendo aqu� lo que soy, no s�lo porque los dem�s me vean as�, sino porque soy
yo misma la m�s convencida de ello.
Digamos que soy una pobre chica.
Puede causar risa mi confesi�n que es a la vez mi
descripci�n, pero que no dude quien me est� leyendo en cre�rselo. Y aunque lo
dude, creo que cuando haya le�do este episodio, lo ver� muy claramente.
No soy fea, pero no soy guapa tampoco.
Soy la cl�sica mujer que si pierde tiempo y se esfuerza en
arreglarse, en peinarse con cierto estilo y en llevar s�lo determinadas prendas
que le favorecen, puede llegar a provocar inter�s en alg�n hombre, no en la
mayor�a, ni mucho menos...
Tampoco me considero muy lista, si bien soy testaruda y ante
quien no me conozca a fondo, puedo pasar por orgullosa...
Y soy insegura.... Terriblemente, enfermizamente insegura...
Quiz� esto sea la clave de lo que vulgarmente todos conocemos por falta de
car�cter.
Ahora tengo 27 a�os, cuando sucedi� todo aquello ten�a 24.
Estudiaba en Madrid, muy lejos de mi casa. Contaba s�lo con
el poqu�simo dinero que mis padres me enviaban y como se sumaban el enorme
esfuerzo que me supon�a estudiar con mi falta de medios econ�micos, el resultado
es que sal�a poqu�simo en un ambiente y una generaci�n que, disfrutaba al m�ximo
de su juventud, su sexo y su vitalidad.
El contraste conmigo cada d�a se acentuaba m�s y m�s y con
ello mis complejos.
Mi miedo a todo, a relacionarme, a no gustar, a que se me
notase lo poquita cosa que era...
Compart�amos el piso siempre cuatro chicas, ese era el
n�mero, pero variaban las personas... Yo era la �nica que nunca se hab�a
cambiado de piso, las dem�s siempre iban o ven�an de otro piso, de una
residencia, de la casa del novio de turno, etc...
Y siempre, todas mis compa�eras de piso, me trataban con
cierta condescendencia unas y con franco desprecio otras... Me consideraban
rara, hura�a, �porqu� no decirlo?; antip�tica...
Durante el periodo al que me estoy refiriendo en mi relato,
la vivienda la compart�a con Marga, una chica preciosa y muy fina que
frecuentaba mejores ambientes que las dem�s, con Sonia que aunque era de aspecto
algo varonil, era, de una forma distinta, muy atractiva y con Laura, a la que
empec� a odiar pr�cticamente al segundo d�a de pisar ella la casa.
Lo m�s habitual era que cada una hiciese la vida por un lado,
por lo que apenas nos vi�semos a las horas de las comidas, a veces ni eso. El
resto del tiempo yo lo pasaba estudiando, o bien en la biblioteca de la facultad
o bien en mi cuarto.
Sin embargo con estas chicas la filosof�a de la casa pareci�
cambiar... De una forma muy particular, las tres y sobre todo Laura, se sent�an
como en familia... Era un concepto diferente, el roce, que era muy extra�o con
otras compa�eras de piso, se hizo algo indispensable... Se quedaban hasta tarde
a charlar en el cuarto de estar y lo hac�an como si se hubiesen conocido desde
siempre.
Me sent�a extra�a y lo intent�, pero su mundo y el m�o eran
asombrosamente distintos, nada de lo que yo pod�a contarles les parec�a
interesante, nada ni nadie, porque yo era la �nica que nunca tra�a un chico a
casa, la que s�lo en contad�simas ocasiones, recib�a una llamada telef�nica que
no fuese de mis padres.
No s� c�mo fue que el desprecio que sent�an hacia m� se
transformo en odio... Tal vez cosas sueltas...
Por ejemplo recuerdo una ocasi�n en la que Sonia se estaba
arreglando para salir con un chico que le interesaba sobremanera... cuando se
fue e poner las medias, las enganch� con algo y se le rompieron... No ten�a
otras que le sirviesen en aqu�l momento, as� que vino a mi cuarto y me pidi� por
favor que bajase a comprarle otras mientras se terminaba de maquillar porque se
le hac�a tarde...
Baj� a la mercer�a enseguida... Me sorprendi� su solicitud,
pero est�bamos las dos solas en casa, as� que era yo la �nica candidata a
sacarla del apuro... No s� qu� pas�, aunque parezca est�pido decirlo, me puse
nerviosa y apenas prest� atenci�n a la explicaci�n que ella me daba acerca de
las medias que quer�a exactamente...
En la mercer�a lo vi todo confuso, dud� en el color... �Qu�
me hab�a dicho... m�s o menos oscuras que las otras?...
Y me equivoqu�... Ella puso mala cara cuando las vio, pero el
t�o en cuesti�n estaba ya tocando en el portero autom�tico y no tuvo otro
remedio que pon�rselas.
Esa noche, cuando regres� a casa, est�bamos todas en el
sal�n... Laura, directa como siempre, fue lo primero que le dijo;
- Joder guapa��... No te pegan nada esas medias���.
Sonia no contest�, ni me mir� tampoco. Un rato despu�s la
o�mos llorar en su cuarto... Por lo visto el hombre de su vida se hab�a
convertido en un cretino en una sola tarde... ella ten�a no s� si el coraz�n o
el orgullo destrozado.
Las otras entraron al cuarto a consolarla... Yo tuve miedo de
no pintar nada all� y me fui al m�o.
Estaba estudiando, cuando de pronto alguien, sin llamar,
abri� la puerta con violencia. Era Sonia, llevaba en las manos las medias
enrolladas, me las tir� a la cara a la vez que me dijo llena de rabia;
- Gracias de nada��� ... Sara... Y de nada���.
En los meses siguientes mi impopularidad ante ellas fue
creciendo. Yo, cada vez que quer�a arreglar algo, met�a m�s la pata, mientras
que ellas cada d�a se hac�an m�s amigas.
Un d�a est�bamos Laura y yo solas en casa... - Creo que mi
continua presencia era una de las cosas que les irritaba - . Yo entr� al ba�o,
me hab�a lavado la cabeza y iba a secarme con el secador el�ctrico.
Cuando fui a enchufarlo, el cable que estaba enredado, me
hizo una mala pasada, enganchando un frasco de perfume que hab�a en el lavabo...
Con el secador en marcha casi no o� el ruido del desastre, pero Laura s� lo oy�
y un segundo despu�s estaba ante la puerta del ba�o con los ojos como llamas...
Me llam� imbecil, pero eso no fue todo...
Me dio una bofetada. No fue un cachete, no, fue una bofetada
que me hizo tambalear, que me dej� tan confusa que en el prime instante, en
lugar de ofenderme, intent� disculparme...
- Lo siento Laura... estaba tan en la orilla...
Ella cogi�ndome el brazo, me sac� del cuarto de ba�o para
agacharse junto al frasco roto y levantar del suelo lo que despu�s me enter� que
era el regalo muy apreciado de un ex-novio.
Yo me qued� descalza en mitad del pasillo, con la melena
empapada, asustada, humillada y con la cara enrojecida por el bofet�n. Corr� a
llorar a mi cuarto, no recuerdo si a�n albergaba la esperanza de que ella
entrase a pedir perd�n, pero, desde luego, no lo hizo.
Es m�s, cuando regresaron las otras pude o�r desde mi
habitaci�n c�mo les relataba furiosa lo sucedido... Sonia le pregunt� qu� me
hab�a dicho despu�s, a lo que contest�...
- �Yo?... �No le he dicho nada��... �Le he dado una hostia y
ya estᡡ... Y me qued� asombrada cuando sent� su risa ante esta respuesta..
Segu� teniendo incidentes parecidos aunque con finales en los
que la agresi�n era s�lo verbal. Otro d�a, mientras ve�amos la TV, Laura se
levant� varias veces a hacer algo , no s� qu�. Mientras ella estaba fuera del
sal�n yo aprovechaba para cambiar de cadena porque hab�a algo en otra que me
interesaba , esto le oblig� a ella dos o tres veces a tomar descaradamente el
mando de sobre la mesa y cambiar para continuar viendo su programa.
La cuarta vez que se levant� me dijo que no volviera a
cambiar...
- Eh� Que la tele es de todas� - Protest� yo aunque con poca
voz - ...
Ella puso su cara muy cerca de la m�a y me dijo con un
desprecio que me dej� cortada.:
- Cambia de cadena otra vez y te doy otra bofetada, pero m�s
fuerte que la del otro d�a...
Se me escaparon en su presencia dos lagrimones, me levant� y
de nuevo me refugi� en mi cuarto y all� dentro llor� amargamente no s�lo por el
ultraje sino por la rabia que me provocaba ser tan cobarde...
Por eso por lo que unos d�as m�s tarde, cuando fui a la
lavadora a sacar la ropa que esa ma�ana hab�a puesto a lavar y descubr� que
alguien la hab�a sacado de esta para hacer sitio a la suya, me enfad� y fui al
sal�n, donde las otras se tomaban un caf� amigu�simas, como siempre...
Pregunt� quien hab�a sido y ninguna se dign� mirarme
siquiera... despotriqu� de tal y de cual... me mostr� del todo molesta, pero
siguieron ignor�ndome.
La lavadora estaba otra vez en marcha - Cuatro chicas son un
mundo de ropa - as� que con toda la firmeza que pude, anunci� que iba a pararla
para meter mis cosas.
Fui hasta la cocina, aunque ya dudando un poco, pero cuando
sacando car�cter no s� de d�nde iba a pulsar el bot�n, la voz de Marga me hizo
girar la cabeza... Estaba en la puerta, con los brazos en jarras y amenaz�ndome
del foll�n que iba a tener con ella si deten�a la m�quina.
As� que no lo hice. Volv� al cuarto de estar y manteniendo la
firmeza en la voz solicit� que, al d�a siguiente, fuese la que fuese la que
pusiera la lavadora, metiese mis prendas antes que ninguna.
Creo que fue Sonia la que me hizo un gesto cansado con una
mano que pod�a significar vale.
Lo peor fue precisamente al siguiente d�a...
Volv� de clase... Entr� a la cocina y con desesperaci�n
comprob� que mi ropa segu�a hecha un rebullo en un rinc�n, en el suelo...
Con rabia casi infantil, asom�ndome creo, las l�grimas, esta
vez s� que par� la lavadora...
Estaba yo sola en casa.
Cog� un barre�o de pl�stico, deposit� en �l la ropa empapada
a medio lavar, met� la m�a y volv� a meter la que hab�a en el barre�o... Pero no
toda, porque toda ahora ya no cab�a, as� que pens� en que, una vez acabado ese
lavado, volver�a a meter aquellas prendas sin sitio.
Y para no dejar estas a la vista y en mitad de la cocina, las
saqu� al balc�n, donde las olvid�...
Pas� toda la tarde, tend� la ropa reci�n lavada, mi ropa por
fin, segu� olvidando el resto que segu�a en el balc�n mojada y arrugada... Me
met� a estudiar, lleg� la noche y la ma�ana del d�a siguiente...
Laura buscaba algo, yo no sab�a qu�... Preguntaba a las otras
dos y no a m�... No s� cual de ellas le dijo que hab�a sido quien hab�a recogido
la ropa del tendedor... Y vino a mi cuarto a preguntarme.
Horrorizada record� la ropa de la galer�a, pero no tuve
tiempo a dec�rselo porque entonces lleg� Marga llevando en la mano una blusa,
chorreando agua jabonosa que llevaba 24 horas en el balc�n.
Laura no tuvo ning�n pudor en verbalizar todos los insultos
que se le vinieron a la mente, yo, intentando calmarla hab�a salido hasta el
pasillo...
En el sal�n un disco de Marga estaba sonando... Nunca lo
olvidar�, era Elton Jhon...
Elton Jhon puso la m�sica de fondo para el episodio m�s
terrible de mi vida...
Yo me desesper�, la voz de Laura se o�a muy por encima de la
m�a, fui hasta el tocadiscos para bajar un poco el volumen, pero Marga, s�lo por
molestarme no me lo permiti�; Perdidos los papeles, de rabia le di una patada al
mueble, la aguja sobre el disco dio un salto tremendo que acompa�� a un sonido
horroroso... Entonces fue Marga la que me quiso abofetear y yo la empuj� sobre
el sof�...
No s� que intent� decirle, pero no pude, una mano fuerte me
cogi� por el pelo, era la de Laura...
- Estamos hartas de ti - Me dijo - ... Y un mont�n de
barbaridades.... Me zarande� sin soltarme el pelo...
Las otras no dec�an nada, pero fue ella la que con una
serenidad sacada no s� de que sitio, les dijo...
- Voy a ense�arle a esta mierda como vive la gente...
Me solt�, qued� desmadejada, paralizada por el p�nico frente
a ella...
Cre� no haberle o�do bien y por eso le hice repetir... Me lo
repiti� muy seria, con una calma que me desarm�...
-Te he dicho que te quedes en pelotas.
Encog� mis hombros con una risa nerviosa...
-�Estas loca?... - Le dije - ...
Pero me contest� con un tremendo sopapo... Empec� a llorar...
-No... Ni hablar... - Balbuce� -
Y me dio otro.. y otro m�s...
Yo no pod�a moverme, menos defenderme. Recib� un cuarto
bofet�n antes de llegar a convencerme que lo mejor era desabrochar la camisa
vaquera que llevaba.
La dej� despacio sobre el sof�... No pod�a pensar y estaba
desesperada por encontrar una frase con la que poner un poco de sensatez a
aquella situaci�n.... Pero me cogi� otra vez de la melena y me oblig� a doblar
hacia atr�s la espalda...
Laura era m�s fuerte que yo. Era alta. Era guapa...
- T� te quedas aqu� en pelotas como que me llamo Laura...
No recuerdo en qu� pensaba yo mientras me quitaba los
zapatos, me desabrochaba el pantal�n, me quitaba la ropa interior...
De pie, desnuda en medio del sal�n, frente a ella, con las
miradas tambi�n heladoras de las otras dos a su espalda, solo acert� a decir con
un hilito de voz...
- Lo... lo siento... No quer�a molestaros...
Entonces ella me ech� sobre el sof�, qued� con la cabeza
hundida en los cojines y con el cuerpo en una postura totalmente vejatoria...
Y empec� a sentir los golpes... No s� con qu� me los daba...
uno de sus zapatos, creo...
Mi culo y mis piernas recibieron infinidad de golpes, alguno
me debi� dar tambi�n con la palma de la mano... Mientras, segu�a proclamando que
me iba a ense�ar a convivir y que aquello lo deb�an de haber hecho mis padres en
lugar de ella...
Se debi� cansar, porque, de repente, tir� de mi pelo hacia
arriba oblig�ndome a ponerme de pi�...
Mi cara deb�a ser una m�scara de mocos y l�grimas... y otra
cosa a�n mas humillante... Me hab�a orinado, de miedo o de nervios, no s�...
realmente esa era la raz�n por la que Laura hab�a parado de golpearme.
- Adem�s cerda... - Dijo -
Supongo que pens� ordenarme ir a por la fregona para
limpiarlo, pero a pesar de que durante mi castigo no hab�a movido un dedo,
Sonia, debi� sentir compasi�n y me trajo ella la fregona de la cocina... Sin
embargo me la tendi� para que lo limpiase yo...
Mientras yo, desnuda y sollozando a�n, limpiaba el suelo de
mi propia orina que ahora s� que la notaba c�mo hab�a corrido abajo por mis
piernas, el disco segu�a sonando... me di cuenta entonces de que aunque no hab�a
cesado de llorar no hab�a lanzado un s�lo grito.
Cuando termin�, creo que Laura intent� darme otro golpe, pero
Sonia le toc� en un hombro y le dijo que me dejase, que ya estaba bien...
Yo sal� del sal�n llevando el balde... no pude llegar a la
cocina, lo dej� en el pasillo y sin volver a buscar mi ropa corr� hasta mi
cuarto... Aterrorizada, corr� como pude la cama intentando bloquear la puerta.
Pero no pas� nada m�s, muy de tarde, alguien llam� en mi
habitaci�n, como ni contest� ni abr�, Sonia - Era ella - empuj� la puerta y la
cama con ella... Se hizo un hueco y entr�...
- �Tienes sangre? .... - Fue lo �nico que me dijo - y sin
mitrarme apenas, dej� sobre mi mesilla un frasco de alcohol y algodones... Sal�
de debajo de las mantas donde me hab�a cobijado todav�a desnuda, me mir� al
espejo la espalda y aunque no vi sangre, s� vi las enormes marcas enrojecidas.
Durante aquellas horas, no s� cuantas fueron, mi mente se
paraliz�... No s� si me dorm�, no lo recuerdo.
Cuando reaccion� comenc� a meter mis cosas en las dos maletas
que ten�a, a llenar un bolso grande y alguna caja de cart�n. Todo sin salir para
nada del cuarto, sin saber si Laura segu�a en la casa o no...
Pas� la noche, la pas� dando vueltas arriba y abajo por la
habitaci�n, sent�ndome, acost�ndome... sin reunir las fuerzas para salir de
all�.
No s� qu� hora ser�a cuando la puerta de nuevo se abri�
violentamente...
Ahora era Laura... Iba en vaqueros, llevaba botas de tac�n y
una camiseta oscura, muy ajustada...
Iba muy arreglada... estaba preciosa...
No entiendo porqu� me fij� en aquellos detalles despu�s de lo
sucedido... �No?.. O quiz�, si no olvido la promesa de total sinceridad que le
hice al lector al inicio de este relato, dir� s�lo que s� que lo entiendo...
Otra cosa es que lo explique, saque �l las conclusiones...
Ella me mir� muy de frente y se me acerc� much�simo... Se
acababa de lavar el pelo y pude oler su champ�...
- Vuelve a desnudarte...
- Laura��... Por Dios��...
- Sara; � Me has o�do ?... - Lo dec�a con calma, bajito -
- � Pero qu� te pasa ?... Est�s enferma Laura��...
- Me has jodido una blusa que me gustaba mucho...
- T�a... � Te das cuenta de lo que hiciste anoche ?... � Voy
a denunciarte �� �Sabes?...
- Si quieres me denuncias, pero ahora te despelotas... ��
Y�... Hostia�� ... - Y ahora lo dijo gritando -
Y lo hice... Inmensamente acobardada y sin atreverme a
mirarla, me quit� la ropa con que hab�a vuelto a vestirme... Estaba ya desnuda
cuando levant� mi vista hasta la suya... En la mano llevaba un cintur�n doblado
por la mitad... Me aterroric�...
- Laura� Por favor�... � No...� ...jod�r, no�... - Llorique�
-
Asomaron entonces Sonia y Marga por la puerta que hab�a
quedado abierta... Laura me miraba seria y fijamente, con la respiraci�n honda
de alguien furioso... Las otras, en cambio, sonrieron burlonas al ver la
escena...
- �Vas a volver a darle?... - Le pregunt� Sonia ...
- No... Pero quiero que se largue ahora mismo... Y a la vez
que se pon�a el cintur�n, el mismo que llevaba y que se hab�a quitado sin que me
diese cuenta, se dio la vuelta y sali� del cuarto...
Sonia sali� la �ltima, me mir� de arriba abajo; En una de mis
caderas un hematoma se coloreaba por momentos y pareci� detener la vista all�.
Yo no me cubr�a el cuerpo con las manos, con ellas me cog�a las sienes por
debajo del cabello totalmente despeinado, as� que durante esos segundos
contempl� mi total desnudez y con ella mi total derrota, no dijo nada, s�lo hizo
un gesto grosero con la cabeza; un gesto que significaba "vete de una vez"...
Cargada mas de lo que pod�a llevar con bolsas y bolsos, sal�
por el pasillo de la que hab�a sido mi casa durante tres a�os...
Marga me abri� la puerta... Parec�a emocionada...
No pude ponerme pantalones por el escozor de mis piernas y
mis nalgas... Ropa interior tampoco...
Llevaba un vestidito ligero, que no me rozaba tan apenas.
Marga, que no estaba en absoluto conmovida, me dej� pasar a
su lado y despu�s me dijo con una sonrisa est�pida y odiosa...
- �Que?... �Lo tienes colorado?...
Y cerr� la puerta risue�a todav�a.
�Porqu� lo cuento?... �Porqu� no lo olvido?... Si quien ha
le�do esta historia conoce esa profundidad extra�a y asombrosa del sexo
femenino, si lo conoce por habernos tratado mucho o, m�s simple, porque es una
mujer, habr� entendido lo que se esconde entre l�neas; Esa sensaci�n ardiente
que me estaba recorriendo mientras lo recordaba para escribirlo, la misma
sensaci�n que me oblig� despu�s de aquello a, minti�ndome a m� misma, buscar
excusas para pasar por la que fue mi calle justo a las horas en que sab�a que
Laura pod�a volver de clase...
La sensaci�n que me produce no entender porqu� necesito -
Aunque s�lo fuese una vez m�s - estar desnuda, humillada, desprovista de orgullo
y a los pies de Laura, para que ella me castigue de nuevo hasta ense�arme a ser
mas abierta, m�s comunicativa, m�s mujer...