EL FRUTO PROHIBIDO...por Eva.
Hola, me llamo Sara y tengo 24 a�os. Hace unos meses que he
comenzado a salir con otro chico, compa�ero de de mi oficina, separado y solo,
que ten�a necesidad de compa��a lo mismo que yo. La verdad que no es esto lo que
quiero contaros, sino algo que me sucedi� con mi hermano peque�o cuando menos lo
pod�a imaginar.
Una ma�ana me hab�a estado duchando. Al salir de la cortina
de pl�stico y empezar a vestirme, vi a trav�s del espejo que la puerta estaba
abierta y mi primo Miguel no me dejaba de mirar desde la otra habitaci�n.
Miguel, un chico muy guapo de 18 a�os que viene muy a menudo a mi casa pues
estudia en una academia cercana.
Me qued� asombrada y muy violenta y procur� cubrirme con una
toalla lo m�s r�pidamente posible. Cuando sal� mi primo
hab�a desaparecido, por lo que decid� ignorar el incidente.
Seguramente hab�a sido una casualidad, pues consideraba a Miguel
un chico muy bien educado, que siempre hab�a tenido un
comportamiento normal. Lo �nico que �ltimamente ven�a notando de anormal en �l,
era que se hab�a acostumbrado a cogerme por la cintura cada vez que me daba un
beso claro, que esto no lo consider� muy importante al tratarse de que �ramos
hermanos.
Sin embargo, un nuevo episodio vino a reforzar mis sospechas
sobre el cambio que se hab�a producido en la conducta de mi primo. Un d�a le
descubr� contemplando con mucha atenci�n unas bragas y un sujetador que me
pertenec�an y que yo acababa de tender a secar. Pens� que seguramente me deseaba
y decid� realizar con �l un experimento.
Le invit� a comer en un restaurante. Al servirnos los
entremeses, fing� que miraba un hilo que ten�a suelto en el bajo de la falda. Me
la levant� por encima de los muslos; pero, con el rabillo del ojo, comprob� las
reacciones de Miguel. Se qued� extasiado con mis piernas; luego, se acerc� m�s a
m�. Me baj� la falda y procur� retirarme un poco, porque deseaba evitar una
situaci�n embarazosa sin embargo, no lo logr� del todo.
Porque una de sus manos busc� mi entrepierna, aprovechando la
longitud del mantel. No esper� a mi reacci�n, alz� mi falda, busc� el el�stico
de mis bragas, las abri� con facilidad y se dedic� a magrearme el vientre.
- �Que ocurrir�a si te diese una bofetada, Miguel...?
- Atr�vete Sara. Tienes m�s a�os que yo y adem�s hemos
entrado aqu� como familia o amigos. �No se lo creer�a todo el mundo si yo dijera
que t� me has provocado y que, en el momento definitivo, te has echo la
estrecha...?
Le devolv� una sonrisa, invit�ndole a que siguiera y al
momento ya ten�a sus dedos en mis labios vaginales. Tom� un vaso de agua, para
intentar disimular mi excitaci�n. No obstante, me vi obligada a morder el
cristal, ya que me estaba viniendo el orgasmo.
- Cabr�ncete, esto no se le hace a una mujer como yo...Me
est�s tratando como a una colegiala...Y voy a correrme...Anda Miguel, suj�tame
por un brazo, para dar idea de que me he mareado...Es lo que va a suceder cuando
me llegue la explosi�n...Saca esa mano...Haz lo que te he pedido, por favor...
Termin� por hacerme caso en el momento preciso. En realidad
me sirvi� para no quedar en rid�culo, pues mis orgasmos son muy intensos y me
dejan materialmente sin sentido. Despu�s pag� la factura y me ayud� a salir del
restaurante. En el momento de entrar en mi coche ya me hab�a recuperado. Esa
noche no ocurri� nada m�s.
Al d�a siguiente, Miguel hab�a estado jugando un partido de
f�tbol y subi� a mi casa a ducharse como hac�a muchas veces, al cabo de un rato
me llam� y fui a ver que quer�a. Entr� en el ba�o y lo encontr� desnudo. Ten�a
un hermoso cuerpo, muy bien formado.
Me explic� que estaba preocupado, porque quiz�s tuviese algo
de fimosis y que muchos compa�eros le hab�an recomendado que fuera al m�dico. Le
tranquilic� dici�ndole que no era nada grave, ya que a veces se curaba solo. Sin
m�s, le ayud� a que consiguiera resbalar su piel hacia atr�s. Pero en seguida,
�l me empez� a desabrochar la blusa.
- No Miguel, estate quieto...
Pero �l no me hac�a caso. Consegu� liberarlo bastante de se
exceso de piel; mientras, �l me soltaba el sujetador y ambos gozamos de una
forma r�pida y un tanto contenida.
Alentado por mi actitud, se dej� hacer todo lo que a m� se me
antoj�. Empec� a besarle los muslos con mis labios c�lidos; mientras, estrujaba
suavemente los cojones que, al parecer, eran el mecanismo de acci�n de su
paquete genital. Pronto su capullo pretend�a escapar de la bolsa de piel que lo
cubr�a lo que consigui� sin ning�n dolor. Luego le dije:
- Muchos hombres tienen el glande cubierto, lo que importa es
que no te moleste. No creas que disfrutan m�s los que siempre van descapullados
como los jud�os porque, el roce de esa piel supone para ti un placer extra, del
que carecen los circuncisos o los que lleven la picha desnuda...
- Gracias por tu explicaci�n, prima...
Introdujo todos los dedos de su mano derecha en mi chumino,
que por aquel entonces se encontraba totalmente encharcado. Lo realiz�
tiernamente pero con decisi�n mientras, sus labios recorr�an mi cuerpo con lo
cual, me retorc� literalmente de placer con las caricias de mi primo.
Mis grandes pezones rojizos se hab�an erguido insolentemente
y le invit� a que me los chupara. En el momento que lo hizo, me produjo tal
gusto que empec� a gemir ahogadamente. Pero aquella pasi�n no significaba nada
con lo que experimentaba cuando sus dedos exploraban en mi co�o encima, mayor
result� el fuego de mi desesperaci�n al entra su lengua (otra cosa que le
solicit�).
Su lengua efectu� un trabajo bastante aceptable en mis labios
empapados y degust� golosamente mis jugos, que yo misma soltaba con ganas. Mi
primo Miguel vio que a m� me gustaba por eso sigui� avanzando. Separ� mis labios
mayores con sus dedos, demostrando que eso ya se lo hab�a echo a otras
chiquillas del instituto.
Puso su lengua muy dura y la introdujo en la abertura,
retorci�ndose y explorando los m�s rec�nditos escondrijos de mi co�o. Por un
instante pens� que aquello no iba a terminar nunca ya que yo me encontraba en
�xtasis desde hac�a tiempo y hab�a experimentado varios orgasmos d�biles.
Por fin, luego de que su saliva me inundase completamente, mi
primo se percibi� que me hab�a puesto a mil por hora. Su boca volvi� a recorrer
mi vientre, mis costillas y mis tetas, propin�ndome mordisquitos y lametones
aqu� y all�.
Se hallaba m�s excitado que nunca y su polla, se apretaba
contra mi pubis con tal fuerza que me hac�a da�o. Su lengua se introdujo en mi
boca violentamente, le mord� los labios y dej� que sus manos apretujasen mis
tetas. Los movimientos de nuestras caderas comenzaron a ser r�tmicos.
Yo no pod�a resistir m�s, esperaba que su verga me penetrase
de una vez y me hiciera sentir lo que yo tanto deseaba. Mi primo Miguel pareci�
adivinar mis pensamientos y se dispuso a met�rmela. Vacil� un momento, acaso
temiendo que le doliera el prepucio con la penetraci�n.
Y al cabo de unos segundos su verga se adentr� decididamente
en mi caverna, empujando y realizando un esfuerzo para impedir el dolor pero, la
abundante lubricaci�n le facilitaron las cosas. As� que, con un golpe certero,
me lleg� a dejar los cojones a dos dedos de mis labios mayores y las oleadas de
placer nos arrastraron en una hermosa marejada.
Sus embestidas fueron suaves al principio y violentas m�s
tarde. Los dos nos hall�bamos empapados en sudor y nuestros jadeos resonaron en
la amplia habitaci�n. El furioso mete y saca se prolong� durante un buen rato,
pero al final mi primo no aguant� m�s y se corri� desesperadamente, inund�ndome
de esperma, que se desliz� muslos abajo.
- Gracias prima por haberme ayudado y por favor prom�teme que
lo haremos otra vez...
- De nada primo...mmm...no se, ya veremos...
A partir de entonces, me di cuenta de que todas las veces que
me acostaba con mi amante, no dejaba de pensar en el cuerpo de mi primo y en
nuestra primera follada. Estos recuerdos me electrizaban.
Creo que os parecer� in�til que diga que, a la semana
siguiente, cuando Miguel apareci� en casa no se anduvo con rodeos ya que nada
mas llegar, comenz� a besarme en la boca. Yo le dije...
- No Miguel, yo creo que esto que estamos haciendo es una
locura...
- No Sara, no me digas eso. Me he pasado todas las noches
pensando en ti y masturb�ndome con tu imagen...
As� que de pronto, los dos est�bamos de nuevo desnudos y yo,
empec� a echar hacia atr�s la piel del glande que ya no le molestaba.
Miguel, me dedic� una sonrisa y para tranquilizarme, me sac�
las tetas del sujetador y empez� a besarlas. Estaba tan caliente, que lo llev� a
la cama, le hice tenderse sobre la colcha y all� dulcemente, le llen� de besos y
caricias.
Le ense�� a follar con suavidad y sin brusquedades, pues as�
saborear�a todo el placer que uno puede sacar en este acto. Pronto sent� contra
mi piel el calor y la dureza de su polla y empec� a anhelar que me tumbase en la
cama lo cual �l hizo casi de inmediato.
Una vez tendidos el uno junto al otro, volvi� a besarme con
pasi�n a lo cual yo respond� con similar pasi�n o m�s. Me pas� la lengua por la
espalda, por el vientre y me despej� de las bragas. Bes� mi chumino y con su
lengua titil� mi cl�toris; mientras, sus manos no dejaban de tocar todo mi
cuerpo.
Sus caricias en mis ingles se intensificaron, de tal manera
que estall� en una convulsi�n. Me produjo tal placer que me revolv� y tuve que
poner mi mano en su verga, pues llegu� a creer que pretend�a destrozarme con los
latigazos que me estaba asestando en el bajo vientre. Jam�s hab�a experimentado
tal cosa y menos a�n imagin�, que sin producirse la penetraci�n se pudiera
obtener tal disfrute sexual.
Pasado un buen tiempo sin que mi primo hubiese dejado de
acariciarme, besarme y decirme un mont�n de palabras amorosas, cog� su cara y la
bes� con frenes�. Incrementamos las caricias y �l volvi� a pasar su lengua por
mi co�o, haci�ndome estremecer. Luego, por fin cog� su capullo y lo puse a la
entrada de mi chumino y �l me fue penetrando muy suavemente.
Por unos segundos not� como si mis carnes internas se fueran
hacia dentro, mucho m�s de lo que estaban, de lo bien que me presionaba. Se
desat� la tormenta en mi interior en mis entra�as y se prolong�, pues Miguel no
dej� de moverse hacia delante y hacia atr�s. Hasta que yo me apret� contra �l y
not� como su verga se contra�a y se ensanchaba por las fuerzas que descargaba mi
co�o.
En aquel instante, s� que me olvid� totalmente de mi amante y
pude afirmar que este chaval le ganaba en todo. Una vez superado el miedo a
sentir dolor en el glande, su vigor juvenil y las dimensiones de su polla
adquir�an unas propiedades prodigiosas. Me entr� una tranquilidad que me fue
adormeciendo, a la vez que notaba c�mo su esperma me entraba totalmente.
De pronto, me lleg� un orgasmo furibundo, impresionante y me
qued� destrozada sobre la cama. Asust� a Miguel, mi amado primo (el fruto
prohibido) por eso, fue enorme su alegr�a al comprobar que me estaba
recuperando.
AUTORA.....SEXIBOM......
POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO