Era una se�ora digna de respeto, era una dama, era un
monumento al buen gusto, era mi vecina inalcanzable.
Me cri� en la casa de al lado. la pared del fondo dividia
nuestras propiedades. Desde mi ventana pod�a mirar sus jardin posterior, verla
tomar sol. Algunas veces en short, otras en malla, pero, siempre fue posible
mirar y admirar a la se�ora de al lado.
Tantos a�os de convivencia -con mi madre, mas de 25 a�os-
generaron una amistad de hermanas. Cada una de ellas sabia de las alegrias y
dolores de la otra. Mientras mi madre se encontraba siempre bien cogida, ella, Cristina - 50 a�os al momento, buenas piernas, mejores caderas y hermosas
nalgas- padec�a de una carencia casi permanente de servicios sexuales. Mi madre
contaba a mi padre en la intimidad que el marido de Cristina necesitaba de
inyecciones directas sobre el pene para poder tener una relacion que no pasaba
de discreta, por lo que, Cristina deberia buscarse un macho que la atienda.
Yo, con 16 a�os, hormonas libres, erecciones frecuentes y
masturbaciones diarias, me dediqu� a observar, apreciar y desear a la vecina. cada vez que podia, demoraba mi mirada en sus lolas turgentes y sus caderas
ampulosas y excitantes. Mas de una vez, Cristina sorprendi� mis miradas y yo
trataba de disimular mirando para otro lado o bajar los ojos como pidiendo
disculpas. Ella, slonreia y continuaba con lo suyo.
En el verano pasado, mientras su marido estaba afuera por
dos semanas, Cristina, pidi� a mi madre que permitiera que yo colaborase con
ella en el arreglo de su casa.
Mi madre acept� y me recomend� ayudara a la vecina y no le
diera motivos de quejas.
Yo, saltaba de la alegr�a, ya que podr�a mirar y admirar a la
vecina sin grandes subterfugios.
a la ma�ana, despues del desayuno, con un short, una remera
y unas zapatillas nauticas, estaba en la puerta de la vecina. Me atendi�
Cristina, cubierta por un camis�n corto que dejaba ver sus muslos, sus nalgas y
el monte de venus cubierto. Realmente estaba una maravilla, diga del premio
nobel de la masturbaci�n.
Pidi� disculpas por no estar vestida. Yo le dije que no tenia
importancia, que ella era una mujer interesante, con ropa de cama o con ropa de
fiesta. Bes� su mejilla y entr�.
Me explic� que pretend�a: cambiar la ropa de verano e
invierno a distintos placares y que le costaba subir escaleras por lo que pidi�
ayuda a mi madre.
Puesto en claro de sus necesidades, ingres� a su cuarto
matrimonial y me dispuse a acomodar la ropa en cuesti�n. Dimos vueltas cajones, estantes y gavetas. Las acomodabamos en estantes internos,
superiores o cercanos segun fuesen de la temporada o de la otra.
Cuando abri� su comoda, quedaron frente a mi una docena o mas
de tangas, bombachas y filo dentales de diversos colores y modelos. Mi mirada no
pudo evitar detenerse en ese espectaculo del erotismo. Crsitiana pregunt�: te
gustan ? realmente si, son muy originales, yo nunca las vi, porque mama es muy
tradicional en la elecci�n de su ropa interior.
Cristina, que continuaba con ropa de cama, me dijo: mir�
esta tanga- al tiempo que la tomaba en sus manos y la estiraba para mostrarla-
es una belleza. Blanca transparente, chica, apenas cubrir�a medio gluteo de cada
lado y el monte de venus dejaria sobresalir sus pendejos por los costados. Yo, acalorado y con la pija erecta, no atinaba a decir nada. Ella insisti� y
contest�: debe quedar muy bien en tu cuerpo. Si, dijo, la verdad que me queda muy
bien. Me entreg� unos sweters para colocar en el estante superior y
desapareci�. Mi verga queria explotar, la erecci�n era inocultable bajo mi short
y los test�culos me dolian sin contensi�n.
Al rato volvi� Cristina, se par� frente mio, se levant�
ligeramente el camison y me mostr�: te gusta la tanga ? se habia cambiando la
tanga y me la mostraba luciendo todo el esplendor de su cuerpo. Hermosa Cristina, te queda divina. Mir� que bien calza, decia, me ajusta sin oprimir, no me
deja marca, veni, toc� y tom� mi mano para que midiera la elastisticidad de la
malla. Yo, acalorado, puse mi mano bajo el elastico de la cintura, lo estir� y
roc� su carne. Fue un contacto electrico, me puso la pija a mil y casi llegaba
a la eyaculaci�n. Apoy� la mano sobre su abdomen y lo acarici� rapidamente. Cristina dijo: asi no vale, si vas a poner la mano,
ponela en serio.
ese fue el detonante. Met� la mano bajo la tanga, apret� su
abdomen con furia y mi dedo se incrust� en su concha. Estaba mojada y
caliente. Agarrada de ese sitio, busqu� su cuello y la bes� con devocion. Sos una
diosa, Cris, sos una diosa. le decia con vehemencia. No, amor, no soy una diosa, soy una mujer caliente que quiere ser tratada como hembra, quiero un macho, decia, mientras su boca y la mia se pegaban apasionadamente. la desnud�, la
acost� n su cama y desnuda comenc� a besarla integramente. Cuello, pechos, abdomen, concha, clitoris, muslos y regreso hacia arriba. Gritaba con furia, sus
dedos se pegaban a mi espalda y su gritos evidenciaban sus apremios. Chupame
bien, amor, bien, Lleg� a un orgasmo fuerte y delirante: un macho, quiero un
macho gritaba y sus caderas se movian para provocar sensaciones que la llevaban
al cielo.
Le puse la verga entre sus labios vaginales y ella adelant�
su pelvis. Entr� todo. Apret� sus piernas alrededor de mi cintura y lamiendo la
oreja decia: ahora me toca a mi, ahora soy una hembra y quiero gozar. Aceleraba
el ritmo de entrar y salir y gozaba dos o tres orgasmos seguidos. deliraba, gemia,
, lloraba,. Hace mucho que no gozo, haceme tuya, amor, toda tuya y volvia a
acabar.
Mi verga no daba mas. Sre lo dije y ella, me pidi�: esper�. se sac� la verga de la concha, se arrodill� frente mio y comenz� a chuparme
deliciosamente. Dame tu leche, amor y ser� tu mujer siempre- decia, mientras su
lengua jugaba a lo largo de mi carne dura. La dej� hacer, eyacul� en su boca y
se trag2 la leche sin derramar una gota.
Nos besamos, y ella, repiti� su promesa, soy tuya, si no
lo comentas, podremos seguir asi por mucho tiempo. ma�ana, comenzaremos mas
temprano quieres ?
No quieres que esta noche durmamos juntos? pregunt� y ella, acariciando mi verga dijo: OK macho lindo,
esta noche veni a dormir conmigo.
y asi fue. Esa noche, depues de cenar, avis� en casa que
volveria tarde y subrepticiamente entre a la casa de cristina.
Fue una noche inolvidable, primera de muchas, pero tambien
una leccion de sexualidad madura que aprovech� mas adelante.
Me esper� compeltamente desnuda, quiso servirme la cena y la
coloqu� sobre la mesa y me comi su concha. despues, la acomod� sobre el living y
su concha fue penetrada desde atras. Goz� como yegua y sus gritos se escuchaban
desde afuera.
Su culo fue un capitulo parte. No era virgen y tenia una gran
habilidad para contraer los esfinteres. me llev� al cielo.
La ma�ana nos encontr� cogiendo a lo perro. Cristina ojerosa
me daba besos y abrazos como si no quisiera despedirse. Yo, me aferraba a sus
lolas mordisqueando suus pesones y ella acababa una y otra vez. Fue una noche
inolvidable.
Seguimos durante mucho tiempo. El marido nunca se enter� y
cuando falleci�, la noche posterior al entierro, se la puse por todas
partes. Cristina feliz, yo satisfecho.
Somos novios, amantes o que, pero, cristina es mi mujer.