No era tan joven cuando, por un problema circunstancial, deb�
recurrir a un masajista durante una corta estad�a en Mendoza. No conociendo a
nadie para solucionar un dolor en una pierna, producto de una torcedura, busqu�
en un diario local y encontr� el aviso de este profesional, al que llame de
inmediato y acord� una cita para la tarde.
Al llegar al consultorio, la persona, de edad mediana y algo
gordito, me recibi�, y lo primero que me dijo y que me llam� la atenci�n fue:
"�Hola, �qu� tal?... And� sac�ndote la ropita!".
Yo hab�a tenido escarceos con otros chicos, siendo�
adolescente, pero no estaba pasando por un momento de necesidad a nivel sexual
ni nada de eso; por mi cabeza no pasaba ning�n pensamiento libidinoso.
El comenz� su tarea acost�ndome sobre una camilla de su
consultorio y me puso una l�mpara para dar calor a la zona afectada. Comenz� a
poner crema para iniciar un lento masaje por todo el cuerpo, desde la cabeza y
los hombros; estando acostado de espaldas, sent� como lentamente me�
relajaba, hasta quedarme casi dormido mientras lo hac�a.
Habi�ndome quedado s�lo con el calzoncillo, al llegar a la
zona de la cintura y seguir por los gl�teos, �l no me lo hizo sacar ni nada de
eso, sino que en forma lenta pero firme fue estir�ndolo hacia arriba y a los
costados. Cada vez m�s me lo dejaba dentro de la zanja, a modo de una tanguita.
Debo confesar que el placer que empec� a sentir,� sumado
al efecto del masaje cuando �l llegaba a esa zona y, lentamente, sus dedos se
apoderaban de� los gl�teos, era indescriptible.� Empec� a sentir el
deseo de que me tocara el agujerito, pero no quer�a aflojar, y mucho menos que
sospechara de mi deseo.
A todo esto, lentamente fue acercando el masaje a mi zona m�s
sensible. Cada minutos que pasaba era m�s dif�cil contener el deseo de levantar
la colita para facilitarle el trabajo, por lo que hac�a movimientos nerviosos
para disimular, Tras un rato� de exasperante lucha interna por controlarme,
lleg� el momento de la rendici�n total y me dije para mi: "�qu� ganas de
que me meta aunque sea un dedo!". Y tambi�n de chuparme una pija. Me
imaginaba, sin ver, c�mo me quedar�a la tanga que �l hab�a creado para m�, y mi
cabeza
volaba de calentura.
En un momento, me dijo ya con el dedo directamente masajeando
el ano, "�Qu�date quieta porque si no te voy a tener que pasar la lengua!".
El tratamiento que me dio al decirme qu�date quieta, me estremeci� las fibras
m�s �ntimas y me escuch� decir, sorprendido, "�Haceme lo que quieras!".
Por lo que �l, ni lento ni perezoso,� me levant� la cola, que sostuve s�lo
con las rodillas, pero con la cabeza sobre la almohada y gimiendo.
Separando el calzoncillo que hac�a de tanga para un costado
me practic� una lamida de culo que jam�s olvidar�. Su lengua se meti� en los
lugares mas rec�nditos de mi ser mientras yo me agarraba los gl�teos con ambas
manos, desesperadamente, para facilitarle el trabajo. Completamente enloquecida,
le rogu� que me metiera aunque sea un dedo, lo que hizo con tanta facilidad que
me sorprendi�.
No conforme con eso, me estremeci�, coloc�ndome tres y
movi�ndolos circularmente mientras me daba unos besos de lengua mortales, con lo
que termin� acabando como una yegua. Despu�s de semejante "sesi�n" de masajes me
dijo "te espero en tres d�as", y acordamos una cita a la que deb�a
concurrir ya no con calzoncillos sino con una diminuta bombachita, so pena de no
poder continuar el necesario tratamiento, a lo que acced� con mucho gusto.
A los tres d�as estaba all� con mi bombachita blanca puesta y
apenas escuche
la frase "s�cate la ropita" proced� a hacerlo, qued�ndome s�lo con
la misma. Mientras tanto, �l iba a la trastienda dici�ndome que ya ven�a. Al
regresar, yo estaba boca abajo s�lo con la bombacha que me quedaba divina. Al
verme, me dijo "�est�s muy bonita y te queda hermosa!", y me
sorprendi� pidi�ndome que me pusiera de pie. Al hacerlo puso sobre la camilla
unas medias, tipo bucaneras, de color blanco, unos portaligas y un cors� del
mismo color. Procedi� �l mismo a colocarme lentamente las medias y el
portaligas,
dici�ndome "a partir de ahora vas a ser mi nueva novia y te vas a
convertir
en mi nenita cada vez que vengas".
Por entonces, yo estaba sorprendida de la pasividad con que
aceptaba sus propuestas, y lo hacia profundamente convencida de querer ser una
putita liberada de todo prejuicio. Luego de ponerme el cors�, me trajo unas
sandalias de taco alto, aproximadamente de 6 � 7 cent�metros de plataforma, y me
coloc� luego un vestidito de tela negra, con volados y breteles muy finos.
Se imaginar�n la cara de sorpresa que puse al hacerme
completar mi atuendo con una peluca de pelo lacio, largo y oscuro. As� vestida
me llev� frente a un gran espejo que hab�a por all� y, al verme hecha una perra
de tal calibre, s�lo atin� a arrodillarme frente a �l y practicarle una larga
mamada. Debo confesar que la disfrut� como la m�s puta; me pasaba su verga por
la cara,� le daba besitos en la punta... en fin, estaba enloquecida de la
calentura.
Todo sigui�, luego, cuando me introdujo un extra�o elemento
por detr�s, que yo no pude ver bien por mi posici�n, pero que me llev� al
�xtasis m�s profundo. A pesar de habernos encontrado para repetir estas sesiones
en varias ocasiones y de sus promesas de ense�arme a cabalgar sobre su verga,�
siempre me qued� la frustraci�n de no haber sentido su verga dentro m�o. Nunca
concretamos esa parte, a pesar de mis deseos.
Al regresar a mi vida normal en Buenos Aires nunca volv� a
experimentar la sensaci�n de ser convertida en mujercita para un hombre y, cada
tanto, agarro alg�n vestido de mi mujer y estando solo disfruto al pon�rmelo,
aunque extra�o el poder hacerlo con alguien que, como �l, me haga volar de
calentura. Me encantar�a conocer alguna persona que me haga vivir las mismas
sensaciones, que me pueda proporcionar alg�n lugar donde, secretamente, me
convierta en su nena y me trate como una putita, regal�ndome lencer�as,
vestiditos, tacones y alguna peluca. En fin, que me haga sentir hermosa para
satisfacerlo plenamente. Ya tengo 40 a�os y no quiero perder m�s tiempo para
dejar aflorar lo que hay dentro m�o. Siento que es lo m�s hermoso que tengo para
dar.
Si quieres ser el primero en desflorarme y tienes ganas de
tener una noviecita en celo, s�lo para vos, mientras me ense�as todo lo que hay
que aprender, te
pido me escribas a