La historia que os contaré,
simplemente ocurrió a su protagonista, quien me lo contó,
nada más para demostrarme su confianza. Es verídica de pe
a pa y nada tiene de la imaginación. Esto ocurrió antes de
lo sucedido con su primo Ricardo, el hijo de su querida tía Flor.
Ya lo había contado. Vivía
con mis tíos, dado que prácticamente era un huérfano.
Ellos tenían tres hijos. 2 niñas y un hombre, Ricardo, con
quien tuve mi primera experiencia homosexual. Pero que en realidad, fue
más actuar de manera activa que pasiva.
También sabrán o recordarán
que mi tío viajaba constantemente, por lo cual quedaba con mi tía
y sus hijos, durante varios días. Y en aquellos días en que
mi tío viajaba, mi tía aprovechaba la situación para
ver a un amigo antiguo que fue un amor de su juventud. Pero el caso es
que, era tal su atrevimiento que un día, lo llevó hasta su
dormitorio, pero no supe nunca el resultado de esa visita, dado que siempre
estuve en mi pieza y ésta, estaba retirada de la casa. Pero el final
no me lo podría imaginar de otra manera, que complaciéndose
ambos en ausencia de mi tío.
Bueno el caso es que un buen día,
llovía de manera copiosa, y los truenos y relámpagos eran
bastantes tenebrosos. Mi tía, al sentirlos, era pavor el que sentía.
Por lo cual me pidió que preparara una cama en una pieza contigua
que servía de comedor, para que me acostara cerca, por si acaso
me necesitaba.
Debo aclarar que mi tía,
quien se llama Flor, tenía por aquellos días, 25 años,
un poco más alta que yo, 1.67 tenía ella, yo apenas 1.50,
era y es, pues aún vive, rubia, y de todas partes, con un muy buen
físico. Unos senos formidables, con un trasero encantador, y unas
piernas muy bien torneadas. En suma, una mujer muy apetecible.
Prepare mi cama de campaña,
y me acosté, pues hacia bastante frío, aquella noche. Al
cabo de algunas horas en que me encontraba dormitando, sentí, que
golpeaban la puerta de casa, y para que no me mandara a mí a abrir,
me hice totalmente el dormido. Se coloca su bata de levantar y se dirige
a abrir la puerta.
De lejos sentía una conversación,
pero no entendía lo que ellos conversaban. Pero de pronto la puerta
se cierra, y los pasos se dirigen al dormitorio de mis tíos. La
separación entre donde yo dormitaba y mi tía era una pared
que en algún momento, estaba dirigida a la calle, por lo cual tenía
una ventana que sólo estaba recubierta con una cortina. Así
que, lo que allí se conversara, yo lo podía escuchar, pero
como no estaba predestinado aquella noche a escuchar nada, es decir si
no llegaba alguien, mal podía escuchar, pero como ahora no era sólo
mi tía sino que alguien más. Ahora sí podía
escuchar.
Lógicamente, tal como ustedes
pensaran. Quien había llegado, era el amiguito de mi tía.
Cautelosamente me levanté,
y fui hasta la ventana y a través de una pequeña ranura que
esta tenía, los vi sentados en la cama. De lo que conversaron, de
manera muy callada, y secreta, no entendí mucho, pero sí
cuando mi tía le dijo:
¡Mi sobrino esta al lado en
la otra pieza, así que es mejor que por ahora nos abstengamos!
Pero parece que su amiguito, no
se daba por vencido, hasta que al final, desistió para finalmente,
levantarse y luego dirigirse a la puerta. Allí, se abrazaron, y
se dieron un beso apasionado, mientras las manos de su amigo, Waldo, recorrían
su trasero y sus senos. Creo que ambos, mas quien les relata esta experiencia,
estábamos súper ardientes. Mi pobre aparato estaba no a cien
sino que a mil. Mi mano ya lo destrozaba. Era un suplicio, ver el trasero
de mi tía, al descubierto, con esas manos que la recorrían.
Qué no hubiera dado yo, por colocar mis manos allí.
Luego cuando ya su amigo se fue,
cerró la puerta y se dirigió al dormitorio. Mi tía
sabía que en algún momento mi tío se enteraría
de esto. A pesar de que mi tía es la hermana de mi madre.
Luego de un breve instante mi tía
me llama. ¡Camilo! ¡Camilo! Yo calladito, para que no fuera
a pensar que la espiaba.
¡Camilo! Insistió.
Al ver que no había respuesta,
se dirigió a donde me encontraba yo, supuestamente dormido. Abre
la puerta, y me mece, para despertarme.
¿Qué pasa? Le digo
en mi teatralización de dormido. ¿No has escuchado nada?
Me pregunta. ¡No! Respondo cínicamente. ¿Qué
tendría que escuchar? ¡No te hagas el desentendido! Tú
escuchaste cuando llegó alguien. ¡No sé, de qué
me habla, tía! A ver, voy a indagar si es cierto que no has escuchado.
Y levantando la ropa de mi cama, me mira hacia donde se encontraba mi miembro
totalmente excitado. ¿Y esto qué es? Me pregunta. ¡Eee...
esss... eessste... no sé! Le respondí medio avergonzado de
que me mirara la erección que tenía por ella en esos momentos.
Debo reconocer muy hidalgamente,
que hasta ese momento, no tenía experiencia alguna de estar con
una mujer. A lo más, las había tenido solo en mi dormitorio,
con alguna revista erótica o mirando fotos de alguna mujercita que
estuviera desnuda, y mi miembro era sacudido, con bastante frecuencia.
¡Muéstrame tu miembro!
¡Quiero ver si es cierto que esta totalmente paradito! ¡Peee...
ppeero... pero tía! Trataba de negarme. ¡Ya pues, muéstrame!
Insistió.
Medio avergonzado, bajé mi
slip, y dejé mi miembro totalmente expuesto a su mirada. ¿Por
qué estas así? ¿Es porque me has visto desnuda? ¿O
es porque has visto cómo me abrazaba Waldo? Dímelo.
Medio tartamudeando, le respondí
que sí, que era por que había visto cuando le había
subido su bata de levantar y le había mirado su trasero.
¿Y te gustó, lo que
viste?
La verdad es que no sabía
qué responder. Pensaba que finalmente, ella era hermana de mi madre
y que hacer algo así o siquiera pensarlo era pecaminoso.
¡No sé, tía!
¡Vamos, no seas, tímido, dime si te gustó verme así!
Finalmente logró, sacarme
todo.
¡Si tía, me gustó
verla así, y no sólo ahora! ¡Siempre que quedamos solos,
salgo de mi pieza, y me encamino, silenciosamente, hasta la puerta de su
pieza y me gusta mirarla cuando se desnuda! ¡Me gusta cuando, se
saca toda la ropa interior, más aún cuando le veo su sexo,
lleno de pelitos! ¡Aja... con que me llevas mirándome desde
hace tiempo... eres un bribón! ¿Y te gustaría verme
desnuda ahora? Me pregunta.
No lo podía creer. Allí
estaba mi tía, la hermana de mi madre, ofreciéndome un espectáculo
que sería solo para mí. Yo para ella era el regalón,
pero nunca me imaginé que ello sería para esto.
¡Sss... sssiii... sí!
Respondí. ¡Claro que me gustaría! Pero, ¿No
se enojara conmigo? ¡Tontito! ¿Cómo me voy a enojar
contigo?
Y levantándose de la cama
se dirige al baño. Mientras tanto mi miembro estaba que arrancaba
de su posición. Sentí correr el agua. Al cabo de unos minutos
siento que sale de allí. Parándose al lado de mi cama, con
su bata de dormir, me mira.
¡Mira bien lo que verás!
Me dijo.
Y comienza a sacar su bata muy lentamente,
dejándola caer al piso. Quedo enfrente a mí, nada más
que con su sostén y su calzón bikini. Estaba fabulosa. Después
de mirarla y que se fuera a su dormitorio me haría una paja de campeonato,
pensé para mis adentros.
Luego mi tía dirigió
sus manos a su espalda y soltó su sostén. También
lo deja caer y veo esos deliciosos senos por los cuales tantas pajas me
había hecho. Luego, metiendo sus manos por entre su calzón
y sus caderas empieza a bajarlo. Lo primero que veo es su mata de pelitos.
Tan rubiecitos, como me gustaría tocarlos... aaahhh.
Luego levanta una pierna y lo saca,
para luego levantar la otra y deshacerse de ellos dejándolos caer
al suelo. Mi respiración estaba tan acelerada que mis fosas nasales
estaban súper calientes, mi corazón ya se salía, y
mi miembro ya no tenía cuero que dar.
¿Te gusta lo que ves? ¡Ssssiiii!
Le respondí apresuradamente. ¿Y por qué no te sacas
el slip?
Rápidamente lo hice, estaba
embrujado con sus palabras y con esa magnifica panorámica.
¿Qué te gustaría
hacer, Camilo? Me pregunta.
¡No sé... no sé
tía! Le conteste inocentemente. Pensando que hasta allí llegaba
todo. Lo único que quería era que ahora se fuera para pajearme
de lo lindo a su salud.
Y sentándose a mi lado en
la cama, lleva una de sus manos a mi miembro. No lo podía creer.
Lo toma y lo rodea, para comenzar a acariciarlo, de arriba hacia abajo.
Con esos movimientos, yo sabía que me haría llegar muy rápido
al orgasmo.
¡Por favor, tía...
no siga... no siga! ¿Y por qué no quieres que siga, Camilo?
¡Es que... es que... me va a hacer acabar tía! Le respondí.
¿Y no quieres que te haga acabar? ¡No sé... es que...
es que... a lo mejor se va a ensuciar la mano tía! ¡No, no
me enojaré... sólo dime si te gusta, cómo te acaricio
tu pene! ¡Siiii... siii me gusta! ¡Pero no quiero acabar todavía,
tía! ¡Hágalo más despacito... asiiii! ¿Y
te gustaría que te lo bese? ¿Cómo? Me dejó
totalmente perplejo. ¡Que te lo bese con los labios, tontito! ¡No
sé... no sé tía! ¡No sé cómo es
eso! ¡Así tontito!
Y bajando su cabeza a mi miembro,
lo besa delicadamente, en la puntita. Después de darle hartos besitos,
y sentir la tibieza de sus labios, abriéndolos, lo introduce en
su boca.
Realmente ya no podía más.
Al sentir cómo su boca se deslizaba de arriba hacia abajo por mi
pene, sentí que explotaba y tomándola de su cabeza, metí
todo lo que pude mi pene en el interior de su boca y arqueando mi cuerpo,
acabé totalmente en el interior de su boca.
Ella ni siquiera se inmuta por ello.
Simplemente, tragó todo lo que salió de mi pene. Yo ya no
daba más. Estaba en el cielo y un poco más arriba. Me sentía
totalmente enloquecido con lo que me había hecho mi tía,
mi querida tía.
Pensando en que eso sería
todo, esperaba que mi tía, sacara mi pene de su boca y se levantara
para irse a su pieza. Pero estaba equivocado.
¿Te gustó lo que te
hice? Me pregunta, aun pasándose la lengua por sus labios. ¡Siiii...
tía... fue muy rico! ¿Me lo hará después otra
vez? Le dije inocentemente. ¿Después? ¡Estás
loco... ahora mismo tendrás que hacerme algo a mí... esto
me ha dejado totalmente ardiente! ¿Y qué cosa quiere que
haga tía?
Y subiéndose a la cama, se
coloca sobre mi cabeza, con las piernas abiertas, y su matita de pelitos
rubios queda a la altura de mi boca.
¡Quiero que me lamas con tu
lengua, allí! ¿Y cómo lo hago tía? Pregunté
inocentemente. ¡Pues saca tu lengüita y pásamela por
ahí, igual que comiendo un helado tontito!
Y abriendo con sus manos, sus labios
vaginales, me deja expuesta su conchita para que yo le pase mi lengua.
Empiezo a hacerlo y siento su aroma. Es encantador. Sabe a miel. ¡Al
fin mi tía, para mi solito! Comienzo a pasarle lengua, y ella con
sus movimientos acerca su clítoris a mi lengua. Sus caderas se mecen
con bastante movimiento. La siento jadear y quejarse.
¡Asiiii... ahí... ahí...
chupa... pásame tu lengüita por ahí... ssssiiii... así...
más fuerte... chúpamelo... ahí... ahí tontito...
y me indica con su dedo, su clítoris... y comienzo a chupárselo...
a lamérselo! ¡Aaaaahhhhgggg... así... más...
dame más... aaaahhhhhgggg... que riiiiiccccooo... mmm... ahora...
dame... dame... méteme un dedito en mi trasero... y cogiéndome
de una mano me la lleva a su trasero y tomando uno de mis dedos, me pide
que se lo introduzca en su traserito... así mijito... métemelo...
chúpame fuerte... aaaahhhhhhggggggg... ahora... ahora... ya viene...
mmmmaaaaahhhhhggggg... ya viene... ya viene... yaaaaaaaa... ahora... ssssssiiiiiiii...
que riiiiiiiiccccoooooooo... aaaaaahhhhhhhggggg!
Y sentí sus juguitos llegar
hasta mi lengua que los saborea con agrado. Había llegado al orgasmo.
Había hecho feliz a mi querida tía, dándole un orgasmo.
Su cuerpo temblaba. Vibraba con mi lengua.
Luego de ello, se levanta y se tiende
a mi lado. Se abraza a mí, y me besa en los labios.
¡Eres muy rico, Camilito!
¡Descansemos un ratito!
Me abrazo a ella y siento sus tetitas
en mi pecho. Siento que nuevamente me excito. Y bajando mi cabeza, acerco
mis labios a sus pezones y comienzo a succionarlos con afán. Estaban
duritos. Mi lengua se deleita con ellos. Luego mi tía coloca una
pierna sobre mis caderas y cierra sus ojos, como durmiendo. Mi pene siente
el calorcito de su sexo. La siento tan rica.
¿Me dejara que le meta mi
miembro allí? La estoy deseando. Y mi miembro también la
desea. Es tan tibio su cuerpo. Mi tía siente que mi pene entre sus
piernas esta tomando cuerpo y entre abre sus ojos me mira y me sonríe.
¿Qué quieres hacer,
malulo? Me dice con voz melosa. ¡No sé... no sé tía!
¿Quieres que hagamos como lo hago con tu tío?
Me dejó helado. Pero yo sabía
por qué lo decía.
¿Acaso no me espías
cuando tu tío me lo esta metiendo? ¿Te gusta cuando me miras
y ves cómo me coloca tu tío? ¿No te gusta cuando tu
tío me hace que le chupe el miembro? ¿Quieres subirte sobre
mí, para que me metas tu pene? ¿Quieres que te haga mi hombrecito?
¡Sssssiiiiii... tía... siiiii!
Cariños Ximena POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO