Historia de dos amigos que llegan a algo mas que amistad
Los nombres han sido cambiados y si alguno ya sabe de mis
gustos pues venga que pronto los atiendo.
A Juan le tocaba esa noche trabajar en una empresa en un
pol�gono industrial en las afueras de la ciudad. Era vigilante jurado desde
hac�a unos meses y todav�a no se acostumbraba del todo a trabajar de noche,
solo. Juan y yo somos amigos desde el instituto y siempre nos hemos llevado de
puta madre. Ese d�a hab�amos estado toda la tarde juntos y me dijo si querr�a
acompa�arle en su trabajo, aunque fuera un rato. Yo le dije que por supuesto.
Juan no ten�a ni idea de que a m� me iban los t�os, y bien que me costaba
disimular, porque Juan, precisamente ,est� que se rompe de bueno. �La de pajas
que me he hecho pensando en �l! As� que la idea de pasar el mayor tiempo posible
juntos siempre me parec�a un buen plan. Juan es moreno, con perilla, m�s alto
que yo, sobre 1,85, con un cuerpo de impresi�n (�qu� malos-buenos ratos en la
playa...!) y guap�simo de cara. Por donde va arrasa con las t�as y no es para
menos, con esa pinta de modelo...Y con el uniforme de vigilante era ya la leche:
los pantalones le quedaban un poco ce�idos y marcaban a la perfecci�n su
incre�ble culo y su generoso paquete.
La noche en cuesti�n, Juan y yo nos sentamos en la sala donde
estaban los monitores del circuito de c�maras de la empresa. La cosa estaba
bastante tranquila y Juan y yo ech�bamos el rato charlando y ri�ndonos un
mont�n, como siempre que est�bamos juntos. De pronto vimos en un monitor que un
coche se acercaba y paraba en el estacionamiento de la empresa. Juan se puso en
pie alertado, pero enseguida vimos que un chico y una chica se bajaban del coche
y se met�an en la parte de atr�s. Juan me mir� con una sonrisa socarrona:
-Parece que vamos a ver un poco de acci�n, dijo.
Efectivamente, aunque no pod�amos distinguirlo muy bien, s�
ve�amos como se besaban y como despu�s el chico iba abri�ndole la ropa a su
novia y le com�a las tetas. Poco despu�s vimos como le quitaba las bragas y su
cabeza se perd�a donde no pod�amos ver nada, supon�amos que entre las piernas de
su chica. Juan no quitaba ojo del monitor y de pronto empez� a acariciarse el
paquete, que hab�a aumentado de tama�o a ojos vista, dando lugar a un
espect�culo impresionante. La pareja se puso a follar sin contemplaciones y Juan
estaba cada vez m�s excitado.
-Joder, con lo caliente que voy...Ya hace un par de semanas
que no me follo a ninguna t�a y esos dos me est�n poniendo a mil...
Yo sonre� un poco nervioso, porque a pesar del tiempo que
hac�a que �ramos amigos, nunca lo hab�a visto con esa excitaci�n que se le sal�a
por los ojos y le hac�a hablar con un tono de voz grave y susurrante que hizo
que mi polla se decidiera del todo a ponerse dura tambi�n, por si no era
bastante con ver su paquetazo a trav�s del pantal�n de su uniforme.
La pareja termin� lo que hab�an venido a hacer y se marcharon
enseguida. Juan me mir� a los ojos, ahora un poco cortado:
-T�o, no s� qu� vas a pensar de m�...pero eres la persona con
la que tengo m�s confianza. Esos dos me han puesto muy cachondo y me muero de
ganas de hacerme una paja.
Me mir� sin disimulo la entrepierna y dijo:
-Por lo que veo a ti tampoco te han dejado fr�o, jeje...
-Ya ves t�o...A m� tambi�n me da un poco de corte, pero
tambi�n necesito esa paja.
Lo que yo necesitaba urgentemente era ver por primera vez la
polla de Juan. Se me hac�a la boca agua s�lo de pensarlo.
Juan empez� a desabrocharse el cintur�n, se desaboton� el
pantal�n y baj� la cremallera. Luego se los baj� hasta las rodillas. Debajo
llevaba unos eslips blancos. El bulto de su erecci�n era descomunal y la parte
donde estaba su capullo se ve�a h�meda por el l�quido preseminal que estaba
soltando. Meti� los dos pulgares por dentro del el�stico y se los baj� tambi�n
hasta las rodillas. Recordando ese momento no puedo evitar excitarme nuevamente.
Ten�a la polla m�s incre�ble que he visto nunca. Era grande, como de unos 18 cm.
y bastante gorda. Estaba sin circuncidar y su prepucio ten�a piel de sobra, a
pesar de su erecci�n, para cubrirle el capullo y que sobresaliera ese pellejito
que me vuelve loco. La punta de su capullo brillaba h�meda y viscosa por el
l�quido de su excitaci�n. Juan la agarr� fuertemente con su mano derecha y
empez� a mene�rsela, con los ojos entrecerrados y la respiraci�n agitada. De
pronto, abri� los ojos y me mir�, sorprendiendo como le contemplaba absorto, con
el deseo brill�ndome en los ojos. Par� la paja sin dejar de mirarme. Por como lo
hac�a me di cuenta de que hab�a notado lo que me pasaba por la cabeza. Me asust�
un poco. Con voz suave, dijo:
-T�o, �y esa mirada? Cualquiera dir�a que me comes con los
ojos. Y esboz� una media sonrisa.
Al ver que no parec�a cabreado, decid� que de perdidos al
r�o:
-Es que esa es la verdad, Juan. Me gustas much�simo, t�o.
Se qued� un poco parado, pero enseguida dijo:
-Joder, tronco, �por qu� no me has dicho nunca que te gustan
los t�os? Hay confianza, �no?
Yo me encog� de hombros:
-Supongo que por miedo a que reaccionaras mal y me mandaras a
la mierda...
-�Qu� gilipollas!, dijo sonriendo. Eres mi mejor amigo y lo
vas a seguir siendo, siempre que t� quieras.
Entonces baj� la mirada hacia su polla que segu�a enorme
entre sus piernas.
-Joder, sigo cachond�simo...
Dud� un poco:
-Qu� co�o, �te gustar�a chup�rmela?
-Nada me gustar�a m�s, dije con voz entrecortada.
Hizo un movimiento con su cabeza invit�ndome a hacerlo.
Termin� de quitarse del todo los pantalones y se quit� tambi�n la camisa,
qued�ndose totalmente desnudo. Yo hice lo mismo. Abri� sus piernas y yo me
arrodill� entre ellas. Su polla estaba a dos cm. de mi cara. �Joder, su olor me
volvi� loco! Hund� mi cara en sus huevos y con mi mano derecha agarr� su rabo
caliente y dur�simo. Lam� sus huevos y me los met� en la boca. Juan empez� a
gru�ir de satisfacci�n, lo que me excitaba cada vez m�s. Con mi lengua fui
subiendo por el tronco de su polla, bajando y subiendo su prepucio, lamiendo su
frenillo. Acarici� su capullo con mi lengua. Estaba salado por el l�quido
preseminal. Por fin, empec� a tragarme poco a poco el poll�n de Juan que no
paraba de jadear y gru�ir. Cuando la tuve casi entera dentro empec� la chupada,
suave y profunda, dentro y fuera, con fruici�n, con mi saliva chorreando por su
polla abajo. Juan me agarr� la cabeza y empez� a mover sus caderas, como
foll�ndome la boca. De pronto me la sac� de la boca y levant� las piernas para
apoyarlas en la mesa que estaba a mis espaldas. Con las piernas bien abiertas,
pod�a ver su ojete.
-C�meme el culo, ll�nalo de saliva.
As� lo hice. Por supuesto, estaba dispuesto a hacer todo lo
que me pidiera. Y m�s si lo que me ped�a era lo que hab�a so�ado tantas veces.
-Ahora quiero que vuelvas a comerte mi polla, mientras poco a
poco me metes un dedo en el culo, me dijo.
Yo le mir� un poco sorprendido.
-Aunque no sea maric�n, alguna vez lo he hecho al pajearme y
me muero del gustazo que me da, dijo sonriendo.
Volv� a tragarme su rabo mientras metia mi dedo en su
agujero, que estaba muy caliente y era muy estrechito, un culo virgen de macho
hetero...Los gru�idos y movimientos de Juan fueron en aumento. Estaba a punto de
correrse. Me la sac� de la boca mientras con un mano me agarraba la cabeza para
que la mantuviera bien cerca de su polla y paje�ndose con la otra, solt� en mi
cara un chorro caliente y abundante de semen. Le sigui� otro y otro m�s y unos
cuantos m�s d�biles. Desde luego, ten�a los huevos bien cargados...
Yo notaba mi cara totalmente llena de su semen caliente. Con
un dedo, Juan cogi� un poco de su propia leche y la prob�. Luego, con un pa�uelo
de papel me limpi� la cara.
-Aunque no te lo creas, ha sido la corrida m�s fuerte de mi
vida. Ahora quiero ayudarte yo a ti, amigo.
Se levant� y me puso de pie a mi tambi�n. Se puso a mis
espaldas y rode�ndome con sus brazos me agarr� los huevos con la mano izquierda
y la polla con la derecha y empez� a pajearme. Yo estaba tan caliente que
enseguida solt� toda mi leche. Tambi�n mi corrida fue bastante copiosa, cayendo
sobre la mesa que estaba delante de m�. Yo hice lo mismo que Juan, llev�ndome a
la boca un poco de mi semen.
Jadeando y un poco cansados, nos miramos sonriendo. Entonces
Juan me hizo el mejor regalo de la noche. Acercando su cara a la m�a, dijo
susurrando:
-Los mejores amigos, y me bes� en los labios.
Desde esa noche, Juan se habr� tirado como a un mill�n de
t�as, pero de vez en cuando, cuando est� sin ligue y se sube por las paredes mi
amigo me llama:
-T�o, �nos vemos esta tarde? Donde se ponga la mamada de un
colega, que se quiten las pajas solitarias...