Como presumimos, la noche fue larga
y llena de afectividad y sexo.
Salimos del "jakuzzi"
y nos secamos unos a otros. Víctor propuso untarnos de aceite aromático,
lo hicimos. Yo me entretuve bastante en el brazo y pierna inútiles
de él, así como la pierna flaquita y exquisita de Alfredo,
ellos dos me tendieron sobre una camilla que usaba Víctor para que
una fisioterapeuta diariamente le diera sesiones de masaje para que su
pierna y brazo no perdieran masa muscular. Se aplicaron sobre mí,
dejándome embadurnado todo mi cuerpo como yo había hecho
con ellos.
Así de esta manera, nos fuimos
a la inmensa cama. Nos abrazábamos unos a otros y resbalábamos,
dándonos eso mas fuerza para apretarnos y escurrirnos, era una maravilla.
Nuestras pollas podían entrar y se salían de nuestros culos,
una sensación difícil de describir, nos daba un gusto espantoso.
Nos follamos unos a otros hasta
dos veces. Nos insultábamos, llamándonos putas y zorras,
nos mordíamos, en ocasiones hasta hacernos daño, así
hasta que poco a poco el cansancio nos fue venciendo.
Me desperté sobre las once
de la mañana, ellos dos estaban durmiendo muy abrazados. Sus pollas
como la mía apestaban a leche seca, era un olor que impregnaba y
que me daba ganas de comenzar una nueva sesión, Lo deseché,
bajé a la cocina y preparé café, que les subí
a la cama, despertándolos de su sueño reparador. Me lo agradecieron
con un beso muy profundo en mi boca de cada uno de ellos, devuelto con
igual o mayor fuerza por mí.
Hablamos de ducharnos los tres juntos,
pero Víctor propuso ir a la piscina, podíamos hacerlo en
pelotas como estábamos, ya que de ningún lugar se veía
por el alto seto que la ocultaba. Les ayudé a levantar, acerqué
los bastones a Alfredo, puse junto a Víctor su silla de ruedas.
Les acompañé hasta el montacargas y uno primero y luego el
otro, bajaron, pasando Víctor a la silla de ruedas que había
en la planta baja. Nos dirigimos hacia la parte trasera a la piscina.
El día nos acompañaba,
un sol de justicia con calor. Tomé a Alfredo en brazos y haciendo
alarde de mí, le llevé hasta el agua. Víctor me recriminó
para que hiciera igual con él. Al ser más pesado me costó
bastante pero también le deposité en el agua mientras me
besaba.
Jugamos, nadamos, nos tocamos nuestras
pollas y huevos, intenté follarme a Alfredo dentro del agua, pero
no pude metérsela bien. Víctor me la chupó bajo el
agua. Para ambos sus movimientos eran más fáciles. Jugamos
bastante.
Víctor quería tomar
algo de sol, lo tumbé en una hamaca y nosotros dos subimos para
ducharnos y vestirnos . La noche anterior nos había enseñado,
Víctor, sus prendas íntimas.
En la ducha y como siempre fue nuestra
costumbre, dejé caer el jaboncillo y me agaché para recogerlo,
aprovechando para ensartarme el culo con su polla y una vez mas hacernos
FELICES, los dos. Sentía como su huevo grande golpeaba mi culo y
como proyectaba toda su fuerza de una sola pierna sobre mí. Me llenó
de su semen, caliente.
Nos secamos, pasamos a la habitación.
Me puse unos pantys hasta la cintura a los que pegué una compresa
en la zona de mi polla, quería que me vieran así. Tomé
un sujetador, era una talla muy pequeña, casi sin copa, quedó
bastante ajustado a mis pechos, busqué unos zapatos de tacón
pero me eran pequeños por lo que opté por unos zuecos de
esos que usan en los hospitales. Me pinté los labios y me puse algo
de colorete, con gomina peiné mi pelo hacia los lados.
Bajé a la cocina y tomé
un delantal que me puse anudado a mi cuello y a mi cintura.
Subí para ayudar a vestirse
a Alfredo. Se puso unas medias negras hasta el muslo, unas braguitas a
juego eran tanguitas, se lo metí bien en su culo, un top con asillas
y un delantal igual al mío que le había subido de la cocina,
encontré zapatos de tacón para él, el izquierdo se
le salía pero el derecho le iba perfecto. Como sabía que
así no podría caminar, le dije que se sentara en la silla
de ruedas, le crucé la pierna izquierda sobre la derecha de forma
que tuviese una postura provocativa, le pinté los labios y le di
color, su pelo se lo peiné hacia a tras.
Bajamos a la planta baja, salí
solo a la piscina y sin que Víctor me viera tomé la silla
de ruedas y la entré, senté a Alfredo en ella y salimos los
dos a la piscina. Nos pusimos frente a Víctor que estaba con los
ojos cerrados. Le hablamos y los abrió. Cuando nos vio sólo
pudo decir:
Qué dos putitas más
apetecibles.
Con la rapidez que pudo, se levantó,
y subió a la planta alta, mientras nosotros pasamos al interior
para preparar un aperitivo.
Como en media hora bajó Víctor.
Nos quedamos asombrados.
Llevaba unas medias hasta los muslos,
como las de Alfredo, con unas bragas negras a juego pero eran bragas, no
tanguitas, las medias se sujetaban con un liguero negro que estaba en su
vientre. La barriga estaba rodeada por un ancho cinto de cuero negro, del
que salía uno más fino que sujetaba su brazo inerte pero
fijo al cuerpo por la correa. Por debajo de su pecho pasaba un cinto, algo
más estrecho que el de su cintura, que se notaba apretado, lo que
hacía salir más sus tetillas, por encima de ellas otro similar,
no llevaban hebillas sino velcros, para él las hebillas eran casi
imposibles de ajustar. En su brazo "operativo" llevaba un guante
de mujer hasta el codo y en su cuello una cinta de seda con un broche.
Los labios también se los había pintado de un rojo muy escandaloso
sus ojos tenían sombras y sus pómulos mucho colorete. El
pelo estaba cubierto por una boina a lo "garçon". Estaba
bello ciertamente.
Nuestras pollas estaban a reventar,
más aún cuando comenzamos a besarnos "unas a otras"
y probar la pintura de labios de las demás. Nos volvimos las tres
como tres locas de película barata, pero éramos FELICES así
de esta manera transformadas.
Nos tocábamos las pollas,
huevos y culos, por encima de nuestras bragas y tangas, nos llamábamos
con nombres de chicas y así pasamos un buen rato, hasta que nuestras
pollas ya no aguantaban más. Le pedí a Víctor que
me follara sin quitarme las bragas, sacándose su polla por un lado,
rompiendo mi panty con su mano o con sus dientes, optó por lo segundo,
mientras yo ponía en posición para follarme a Alfredo, de
igual manera todos vestidos. Sentí la polla entrar en mi culo, le
pedí más y más fuerza, mientras abría cuanto
podía al culo de Alfredo, sin meterle ningún dedo coloqué
mi polla en su entrada y de un solo empujón se la metí. Chilló,
pero sé que fue más de placer que de dolor. Bombeábamos
casi a la vez y casi a la vez yo sentí correrme cuando un chorro
caliente me llegó hasta lo más profundo de mi ser.
Tan pronto como me corrí
yo, Alfredo se sacó mi polla de su culo y se colocó tras
Víctor ensartándolo y bombeando con fuerza, cosa que agradecí
pues Víctor volvió a ponerse muy duro y aunque no volvió
a correrse, me dio tanto gusto como al principio.
Una vez satisfechos de momento,
nos dirigimos a la cocina para preparar unos pinchitos que asaríamos
en la barbacoa de la piscina. Bebimos suficiente vino como para estar como
"tres locas", manoseándonos cada vez que una pasaba junto
a otra cualquiera.
Comimos y la tarde la pasamos los
tres tendidos en el césped de la piscina. Volvimos a follarnos unos
a otros. Me encantaba ver a Víctor con su brazo pegado a su cuerpo
a Alfredo arrastrase por los suelos sin sus bastones. Y a ellos les encantaba
que yo fuera su ayuda para muchas cosas.
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