Al regresar a casa después
de pagar servicio militar, me reencontré con mi familia, la cual
había visitado fugazmente durante los últimos 2 años.
La sorpresa mayor fue mi hermano, a quién habiéndolo dejado
como un adolescente de 16 años, se había convertido en todo
un hombre de 18, con su tez morena y su 1.82mts. de estatura. Tenía
un cuerpo de atleta y por supuesto, las mujeres le llovían como
moscas. Realmente me impactó porque yo me había quedado rezagado
con 1.76 de estatura y 70kgs. aunque con un cuerpo que mostraba los resultados
de mi paso por él ejercito. Además, mi hermano Lorenzo no
parecía ni prójimo mío, ya que si él es moreno
y peludo, yo por el contrario soy blanco y lampiño.
Como antes de mi partida, él
y yo compartimos la misma habitación, lo que se estaba convirtiendo
para mí en una tortura al verlo pavonear su cuerpo enfrente de mí,
además, no podía olvidar que era mi hermano. Pero una noche
que salí de ducharme y entré al cuarto de improviso, él
estaba viendo una película porno y masturbándose. Me quedé
mudo cuando vi el tamaño de su guevo (18cms), y él debió
notar mi cara de sorpresa porque reaccionó y me dijo: "pasa
y cierra la puerta, pendejo". Así lo hice y me preguntó
si me molestaba lo que hacía, por supuesto que le dije que no y
me acosté a ver la película.
Se dio cuenta que realmente no veía
sino lo que él tenia entre las manos. Me dijo agresivamente que
si tanto me gustaba su verga que yo mismo le hiciera la paja. Aunque me
lo dijo para herirme, yo le tomé la palabra, me acerqué,
se la agarré y empecé a masturbarlo. Se sorprendió
porque no esperaba esto de mí, trató de apartarme, pero la
sensación de mi mano sirviéndolo, pudo más. Empezó
a gemir lo que me animó a meterme su guevo en la boca, ya estaba
listo, no se resistió, más bien me atrajo con fuerza hacia
él y empezó a cogerme la boca fuerza. Sentía que me
ahogaba, ya que me presionaba con sus manos la cabeza contra su pelo púbico.
Como pude me separé y le pregunte si alguna vez había penetrado
a un hombre, su respuesta fue negativa pero lo encendió más.
Busqué lubricante y un condón, se lo puse, me acosté
sobre la cama y le dije a Lorenzo que lo hiciera sobre mí. Una vez
que estuvo en posición me empujó su guevo de un envión
lo que provocó que gritara por el dolor intenso que me produjo.
Lorenzo me introdujo sus interiores en mi boca, me ordenó que hiciera
silencio y que lo aguantara porque no me lo iba a sacar hasta que acabara.
Empezó a moverse sobre mí
y a cada intento mío de masturbarme me lo impedía. Parecía
que solo él tenía derecho a tener placer. Me sujetó
las manos fuertemente con las suyas inmovilizándome y así
estuvo respirando sobre mi espalda y jadeando hasta que se vino. Sentí
su potencia en mí y eso bastó para que sin darme cuenta acabara
sólo con el roce de la cama.
Lorenzo se percató enseguida
que había ensuciado su cama y se puso violento, me dijo": Marico,
limpia esa vaina con la boca y que no quede nada, hazlo ya". Acostumbrado
como estaba a recibir ordenes en él ejercito, lo hice hasta con
un poco de placer. Luego, me trató secamente y me mandó a
mi cama y que no hiciera ruido porque quería dormir.
Me fui y me acosté muy preocupado
pensando cual sería su reacción después. Algo me decía
que no saldría nada bueno de esto.
Continuará...
Towers