Relato: Tiempo perdido (04)





Relato: Tiempo perdido (04)

Aquella tarde en la que mi madre y yo hicimos el amor por vez
primera, mientras descans�bamos desnudos sobre mi cama, acordamos que aquello
deb�a ser el mayor secreto del mundo y que nadie deb�a enterarse nunca de lo que
hab�a sucedido ni de lo que sucediese en el futuro. As� que, al no poder hablar
con nadie de ello, era precisamente con ella, con mi madre-amante con la que me
gustaba pasar el tiempo hablando sobre nuestra relaci�n sexual. Siempre que
ten�amos tiempo, nos qued�bamos tumbados sobre la cama (o el sitio donde
hubi�semos follado) comentando nuestras sensaciones respecto a lo que nos estaba
sucediendo.



Uno de los temas sobre el que m�s habl�bamos era sobre el
incesto y el morbo que nos produc�a a ambos el hecho de ser madre e hijo. Para
ella, era tan excitante el tirarse a su hijo como para mi lo era el que ella
fuese mi madre. Nuestro parentesco era una parte esencial de nuestra relaci�n
sexual y el lazo que nos un�a fue muy importante para que nuestra relaci�n
durase cinco a�os y pico.



Hab�an pasado bastantes meses, nueve pr�cticamente desde el
primer polvo con mi madre, era el mes de septiembre del 90. Hab�amos estado de
vacaciones en la costa quince d�as, con mi t�a y sus hijos. Mi t�a Raquel era la
hermana de mi padre. Estaba separada y ten�a dos hijos. B�rbara y David. B�rbara
era tres a�os m�s peque�a que yo, es decir, ten�a 17. David ten�a 14. Fueron dos
semanas muy intensas. Por un lado, mi madre y yo busc�bamos cualquier m�nima
oportunidad para echar un polvo. Donde fuese, como fuese. Recuerdo uno en una
solitaria cala, m�s tarde de la medianoche, en la orilla, sintiendo las olas
humedecer nuestros cuerpos desnudos. Fue precioso.



Por otro lado, descubr� que mi prima B�rbara estaba muy
buena. Sus ropas veraniegas eran muy insinuantes y sus formas bastante
provocativas. Empec� a fantasear con la idea de tir�rmela y debo reconocer que
alguna paja cay� a su salud y que me aprovech� bastante de nuestra confianza y
de los juegos que manten�amos en el agua. Ahogadillas y todo eso, para sobarla a
conciencia.



Cuando llegamos a Madrid, todo se enfri� un poco y yo me
centr� nuevamente en mi relaci�n con mi madre. Iba a hacer casi un a�o y cada
nuevo polvo ten�a la misma dosis de morbo y excitaci�n que el primero. Una tarde
que ella vino antes de trabajar para poder follar tranquilos pues yo estaba
solo, me confes� que le hab�a contado "algo" a mi t�a. Yo quise saber en seguida
que era ese "algo" y hasta donde hab�a confesado. Mi madre me cont� entonces que
mi t�a le hab�a dicho que la encontraba distinta, con una especie de felicidad
que s�lo se tiene cuando se acaba de empezar una apasionada relaci�n sexual. Mi
madre se sinti� d�bil y confes� que era cierto, que ten�a un amante. Mi t�a
quiso saber todos los detalles y mi madre le explic� que era un chico joven, "de
la edad de Jose, m�s o menos", invent� que lo hab�a conocido en el trabajo y que
la volv�a loca porque follar con �l era mucho m�s excitante que hacerlo con
cualquiera de todos los hombres con que lo hab�a hecho. "S�lo es sexo, no estoy
enamorada. Pero menudo sexo..." a�adi�.



No puedo recordar exactamente como fue la conversaci�n pero
si que en el trascurso de la misma, mi madre me cont� que mi t�a le hab�a
mostrado su envidia y que le hab�a confesado que ella deseaba pasar por lo
mismo. Desde su separaci�n cuatro a�os antes apenas hab�a tenido un par de l�os,
nada serios, que la hab�an dejado bastante insatisfecha. Recuerdo que bromeamos
con la idea de buscarla un amante entre mis amigos y que incluso mi madre me
mencion� a mi. "Pero t� eres s�lo para m�" me dijo inmediatamente despu�s
bes�ndome en la boca. Sin embargo, la idea de follar con mi t�a se hab�a
instalado en mi cabeza y por la noche supe que no me abandonar�a hasta que lo
consiguiese.



La confianza que hab�a conseguido tener en mi mismo al lograr
seducir a mi madre, me hizo creer firmemente que lo de mi t�a ser�a m�s f�cil al
ser menor el grado de parentesco. Hab�a o�do hablar de relaciones sobrino-t�a
pero no me de madre-hijo, as� que no dudaba que lo conseguir�a.



Mi t�a Raquel era una mujer de 39 a�os, atractiva, ni mucho
ni poco. Morena, con una larga cabellera negra y rizada y un buen culo. Las
tetas algo peque�as y las piernas bastante macizas. Era una mujer de formas muy
latinas. El hecho de que fuese la hermana de mi padre, un familiar cercano, era
lo que m�s morbo le daba a la situaci�n. Si hubiese sido una mujer de la calle,
una amiga de mi madre o algo as�, no hubiera sido tan excitante la idea de
follar con ella.



Pero como ya ha quedado dicho, mi relaci�n con mi madre, me
hac�a vivir todo lo que fuese incesto como algo muy, muy caliente. Y as� fue
como convert� a mi t�a en mi primer objetivo sexual despu�s de haber conseguido
que mi madre se convirtiese en mi amante.



Ya he dicho que pens� que iba a ser m�s f�cil que con mi
madre pero nunca imagin� que tanto. S�lo una sorpresa de �ltima hora lo complic�
todo un poco.



Una tarde de primeros de octubre, me acerqu� a casa de mi t�a
con la excusa de llevarle unas cintas de m�sica a mi primo. Sab�a que ni �l ni
mi prima B�rbara iban a estar y por eso me prepar�. En principio s�lo iba a
tantear el terreno, a ver como pod�a meterle mano al asunto, y nunca mejor
dicho. Para ello elabor� un sencillo plan. Despu�s de los saludos de rigor, los
dos besos y todo lo dem�s, acept� la invitaci�n de mi t�a de merendar con ella.
Prepar� un par de sandwiches y unos refrescos y nos sentamos en el sof�.



Desde siempre, mi relaci�n con mi t�a hab�a estado marcada
por la confianza y las confesiones de modo que fue lo m�s natural del mundo
cuando aquella tarde, sentados en el sof�, le solt� sin m�s.



-Raquel, creo que mi madre tiene un amante �ella me mir�
sorprendida. No porque fuese verdad sino porque yo lo supiese. Ella sab�a que
era verdad. Como vi su cara de perplejidad, de no saber como reaccionar,
prosegu� �lo tiene �verdad?. Seguro que te lo ha contado �mi t�a se qued� unos
segundos sin habla y luego se acerc� a mi, poniendo su mano en mi muslo.



-Si, cielo. Es verdad. Pero...



-No, si da igual. No quiero saber m�s. Es algo entre ella, mi
padre... y ese chico.



-�Le conoces?.



-Si, de vista. Los vi besarse el otro d�a por la calle. Ellos
no me vieron pero yo a ellos si.



-Bueno, piensa que "ese chico" est� haciendo muy feliz a tu
madre.



-�Y pap�?. Es tu hermano. �l deber�a saberlo.



-Si, claro. Pero tiene que ser ella quien se le diga. Y si te
sirve de consuelo, tu madre no est� enamorada de �l. No m�s que de tu padre.
Pero a veces, un cambio, una nueva experiencia... es buena.



-Hablas como si tu hubieses tenido mil amantes casados �mi
tia ri� mi gracia.



-No cielo. Ni uno. Por desgracia �hice como que reflexionaba
aunque la conversaci�n se estaba desarrollando tal y como yo quer�a. De mi madre
est�bamos pasando, poco a poco, a mi t�a. Sab�a cual deb�a ser el pr�ximo paso.



-Y por qu� alguien tan joven. Ese t�o parec�a de mi edad.



-Mira, de eso si puedo hablar. Cuando pasas de cierta edad,
te empiezas a sentir insegura respecto a tu cuerpo y que alguien de muchos a�os
menos, alguien que podr�a estar con veintea�eras, te encuentre atractiva,
resulta muy positivo, muy importante.



-�A ti tambi�n te ponen los jovencitos? �dije con una sonrisa
que indicaba toda ausencia de maldad en a pregunta. Mi t�a se volvi� a re�r.



-Pues mira, depende de c�mo sea. Pero si, puede ser que me
ponga alg�n chaval.



-Es curioso porque a la mayor�a de los t�os de nuestra edad,
nos gustar�a liarnos con una mujer madura. No muy mayor pero si algo m�s que
nosotros... de tu edad, por ejemplo.



-�Y eso?, �a ti tambi�n te pasa?.



-Si. M�s o menos. Creo que es porque pensamos que el sexo con
alguien experto es mucho mejor que con una ni�a de veinte a�os.



-Vaya conversaci�n que estamos teniendo. Un poco subidita de
tono, �no? �yo re� levemente y luego mir� a mi t�a a los ojos.



-T�a, puedo hacerte una pregunta un poco... comprometida.



-A ver. No te aseguro que responda.



-�Te parezco un t�o interesante?. Quiero decir que... si no
fu�semos familia... podr�as llegar a liarte conmigo. Con alguien como yo �mi t�a
se quedo un poco cortada. Ten�a la situaci�n justo donde quer�a.



-Si. Supongo que si podr�a. Pero si no fu�semos familia
�luego, como para quitarle hierro al asunto a�adi� ��es que hay alguna mujer de
la que te has enamorado? �yo volv� a mirarla fijamente. Con un gesto de la
cabeza, asent�.



-�De mi edad? �pregunt� asombrada.



-M�s o menos.



-Pues menudo l�o, cielo. �Est� casada?.



-No. Divorciada.



-Bueno, eso lo hace todo un poco m�s f�cil. �La conoces
mucho? �volv� a asentir -�Y qui�n es?, si puede saberse, claro. �Una amiga de tu
madre, una profesora de la facultad? �yo negu�.



-Te lo digo si prometes guardarme el secreto.



-Claro, claro. Ya sabes que soy una tumba �y ese era el
momento adecuado. Lo supe. Ten�a a mi t�a a punto del K.O. Despu�s de golpearla,
estar�a noqueada a mi merced.



-T� �mi t�a abri� los ojos, se qued� sin habla y me mir�
fijamente.



-�Qu�? �logr� pronunciar incr�dula.



-T�, t�a. Que estoy enamorado de ti �mi t�a se dej� caer
sobre el respaldo del sof�, a mi lado, resoplando. Ya estaba groggy, s�lo hab�a
que atacar. Y eso fue lo que hice. Acerqu� mi cara a ella. Nos miramos unos
segundos y cuando mi t�a iba a pronunciar mi nombre, yo la bes� en la boca.
Suave pero firmemente, sin meter la lengua a�n, s�lo besando sus labios. Ella se
resisti� y logr� apartarme.



-No, Jose, no. Mira, esto es una locura. No podemos...



-Si, t�a, si que podemos �pod�a haber usado mil argumentos
pero intu� que si empez�bamos por ese lado, nos pasar�amos meses discutiendo
sobre las virtudes y defectos del incesto. Y yo s�lo quer�a foll�rmela. As� que
volv� a atacar sus labios con los m�os. Ella se resisti� pero algo menos por lo
que el forcejeo dur� unos segundos m�s, aunque al final volvimos a separarnos.



-Jose, por favor, no sigas, no podemos y ya est�.



-J�rame que no lo deseas, j�ramelo por mis primos y me voy y
olvidamos esto. J�rame por ellos que ahora mismo hay m�s motivos para no hacerlo
que el simple hecho de que sea tu sobrino �mi t�a se qued� unos segundos
pensativa, los suficientes para recuperar el control total de la situaci�n.



-�Lo ves? �dije poniendo mi mano en su muslo desnudo y
desliz�ndola por el interior de su falda hasta llegar a su entrepierna muy
lentamente. Cuando lo hice, not� sus bragas bastante h�medas. Mi t�a estaba muy
caliente. Nos miramos en silencio porque ella sab�a lo que estaba pensando, lo
que acababa de descubrir. Que aquello la pon�a cachonda, a mil. Entonces la
volv� a besar pero esta vez mi t�a no opuso resistencia y unos segundos despu�s
era su lengua la que recorr�a todos los rincones de mi boca.



Lo iba a conseguir. Estaba d�ndome el lote con mi t�a en su
sof� y si nada lo imped�a, en unos minutos estar�amos follando. Excitado por
esta idea, saqu� la mano de su entrepierna y la puse en su teta derecha. La
estruj� por encima de la blusa. Mi t�a estaba cogiendo la iniciativa una vez que
hab�a vencido todos sus malos rollos. Se fue echando sobre mi hasta que estuvo
totalmente sentada, a horcajadas sobre mi.



-Oh, Jose. Estoy muy caliente. Quiero que me jodas. Necesito
que me folles �mis manos se depositaron en su culo, estruj� sus nalgas por
encima de la falda... y en ese momento se abri� la puerta de la calle.
Bruscamente, mi t�a y yo nos separamos y cuando mi primo entr� en el sal�n, los
dos est�bamos sentados en el sof� como si nada hubiera pasado. Mi primo no not�
nada. Nos saludamos y me fui con �l a su cuarto. Le di las cintas y me excus�
diciendo que ten�a prisa. Deseaba llegar a casa y darme un buen meneo para
calmar mi apetito sexual. Mi primo me acompa�� hasta la puerta y no pude
despedirme de mi t�a como hubiese querido. Por eso llam� desde una cabina. Si
era mi primo el que descolgaba, colgar�a sin decir nada.



-�D�game? �fue mi t�a la que descolg�.



-T�a, Soy Jose.



-Jose, cari�o, lo siento, no sab�a que iba a venir tu primo
�me dijo en un tono de voz muy bajo.



-Lo s�, t�a, da igual. Pero necesito verte pronto.



-Si, yo tambi�n... ven ma�ana a mi despacho, sobre las doce
�nos despedimos y yo volv� a mi casa. Casi sin saludar, me met� en el ba�o y me
hice una buena paja pensando en mi t�a.



Fue una noche largu�sima. Me despert� un par de veces. La
segunda de ellas, mi madre estaba ya levantada, prepar�ndose el desayuno antes
de irse a trabajar. Mi hermana dorm�a y mi padre hac�a media hora que se hab�a
marchado. Cuando llegu� a la cocina, salud� a mi madre con un pico, como
hac�amos siempre que no hab�a nadie. Luego ella se fue a vestir y yo me qued�
desayunando. Volv� a excitarme pensando en la tarde anterior y en lo que iba a
suceder en una horas... as� que fui a buscar a mi madre, a mi amante. La
encontr� en su dormitorio, visti�ndose frente al espejo. En ese momento se
intentaba abrochar la cremallera trasera de su falda. Yo llegu� por detr�s suyo
y la abrac� mientras la besaba en el cuello. Ella me sonri� en el espejo.



-�Qu� pasa, amor? �yo le apret� la polla contra el culo y
segu� bes�ndola en el cuello sin responder �madre m�a, como est�s, �no? �me dijo
al sentir mi verga entre sus nalgas.



-Muy caliente mam� �en ese momento puse mi mano derecha sobre
su teta izquierda y la estruje por encima de la camisa de mi madre.



-Estate quieto, amor. Ahora no podemos.



-Si, si que podemos �mi madre hab�a intentado resistirse pero
sin mucho empe�o. Yo met� la mano por dentro de la camisa y cuando contact� con
el sost�n, se lo baj� ligeramente para acariciar su pecho desnudo.



-Jose, cielo, que se puede despertar tu hermana �yo me separ�
de ella, la cog� de la mano y la saqu� del dormitorio. Al pasar por el sal�n
cerr� la puerta y fuimos a la cocina.



-Si se despierta, oiremos la puerta antes de que pueda vernos
�a�ad� cuando llegamos a la cocina. Mi madre no dijo nada. S�lo me mir�
sonriendo y me bes� en la boca. Yo me abrac� a ella y sin dejar de besarla, fui
subi�ndola la falda hasta que qued� arrugada en su cintura. Fue un polvo
apasionado y veloz. Aup� a mi madre sobre la encimera, ella me rode� la espalda
con sus piernas mientras me mord�a el cuello y el l�bulo de la oreja. Yo
arranqu� sus bragas y le met� la polla. Empec� a follarme a mi madre entre
suspiros y gemidos ahogados para que mi hermana no se despertase.



Follamos como locos. Yo la embest�a fieramente, como si
quisiese entrar completamente dentro de ella. Mi madre me hizo varias marcas en
la espalda con sus u�as y me susurr� al o�do todo tipo de obscenidades como
"j�deme, revi�ntame el co�o" o "me est�s matando, cabr�n, me est�s matando
porque soy una puta, soy la puta de mi hijo".



Cuando sent� que mi orgasmo estaba pr�ximo, me retir�, mi
madre se baj� de la encimera y se dio la vuelta. Sab�a lo que estaba deseando y
para ello se prepar�. Sin m�s demora, se la clav� en el culo, la agarr� de las
caderas y segu� mi fren�tica follada. Pas� mi mano derecha por delante de su
pierna y comenc� a masturbarla mientras la jod�a el culo. Ella se incorpor�
ligeramente y nuestros cuerpos se pegaron. Cuando me corr� dentro del culo de mi
madre, ten�a metidos dentro de su co�o tres dedos y sent� su orgasmo casi
simult�neo al m�o. Me retir� agotado y mi madre se dio la vuelta baj�ndose la
falda. Me mir� con lujuria y me bes� en la boca.



-Me tienes loca, mam�n �me dijo y volvi� a besarme.



-Y t� a mi, mam�. S�lo pienso en follarte �nos besamos un
rato y luego mi madre volvi� al dormitorio para terminar de arreglarse. Ya
llegaba tarde a trabajar. Como algunas ma�anas m�s durante aquel a�o.



Yo pas� la ma�ana bastante nervioso y de echo, llegu� a la
oficina de mi t�a diez minutos antes de la hora. El polvo con mi madre s�lo me
hab�a servido para calmarme algo pero no para apaciguar mis deseos de follarme a
mi t�a.



Mi t�a era directora de un colegio privado y ten�a un
despacho para ella al final de un pasillo bastante largo, algo retirado. Cuando
entr�, estaba reunida con un profesor de su seminario. Tard� cerca de un cuarto
de hora en marcharse y para cuando lo hizo, yo estaba caliente a m�s no poder,
con la polla enorme en el slip.



Salud� al profesor y mi t�a me hizo pasar. Cerr� la puerta,
nos miramos y sin decir nada nos empezamos a morrear. Yo puse mis manos en su
culo y lo estruj�. Que buen culo ten�a mi t�a. Luego la empec� a subir la falda
mientras nos bes�bamos apasionadamente.



-Quiero sentirte dentro, quiero follar contigo �me susurr� al
o�do.



-Y yo t�a, te quiero follar.



-Ven. Siempre he deseado hacer esto �me dijo separ�ndose de
mi y yendo hacia su mesa. Con una mano la barri� y tir� al suelo todo lo que
hab�a encima, como en las pelis. Los dos nos re�mos. Mi t�a se sent� sobre la
mesa y tir� de mi brazo para acercarme a ella. Empezamos a besarnos nuevamente.
Con besos peque�os en los labios, al principio, para luego volver a enlazarnos.
Cuando me separ� nuevamente de ella, empec� a abrirla la blusa lentamente. Mi
t�a re�a nerviosa.



-Me gusta que me desnudes �me dijo. Yo s�lo sonre� y segu�
desabrochando la blusa. -...Y me gusta follar contigo. Me gusta hacer esto
porque es sucio �yo segu� sin decir nada. Pod�a parecer que iba de duro pero la
verdad es que estaba algo nervioso.



Mi t�a se deshizo de la blusa cuando estuvo totalmente
desabrochada qued�ndose s�lo con un peque�o sost�n negro. Yo me eche sobre ella
que cay� tumbada sobre la mesa. Baj� el sujetador y empec� a comerla los
pezones. Mi t�a gimi� cuando le di el primer lamet�n.



Sin dejar de comerla las tetas a mi t�a, que estaba como
loca, met� la mano por dentro de su falda y llegu� hasta su co�o. Me sorprendi�
el que no llevase bragas.



-Eres una guarra, t�a. Una aut�ntica zorra �dije yo
incorpor�ndome.



-Si amor, tu guarra, soy tu puta.



La falda de mi t�a ya estaba subida del todo, de modo que me
saqu� la polla y se la clav� en su raja. Ambos dejamos exclamar un grito ahogado
de placer, algo as� como un "aaaaaaah" pronunciado en voz baja. Mi t�a segu�a
tumbada sobre la mesa de su despacho y yo al pie, la hab�a agarrado por la
cintura y la follaba ferozmente. Ella estir� su mano hasta mi nuca y me atrajo
hacia ella incorpor�ndose levemente, nos morreamos lascivamente, frotando
nuestras lenguas sin dejar de joder.



-��Oooooooooh, si, siiiiiii!! �exclam� cuando me vino un gran
orgasmo que inund� de semen el co�o de mi t�a.



-Si, cielo, si, sigue �hab�a gemido ella unos segundos antes.
Yo saqu� la polla de mi t�a y volv� a besarla, esta vez estando ella m�s
incorporada.



-Uuuuhmmm, ha sido fant�stico. Hacia a�os que no me jod�an
as� �me dijo mi t�a.



-Pues a�n queda el postre �contest� yo sonriendo con
picard�a.



-�Ah si?, pues estoy deseando ver el postre �yo bes� a mi t�a
y sin contestar, me arrodill� frente a la mesa, haciendo que sus piernas pasasen
por encima de mis hombros de modo que su co�o se qued� frente a mi cara. Empec�
a com�rselo mientras mi t�a se volv�a loca de placer. Gem�a y se convulsionaba.
Me agarraba del pelo y me aplastaba la cara contra su raja oblig�ndome a meterle
la lengua todo lo profundo que me diera de si.



Hubo un momento muy extra�o en el que tuve una especie de
visi�n, como si estuviese en la puerta del despacho y al mismo tiempo all�,
arrodillado frente a mi t�a, comi�ndola el co�o. Pod�a verme a mi mismo y a mi
t�a, recostada sobre sus codos, con la cara desencajada de placer, el sujetador
por encima de la tripa, las tetas desnudas, el pelo alborotado... mi polla se
volvi� a poner tiesa y dese� joder nuevamente a mi t�a, as� que me incorpor�.



-Oooooh, amor, que bueno, que bien. Eso si que no me hab�a
dado tanto gusto nunca �me dijo antes de meterme la lengua en la boca. Entonces
repar� en el tama�o que ten�a mi polla nuevamente. Me la agarr� con la mano
derecha.



-�Ya est�s dispuesto otra vez?.



-Si t�a. Me pones a mil. Muy cachondo. Quiero joderte por el
culo �mi t�a s�lo sonri� y se dio la vuelta, baj�ndose de la mesa y apoyando sus
manos en ella.



-Todo tuyo, amor, j�demelo. Revi�ntale el culo a la t�a �yo
humedec� mi polla con mi propia saliva y me dispuse a penetrarla despu�s de
lubricar su ano con la lengua. Despacio, con mucho cuidado, fui entrando en el
culo de mi t�a. Cuando estuve dentro, me qued� unos segundos quietos, esperando
que se acostumbrase. Hacia a�os que no la jod�an por ah� y se notaba. Me ech�
sobre ella, agarr�ndome a sus tetas y bes�ndola en el cuello. Entonces me empec�
a mover mientras mi t�a se giraba hacia mi para poder morrearnos. Pellizqu� sus
pezones y me incorpor� ech�ndome hacia atr�s. Puse mi mano en su hombro para
ayudarme en mis movimientos y ella me la cogi� meti�ndose uno de mis dedos en la
boca. Luego, como si ya no aguantase m�s en esa postura, se fue incorporando,
acerc�ndose a mi hasta que apenas pod�a follarla ya. No hizo mucha falta tampoco
porque mientras le plantaba la mano en el co�o para masturbarla, me vino el
segundo orgasmo de la ma�ana que llen� el culo de mi t�a de semen. Me hab�a
corrido exactamente en la misma postura que por la ma�ana lo hab�a hecho con el
culo de mi madre.



Mi t�a se dio la vuelta y sonre�mos a la vez. Nos besamos en
la boca.



-Oh Jose, cuanto me alegro de haber hecho esto �me dijo.



-Y yo t�a. Lo deseaba much�simo.



-Prom�teme que lo vamos a hacer muchas m�s veces �yo asent� y
volv� a besarme con mi t�a. Nos arreglamos un poco y nos sentamos un rato.
Estuvimos hablando mucho tiempo, sobre lo que acababa de pasar y quedamos en
vernos siempre que pudi�semos, l�gicamente a escondidas. Tuve tentaciones de
contarla lo de mi madre y yo pero logr� aguantarme porque no estaba seguro de
c�mo se lo tomar�a. Lo que si hice, en cuanto tuve oportunidad, fue contarle a
mi madre lo de mi t�a. A ella no pod�a mentirla. Recuerdo que est�bamos en la
cama, desnudos despu�s de uno de nuestros polvos, cuando se lo confes�. Mi madre
no se lo tom� ni bien ni mal pero quiso saber si eso afectaba de alguna forma a
nuestra relaci�n. Le tranquiliz� bastante oir que no, que no hab�a comparaci�n
posible entre follar con ella y hacerlo con mi t�a. Con mi madre era much�simo
mejor. Mejor que con nadie.



Sin embargo, si que encontraba bastantes huecos para follar
con mi t�a Raquel. Sus hijos, mis primos, no sol�an estar mucho en casa y eso
nos facilitaba las cosas. Yo iba un par de tardes a casa de mi t�a y follaba con
ella durante un buen rato. A ella le volv�a loca que la comiese el co�o y que se
la metiese por el culo y a m volv�a loco follar con ella encima. Tambi�n la hice
un par de visitas al despacho del colegio.



Una tarde de mediados de noviembre, cuando llevaba poco m�s
de un mes de relaciones con mi t�a, mi prima B�rbara se present� en mi casa sin
avisar. Yo estaba prepar�ndome para salir, precisamente a su casa, a tirarme a
su madre.



-Hola prima, �qu� haces aqu�?.



-Nada, que he estado comiendo en casa de una amiga que vive
aqu� al lado y he pasado a veros. �Est�s solo? �hablando hab�amos entrado en mi
cuarto, donde yo me termin� de vestir.



-Si. Me pillas fatal, he quedado para hacer un trabajo de la
facultad. �Te vas a casa?.



-No, yo tambi�n he quedado.



-Ah, bien. As� nos vamos juntos �estaba sentado sobre mi
cama, calz�ndome, cuando mi prima se me qued� mirando muy seria y muy fijamente
y me dijo:



-Vas a mi casa, �verdad?. A follarte a mi madre �yo me qued�
de piedra. Tieso como la mojama.



-Pero B�rbara... �estaba noqueado.



-No hace falta que te expliques. Os vi el otro d�a. No os
enterasteis pero os vi �yo estaba totalmente alucinado. Sin saber que pensar ni
que hacer. Tarde varios segundos en reaccionar. Los que quer�is saber que pas�
cuando lo hice, estar atentos a mi pr�ximo relato. Mientras tanto, me pod�is
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