Relato: Cartas y Desnudos
Cartas y Desnudos
Ya est�bamos en casa de Ana y �ngel, nos hab�an invitado a compartir una cena de mariscos en varias presentaciones, los cuales ya hab�amos degustado y est�bamos, despu�s de la delicada y ligera cena, en la etapa de embriagarnos. Tom�bamos la tercera botella de vino y habl�bamos de sexo, cosa rara �no?, por lo que los �nimos estaban caldeados, especialmente el de las mujeres, Mary, mi compa�era, y Ana pasadas de tragos me parecieron m�s cachondas de lo normal. En varias ocasiones Mary intentaba recoger no se qu� cosa del suelo, lo cual hac�a parando su trasero descaradamente en nuestras caras, o Ana mostraba parcialmente sus bonitos tetas libres de brassier, sin duda las se�oras se exhib�an. Como cosa nada extra�a entre mujeres, las dos se fueron al ba�o del peque�o pero c�modo apartamento, �ngel me pregunt� qu� cosa se traer�an entre manos?, yo no le di importancia, pues tal actitud, para m� no ten�a nada de raro. Sin embargo la expresi�n que revelaban al regresar dec�an, que �ngel ten�a raz�n: �las mujeres estaban tramando algo�.
En efecto, a los pocos minutos luego de brindar por la octava boludez que se nos ocurri�, como: �por los culos�, y entre risas, Ana tom� la palabra, diciendo: -Se�oras, se�ores, nosotras hemos decidido que jugaremos �cartas y desnudo�-, �ngel y yo nos vimos unos a otros, pero dijimos casi a coro: -Siiii-, sin saber de qu� se trataba. �Pero esperen- apremi� Mary, -d�jenme explicarles en qu� consiste, se jugar� una sola mano, se repartir�n tres cartas por pareja, la que saque la menor puntuaci�n tendr� sexo delante de los otros-, las mujeres con ojos brillantes y caras lujuriosas re�an por la expresi�n de los hombres. Mir� a Mary, sus gestos me dec�a que estaba dispuesta a hacerlo de resultar elegida, me encog� de hombros, como diciendo: �qu� carajo�. �ngel bes� a Ana firmando as� el pact�, �Por favor, Uds. los hombres salgan un momento-, nos dijo la due�a de casa, d�ciles y animados por las expectativas lo hicimos.
Transcurridos unos quince minutos fuimos llamados, entramos a la sala y all� estaba el amplio colch�n del cuarto de hu�spedes decorado con p�talos de rosas y velas blancas encendidas cercanas a la cabecera. Para mis adentros me dije �mujeres, ayy mujeres, siempre detallistas-. Como si conoci�ramos de antes el juego todos nos sentamos en c�rculo en el mullido colch�n al lado de nuestras parejas, la partida fue r�pida, resultamos ganadores o perdedores, no s�, Mary y yo, todos aplaudimos el resultado y ellos despejaron el �rea para los amantes.
Mary mir� a la pareja que no nos quitaban los ojos de encima, era la primera vez que la ver�an coger, dio unos pasos, estaba un poco nerviosa, pero dispuesta, necesitaba de un empujoncito, este se lo dio el p�blico que nos observaba, pues �ngel visiblemente excitado llev� su mano descaradamente al bulto de su pantal�n acarici�ndose por encima de la tela. A esto, Mary de dos tragos escanci� su copa de vino, y trat� de desabotonar el lateral de su falda, me coloqu� detr�s de ella para ayudarla, y para aumentar la expectativa y el morbo, de quienes nos observaban, lo hice con lentitud y delicadeza, primero fue su falda y panti, luego su blusa para as� quedar vestida de Eva, pues no portaba brassier, en un gesto instintivo se cubri� los senos con sus manos, pero luego las dej� caer desnud�ndolos, ella sonre�a, me coloque detr�s de Mary y desde all� mis dedos se dirigieron a su hendidura de placer, era un horno y estaba ahogada de sus flujos, tanto que corr�an en brillantes hilos entre sus piernas, ella respondi� a mi caricia con un sensual siseo, separ�ndolas aun m�s. Mis dedos comenzaron a hurgar ahora desde adelante en aquel desfiladero, penetrando y acariciando, ella ech� su trasero hacia atr�s, mientras lo balanceaba sensualmente. Hab�a alcanzado total desinhibici�n su mirada, sin rasgos de verg�enza, iban de Ana a �ngel y viceversa. Ana, sin perdernos de vista ni un instante, en un alarde de atrevimiento descorri� la cremallera del pantal�n de �ngel liberando la ya parada verga y apoder�ndose de ella inici� una espectacular paja, su rostro lleno de lujuria expresaba la intensidad del momento. Mientras tanto �ngel le dedicaba miradas llenas de deseo al desnudo y bonito cuerpo de Mary, senos peque�os, delicados, paraditos al igual que su culo y entrepiernas h�medas producto de los fluidos que manaban de su co�o totalmente rapado.
Me desnud� raudo, e inicie junto con Mary el papel de provocadores a la luz de las velas, la abrace bes�ndola apasionadamente, su cuerpo estaba que ard�a, nos acostamos uno al lado del otro. Mary, teniendo a �ngel frente a s�, separ� sus piernas, ofreci�ndole la vista de su hermoso y rapado co�o, echando las caderas hacia adelante y arriba comenz� a acariciarse su hendidura de placer, sus dedos discurr�an a lo largo, penetrando sus orificios y deteni�ndose especialmente en su erguido cl�toris. El con su barra apuntando el techo se masturbaba d�ndose un banquete en vivo de la paja de Mary. Ana sin disimulo alguno, dada la actitud de su pareja, lanzaba miradas insinuantes a mi erguida barra mientras que yo se la ofrec�a, ella comenz� a desnudarse.
Las reglas del juego hab�an cambiado, todos est�bamos completamente desnudos, lo que parec�a un �ver coger�, se estaba transformando en un �coger y ver coger�, o quiz�s en algo m�s. La lujuria, el morbo, la pasi�n se hab�a apoderado de nosotros. Cada quien se masturbaba con descaro ofreci�ndose uno al otro, el morbo y la excitaci�n estaban con nosotros. Mary y Ana entre brumas de pasi�n, no escond�an ademanes ni gemidos de ofrecimiento de placer.
Ana me regalaba un espect�culo m�ximo, de pie con piernas separadas y arqueadas hacia adelante, se practicaba una paja incre�ble, con los dedos de una mano separaba sus labios vulvares mientras que con los de la otra acariciaba su leng�eta de amor o introduc�a dos de ellos en su goteante vagina. Ella se acerc� hasta m� y me los dio de probar, el indiscutible sabor a co�o, el olor a hembra y lujuria de la mujer me inund�, la atraje para probar directamente de la copa y ella accedi� gustosa, cabalgando en mi rostro, ahog�ndome con su delicioso y oloroso fluido, llev�ndome al m�ximo deleite. Me encanta catarlo, toda mujer tiene su buqu� �nico, magn�fico, oloroso a gloria, pero distinto, Ana sabe a Ana, Mary a Mary.
�ngel vio como me com�a a su mujer, no le dio importancia o si se la dio no lo demostr�, pues pensaba seguramente desquitarse con la m�a, sin dejar de pajearse se acerc� hasta ella y se coloc� de pie entre sus piernas, estaba como hipnotizado ante la escena, su mujer acuclillada en mi rostro y Mary ofreci�ndole su rinc�n de placer, se arrodill� entre las piernas de Mary que las manten�a recogidas, �ngel se las separ� aun m�s colocando sus manos en las rodillas, ella sin pisca de rubor separ� sus labios vulvares con ambas manos, para que el tuviese una mejor vista de su erguido y notable cl�toris y de sus orificios cubiertos de una densa pel�cula de fluidos, �ngel fue hasta all� a horadar cada uno de ellos y a lamer de la caliente miel.
Ana segu�a pasando toda su h�meda hendidura por mi rostro mientras que yo intentaba violar con mi lengua su apretado esf�nter, ahora coloc�ndose en cuatro bajo hasta mi erecta barra y comenz� a realizar una maravillosa mamada de la misma, la leng�eteaba a todo lo largo o la chupaba haciendo especial �nfasis en el rojo glande, transpiraba y salivaba profusamente, sin perder el ritmo del mete y saca con el de su hendidura en mi rostro. Yo elevaba mis caderas introduciendo aun m�s profundo mi barra en la voraz boca. Aprisione con ambas manos sus caderas deteniendo el constante movimiento y me dedique a perforarle su culo, dejo de chup�rmela y comenz� a gemir casi a gritos, no hab�a duda que le encantaba la caricia, segu� penetrando y lami�ndolo. Sent� movimientos a m� alrededor sin poder a llegar a precisar lo que ocurr�a, pues el cuerpo de Ana me obstaculizaba, pero no hab�a duda Mary y �ngel se mov�an, sent� una aprensi�n de dedos en mis test�culos y luego, en mi verga, una boca que se la com�a. Para mayor morbo escuche ahogados gemidos de Ana pues esta, mientras yo me com�a su jugosa hendidura ella se merendaba la verga de �ngel. Su cuerpo se envar� mi lamida estaba causando estragos, apres� las caderas de �ngel con ambas manos y se sumergi� su palo hasta la garganta, luego se aquiet� para esperar la liberaci�n de la magn�fica energ�a del orgasmo, y sus manos se trasladaron ahora hasta sus nalgas separ�ndolas y pr�cticamente se sent� en mi rostro, y disfrut� ahog�ndose con la verga de su hombre. Fue largo su �xtasis, luego se derrumb� sobre m� cuerpo.
Como recompensa final, ante tan extraordinario orgasmo, d�ndole fuertes leng�etazos y chupadas a la caliente hendidura la desmont� suavemente, y as� pude apreciar a plenitud como Mary aun trabajaba en mi verga. Sin dejar de apretujar mis test�culos con una mano y con la otra ejecutar pajas en mi miembro y mientras lo hac�a aparecer y desaparecer en su boca. Mary comenz� a mover sus caderas como si estuviera recibiendo desde atr�s. �ngel se detuvo a ver el bien proporcionado y provocador trasero, se coloc� detr�s y lami� a todo lo largo la rebosante hendidura de jugos sexuales mientras separaba aquellas nalgas, Mary dio un respingo ante la caricia pero continu� chup�ndome y moviendo sus caderas insinu�ndose y pidiendo m�s. �ngel separ� sus nalgas, traslado hasta su peque�o orificio abundante fluido e introdujo suavemente parte de su dedo pulgar en el, en respuesta nuevo respingo, gemido aprobatorio aun que con boca llena, y m�s sensuales movimientos de caderas de Mary. Ahora el pulgar estaba todo dentro, Mary par� de lamerme quer�a una verga en el, dio media vuelta a la derecha, quedando entre mis piernas y enfrent� el libidinoso rostro de �ngel, se acerc� a �l y lo bes� comi�ndole la boca, luego recul� hasta m� y tomando mi barra se la apunt� al culo.
Sent� como se descorr�a mi verga suave pero apretadamente ante la reducida y muscular abertura, haci�ndola desaparecer casi por completo en su recto, Mary dio un bufido al sentirla plenamente dentro de s� y luego comenz� una sensual danza subiendo y bajando sus caderas en mi estaca, echando las piernas hacia adelante y apoyando sus manos atr�s en mi pecho, el espect�culo que le brindaba a Ana, ya recuperada, y a �ngel se me antoj� �nico, pues los dos estaban en primera fila, frente a Mary, gozando de su placer y de la magn�fica penetraci�n. Ana curiosa estir� su brazo y separ� los labios vulvares dejando al descubierto su henchido cl�toris, y recorri� el resto de la hendidura e incluso apret� ligeramente mis test�culos, �ngel posando una man� en su nuca la conmin� suavemente hasta aquella preciosidad de hendidura que estaba siendo violada, ella obediente y con ganas comenz� a lamerla, inici� en mis bolas y luego subi� hasta la vagina y leng�eta de mi mujer, esta ech� la cabeza hacia atr�s disfrutando al m�ximo de las caricias que le prodig�bamos y del morbo y lujuria que representaba que su amiga Ana la estuviese lamiendo y tan rico.
-Quiero una doble penetraci�n- casi grit� Mary, y �ngel separ� a Ana, quien a duras penas lo hizo, pues estaba disfrutando de la lamida que hac�a, y coloc�ndose entre nuestras piernas tomo su verga y apuntando la vagina de Mary la penetr�. Fueron pocas las embestidas sincronizadas o no de ambos, pues a escasos unos 30 segundos casi simult�neamente orgasmearon los dos. Yo aun con mi verga enculada en Mary la coloqu� de lado, sacudi�ndole mis �ltimas embestidas mientras la apresaba por las caderas, para verter mi abundante esperma en su recto. Ana se acost� detr�s de m� y prodig�ndome suaves caricias con sus labios en mi nuca, me dijo al o�do: - quiero una doble penetraci�n-.