Relato: Prestando a mi mujer



Relato: Prestando a mi mujer

Desde ya hace alg�n tiempo, descubr� que me excita much�simo
imaginar que mi esposa tiene una relaci�n sexual con otro hombre y las primeras
veces que le coment� mi fantas�a, me dijo que estaba loco - que �c�mo le pod�a
proponer eso?


-. Pas� el tiempo y poco a poco, cuando me atrev� a sugerir
alguna idea sobre mi fantas�a, s�lo en ocasiones me sigui� la onda y no muy
convencida.


El viernes pasado pens� que podr�a acercarme a hacer realidad
mi fantas�a y decid� invitarla a alg�n centro nocturno en donde se podr�a
prestar el ambiente para que ella se relajara y se involucrara con otro hombre.
Fuimos a un lugar en la ciudad de M�xico que se llama "Acanto" en el Bosque de
Chapultepec y una vez ah�, pedimos unos tragos y cuando vi la oportunidad de
comentar sobre temas cachondos, le pregunt� si hab�a en el lugar alguien que le
gustara, a lo que me dijo que - si iba a empezar con el tema, que no ten�a
ninguna intenci�n de involucrarse con alguien m�s, que estaba muy contenta
conmigo y que si alguna vez lo hac�a, ser�a porque ya no me quer�a -.


Me puse fr�o por haber iniciado el tema y me sent� frustrado
porque en realidad me calienta mucho pensar en eso, pero no quiero por ning�n
motivo terminar con ella despu�s de 17 a�os de matrimonio feliz. Seguimos
platicando de otros temas y en una ocasi�n que me dirig�a al ba�o, me encontr�
con un tipo que hab�a conocido en una expo en Monterrey pero que no me acordaba
siquiera de su nombre, despu�s de intercambiar saludos y comentarios del lugar,
se me ocurri� que podr�a ser �l, el que estaba buscando, tiene el tipo que le
gusta a mi mujer, un poco como yo (alto, complexi�n robusta y tipo arabesco.)


Me pregunt� con quien ven�a y para saber qu� me dec�a, le
coment� que con una se�ora casada. Me pidi� que le indicara cu�l era y
discretamente sin que ella nos viera le se�al� hacia donde estaba sentada
Mireya. La vio y me coment� que estaba muy guapa y me pregunt� de qui�n era
esposa. Estuve a punto de re�rme y decirle la verdad, pero le contest� que no
preguntara, que cuando uno se ligaba a mujeres as�, que el tema del marido no se
tocaba. Regres� del ba�o a nuestra mesa y seguimos tomando ya sin tocar el tema
de mi fantas�a. Yo a mis adentros pensaba lo que le hab�a dicho a mi amigo y al
rato se acerc� a saludarnos y se present� muy cort�s con mi esposa, lo saludamos
y se retir� a la barra. Mireya me pregunt� qui�n era y le dije la verdad, que
era un tipo que hab�a conocido en una expo.


Despu�s de un rato me volvi� a preguntar sobre el tipo y fue
entonces en donde empec� a sentir que tal vez la noche no estaba tan perdida y
que si hac�a los movimientos adecuados, podr�a preparar el camino para que ella
se interesara en �l. Me fij� que ella discretamente con la mirada lo localizaba
constantemente. �C�mo podr�a hacer que las cosas se dieran sin que mi esposa
pensara o m�s bien se diera cuenta que la estaba ofreciendo, que �l no se diera
cuenta tampoco de que se trataba de mi esposa, que se pudiera realizar mi
fantas�a y que al final nuestro matrimonio no saliera afectado?


Decid� poner manos a la obra sin tener un plan pensado y me
levant� otra vez al ba�o cuando not� que Sergio (el tipo) se dirig�a a los
servicios. Una vez que entr� al ba�o y que vi a Sergio, le hice pl�tica y le
pregunt� c�mo iba la cacer�a, a lo que me dijo que no muy buena, que no hab�a
nada que valiera la pena y que qu� suerte hab�a tenido de haberme ligado a esa
vieja que estaba tan buena. Sent� algo morboso de o�r como se expresaba de mi
mujer y para abrirle un poco la puerta, le dije que no se me hac�a que estuviera
tan bien y que si quer�a, que nos acompa�ara un rato en la mesa, me dijo que
pasar�a a tomar una copa.


Regres� a nuestra mesa pensando en lo que hab�a dicho, hab�a
invitado a un tipo a mi mesa que no sab�a que la mujer que estaba conmigo era mi
esposa, que iba obviamente a tratar de lig�rsela, que mi esposa no sab�a sobre
mis negras intenciones y que se podr�a destapar la verdad con alg�n comentario
de ella. La excitaci�n que sent� por el morbo de la situaci�n pudo m�s que el
peque�o riesgo que estaba corriendo, que por otro lado, en caso de que se
destapara, yo podr�a fingir que no ten�a ni idea, adem�s, mi mujer ya estaba
bastante tomada y eso alivianaba cualquier cosa.


Despu�s de c�mo cinco minutos lleg� Sergio a la mesa y esta
vez lo invit� a sentarse. A Mireya le brillaron los ojos y se recorri� para que
nuestro amigo se sentara del lado de ella. Yo me qued� sorprendido y a la vez
contento con la situaci�n. Sergio es un tipo, adem�s de buen mozo, muy simp�tico
que nos mantuvo risa y risa con sus ocurrencias y chistes. Le toc� a Mireya esta
vez ir al ba�o y cuando se hubo ido, Sergio me coment� que le encantaba la
vieja, que estaba buen�sima y que era un pendejo si la dejaba ir viva. Yo me re�
nerviosamente y le volv� a decir que a mi no se me hac�a tan buena, a lo que me
contest� que si no la iba a aprovechar, que le diera chance de hacer sus
pininos. Le dije que por m� hiciera el intento, en eso vimos que Mireya ya ven�a
de regreso. Sergio se levant� muy caballerosamente y la ayud� a sentarse. Yo no
sab�a qu� hacer, no me pod�a ir y dejarla sola, ni tampoco Sergio pod�a hacer
mucho conmigo ah�. Pedimos otra ronda y not� como Sergio se le acercaba cada vez
m�s a ella y ella como que no dec�a nada, es m�s sent� que le agradaba que
Sergio entre chiste y broma la rozara.


Me levant� de nuevo al ba�o, y de regreso, me posicion� en un
lado de la barra a observarlos, ya de plano me descar� en tiempo y como a los
quince minutos vi como Sergio le rodeaba el cuello con su brazo, Mireya re�a y
se divert�a seguramente con las ocurrencias de Sergio y en uno de esos
movimientos, Sergio le plant� un beso franc�s que dur� como un minuto. Yo sent�
que el coraz�n se me sal�a y me s�per excit� de ver que mis planes estaban
generando frutos, segu� observ�ndolos desde mi posici�n y vi como Sergio la
llev� a la pista de baile aprovechando una canci�n cachonda. La abraz� y la
empez� a sobar con su cuerpo, Mireya no se ve�a muy tensa, al contrario, se ve�a
relajada y en pleno disfrute.


Termin� la canci�n y Mireya se separ� de �l y se dirigi� al
ba�o. Como iba a pasar cerca de donde yo estaba, r�pidamente me met� al ba�o y
sal� justo cuando ella iba a entrar al de damas. Me la top� de frente y me
pregunt� en d�nde hab�a estado, le dije que me hab�a encontrado a otro amigo y
que me hab�a quedado platicando con �l. Le pregunt� si nuestro amigo ya se hab�a
ido y me dijo que no me hiciera el tonto, que seguramente yo hab�a planeado ese
encuentro porque Sergio estaba muy lanzado, que si eso es lo que quer�a, que me
dar�a el gusto y de paso se lo dar�a ella, porque Sergio estaba muy bueno. Yo me
qued� de a cuatro y ella se meti� al ba�o. Me qued� esper�ndola ah� mismo
pensando a mil por hora si deb�a dar el salto o negar todo y acabar ah�.


Cuando ella sali� y volvi� conmigo, la abrac� y le dije que
no lo hab�a planeado, que efectivamente yo fantaseaba con que ella se metiera
con otro, pero que por ning�n motivo quer�a que nuestro matrimonio se
desquebrajara, que si en alguna ocasi�n, en realidad ella se met�a con otro, que
deb�a ser algo muy privado entre nosotros, en donde ten�amos que estar de
acuerdo los dos y que deber�amos estar seguros de nuestro amor y matrimonio, que
las fantas�as podr�an quedar en eso, en simples fantas�as y no necesariamente se
ten�an que hacer realidad. Ella me abraz� muy cari�osamente y me dijo que me
quer�a much�simo, que tanto le hab�a insistido con mi fantas�a, que la verdad le
hab�a metido el gusanito de c�mo ser�a estar con otro hombre. Eso me excit� de
sobremanera, porque ya no era yo s�lo con el tema sino que ahora ya ten�a una
c�mplice. Le dije que regres�ramos y que vi�ramos c�mo se iban comportando las
cosas y que si ella decid�a cualquier cosa, que yo la apoyar�a y que si yo
sent�a que mejor no, ella tambi�n me apoyar�a. Regresamos a la mesa y Sergio ya
no estaba, nos sentamos y al rato apareci� dici�ndonos que hab�a pensado que ya
nos hab�amos ido.


Despu�s de un rato de ver como Sergio continuaba con su labor
de convencimiento con Mireya y de verdaderamente excitarme con la situaci�n, le
dije a Mireya que ten�a que hacer unas llamadas y que saldr�a un rato, que si
ella quer�a, me acompa�ara. Sergio me dijo con mirada de s�plica que la dejara,
que estaba en buenas manos, Mireya asinti� y eso fue suficiente para saber que
ella estaba de acuerdo y que nuestro plan tomaba una direcci�n. Me retir� un
rato al lobby y me sent� muy excitado de pensar que mi esposa estaba con otro
hombre y dispuesta a relacionarse con �l. Despu�s de c�mo media hora m�s, sali�
Mireya sola y me encontr� sentado en la entrada, yo r�pidamente me puse el
celular en la oreja y fing� que estaba hablando con alguien. Sonri� conmigo y me
hizo una se�al para que bajara el tel�fono. Se sent� junto a m� y me dijo que se
sent�a nerviosa de la situaci�n, que s� se le antojaba saber que se sent�a ser
amada por otro hombre, pero que no se quer�a arrepentir despu�s, que quer�a que
platic�ramos y convini�ramos si realmente est�bamos dispuestos a seguir con el
juego, yo le dije que yo me sent�a igual y que s� sent�a que podr�amos seguir
nuestro juego porque de alguna forma lo est�bamos decidiendo entre los dos, as�
que no se pod�a considerar infidelidad, adem�s, era un tipo que en no
volver�amos a ver, que no sab�a siquiera nuestro tel�fono y que no era de la
ciudad, pero que si ella ten�a cualquier duda, que simplemente nos fu�ramos y
ya. Se qued� un poco pensativa y finalmente me dijo que no sab�a realmente hasta
d�nde podr�a llegar, pero que como ella no era puta, no quer�a revolcarse con
alguien en un lugar p�blico en donde adem�s, podr�a haber conocidos.


Le dije que qu� propon�a y me dijo que por lo pronto deb�amos
salirnos de ah�. Regres� sola a la mesa y despu�s llegu� yo. Sergio ya la ten�a
apa�ada de una pierna, Mireya me sonri� y nos sugiri� que nos fu�ramos a otro
lugar. Ped� la cuenta y cuando nos est�bamos levantando, Sergio me dijo
discretamente que si yo quer�a, �l se podr�a hacer cargo de ella, que yo me
fuera y �l se encargaba de llevarla a su casa. Era una posici�n muy arriesgada,
porque aunque Sergio se ve�a un hombre decente y educado, uno nunca sabe que
pueda pasar. Le dije que prefer�a ir con ellos porque me daba pena con Mireya,
botarla as� nada m�s y me propuso que fu�ramos a su hotel a seguir tomando y que
si se daba la oportunidad, �l se la quer�a coger. En ese momento sent� fr�o,
miedo, excitaci�n, no s� c�mo describirlo, finalmente se estaba dando la
situaci�n que tantas veces hab�a deseado y fantaseado y adem�s estaba en
contubernio con mi propia esposa. Sab�a que Mireya es una mujer de car�cter
fuerte y no se iba a dejar hacer algo que no quisiera, pero s� deb�a estar
pendiente de ella en todo momento. Cuando llegaron nuestros autos, Sergio se
adelant� y le abri� la puerta de su coche a Mireya para que se subiera y me dijo
que nos ve�amos en el bar del lobby del hotel Camino Real. Yo no supe qu� decir
y me sub� a mi coche y comenc� a seguirlos. Se me hizo delicioso saber que mi
esposa iba en el coche de enfrente con un tipo que se la quer�a coger y ella
estaba de acuerdo y en complicidad conmigo.


El recorrido fue sin problemas porque por la hora no
encontramos tr�fico. Cuando llegamos al hotel, nos metimos al estacionamiento y
cuando me baj� del auto los esper� en la entrada. Se estaban tardando un mundo
de tiempo y me imagin� que Sergio ya hab�a tomado la iniciativa, seguramente se
la estaba fajando en el coche para calentarla y convencerla. Yo como me hab�a
asegurado que realmente hab�an entrado al hotel, decid� que ser�a mejor no
entorpecer la labor de Sergio y me dirig� al bar, le ped� al mesero que me
consiguiera unos condones. Se me hizo eterna la espera y finalmente llegaron muy
sonrientes y se sentaron junto a m�. Pedimos unos tragos y Sergio se disculp�
porque ten�a que ir a revisar si le hab�an hablado de no s� d�nde. Mireya y yo
quedamos solos de nuevo y tuvimos oportunidad de comentar lo sucedido, me dijo
que Sergio le hab�a propuesto que se deshicieran de m� y que en el camino al
hotel se la hab�a empezado a fajar, que ella estaba a mil y que en el
estacionamiento la bes� y que se hab�an manoseado todo. Le dije que eso me
excitaba mucho y que si ella quer�a yo podr�a decir que me iba y que le
esperar�a por ah�, que cualquier cosa, me hablara desde su celular y que yo
estar�a pendiente.


El mesero discretamente me entreg� lo encargado y cuando se
los ense�� a Mireya, me sonri� y me dijo que hab�a pensado en todo. Le dije
ri�ndome, que por si le hac�an falta, que la �nica condici�n era que no lo
hicieran sin protecci�n. Sergio regres� y despu�s de unos minutos, les dije que
ya estaba muy cansado y que si quer�a Mireya, yo la podr�a llevar a su casa. De
nuevo Sergio tom� la palabra y me dijo que Mireya estaba en buenas manos y que
no me preocupara. Mireya asinti� con la cabeza y me desped� de ellos. Me qued�
espi�ndolos y no mucho tiempo despu�s, Sergio firm� la cuenta y se llev� a mi
esposa al elevador. No sab�a a qu� cuarto se dirig�an ni tampoco se me hab�a
ocurrido preguntarle c�mo se apellidaba, as� que no iba a ser f�cil localizarlos
excepto por el celular de Mireya. Me sent� en el bar de nuevo y empez� mi larga
espera. Todo ese tiempo en realidad lo disfrut� con todo lo que se me ven�a a la
cabeza de lo que pudieran haber estado haciendo.


Como a las dos horas de que no me hablaba y no bajaba, no me
aguant� y le habl� a Mireya a su celular. Nadie me contestaba, Mireya tiene la
mala costumbre de dejar el tel�fono dentro de su bolsa y nunca lo oye. Insist�
en m�ltiples ocasiones durante la hora siguiente, hasta que por fin me contest�.
Me dijo que estaba muy bien y que en un momento bajaba. En dos minutos la vi
saliendo del elevador ya perfectamente ba�ada y arreglada. Le di un beso y la
abrac�. Caminamos al estacionamiento y le pregunt� c�mo le hab�a ido, qu� hab�an
hecho, si le hab�a gustado y me interrumpi� diciendo que me esperara siquiera a
que estuvi�ramos en el coche. Ya en el coche le dije; y bien, c�mo te fue. Se
volvi� a re�r y me dijo que hab�a estado todo bien. Le ped� que me platicara con
lujo de detalle, que ese era el chiste del juego, que no me pod�a dejar en
ascuas. Me dijo OK, te voy a platicar.


Cuando est�bamos en el Acanto, desde que entramos al lugar,
me fij� en Sergio, me encant�, pero como mujer casada y seria, solamente fue un
taco de ojo, cuando entraste en el tema de tu fantas�a, inmediatamente se me
ocurri� que pod�a tomarte la palabra y decirte que con ese tipo s� estar�a
dispuesta a acostarme, lo mejor, dijo; es que me la pusiste s�per f�cil cuando
result� que lleg� a saludarte y que se conoc�an.


Cuando me dejaste sola con �l, me di cuenta que algo
tramabas, cuando me bes� en el Acanto, supuse que estar�as espiando y que ah� me
dar�a cuenta de s� realmente estabas hablando en serio o solamente fantaseabas,
me dej� fajar un poco en la pista y en una de las veces que te fuiste al ba�o o
a dizque hablar, le frot� su pene y fue cuando decid� que ser�a m�o, solamente
hac�a falta que tu te desaparecieras. En el coche me iba sobando las chichis y
me ven�a dedeando, en el estacionamiento le baj� el cierre del pantal�n y le
chupe el pene hasta que casi se vino, cosa que no dej�. Cuando me desped� de ti
anoche o m�s bien en la madrugada, nos subimos a su suite y me bes�
apasionadamente, me sent� quincea�era otra vez, me sent�a nerviosa y deseosa.
Despu�s del beso apasionado, me quit� la ropa y me acost� sobre el sill�n y me
comi� toda la panocha hasta ponerme a mil quinientos, despu�s me llev� al
jacuzzy y ah� dentro nos abrazamos, nos besamos y nos cogimos por primera vez.
Despu�s de salirnos, tom� una toalla y delicadamente me sec� todo el cuerpo, al
tiempo que me besaba por todos lados, me llev� a la cama e hicimos un 69
delicioso y despu�s nos quedamos dormidos abrazados y desnudos.


Cuando hablaste por tel�fono, no quer�a que terminara mi luna
de miel y me quer�a quedar toda la noche. La verdad me encant� la experiencia y
me encant� que tu estuvieras en contubernio conmigo. En ese momento sent� celos
y remordimiento pero sobre todo una excitaci�n morbosa de saber todo lo que
hab�a hecho mi mujer con nuestro amigo, me acerqu� a ella y sob�ndole la pierna
de dije que me excitaba much�simo lo que me estaba platicando, que ya no
aguantaba m�s y que por favor nos fu�ramos. Se ri� y me baj� el cierre del
pantal�n y se fue todo el camino a casa chup�ndome y sob�ndome. Ya una vez en
casa, nos dedicamos a hacernos el amor. Al d�a siguiente, ella se port� muy
cari�osa conmigo, como agradeci�ndome lo acontecido.




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Relato: Prestando a mi mujer
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