Relato: Una historia con mi madre





Relato: Una historia con mi madre

Lo que relatar� ahora, fue algo que me cont� mi amigo y hoy se los transcribo
tan id�ntico como el me lo cont� a mi, haciendo un esfuerzo por recordar


El comenz� su relato as�...


Me sucedi� hace tres a�os aproximadamente. tengo 22 a�os y una bell�sima
madre de 40, de sensual aspecto, cari�osa y muy mimosa. Separada, vivimos juntos
con una hermana de 20, tan hermosa como ella.


Nunca las hab�a contemplado, ni a mi madre ni a mi hermana, como mujeres,
fuera de comprender tanto la realidad de su belleza, como que somos
consangu�neos.


Mi madre era maestra en un cuarto grado de una escuela, y muy querida.
Volviendo una tarde de la universidad donde yo estudiaba, la encontr� llorando,
pese a que trat� de disimularlo. Acortando, me dijo que un profesor, al cual yo
no conoc�a, trataba infructuosamente de seducirla, alentado por algunas
concesiones de ella, pero que no hab�a querido proseguir por no amarlo.


El tipo era un pesado y la estaba comprometiendo ante los ojos de sus
colegas, y esa noche, durante la cena, nos confes� a mi hermana y a m�, que le
hab�a dicho que ten�a ella ya un amante, y que ese fin de semana ir�a con �l a
un hotel de una playa alejada de Buenos Aires, y el tipo no la crey�, y ella,
imprudentemente, le dijo a cual hotel ir�a, y tampoco le crey�; en fin, que �l
se ir�a a ese hotel ese fin de semana a buscarla, y ahora mi madre no sab�a como
salir del l�o.


Mi hermana le dijo que se fuera con alguna persona de confianza y se hiciera
pasar por su amante, si, pero �en quien confiar?. Riendo mi hermana dijo que me
llevara a m�. Nos miramos y re�mos, y entonces la cosa fue cuidadosamente
planificada entre los tres.

Ese viernes nos fuimos en el coche, un d�a antes, a fin de preparar todo.
Llegamos, ella dio su nombre, callando el m�o, y sospecho que pensaron en la
administraci�n que la hermosa se�ora se llevaba consigo a un amante. Entramos
finalmente en la alcoba con una sola cama de matrimonio, a pedido de ella, y
acomodamos la ropa, algo nerviosos y yo con una extra�a sensaci�n de estar
cometiendo una locura.


Esa ma�ana, decidimos irnos a la playa privada del hotel; estaba con una
bikini despampanante, y sus senos, turgentes y duros para su edad, quer�an
escaparse del breve corpi�o; no pude menos de mirar el hermoso tri�ngulo de su
bajo vientre, apenas cubierto por la malla, y para mi desesperaci�n, mi pene se
puso tieso, y not�ndose perfectamente el bulto debajo de mi pantal�n de ba�o.
Ella me mir�, se ruboriz�, y riendo me dijo que me comportara como un novio,
para que los pasajeros no sospechasen nada; me tom� de la mano, y corrimos como
dos chicos hacia el agua; durante un rato, jugueteamos hasta que de
pronto, yo me sent� en el fondo de arena, cubierto apenas hasta el pecho por el
agua, y ella instintivamente, se sent� entre mis piernas abiertas de espalda a
m�, y nos quedamos quietos en esa er�tica situaci�n. Creo que no se daba cuenta
de lo que suced�a, pero a m�, mi palo se endureci� nuevamente y sin poderlo
evitar, se lo apoy� a lo largo de su trasero, hermoso y turgente, y me apret� a
ella; mam� no dec


-.C�mo deberemos besarnos cuando llegue ese desagradable tipo, empecemos
ahora... y adem�s, ante todos, somos novios.


Me ofreci� sus labios, y cre� desmayarme del susto; al comienzo fue un beso
suave, pero cuando ella separ� los labios, y mi lengua entr� en su ardorosa y
perfumada boca, se hicieron apasionados y terminamos jadeando. Sin darme casi
cuenta de un posible un rechazo, sub� mis manos que estaban en su cintura, y la
tom� por los pechos por encima de la bikini; suspir�, y acept� la caricia. Perd�
la noci�n del tiempo, de la gente que estaban ba��ndose, de que la mujer que
ten�a apretada era mi propia madre, que era todo eso una locura, y mi lengua
entraba y sal�a de su boca, nos intercambi�bamos la saliva como si fuese una
droga de amor, y mis dedos apretujaban sus tetas en una caricia incestuosa y
ardiente.


Despu�s, cuando salimos del agua, en silencio, t�mida, ella se colg� de mi
brazo y nos dirigimos al hotel; nos cambiamos de ropa, sin que comentara lo
sucedido, y bajamos a almorzar.

Hubo un corto silencio y luego ella me dijo cari�osa y tierna:

-.Escucha hijo... esto que sucedi� en el mar, me ha gustado m�s de lo que
supon�a, y no me arrepiento, pese a que nuestros besos fueron muy... muy poco de
madre e hijo... -se sonri� al decirlo: -pero deberemos repetirlo ma�ana cuando
venga ese desgraciado y nos sorprenda...


En realidad, la cosa hab�a sido armada as�: el conserje lo har�a pasar,
cuando llegara, pero nos avisar�a por tel�fono de su arribo, y yo estar�a con mi
madre en posici�n inequ�voca como si nos estuvi�semos amando, y permitir que nos
viese.

Fuimos a mi pedido a bailar a una boite que me hab�an recomendado por discreta y
agradable.


Ella se ri� a mi invitaci�n:


-.�Lo �nico que faltar�a que nos viera alg�n conocido, yo bailando con mi
propio hijo en una confiter�a...!


Pero acept�. Se puso una minifalda, y una blusa casi transparente, que dejaba
ver su corpi�o cubriendo sus hermosos senos. Pedimos unas bebidas, y comenzamos
a bailar. Nos olvidamos del parentesco; en una pieza brasile�a, yo bailaba con
ella quien me daba la espalda y apoyaba su cabeza en mi hombro como esa ma�ana
en la playa, y sent�a su trasero, duro y ampuloso apretado contra mi vientre, y
mi pene, dur�simo, lo acomod� en la hendidura de sus nalgas, y bailamos as�
abrazados, hasta que le susurr�:


-.�Mam�... dame tu boca...!


Sin decir nada, volvi� su rostro y mi boca se adhiri� a la suya, que estaba
abierta, y besos que nos dimos nada ten�an que ver con lo de la ma�ana, por su
ardiente voluptuosidad y pasi�n.

El baile fue algo enloquecedor: me frotaba contra ella, buscando las ocasiones
para con los movimientos acomodarle bien mi pene entre sus nalgas, y lo peor o
lo mejor para m�, era que mam� gozaba con esto, y proyectaba hacia mi, su
trasero, apret�ndolo contra mi vientre, buscando m�s intimidad en el roce,
mientras trat�bamos de besarnos en largos besos de lengua, h�medos, jadeantes.


Yo estaba a punto de acabar en mis pantalones, pero por suerte la m�sica
termin�, y en silencio, agitados, regresamos a nuestro sitio en el reservado;
sentados muy juntos, nos miramos, y envalentonado por su hermosura, la noche y
el deseo que me invad�a, rodee sus hombros con un brazo y la atraje hacia m�.
Cerr� los ojos cuando mi boca busc� la suya, y con un largo suspiro se abandon�.
Mi otra mano se pos� sobre su vientre, sobre la corta falda, y cuando hurgu�
entre sus muslos, mam� los separ� y pude alcanzarle el sexo que estaba empapado;
de all�, temeroso de que se molestara, sub� en mi caricia, y le abarqu� una
teta, ahora por debajo de la blusa.


-.�Hijito, por favor, no sigas...! �Por favor querido...!


Sent� su angustia, y obedec�; no pod�amos separar nuestras bocas, y ya casi
no pod�amos respirar bien, cuando mi mano se pos� en su peque�o pie, calzado con
unas preciosas sandalias blancas de tirillas, tipo pulsera, y comenc� largas
caricias, ella suspiraba, sent�a sus estremecimientos, jadeaba de deseo mal
contenido, y poco a poco volv�a a ascender, llegu� con mi mano a la tersura de
sus muslos, y nuevamente alcanc� su vulva, y la acaricie, sin atreverme a llegar
m�s lejos, aunque estaba loco por meterle los dedos.


Esa noche, al acostarnos, ella vest�a un camis�n muy sensual, y le dije que
yo dormir�a en el sof� de la habitaci�n.


-.�No seas tonto... dormiremos juntos...! �Acaso no soy tu madre?


Entre nosotros no puede haber nada malo.


-.�Y si lo hubiese? -mi pregunta se escap� y la vi sonrojarse:


-.Entonces no te permitir�a dormir conmigo... pero no hay cuidado...


De lo cual yo no estaba muy seguro.


Calculen lo que pasaba por mi mente: yo era joven y ardiente, ten�a a mi
disposici�n casi, a una mujer sumamente bella, muy sensual y cari�osa, y durante
la ma�ana la hab�a besado apasionadamente y manoseado sus pechos; durante el
baile, no hab�a sido mi madre, sino una ardiente compa�era; en ese momento de
acostarnos, mi pene era una madera de duro y grande; ella se peg� contra mi
cuerpo, y me atrev� a pasar un brazo debajo de su cabeza, sin oposici�n, y
de com�n acuerdo, nos acercamos el uno al otro acostados de lado; fue una
especie de acuerdo t�cito, cuando nuestras bocas se encontraron, y durante
largos minutos, nuestras lenguas se buscaron jadeantes, se enroscaban una contra
la otra, lam�a sus enc�as y mi pene se acomod� a lo largo de su vientre; ella
suspiraba entre jadeos, pero no sucedi� nada m�s, excepto que yo tuve un orgasmo
y le empap� el camis�n.


Al d�a siguiente, durante el desayuno, nos mir�bamos como amantes, enamorados
y cari�osos. Tom� su mano por encima de la mesa, que me entreg�, y nuestros
dedos se entrelazaron, mientras ella se ruborizaba una y otra vez.


Despu�s, durante el ba�o en el mar, se repiti� lo del d�a anterior, pero esta
vez, dej� uno de sus senos libres, y baj� la mano hasta su vulva, y con un
estremecimiento, su lengua enredada en la m�a, permiti� que yo le acariciase su
sexo.


Esa noche, nos preparamos para la comedia: se puso un baby doll rosado, pero
cuando se tendi� en la cama, se quit� el calz�n del mismo, y con las piernas
apretadas, ruborizada, los ojos que no se quitaban de los m�os, esper� que yo me
desnudase, y luego, esperamos estrechamente abrazados, pero yo tem�a que el
individuo descargase su rabia con un esc�ndalo o peor; dio un salto asustada
cuando el tel�fono de la conserjer�a avis�, y con un grito me dijo apremiante:


-.�Pronto, acu�state encima m�o y haz que me est�s penetrando...!

As� lo hice: ella separ� sus bell�simas piernas, y me acomod� entre ellas,
y mi pene, duro y grueso, se acomod� contra su vulva desnuda y h�meda, a lo
largo de la misma, quedando entre sus labios como dentro de un estuche caliente
y h�medo. Nuestras bocas se pegaron, en un beso ardiente, y comenc� a moverme
con los movimientos de coito, como si estuviese dentro de ella: se sinti� abrir
una puerta, (hab�amos dejado un velador encendido que apenas iluminaba la
escena), enseguida unas palabras soeces, pasos r�pidos, y un portazo de salida:
todo hab�a concluido para mi madre.

Pero algo sucedi�: no me apart� de ella, y segu�a movi�ndome encima de ella,
frotando mi pene contra la entrada de su vientre; mi boca segu�a pegada a la de
mi madre, y vi que cerraba los ojos dulcemente.


Entonces, loco de amor y de lujuria, elev� mis caderas, y suavemente, le
apoy� el glande en la entrada de su vagina; no dijo nada, su boca segu�a
ardientemente adherida a la m�a, y jadeaba, no trat� de cerrar las piernas, y
como no protest� al sentir mi glande entre los labios de la vulva, empuj�, mi
pija, dura como un palo, caliente como el fuego, le entr� totalmente en la
concha, arrancando de su boca un largo gemido de pasi�n.

Fue una locura: �me estaba cogiendo a mi propia madre! �Era un incesto de madre
e hijo! No me import� y a ella tampoco: elev� sus piernas desnudas, y me rode�
mis caderas con ellas, en un abrazo de intensa lujuria. Yo comenc� a moverme de
arriba a abajo, entrando y retirando casi mi miembro de su vientre, y ella,
gimiendo, me acompa�aba en su delirante entrega.


Emiti� un largo y apasionado gemido cuando mi semen inund� su vagina,
caliente y abundante, y comenz� a moverse enloquecida acompa�ando mis espasmos
de pasi�n.



Fue en realidad nuestra noche de bodas, y a la ma�ana, empapados de semen y
flujo, nos despertamos entre asombrados recuerdo.


-.�Que hemos hecho? �Eres mi hijo...! �Soy tu madre...! -murmur� temerosa.


No la dej� que pensara m�s sino que me tend� encima, busqu� su vulva con mi
miembro nuevamente duro, y se lo met�, haci�ndola olvidar sus temores. Entonces,
su entrega fue total, y se transform� en una ardiente y deliciosa amante.


Terminamos exhaustos; se acod� a mi lado y me mir� pensativa.


-.�Que ocurre mam�...? �Est�s disgustada por esto...?


-.No hijo... solamente pensaba en lo amoroso y apasionado que eres... y tengo
que confesarte, que estoy enamorada de ti... como una jovencita... como una
novia.


-.Mam�... -respond� emocionado: -Yo estoy locamente enamorado tambi�n de
ti... y eso me asusta un poco.


-.�Porque amor m�o...?


-.Porque eres mi madre, porque te amo como a mujer, porque soy tu hijo, y
porque me enamor� de ti...


Enrojeci� de placer. Me bes� largamente en la boca, y su mano busc� y asi�
entre sus suaves dedos mi pija, endurecida nuevamente, y murmur� mientras me la
acariciaba:


-.Coj�me otra vez, amor m�o... y olvidemos que somos madre e hijo... somos
ahora marido y mujer... -y agreg� mientras se trepaba encima de m�, buscando
meterse mi pene: -soy tu mujercita, mi amor... soy tuya ahora y siempre...
�Ahhhh...! -estaba totalmente empalada con mi carne, y cay� sobre mi pecho
movi�ndose l�bricamente, mientras yo lanzaba dentro de su ardiente vagina, un
chorro de caliente semen que le inund� el vientre.


Cuando nos dormimos, ella encima m�o, aun ten�a dentro de su vagina, mi pene
casi tan duro como al principio.


Al d�a siguiente emprendimos el regreso, pero a medio camino nos detuvimos a
dormir en un motel, y tuvimos otra noche inenarrable.


Cuando llegamos, mi hermana me coment� que mam� parec�a cambiada, m�s alegre,
m�s cari�osa, y muy satisfecha. Entonces, le dije la verdad, porque me
interesaba que supiese.


-.Durante nuestra estad�a en el hotel, la cog�...


-.�Pero es nuestra madre...y la puedes dejar pre�ada! -exclam� alarmada, con
cara de susto.


Entonces tuve que explicarle lo sucedido, cu�nto nos am�bamos, la locura de
la relaci�n y la vi interesada. Una mala idea me cruz� por mi mente:


�Ser�a hermoso cogerm�, tambi�n a mi hermana, total, ya habiendo
comenzado...!


Y si mam� sali� pre�ada teniendo a los nueve meses, una linda mujercita, que
hoy lleva el nombre de claudia.!



Buena esa fue la historia de mi amigo.


Hasta en otra ocaci�n


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