Relato: Karina y Andrea, nuestros inicios.

-Que rico esta ese caramelito, me lo comeria entero- dijo Andrea al ver pasar un chico.
Yo lo mir�. Si, estaba bastante guapo. Me lo comer�a tambi�n yo, pens�.
Andrea se gir� y mostrandole sus caderas inicio una serie de movimientos lentos y sensuales. Se alzo los cabellos y le sonri�. El nos vi� y sigui� caminando, alejandose tan r�pido como sus pasos se lo permitian. Nosotras reimos.

Habiamos escapado del colegio una vez mas, y como ocurr�a ya desde hace algun tiempo, escapabamos tambien de nuestros prejuicios y ataduras, dabamos rienda suelta a la fantasia y la imaginaci�n para dar vida a las ni�as que habitaban dentro de nuestros cuerpos: �Andrea� era mi amiga y �Karina� yo.

Como todas las veces, una vez fuera del colegio, empezaba nuestra transformaci�n. Convertiamos nuestros uniformes hechos para ni�os gracias al triunfo de nuestra imaginaci�n, en ropa de ni�a

Yo usaba un pantalon una talla mas chica de lo que me correspond�a, la cintura me ajustaba un poco, pero me gustaba como me quedaba entalladisimo de la cadera dejando lucir mis redondeadas nalgas de las que me sentia muy orgullosa. Doblaba el pantalon hasta casi la rodilla para mostrar as� mis blancas pantorrilas puntualmente depiladas y las medias cortas de encaje robadas dias atr�s a una de mis primas. Con mi camisa, practicaba un nudo a la altura de la cintura y le levantaba el cuello. Un poco de rimel, otro poco de rubor y algo de pintura de labios completaban mi imagen.

Andrea tambien se arreglaba y hasta mejor que yo, era mas guapa o al menos asi la veia pero era mi amiga, Nos lanzabamos a la conquista del mundo, con nuestras locas fantasias y ese pudor desinhibido de nuestros quince a�os. Disfrutabamos la libertad de ser nosotras, libres para mostrar la verdadera naturaleza de nuestros cuerpos, con tan poco de var�n y tanto de mujer; libres para mostrar nuestras almas femeninas con orgullo y a plena luz; libres para expresar nuestra sensualidad exaltada por el bullicioso alboroto de nuestras hormonas juveniles; libres para hablar, mirar, caminar, pensar y sentir como las verdaderas mujeres que eramos.

Ese d�a conocimos a Walther, un muchacho un poco mayor para nosotras, moreno, a quien tambien coqueteamos y �l, lejos de acobardarse, se qued� a conversar con nosotras.

-Que lindas ni�as-dijo
-Yo ya soy mujer- le respond� con un ligero tono de superioridad, pues hab�a perdido mi virginidad hac�a poco con un amigo del colegio. No hab�a sido lo que so��, ni siquiera fue bueno, pero sirvi� lo mismo para reafirmar mi lado femenino.
-Pero seguro no has estado con un moreno como yo-
-No he conocido todavia el sabor del chocolate- le dije recordando la letra de una vieja canci�n.
-Pues entonces no sabes lo que es bueno - me dijo al tiempo que se acerc� a mi e intent� apretujar mis nalgas por encima del pantalon. Me escurr� de entre sus manos y con Andrea echamos a reir con la inocencia de ni�as, traviesas y felices.

Walther era integrante de una orquesta de salsa y nos propuso ir a su casa para escuchar musica y verlo tocar los tambores que eran su especialidad, tambi�n nos dijo que si bailabamos bien, podria hacernos trabajar en el local donde tocaba. Esto solo me pareci� una excusa para atraernos y vaya que result�, sab�a que no era posible pero igualmente lo acompa�amos y so�abamos despiertas convencidas de empezar nuestra nueva vida en el mundo del espectaculo.

Su casa era peque�a, de dos ambientes y un poco descuidada. Nos ofreci� un trago y cigarros, no estabamos acostumbradas pero como las mujeres de mundo que pretendiamos ser, aceptamos y bebimos y fumamos.



El empez� a sonar y Andrea se puso a bailar, ella se mov�a con gracia, ten�a el don del ritmo y se le veia muy bien. Despues del tercer trago, Walther puso un disco y me lanc� yo tambi�n a bailar, esta vez Walther se puso a bailar con nosotras y yo descubr� en sus ojos el destello que me encendi� el deseo. Aspir� el cigarrillo que ten�a y le ech� el humo en la cara, hizo finta de molestarse, se abalanz� sobre mi y me apretuj� resondrandome. Yo re�, echando la cabeza hacia atr�s y despreocupadamente dej� que Walther me besara el cuello. El licor hac�a que el momento sea propicio y yo reia coquetamente, sentia los brazos de Walther al rededor de mi cintura que me sujetaban firmemente y me di la vuelta intentando huir mostrandole mi espalda. El no me solt� y aprovecho para acercar su pelvis a la mia, frotandome sus partes en mis caderas que resultaron pegadas a su cuerpo. Sent� verg�enza por que Andrea nos miraba y reia, hice un ligero esfuerzo por soltarme pero Walther continuo a sobarme y a besarme el cuello, lo que termin� por dominarme y me convenci� a permitir el manoseo de este negro varon. Sentia en mis nalgas la dureza de su miembro y en mis pechos sus manos metidas en mi camisa jugueteando con mis pezones. Sabia que si no me soltaba, Walther me haria suya y yo lo deseaba. Pero me solt�.

Se puso a bailar con Andrea, y ella mas desinhibida a�n, le echo los brazos al cuello y lo bes� profundamente, mientras frotaba su cuerpo contra �l sensualmente, entregada al ritmo de la musica y de la pelvis de Walther. Sent� envidia y celos, y una excitaci�n como nunca antes habia sentido.

Tome otro trago y me acerque a ellos, lo queria para mi y estaba dispuesta a luchar por el. Aparte a Walther de Andres y lo bes� yo tambien. Y fu� mas all�., le desabroch� la correa y busque dentro del pantalon el objeto de mi deseo y lo empec� a acariciar. Captur� la atenci�n de Walther pero �l no se decidia, o mejor, hab�a ya decidido, nos queria las dos , me besaba a mi y luego a Andrea para luego tornar a mi y as�.

Nos invit� a ir a su dormitorio, una vez all� nos desvestimos las dos quedando desnudas completamente. El tambien se desnudo y nos mostraba blandiendo con la mano su potente virilidad proclamando el placer que sabia producir.

Aunque habia tenido una esperienza anterior, esta habia sido fugaz y muy poco gratificante, por lo que podria considerar esta como mi verdadera primera vez. En vez para Andrea si era su primera vez, yo lo sabia y ella estaba decidida. Decidimos compartir este mulato. Nos besamos primero con afecto y luego con pasi�n, estabamos tan excitadas que nos dejabamos llevar por nuestros instintos. Nos subimos a la cama donde estaba Walther echado y le besamos su falo, primero Andrea y luego yo, lo compartiamos , lo acariciabamos, le pasabamos la lengua como a un dulce exquisito y de tanto en tanto nuestras lenguas se juntaban aumentando la calentura a limites nunca alcanzados.

Walther me jalo hacia �l, me bes� mis senos incipientes mordiendo mis pezones haciendome escapar un ligero gemido, mientras tanto Andrea se comia con gula aquella verga siempre erecta.
Le coment� que Andrea era virgen y me dijo empiezo contigo entonces. Me coloqu� encima de �l dandole la espalda para autopenetrarme, acomod� la cabeza en la punta de mi ano y empec� a ensartarme. Sent� el dolor de la penetraci�n, me detuve un momento, Walther empuj� y senti la cabeza ingresar gracias a la lubricaci�n abundante de sus jugos y nuestra saliva,. Di un grito de dolor y placer, una vez ensartada me dej� ir y aquel pene me penetr� en toda su longitud. Me eche hacia atr�s sintiendo el pecho del mulato en mi espalda. Me abraz� por la cintura, me bes� la oreja al tiempo que me susurraba obcenidades. Mi ano poco dilatado tardaba en acostumbrarse a este intruso, mas grueso y mas grande, cuando Andrea empez� a comerse mi clitoris-pene. No lo esperaba y me excit� tanto que mi esfinter no paraba de contraerse. Walther empez� a fornicarme con lujuria y yo termin� en la boca de Andrea, y a cada espasmo de mi orgasmo sent�a una arremetida de Walther en mi culo, con una sincronizaci�n sublime.

Le dije a Andrea :�Es tu turno�
Walther me desensart� y se enlaz� en un beso con Andrea manoseandola y cacheteandole las nalgas, excitandola y preparandola para su debut.
La coloc� boca abajo en la cama, yo le chup� la poya gustando el sabor de mis entra�as y lubricandola para mi amiga. Le abr� las nalgas y vi su culito limpio, rosado y depilado, con perfume de puta barata. Yo segu� besando la pija de Walther y no resist� a la tentaci�n de chuparle el rabo a Andrea, fu� riquisimo comerme su ano con mi lengua, Andrea se comportaba como la puta que siempre fu� rogandome que continuara. Yo alternaba el ano de Andrea con la verga de Walther poseida por la lujuria y la desesperaci�n del sexo desenfrenado.

Cuando estuvo bien lubricada, le separ� las nalgas y Walther coloc� el mastil en la entrada de su agujero para hacerla mujer. Vi el esfinter ceder a la presi�n del glande que se enrojec�a del esfuerzo, Andrea jadeaba y Walther seguia presionando hasta que el culo cedio y entro la cabeza, una bella verga negra dentro del culo blanco de Andrea. Walther espero un momento a que se dilate el potito de Andrea de quien debo decir que se port� magnificamente. Luego empez� con el mete y saca, despacio primero introduciendo un poco mas de pinga con cada movimiento hasta que se la comi� toda. Se echo encima de ella y la posey� por un buen rato. Andrea gemia y gritaba como loca, �hazme tu mujer� repet�a y Walther, puntual la obedecia arremetiendo con mas fuerza sobre ese hasta hace poco virginal culo. Yo estaba super excitada con esta escena y mi clitoris-pene lo confirmo con una nueva erecci�n.
Walther se retir� para descansar y con Andrea iniciamos un 69 que nos supo a gloria, yo sobre la cama y Andrea encima mio, dejando expuesta la entrada a su orificio aprovechando Walther para una nueva penetraci�n. Yo le besaba los testes a Walther y este de rato en rato se retiraba de Andrea para dejar que le chupe la pija. Andrea mientras tanto no me soltaba y parecia que quer�a arrancarme el peque�o pedazo de carne que representaba mi sexo.

Ahora te quiero a ti, me dijo Walther y yo no lo hice esperar. Me puse como perrita y el me empujo de un tiron toda la longitud de su pieza. La metia y la sacaba con fuerza que me hacia girar la cabeza y casi pierdo el sentido cuando me pidi� cambiar de pose. Me abraz� a Andrea entrelazando nuestras piernas y frotando nuestros sexos y por atr�s me penetraba Walther desenfrenadamente hasta que finalmente sent� en mi el calor de la explosi�n de Walther dentro de mi, lo que me hizo estallar en un nuevo orgasmo seguido por el de Andrea que gemia y gritaba desaforada.

Estaba agotada y feliz. Me qued� dormida un buen rato.
Despert� por le alboroto de Andrea que estaba siendo cabalgada una vez mas por Walther. Insaciable y lujuriosa. Yo estaba exhausta y prefer� seguir durmiendo, con la esperanza que al despertar Walther sea solo para mi esta vez.......


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