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Sebasti�n estaba al palo, yo no lo pod�a creer, tantos a�os
sent�ndonos juntos en la escuela y nunca ning�n acercamiento, una mano, nada,
tan s�lo amigos, me dec�a siempre... "A mi me gustan las mujeres", me repet�a
siempre que yo lo jod�a con que le ten�a ganas. Y ahora lo ten�a sentado en la
cama, con un enterito tipo jardinero, y la pija totalmente parada.

Me dirig� hacia la puerta y le puse llave por las dudas que
alguno de los otros chicos quisieran entrar. Cuando volv� a la cama Seba estaba
como pensativo, y yo que realmente lo quer�a mucho , le pregunt� si estaba
seguro de lo que �bamos a hacer. Me dijo que no, pero que su pija no pensaba lo
mismo que �l.

Les comento que Seba en ese entonces ten�a 17 a�os, uno menos
que yo, el pelo largo de un negro profundo y con bucles, su piel era blanca y
sus ojos marrones. No era gran cosa, pero ten�a un cuerpo de lujo. Totalmente
trabajado por la gimnasia y el complemento de pesas hab�an hecho de sus brazos
dos poderosas razones por las que cualquier gay lo hubiese mirado. Y, un bulto,
que si Dios hubiese sido un poco m�s generoso con �l, le llegar�a a la rodilla.

Seba me miraba nervioso, entonces le propuse que se relajara
y me dejara jugar con �l, pero a mi manera. Me dijo que le daba cosa mirarme a
los ojos, entonces yo le propuse tap�rselos, y sin esperar su respuesta agarr�
una remera y se la enrosqu� en la cabeza, tap�ndole la vista totalmente. Le
desabroch� los tiradores del enterito, le saqu� las zapatillas y lo dej� en
calzoncillos. �Qu� piernas! � Y qu� pija!.

Por lo menos cinco cent�metros de su pene estaban afuera del
calzoncillo. Le separ� las piernas y me ubiqu� entre ellas acostado tambi�n en
la cama, y comenc� a olerlo. Apoyaba mi nariz entre sus huevos y aspiraba
profundo. Mi lengua pasaba una y otra vez sobre el calzoncillo casi
violentamente. En su glande se dejaban ver ya los famosos fluidos pre seminales.
�l intent� llevar sus manos a mi cabeza pero yo no lo dej�, y le orden� que se
quede quieto. Se sonri� pero as� lo hizo.

Le fui bajando lentamente los calzoncillos hasta quit�rselos
por completo, y comenc� a lamerle los huevos, uno por uno, me los met�a en la
boca, los besaba, los chupaba, los mordisqueaba lentamente, mientras su pija
ante cada mordisco m�o parec�a latir. Dej� esos hermosos huevos para empezar a
chupar desde la base del tronco hasta la cabeza, lentamente, llenando de saliva
toda la superficie de ese pedazo de carne dura. Hasta que finalmente, abr� la
boca bien grande, tom� con una mano su pija y me la tragu� hasta la mitad, con
un esfuerzo m�s logr� llegar hasta el fondo. Sent�a realmente que me ahogaba, el
grosor de su pene era impresionante, por lo menos 7 cent�metros. Pero debido a
mi experiencia, me las pude arreglar y comenc� a chupar como s�lo los putos
sabemos hacer. Sebasti�n jadeaba y me ped�a por favor que lo dejara amarrarme la
cabeza con las manos. Yo volv� a decirle que no. El que mandaba era yo. Se la
chup� por diez minutos, intercalaba entre sus huevos y su pija sin parar. Yo
quer�a saber que se siente tener adentro m�o esa pija, pero mi culo me rogaba
que no lo hiciera, que por ese d�a ya hab�a tenido bastante. As� que apur� mis
chupadas, y comenc� a pajearlo r�pido mientras �l se agitaba en la cama.

Cuando not� que se estaba por correr, le dije que se pajeara
�l, y as� lo hizo. Por mi parte, mi boca se ubic� a la altura de su glande, y
mis labios lo apretaron deseosos de recibir el premio que se hab�an ganado. Este
no tard� en llegar, y el l�quido espeso choc� contra mi paladar y se deposit� en
mi lengua. Seba qued� agotado, mov�a su pija refreg�ndola contar mis labios.
Hasta que se le baj� por completo. R�pidamente se quit� la remera de la cabeza y
se fue al ba�o sin decir ni "A". No s� por qu�, pero me sent�a culpable. A�os
despu�s otro amigo intimo m�o ocupar�a el lugar de Seba en mi vida sexual, pero
ya la culpa no existir�a, solo las ganas de pasarla bien.

Al salir del ba�o, se visti� y me dijo que por favor no le
contara a nadie lo hab�a pasado. Le dije que se quedara tranquilo. Le pregunt�
si le hab�a gustado, y me respondi� que s�, pero que no lo har�amos nunca m�s,
porque a �l, le gustan las mujeres.

Nos fuimos a cenar, y cuando llegamos al restaurante del
hotel nuestro compa�eros de cuarto nos estaban esperando sin sospechar nada.
Unas mesas m�s all�, sentado con personal del hotel, estaba Fernando. Al verlo m
culo se estremeci�. Fer me gui�� un ojo y me regal� una sonrisa c�mplice. Seba,
sentado a mi lado, me pregunt� al o�do si lo volver�a a hacer con Fernando...
por supuesto, le dije que s�.

Pasaron dos d�as, y todo el grupo acompa�ados con Fernando
como coordinador, fuimos a Villa la angostura, un lugar paradis�aco en la
provincia de Neuquen a unos kil�metros de Bariloche. Pasar�amos all� la noche,
acampando.

Despu�s de divertirnos en algunas competencias de remo sobre
el r�o Limay, y algunos juegos m�s, nos fuimos al camping donde un fog�n con
guitarra y empanadas nos estaba esperando. Luego de la cena, Fernando tom� una
lista de su mochila y pidi� silencio. Cuando logr� que nos call�ramos todos,
dijo que iba a leer con qui�nes y en qu� carpas dormir�a cada uno.

Comenz�... "Palito, el Chechu y el Tano en la carpa numero 1;
Marta, Filo y Carina en la n�mero 2"...etc. ... " Seba, el Gato y yo en la
n�mero 13".

Casi me muero, mis dos hombres juntos conmigo en la misma
carpa. Sin embargo no entend�a bien que pasaba, ya que Fer no sab�a lo de Seba,
y si lo que quer�a era continuar la fiesta conmigo, para qu� lo incluy� en la
misma carpa. Pens� que ser�a casualidad, y que Fer no tendr�a ganas de hacer
nada. Me equivocaba.

Fuimos a buscar nuestros bolsos. A mi me dieron ganas de ir
hasta el ba�o, y le avis� a Fer que ir�a. Cuando me estaba alejando hacia los
ba�os, escucho que me llaman de atr�s, y lo veo venir a Fernando corriendo.
Cuando estuvo a mi lado me dijo que quer�a hablar conmigo, que me acompa�aba
hasta el ba�o as� mientras, habl�bamos. Me cont� que a la tarde Seba le hab�a
pedido que lo pusiera en la misma carpa conmigo, y que c�mo yo ya estaba anotado
con �l, no quedaba otra que ubicarlo con nosotros, para que no sospeche nada. Me
qued� helado ante esa confesi�n y le cont� a Fernando qu� hab�a pasado el otro
d�a entre Seba y yo. Fer se r�o mucho, y me dijo "�si tu amiguito quiere fiesta,
se la vamos a dar entonces!".

Cuando llegamos a la carpa Seba ya estaba adentro. Nos
acostamos, y por supuesto el medio qued� para mi.

Le dije a Seba que realmente era una casualidad que estemos
juntos en la carpa tambi�n. Y �l, sin mirarme me dijo que s�, que era una
casualidad, y que lo perdonara por haberme estropeado la fiesta con Fer, por
supuesto, me lo dijo muy bajito. Entonces, le dije que no se haga problema,
porque yo estaba tan caliente que si Fer me propon�a lo iba a aceptar, m�s all�
de que �l estuviese o no con nosotros. Fernando en ese momento se dio vuelta y
nos dijo que por qu� no nos dorm�amos, que ya era tarde. Entonces le dije que
necesitaba sacarme la calentura para dormirme, que no es f�cil dormirse con
tremendos machos a tus costados. Y estirando un brazo le toqu� el bulto sobre el
pantal�n de tela que tra�a puesto, y antes que Seba reaccione con mi otra mano
le apret� la pija sobre el pantal�n, y como me lo imaginaba, ya estaba dura. Les
habl� de frente a los dos, y les dije que se dejaran de pendejadas y nos
enfiest�ramos de una vez

Fernando se sac� los pantalones y qued�ndose en bolas, me
dijo que se la chupe, y as� lo hice. Seba medio t�mido a�n, nos miraba. Fer le
propuso que se saque la ropa,. Y que participara, que todo iba a quedar ah�, y
nadie se enterar�a de nada. Estas palabras lo animaron y se empez� a quitar la
ropa. Mientras , la pija de Fer entraba y sal�a de mi boca. Seba se acerc� y se
arrodill� al lado del otro, entonces, comenc� a chuparlo tambi�n al �l, me
sent�a como un ni�o en una jugueter�a sin due�os, tocaba todo, chupaba goloso de
una pija a la otra, y la nieve empez� a derretirse.

Fernando me fue desvistiendo y agarr�ndome las nalgas con las
dos manos, empez� a chupar mi culito y llenarlo bien de saliva, para luego sin
previo aviso meterme lentamente su pija. Le cost�, pero menos que dos d�as
atr�s. La pija de Sebasti�n entraba y sal�a de mi boca, mientras me dec�a que �l
tambi�n quer�a cogerme. Mientras yo chupaba �l acompa�aba con suaves envestidas
que me hac�an tragarme su pedazo hasta la garganta. Fernando entraba y sal�a de
mi cada vez m�s r�pido, me sent�a totalmente lleno con esa pija en mi culo.
Estuvimos as� un buen rato, y sin que nade dijese nada, Fer se sal� de mi y Seba
se ubic� en la entrada de mi orto. La pija de Fernando estaba que explotaba, yo
sab�a que no durar� mucho m�s, entonces, en vez de trag�rmela, comenc� con mi
lengua a jugar en sus huevos. Seba parec�a no animarse a actuar, entonces, le
agarr� la pija con la mano, y me la clav� yo mismo. Qu� bien que se sent�a.
Comenc� a moverme mientras �l me miraba. Cuando por fin se decidi� a garcharme
lo hizo como lo dioses. Me tom� de la cintura y me fue taladrando sin piedad. Le
ped� a ambos que me avisen cuando se estaba por venir, y as� lo hicieron. Al
llegar el momento de gloria, me desclav� de Seba y me acost� entre los dos
machos. Comenc� a pajeralos y chuparlos, ten�a una pija de cada lado de mi cara.
Ambos comenzaron a eyacular con tremendos chorros de leche que ca�an sobre mi
cara, en mi boca y en mi pelo. Fue hermoso, los hab�a vaciado por completo.
Quedaron rendidos, pero plenamente satisfechos. La sorpresa fue cuando sent� que
una mano me tomaba la pija y comenzaba a pajearme. Era Seba, me estaba dando una
paja para reyes, y Fer, que no quiso quedar sin participar, me enchuf� la pija
semi erecta en la boca para que siga chupando. Acab� sobre la mano de Seba,
quien freg� mi semen por mi vientre y se tumb� a mi lado. Fer aunque no lo crean
volvi� a llenarme la boca de esperma. Finalmente, nos cambiamos y fuimos al ba�o
a lavarnos un poco. Todo el campamento estaba en silencio. La noche nos regalaba
una luna espectacular y a mi se me ocurri� una idea al ver la tranquilidad del
bosquecito que estaba detr�s de los ba�os. Porque la oscuridad, me excita. Me
hace sentir seguro, quiz�s por eso, me dicen Gato. Coment� mi idea a los
muchachos y ambos se miraron sorprendidos. "�El �ltimo en llegar al bosque
ma�ana nos hace los bolsos a todos...!" grit�, y los tres salimos corriendo
hasta perdernos entre los �rboles. S�lo les digo que fue Seba qui�n al otro d�a
nos prepar� los bolsos a todos. Lo que pas� all� amerita otra historia. Pronto.

EL GATO.-

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