Relato: ESCLAVA SEXUAL 2

ESCLAVA BLANCA EN AFRICA, UNA EXPERIENCIA INCRE�BLE.

Capitulo 2: Polvo de altura

Al llegar al aeropuerto no vi a Hans, aunque mis guardaespaldas sab�an bien que hacer y tras pasar el control de pasaportes subimos a un avi�n un poco m�s peque�o de lo normal, un jet privado seg�n me dijeron, entramos por la zona trasera a un peque�o compartimiento en el que hab�a un asiento triple, coloc�ndome a m� en medio.

Pregunte por Hans y me dijeron que el iba en la otra cabina con unos clientes y que nos ver�amos en Johannesburgo. Nos esperaban 12 horas de vuelo.

Una vez despegamos nos trajeron la comida y mis acompa�antes aprovecharon para contarme un poco de que conoc�an a Hans, que hab�an hecho algunos reportajes para �l y conoc�an gente influyente tanto en �frica del Sur como en Botswana, eran tambi�n angole�os. Me preguntaron que tal lo hab�a pasado con ellos y alabaron mi cuerpo y mis cualidades como amante. "A�n podremos conocerte mejor a lo largo del viaje" a�adi� el m�s joven.

Despu�s de retirarnos la comida, pusieron una pel�cula y yo me quede dormida, mis amigos me dejaron sus asientos para que pudiera tumbarme a dormir.

Llevaba unas horas durmiendo cuando uno de mis amigos me despert� susurrando: "princesa, te requieren en primera clase" me dijo. Me levante. El avi�n estaba en semipenumbra y fuera atardec�a. Habia un documental en la tele sobre �frica y su fauna, avanc� descalza siguiendo a mi amigo y pase a la zona delantera del avion, habia dos puertas y mi vigilante llamo a una, esta se abr�o..

El compartimiento rodeado por cortinas era amplio, con una mesa central y cuatro sillones reclinables.

All� estaba Hans con dos hombres negros uno ya mayor, casi 60 y otro de unos cuarenta y tantos, hablaban en ingl�s pero al llegar yo cambiaron a un idioma africano.

Hans me hizo sentar en uno de los amplios sillones. "Vete desnudando preciosa" me dijo gui��ndome un ojo. Ellos siguieron hablado mientas yo me despojaba de la blusa, no llevaba sujetador, y de la falda, qued�ndome en tanga. Los africanos me miraban con inter�s, fuera del compartimiento se o�an conversaciones y risas de otros pasajeros de primera.

Hans le hizo un gesto al negro joven y este se acerc� y me quito el tanga, despu�s me cogi� de la mano y me hizo levantar, llev�ndome hacia el hombre mayor que segu�a sentado en su asiento con un whisky en la mano. Me hizo un gesto de que me sentara sobre �l y al hacerlo note un miembro grande y duro que me hizo sobresaltar, el sonri� y me hizo levantar, me miro de arriba a bajo y me hizo un gesto para que le sacara la polla del pantal�n. Me arrodille ante �l y se la saque. Impresionante tranca que lleve a mis labios, pero el me hizo un gesto con la mano, quer�a que me sentara sobre ella, y as� lo hice. La cabina estaba tenuemente iluminada lo que le daba un tono misterioso a la situaci�n. Empec� a cabalgar sobre el mientras el me sujetaba por las caderas o manoseaba mis desnudos pechos. El joven negro se coloc� ante m� y sacando su aparato que tampoco era desde�able, me lo puso en la boca, mientras Hans hacia fotos de la situaci�n y mi guardaespaldas vigilaba que nadie se incorporara a la fiesta. Durante casi media hora ambos hombres me follaron en esa postura hasta que ambos se corrieron en mis dos agujeros. Tuve que tragar toda la leche de mi boca. Despu�s Hans me acerc� al lavabo para que me aseara y entonces saco de su malet�n un arn�s, con dos consoladores, tipo tanga y me lo hizo poner con los dos penes de caucho dentro de mis agujeros del co�o y el culo. "Hasta que lleguemos a Johannesburgo dentro de 6 horas, no te lo quitare". Cerr� el tanga con un candado y me hizo vestir y volver a mi asiento.

Regrese a mi asiento y me tumbe de lado, tratando de dormir, pero empezando ya a sentir los primeros efectos de mi viaje al mundo del sexo africano.

Casi no me hab�a dormido cuando nos despertaron para darnos la cena. Me sent� sobre mis consoladores y sent� una extra�a sensaci�n. Mis amigos volvieron a mi lado para cenar y hablaban en un idioma africano entre ellos mientras me miraban y me sonre�an.

Ellos mismos me sirvieron la cena, me dieron vino blanco para beber e incluso me hicieron alguna caricia extra bajo mi falda mientras cen�bamos.

Terminada al cena, nueva pel�cula y yo decid� volver a dormirme, quien sabe cuando podr�a volver a conciliar el sue�o varias horas seguidas, el ritmo que hab�a cogido el viaje me hacia pensar que mi cuerpo no descansar�a mucho en los pr�ximos 6 d�as.

Me despertaron mi amigos: "Princesa, en breve vamos a aterrizar, querr�s arreglarte" me dijeron. Me levante y me fui descalza al ba�o, pero no pod�a mear, con el consolador metido. Me arregle el pelo, me lave los dientes y me perfume un poco, volv� a mi asiento y le dije a uno de mis guardaespaldas que no pod�a mear con eso ah� dentro. Sonri� "Ya mearas cuando aterricemos, queda apenas media hora"

Efectivamente los indicadores de cinturones estaban encendidos y mis amigos se acomodaron junto a m�, "ya queda menos" me susurraron al o�do.

El aterrizaje se me hizo eterno con la sensaci�n de mear y el consolador dentro, esa sensaci�n de plenitud, de angustia por no poder mear, dolor de aguantar�.

Baje del avi�n sonriendo pero meandome a rabiar, mis amigos me acompa�aron a la Terminal "estaremos tres horas aqu�" me dijeron.

Pasamos el control de pasaportes, los polic�as me miraban con inter�s, blanca, rubia, sin sujetador con tetas bamboleantes, botas vaqueras, minifalda� ��� y si supieran lo que llevaba debajo puesto���.

Salimos de la Terminal y nos esperaba un coche negro. Era de noche cerrada. Subimos a el y nos metimos en la autopista hacia la ciudad. Tras veinte minutos de viaje paramos en una zona de casas bajas a�n fuera de la ciudad, no se ve�a un alma. Me baje del coche y mis amigos me acompa�aron al interior. Estaba parcamente amueblada con enseres de madera de varios y llamativos colores. Una mujer grande negra, me dio la mano al entrar. Dentro estaba Hans con los dos hombres del avi�n. comentarios a

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