Relato: Gordo de las 6 en punto (6)





Relato: Gordo de las 6 en punto (6)


GORDO DE LAS 6 EN PUNTO (6)


CAP�TULO VI: P�NICO EN LAS ALTURAS.





Salimos del ba�o y nos dispusimos a comenzar la aventura de
subir al cerro Pan de Az�car.


"Qu� necesitaremos llevar?" Pregunt� Junior bastante excitado
por la experiencia. "Qu� pena que no traje mi mochila con todo lo necesario para
escalar!"


"Jajajajajajaja! Bueno ni que fu�ramos a subir el Everest."
Dije revolc�ndome de la risa. "No necesitamos m�s que una cantimplora con agua,
y tal vez alguna fruta que compraremos en el camino."


Me mir� sorprendido.


"Eres un irresponsable!" Dijo y me dej� at�nito, ya que su
mirada no denotaba estar gast�ndome broma alguna.


"Por qu� dices eso?" Pregunt�.


"Si vas a escalar la monta�a, lo m�nimo que debes hacer es
llevar una soga, una linterna, repelente, tal vez f�sforos... no s�... eso, por
lo menos." Dijo sin cambiar su expresi�n.


"No, Junior. Esto es tan s�lo un cerro, no la cordillera.
Definitivamente no es lo que t� piensas. S�lo vamos a seguir el camino que nos
lleva hacia la cima, y descenderemos por el mismo lugar." Dije con una sonrisa.
"No lo vamos a escalar en el sentido que su significado tiene, tan solo lo vamos
a subir lo m�s c�modamente posible. No necesitaremos ni sogas, ni linternas, ni
f�sforos, ni nada de eso."


"S�, entiendo. Pero de todas formas, no vendr�a mal tomar
algunas precauciones." Dijo dubitativo.


Por supuesto que Junior jam�s hab�a subido a ese cerro, y
como yo ya lo hab�a hecho en cuatro oportunidades anteriores, sab�a con ciencia
cierta acerca de lo que estaba hablando y le rest� importancia al asunto sin
darle m�s trascendencia de la que deber�a.



"Puedo por lo menos llevar un rollo de papel higi�nico?" Dijo
algo preocupado.


"S�, claro. Por las dudas... Toma el que est� en uso en el
dispensador." No pude evitar reconocer, sin embargo, que por m�s que llevar
papel higi�nico deber�a ser casi una obligaci�n por si acaso pudiera presentarse
alguna emergencia, a mi nunca se me hab�a ocurrido llevarlo en mis experiencias
anteriores.



Salimos de casa cerca de las 10 de la ma�ana.


El sol estaba fuerte, por lo que la decisi�n de llevar los
gorros con visera fue con muy buen tino.


Toda la calle estaba mojada, haci�ndonos percatar que una
lluvia torrencial hab�a ca�do durante la noche. La verdad es que ninguno de los
dos nos hab�amos enterado de ese hecho en ning�n momento. A�n quedaban algunas
nubes oscuras por el oeste, pero no parec�an amenazadoras.


Pasamos de camino por el almac�n, y cargu� mi mochila con
manzanas y naranjas que seguramente devorar�amos en el trayecto a la cima de
nuestro destino.



Llegamos unos quince minutos m�s tarde al pie del cerro y
estacionamos el veh�culo al costado de una caba�a.


Cuando nos dispon�amos a comenzar nuestro periplo, un se�or
alto, barbudo y extremadamente robusto que vest�a una camisa roja con cuadros
negros, se acerc� a nosotros.


"Van a subir?" Pregunt� y, ante nuestra respuesta afirmativa,
continu�. "Les solicitamos que tengan un extremo cuidado porque la lluvia de
anoche ha puesto todo el lugar muy resbaladizo. Cumplo en recomendarles que no
se desv�en del sendero marcado, ya que es muy peligroso salirse de �l."


Una vez que el hombre se alej� de nosotros, Junior mostr�
reticencia a continuar el camino.




"No ser�a mejor idea volver a casa y enfrentarnos a otra partida de ajedrez en
lugar de seguir adelante?" Dijo un poco temeroso.


"No te preocupes. Es la advertencia que suelen hacer
siempre." Dije para calmarlo.


No pude evitar de recordarme el comentario que me hab�a
lanzado el muchacho antes de salir de casa: "Eres un irresponsable!"



"Qu� son esas cosas lisas que se ven por todos lados?"
Pregunt� de repente se�alando hacia lo alto del cerro.


"Son piedras lisas que se encuentran debajo de cornisas,
transform�ndolas en verdaderos precipicios." Mientras hablaba, vi el rostro de
Junior que comenzaba a aterrorizarse. "Pero no te preocupes que los senderos
dise�ados para llegar a la cima est�n alejados de ellos. Si no nos desviamos de
los caminos se�alizados, no tendremos ning�n tipo de peligro."



Comenzamos a subir mientras observaba la indumentaria de
Junior. Ten�a puestos un par de jeans gigantes que igualmente le quedaban
ajustados, aunque no chicos, pero formando la impresionante redondez de su cola,
y mostrando lo extremadamente grueso de sus muslos. Unas zapatillas Nike de
color anaranjado con la insignia de la marca en color negro, que se hab�a
comprado en su viaje a los Estados Unidos y la remera de la misma marca de manga
corta en color gris con el s�mbolo del swoosh estampado en rojo sobre su pecho.
Le pregunt� la medida de esa prenda tremenda que le quedaba un poco holgada y me
mostr� la etiqueta que dec�a "7XL".


La mierda!


Estaba disfrutando la inmensidad de su culo cuando
repentinamente se agach� donde hab�an varias ramas tiradas al costado del
camino, y escogi� una de las m�s largas.




"No me parezco a Mois�s?" Pregunt� riendo mientras pon�a poses de profeta.


La visi�n me hizo desternillar de la risa , y �l me acompa��.


Todo el camino estaba visiblemente marcado con respecto al
resto del lugar, donde se adivinaba un pasaje continuo de personas con huellas
innumerables de diferente tama�os, adem�s de flechas pintadas sobre las rocas o
�rboles que indicaban a cada instante para donde se deber�a proseguir en caso de
alguna duda.


El muchacho se agach� para tocar una de esas huellas en la
tierra h�meda.


"Supongo que no seremos los �nicos que estaremos all� arriba.
Reci�n acaban de pasar dos personas. Un hombre y una mujer." Dijo.


"C�mo sabes eso?" Pregunt�.


"Las huellas son recientes, y la profundidad de la pisada y
el tama�o de una de ellas me indica que es de una mujer." Dijo seriamente.


"Me supongo que mirando la huella, tambi�n podr�s determinar
qu� edad tiene ella, verdad?" Pregunt�.


"Eres un pelotudo!" Me dijo y continu� su camino d�ndome la
espalda para ignorarme por completo.


Sonre�.


Me gustaba hacerlo enojar de ese modo.


"Oye, Zesna. Te gust� el hombre alto y robusto de la camisa a
cuadros que vimos hace un rato?" Pregunt� de pronto.


"Qu�?"


"Quiero saber si te gusta ese tipo de hombres." Dijo ahora.


"No. S�lo los muy gordos." Contest�. "Y a ti?"


"A mi tampoco." Contest� sonriendo. "Tambi�n prefiero a los
obesos. No me hubiera importado lo peludo. En realidad me da lo mismo mientras
sea muy gordo."


"A mi tambi�n." Reconoc�.


Yo tambi�n sonre�, y no s�lo por lo que dijo. Simplemente me
parec�a extra�o estar teniendo una conversaci�n de esta �ndole con otra persona.
Es que siempre mis gustos personales hab�an permanecido en el completo anonimato
y ahora estaba hablando de ellos con un gordote que se interesaba por saber, y
adem�s con el agregado de tener �l mismo, exactamente las mismas preferencias
que yo.






Junior miraba constantemente hacia abajo, e inmediatamente
hacia arriba, como midiendo el lugar en donde nos encontr�bamos en cada momento.


A la quinta vez que se lo vi hacer, le pregunt� al respecto.


"Estoy tomando la distancia de d�nde estamos. Supongo que a�n
no hemos llegado a la mitad del trayecto." Opin� y sigui� andando.


Sin esperar mi comentario al respecto, comenz� a subir por
una roca, que seg�n las flechas hab�a que sortear.




"Me ayudas con esto?" Dijo, y como haciendo un esfuerzo para treparse por all�,
exclam�. "Uf!"


Mir� una vez m�s ese trasero gigante que ten�a ante mis ojos,
y mi miembro no se pudo contener de expulsar unas gotas de l�quido.


"Anda!" Me grit� ante mi demora. "Qu� esperas? Emp�jame,
pelotudo!"


Qu� car�cter!


"Qu� sucede, no puedes s�lo?" Pregunt� para fastidiarlo.


"Claro que puedo, lo que sucede es que me gusta que me est�s
manoseando el culo." Dijo ir�nicamente y evidenciando estar realmente irritado
por hacerlo esperar.


Toqu� esas nalgas carnosas, pero muy firmes, con ambas palmas
y comenc� a empujar con fuerza. El impulso me hizo llevar la cabeza lo m�s cerca
de sus nalgas y para aprovechar, comenc� tambi�n a empujarlo con mi rostro
contra su cola.


Si tuviera que reconocer que no conoc�a en nada a este
muchacho, este era el momento oportuno para admitirlo, ya que cuando me tuvo con
la mejilla enterrada en uno de sus cachetes, se acomod� lentamente de tal modo
que hizo que mi cara se deslizaran a la conjunci�n de uno de sus gl�teos con el
otro, y cuando tuvo la certeza de que mi nariz le acariciaba la raja, se movi�
de tal forma que sent� directamente su agujero en contacto con mis fosas
nasales. Sonre� porque pens� que esto era producto de la mera casualidad, hasta
que se ech� un pedo de antolog�a, mi nariz se vio inundada de aire caliente que
me drog� con su olor a rosas y comenz� a re�rse a las carcajadas, y fue
entonces, en ese preciso instante, que me di cuenta de lo que hab�a acontecido
en realidad.



"La puta madre que te pari�!" Grit� v�ctima de un impulso,
pero sin dejar de disfrutar su aroma.


"Disculpa, Zesna." Dijo sin parar de re�r. "Es que no me pude
resistir a la tentaci�n."


Mientras yo aspiraba el perfume tal y como si hubiera salido
directamente de un frasco de colonia importada, �l ya sin mi ayuda, logr� subir
por ese obst�culo con un m�nimo de esfuerzo y sin dejar de re�r en ning�n
momento, para hacerme fastidiar por haber ca�do en su travesura y dejarme
totalmente convencido y sin ning�n tipo de dudas, de que en realidad �l no
necesitaba para nada de mi ayuda para subir por esas rocas.






Ya ten�a completamente asumido de que Junior era un perverso. Y posiblemente era
eso lo que me ten�a totalmente prendado a �l. Adem�s de la simpat�a, sent�a
atracci�n por �l, respeto y estaba comenzando tambi�n a admirarlo.



Segu� sus pasos y caminamos por un sendero bastante largo. Yo
iba detr�s de �l, y vi como apoyaba su bast�n antes de dar sus pasos. En
realidad, me arrepent� por no haberme provisto yo mismo de uno semejante, ya que
todo el camino estaba embarrado y por ende demasiado resbaladizo.


Nos detuvimos en m�s de una oportunidad para recuperar
fuerzas, y no perdimos la oportunidad de comer alguna fruta.


"Trajiste alg�n cuchillo?" Pregunt� Junior.




"No." Fue mi contestaci�n.


"Veo que tampoco tuviste en cuenta que necesitar�amos uno
para las frutas." Dijo y sin esperar la respuesta tom� una naranja, presion� con
fuerza con ambas manos aplast�ndola sobre uno de los costados hasta que la
c�scara cedi� y se form� una peque�a abertura por el lado superior de la misma.


Me la extendi� convid�ndome, la tom� y lo mir� perplejo.


"Aprieta la naranja y tomas el jugo por la grieta." Dijo y se
dispuso a realizar la misma operaci�n con otra fruta.


Ambos chupamos el l�quido y no me pude resistir a
preguntarle.


"No hubiera sido mucho m�s sencillo si pel�bamos la fruta y
nos la com�amos en vez de chupar su jugo?"


"No s� si m�s sencillo, pero yo no voy a estar todo el resto
del d�a impregnado con olor a naranja hasta las bolas porque a ti no se te
ocurri� traer un cuchillo." Me contest� y sigui� tomando el l�quido.


Lo mir� y simplemente mi admiraci�n por �l se hizo a�n m�s
fuerte. Tuve el impulso de abalanzarme sobre �l y besarlo por todos lados.


Qui�n hab�a sido la �ltima persona que se hab�a animado a
hablarme de ese modo sin temor a recibir un pu�etazo en su rostro?


En realidad hasta me causaba gracia, porque tal vez Junior
deber�a ser una de las pocas personas a quien le permitir�a hacer o decir
determinadas cosas sin siquiera pensar en contestarle.



Continuamos la marcha.


Como yo no ten�a ninguna fuente de apoyo, me ca� de culo en
dos oportunidades. Ya ten�a barro por todos lados, y sin exagerar en lo m�s
m�nimo hasta por dentro de los calzoncillos.


Finalmente llegamos a la cima.


En el lugar hab�a una pareja de j�venes d�ndose mimos
mutuamente, otra pareja cuarentona que conversaban entre ellos, y un grupo de
seis amigos adolescentes, cuatro varones y dos mujeres, que no pasar�an de los
16 � 17 a�os cada uno, que cantaban en forma desafinada y re�an todo el tiempo.


Uno de ellos, apenas nos vio llegar, y sin siquiera intentar
evitar que Junior escuchara su comentario, ya que lo hizo en voz muy alta, le
dijo en tono muy jocoso a sus compa�eros.




"Lo que faltaba... un gordito in�til! Jajajajaja." A pesar de que lo dijo con la
intenci�n de divertir a sus amigos, nadie m�s acompa�� su risa.


Apret� mi pu�o y me dispuse a ir hacia �l, pero mi amigo me
tom� del hombro.


"No, Zesna. D�jalo... no vale la pena. S�lo se est� haciendo
el gracioso para presumir delante de sus amigos. No empa�emos el hermoso d�a que
estamos pasando t� y yo por culpa de �l."


La reacci�n ins�lita de Junior, hizo realmente que me
emocionara en lo m�s �ntimo de mi ser, pero realmente deseaba ir a darle un
pu�etazo en la nariz a ese energ�meno.


Sin embargo, no discut� y respet� su decisi�n.


Fuimos hacia la entrada de la cruz, y nuevamente un grito me
hizo detener la marcha.


"Miren c�mo el gordo mueve ese culo!" Y continu� en direcci�n
a mi amigo, alzando a�n m�s la voz. "Gordo in�til, compraste ese culo por
metro?" Tras lo cual se escuch� �nicamente su propia risotada por segunda vez.


Nuevamente, Junior me impidi� intervenir.


Subimos por una escalera de caracol por el interior de la
cruz, que nos llev� hacia lo alto, donde pudimos apreciar un paisaje de ensue�o
a trav�s de las ventanillas del palo menor horizontal de la misma.


No hab�a m�s gente que nosotros all� arriba.


Eso es lo que yo llamo paz y tranquilidad.


Se ve�a toda la ciudad balnearia de Piri�polis hacia el sur,
la ciudad de Pan de Az�car hacia el norte, y mucho verde por doquier.



Mir� al muchacho en varias oportunidades, para comprobar que
en realidad estaba tranquilo.


El que no lo estaba era yo. Aquel idiota me hab�a perturbado.



"No te molest� el est�pido de all� abajo?" Pregunt� con
curiosidad.


"No, ya estoy acostumbrado a cosas como esas. No te
preocupes, est� todo bien." Dijo sin perder la sonrisa. "Sabes que aquellos que
no son mis amigos en el liceo me llaman �Cerdi�, y est� todo bien con ellos. Ya
lo tengo completamente asumido."



Comimos unas manzanas, mientras seguimos conversamos.



"Junior, ya sabes qu� carrera vas a seguir en la
preparatoria?" Pregunt� para ir conociendo m�s acerca de �l.


"No lo he decidido a�n..." Pens� unos momentos y prosigui�.
"Pero me gustar�a continuar la carrera de mi padre."


"Psic�logo?" Pregunt� sorprendido totalmente.


"No, astronauta." Dijo ante mi sorpresa. "Es que no necesitas
mucho esfuerzo para hacerte el pelotudo. Te sale en forma natural, verdad?."
Dijo y ri�. "S�, claro. O psic�logo no es la profesi�n de mi padre? Es que tengo
facilidad para conocer a las personas apenas las veo."


Muy lejos de molestarme su broma, me estaba haciendo enamorar
de �l. Es que no perd�a la posibilidad de meter bocado cada vez que era
procedente hacerlo, con una facilidad que me provocaba admiraci�n, o tal vez
hasta envidia. Ni yo mismo lograba ser as� de certero, oportuno y punzante con
mis comentarios.


Sin embargo, su contestaci�n me dej� con ansias de
preguntarle m�s acerca de ello y sinceramente no quise perder la oportunidad de
hacerlo en ese mismo instante.


"No me digas? Entonces con eso me quieres decir que me
conoces muy bien?" Pregunt�.


"Claro, por supuesto. Tengo tu perfil detallado."


"En serio? No quieres compartirlo conmigo? Hasta te podr�a
servir como conejillo de indias. Me gustar�a ser tu primer paciente y despu�s
decirte si has pasado o no el examen." Y le sonre� para intentar alentarlo a que
me dijera lo que piensa de m�.


"No, eso no puede ser posible. T� y yo somos amigos, por lo
que no ser�a �tico que t� fueras mi paciente." Dijo en forma seria mientras
mord�a la manzana.



Era incre�ble, ya hasta pensaba como un profesional!


Exactamente igual que su padre!!!


Y dudo mucho que �l le hubiera hablado alguna vez acerca de
la �tica de un psic�logo. Casi con seguridad era su propio acertado razonamiento
al respecto.




"No quiero ser tu paciente. Simplemente me gustar�a que
practicaras conmigo. Dime tan s�lo qu� piensas de m� y te dir� en qu� te
estar�as equivocando." Insist�.


"No." Dijo sencillamente mientras mord�a su fruta nuevamente.


"Pero por qu� no?" Ahora estaba desesperado por convencerlo.
"No quiero que rompas tu �tica. Nada formal. Tan s�lo quiero que tengas una
charla acerca de ese tema con un amigo. Te prometo que lo que me digas no lo
publicar� en ning�n peri�dico." Brome�.


Dud� un instante.


Bueno, al menos yo ya hab�a hecho todo el intento para
convencerlo.


"No creo que te vaya a gustar todo lo que tendr�a para
decirte." Confes�.


"A qu� te refieres?" Quise saber.


"A que como somos amigos, me ser�a imposible ocultarte algo."
Dijo simplemente.


"Ser� por eso mismo que insisto tanto. En realidad te aseguro
que no hay nada que me puedas decir que yo ya no sepa. Y por si no lo recuerdas,
prefiero siempre la verdad aunque no me guste, a una mentira bonita." Dije para
convencerlo finalmente, y con una sonrisa, agregu�. "As� que dime lo que piensas
de m�, sin olvidarte de nada."


"Bueno, yo te avis�... " Dijo y despu�s de tragar un bocado,
comenz� a hablar. "T� eres una persona que se piensa que puede llevarse a todo
el mundo por delante, siempre y cuando el que est� en frente de ti no sea un
obeso. Un gordote te tendr� siempre en sus garras, no importa qu� clase de
persona sea �l. S�lo ruega de nunca toparte con uno que sea un hijo de puta y se
quiera aprovechar de ti, ya que seguramente lo lograr� lastim�ndote de una
manera tal como nunca lo han hecho antes. El grado de da�o que te cause ser�
dependiendo de la rapidez con que te percates de ello, y le impidas que siga
haci�ndolo."


Dio un nuevo mordisco a su manzana, mastic� y apenas trag�,
continu� con su alocuci�n.


"Eres sumamente fiel a la persona que amas, aunque t� crees
que a�n no has encontrado a esa persona que te merezca. Por supuesto que eso es
lo que t� piensas. Sientes un miedo terrible a las mentiras y eso te lleva a
veces a ser demasiado paranoico, sintiendo que la gente confabula en todo
momento contra ti. A veces crees ser el centro del mundo, que todo gira
alrededor tuyo. Te tengo una noticia que espero que no te sorprenda, Zesna.
Cuando t� duermes, el mundo sigue funcionando."


Aqu� hizo una pausa, sonri� y prosigui�.


"No todo es siempre como t� piensas y por supuesto hay cosas
que escapan a tu control, tu conocimiento, tus decisiones y tus caprichos.
Tambi�n deber�as aprender a reconocer cuando te equivocas ya que para ti no vale
la experiencia que pueda tener la otra persona. Siempre crees tener en tu poder
absolutamente toda la verdad de las cosas, y es muy dif�cil que puedas cambiar
tu opini�n al respecto una vez que tomas una decisi�n. A veces hay que estar m�s
abierto, por los menos a los puntos de vista de las personas que nos quieren
bien. La verdad absoluta, no existe. Es como la belleza, Zesna, depende siempre
del cristal con que se mire. Yo puedo ser lindo para ti, para Ernesto, pero
puedo ser un monstruo para muchas otras personas. Con la verdad, sucede lo
mismo. Lo que t� piensas que es la pura verdad para ti, puede no serlo para los
dem�s, y viceversa. Estoy seguro que s� entiendes eso. Adem�s, a estas alturas
ya deber�as saber que muchas veces la gente que t� menos esperas te puede dar
una lecci�n... O tal vez, hasta un escarmiento..."


Hizo otra pausa y clav� sus dientes otra vez a su manzana
mientras miraba mis ojos que ya se hab�an humedecido. Mi sonrisa tambi�n se
hab�a borrado de mis labios desde hac�a algunos momentos.


"Si no existieran los obesos en el mundo, no sabr�as qu�
hacer. Eres una persona muy responsable de tus obligaciones, pero irresponsable
total ante cosas inesperadas como por ejemplo subir a este lugar sin los
elementos adecuados. Dar�as la vida por la gente que quieres y eso ser�a por
cualquier obeso, aunque fuera desconocido, que se te cruce en el camino. Lo que
m�s me desconcierta es que muchas veces tienes temores y te resistes a confiar
en aquellas personas que te quieren. Se te hace terriblemente dif�cil confiar
ciegamente en alguien. Tal vez hayas tenido algunas experiencias traum�ticas en
tu infancia, o posiblemente alguien en quien t� confiabas mucho te ha
decepcionado. Si una persona a la que t� aseguras que la quieres, te pide que te
tires a una pileta de nataci�n, y t� tienes los ojos cerrados, indefectiblemente
los abres para confirmar que est� llena de agua antes de lanzarte. Pero si esa
misma persona te hace lo mismo a ti, sencillamente te ofendes. Debes aprender a
confiar de una vez por todas, en la gente en la que puedes y debes hacerlo."


Yo no pod�a creer lo que escuchaban mis o�dos.

Mis l�grimas se suicidaban cayendo cuesta abajo por mis mejillas.


El muchacho me las quit� con el nudillo de su dedo �ndice
mientras hac�a una pausa para morder otra vez la manzana, y cuando trag� el
bocado, prosigui�.



"Tienes un coraz�n de oro... dar�as hasta lo que no tienes,
aunque nuevamente s�lo por un gordo. Est�s obsesionado con ellos. Eso no es tan
malo, pero debes saber que hay otra clase de personas en el mundo con quienes
puedes compartir tambi�n afectos u otros sentimientos. Eres una persona
sumamente leal, y la palabra �odio� no est� dentro de tus emociones. En lugar de
odiar como hacen otras personas, t� optas por desconectarte totalmente de toda
relaci�n con esa persona que se merecer�a ese sentimiento. Directamente deja de
existir para ti, no import�ndote m�s el destino de su vida. Tambi�n dir�a con
extrema certeza que la �traici�n� es algo imposible que pueda surgir de ti. Eres
leal a alguien, o directamente te deja de importar; eso s�lo se debe traducir
como que tienes mucho respeto por el pr�jimo." En ese momento, mi amigo escarb�
su nariz con su dedo �ndice, quit� un moco, lo amas� con sus dedos �ndice y
pulgar haci�ndolo una pelotita y lo tir� al vac�o por la ventanilla de la cruz.



Nunca terminaba de sorprenderme. Acompa�aba su alocuci�n tan
bien expresada que hasta avergonzar�a a m�s de un adulto, con un acto tan
infantil.


Quiz�s, hasta lo estaba haciendo en forma deliberada, aunque
no lo podr�a asegurar, ya que realiz� todo en una manera demasiado natural, como
si no estuviera prestando ni la m�s m�nima atenci�n al acto que realizaba. Como
si hubiera sido un reflejo. O m�s bien como si su mente estuviera ocupada con
algo m�s. Posiblemente pensando en qu� ir�a a decir a continuaci�n.


"Sueles perder los estribos en muy pocos casos." Continu�
como si ya estuviera siendo v�ctima de un trance que le imped�a detenerse. "Te
vanaglorias de tu control mental, pero en algunas pocas oportunidades los
acontecimientos te superan y no tienes l�mites para resolver tus problemas
cuando te sacan de las casillas. Supongo que en esos momentos, eres
verdaderamente peligroso. Dir�a que te conviertes realmente en un psic�pata,
aunque a veces te transformas en un reverendo bastardo hijo de puta."


No supe qu� decir.


Me dej� sin habla.


"Ah, me olvidaba..." Dijo para concluir. "Tambi�n eres muy
controlado con las expresiones de tus sentimientos, pero cuando te emocionas,
eres m�s llor�n que Mar�a Magdalena."


�l miraba para otro lado, tal vez para evitar verme el rubor
que te��a mi rostro y no hacerme sentir tan mal por haberme casi desnudado por
completo.


"Aunque no te preocupes, Zesna, que yo te quiero igual." Dijo
simplemente y ahora s�, gir� su rostro para enfrentarlo al m�o y me acarici� la
mejilla con el dorso de su mano sonri�ndome en forma sincera. "Te quiero as�
como eres, con todo lo malo que tienes, que es muy poco comparado a lo mucho
bueno que hay en ti."


Nos sorprendimos mir�ndonos a los ojos sin parpadear. Nos
est�bamos estudiando el alma.


Sencillamente, yo no pod�a creer lo que acababa de escuchar.


Me hab�a dejado anonadado, y me sent�a completamente sin
ropas frente a �l.


Creo que nunca en mi vida alguien hab�a dado un perfil de m�
mismo de una forma m�s detallada a como cre�a que yo era. Quiero decir que no
todo lo que hab�a dicho me gustaba, y no ten�a la total certeza de ser
exactamente como �l me defin�a en un 100 por ciento; pero as�, de ese modo me
ve�a �l y deb�a reconocer que no estaba del todo alejado de la verdad.


Digamos que s�lo algunos matices eran diferentes.


Lo de "bastardo hijo de puta" realmente merec�a un premio por
lo original.


Su padre deber�a estar totalmente orgulloso de �l, ya que
hab�a aprendido en forma natural la profesi�n, y sin ning�n lugar a dudas,
tambi�n hab�a heredado la excelente calidad de ese oficio.



Instintivamente bajamos la vista al mismo tiempo hacia
nuestros labios.


�l acerc� los suyos a los m�os, y los detuvo a tan s�lo unos
mil�metros de distancia.


"Te preguntar� tan s�lo como un mero tr�mite burocr�tico...
te vas a resistir?" Pregunt�.


"No!"


Estaba totalmente rendido a su merced.


Pas� la lengua por sobre sus propios labios en forma
reiterada para humedecerlos, los junt� a los m�os y me bes� haci�ndome sentir su
saliva deliciosa con sabor a manzana.



"Junior... nunca, pero nunca dudes de lo mucho que te
quiero." Le dije una vez que me despegu� de su boca.


"Lo s�!" Me contest� simplemente y volvi� a inundarme con su
aliento y jugos bucales. "S�lo espero que t� mismo nunca te olvides de eso."
Coment� como haciendo alg�n presagio.




De pronto escuchamos voces de gente que sub�a por las
escaleras.


Hicimos silencio, nuestras bocas se despegaron y ambos
comenzamos a mirar por la ventanilla hacia el exterior.


"Ah� est� nuevamente el gordito in�til." Dijo riendo el mismo
muchacho de antes y tampoco en esta ocasi�n sus acompa�antes se hicieron eco de
las carcajadas, en claro desacuerdo con su comentario, neg�ndose fehacientemente
a festejarle la supuesta gracia que ya se estaba tornando est�pidamente
insoportable, adem�s de reiterada en forma innecesaria.


Ya era obvio, que nadie m�s se reir�a de sus dichos idiotas,
por m�s que continuara insistiendo.


Mir� a Junior a los ojos. �l sonre�a.


Se puso en pie con una parsimonia digna de Gandhi y fue
directamente hacia el locutor del insulto, con ambas manos en los bolsillos y en
forma tan lenta y tranquila que hasta era desesperante.


Se detuvo una vez que estuvo frente a �l. Ver a mi amigo
enfrente de esa persona, inevitablemente me hizo asociar mentalmente alg�n
enfrentamiento entre David y Goliath. La �nica peque�a gran diferencia en este
caso, era que a David le estaba faltando la honda.


Sin perder la sonrisa, y ante mi total asombro, en lugar de
pegarle un pu�etazo, ya que tal vez esa hubiera sido mi reacci�n en ese preciso
instante para darle su merecido a ese imb�cil, mi amigo comenz� a hablarle.


"Voc� fala portugu�s?"


"..."


"Parlez vous francais?"


"..."


"Parla italiano?"


"..."


" T�n Haier�n gue jos�s?"


"..."


"Sprechen Sie Deutsch?"


"..."


La ins�lita manera con que mi amigo decidi� enfrentarse a la
situaci�n, me dej� completamente anonadado, y sin salir de mi asombro, escuch�
que pronunciaba la misma pregunta en otro idioma que adivin� que era ruso.


El imp�vido muchacho lo miraba con cara de est�pido, sin
poder articular palabra alguna.


"Maybe you speak some english, don�t you?"


Tampoco ninguna respuesta.


"Entonces optar� por el idioma que seguramente conoces...
Aunque igual te preguntar� por las dudas... Entiendes el espa�ol, verdad?"


El pobre tipo, simplemente asinti� con la cabeza, ahora ante
la risotada de un par de sus acompa�antes, que obviamente se burlaban de su
propio amigo por la forma en que estaba siendo ridiculizado por el gordo
desconocido.


"Supongo que tildar de in�til a una persona que no conoces,
es asumir, aunque m�s no sea en lo m�s rec�ndito de tu duram�ter que t� mismo lo
eres, pero que te cuesta realmente admitirlo con propiedad. Lamento enormemente
no tener un diccionario a mano para proporcionarte, porque por la cara que pones
dudo mucho que ni siquiera sepas qu� es un duram�ter. Pero estoy seguro que
alguno de tus amigos s� lo sabe ya que demuestran que son bastante m�s
inteligentes que t� al no hacerse eco de tus alardes. Si quieres ser la estrella
entre tus amigos, no trates de insultar a la gente, simplemente haz algo m�s
constructivo que seguramente ellos te lo agradecer�n. Dije �trates de insultar�
en lugar de �insultes a la gente� porque no insulta aquel que quiere sino el que
puede. Y obviamente t� est�s muy lejos de poder hacerlo, ya que veo que te has
equivocado con respecto a que soy un in�til. Deber�as buscar a alguien que tenga
por lo menos alg�n nivel intelectual m�s bajo que el tuyo para poder tildarlo de
tal, y si quieres que te d� mi opini�n, sinceramente creo que te va a resultar
bastante dif�cil de encontrar. Por lo tanto y dadas las circunstancias, entiendo
que por lo menos por esta vez te has equivocado y en demas�a; y por eso mismo,
acepto tus disculpas." Dijo y gir� 180 grados para volver a encontrarse conmigo.


El pobre muchacho estaba colorado de verg�enza, ya que el
resto de sus amigos ahora se re�an a las carcajadas burl�ndose de �l, mientras
lo se�alaban con el dedo.


Posiblemente eso mismo hizo que se enfureciera de repente y
fuera en direcci�n a mi amigo para golpearlo.


"Cuidado!" Le grit� alert�ndolo.


Junior vir� lentamente en el mismo momento en que un fuerte
pu�etazo le daba en plena mejilla derecha. Realmente son� bastante feo.


Se me cort� la respiraci�n por unos segundos.


Silencio.


Apenas reaccion�, sal� despedido de mi asiento para intentar
intervenir, en el preciso instante en que Junior gir� todo su cuerpo para quedar
nuevamente frente al tipo, y sin perder la sonrisa ni la calma, se toc� con una
mano sobre el lugar donde hab�a sido golpeado.


"Veo que adem�s eres cobarde intentando golpear a las
personas por la espalda. Dije intentando porque apenas has logrado tan s�lo
darme una leve caricia. Tan s�lo por acaso, y por si me equivoco, por qu� no me
demuestras lo valiente que puedes llegar a ser, e intentas ahora en la otra
mejilla, pero esta vez de frente, como lo deber�an hacer los hombres?" Dijo
poniendo tambi�n su cachete izquierdo a disposici�n del agresor.


Ni corto ni perezoso, el individuo prepar� y lanz� otro
pu�etazo, tal vez movido por la necesidad de limpiar su reputaci�n lesionada
ante sus amigos.


Junior no dej� de mirar fijamente a los ojos del atacante y
ahora sin sonre�r, alz� su brazo y sin siquiera mirarlo, termin� deteniendo en
el aire, el pu�o que se acercaba en direcci�n a su rostro.


S�lo lo tom� con su palma e hizo una leve presi�n cerrando
sus dedos alrededor de �l. El pobre muchacho se retorci� y fue agach�ndose hasta
terminar de rodillas frente a mi amigo con una expresi�n de dolor en su rostro,
que adem�s comenzaba a visualizarse tambi�n con una mezcla de miedo.


Junior se agach�, lo tom� con una mano por el hombro y con la
otra por entre los muslos; lo alz� por encima de su cabeza, como hab�a hecho
conmigo en el juego de las luchas, y cuando todos pensamos que lo lanzar�a
fuertemente contra el piso, simplemente lo deposit� suavemente encima de los
asientos dej�ndolo sentado.


Le volvi� a mirar a los ojos seriamente y meti� una de sus
manos dentro del bolsillo de sus propios pantalones.


"Toma, creo que lo necesitar�s m�s que yo." Le dijo mientras
todos los amigos del infortunado tipo estallaron a las carcajadas otra vez, al
tiempo que Junior le dejaba en la mano el rollo de papel higi�nico que tra�a.





Cuando se iba acercando a mi, mir� a mi amigo al rostro, y me
fui dando cuenta que inexorablemente me estaba enamorando de �l.


La forma en c�mo trat� toda la situaci�n... la manera c�mo
habl�... sus movimientos... todo, absolutamente todo, lo hizo merecedor por
completo de mi m�s alta admiraci�n, ya que no perdi� la compostura en ning�n
instante, haci�ndome sentir una especie de envidia sana, si la hay, ya que yo
mismo no hubiera tenido el control mental para no irme a las manos en cualquier
momento, cosa que vi�ndolo a la perspectiva, hubiera sido imposible de
determinar un final feliz, pues nosotros est�bamos en inferioridad num�rica con
respecto a ellos.


"Junior, es verdad que sabes hablar en ruso?" Le pregunt�
apenas volvi� a sentarse a mi lado, profundamente embargado por la emoci�n de
tener a este muchacho como amigo, y de estar sintiendo en ese momento, un afecto
m�s grande por �l, que segu�a en aumento a cada minuto que pasaba.


"D�!"


"Pens� que s�lo estabas presumiendo..." Confes�.


"Niet!"


Estaba totalmente hipnotizado mir�ndolo a los ojos.


"Aparte de psic�logo, o en lugar de eso, tambi�n me gustar�a
ser int�rprete o algo parecido, porque adem�s de que me fascinan los idiomas,
tengo facilidad para ello." Confes�.


"No me digas?" Dije sin ocultar mi admiraci�n. "Y cu�ntos
idiomas sabes?"


"Siempre fui al colegio y liceo alem�n, donde me lo ense�aron
desde muy chico, as� que lo hablo a la perfecci�n. Adem�s domino el ingl�s,
franc�s, italiano y portugu�s muy fluidamente y tengo algunas nociones del
guaran�."


Mi boca se abri� de la sorpresa, y aparentemente se ator�,
porque no la pude cerrar.


"No sab�a que ibas al liceo alem�n. Nunca me lo hab�as dicho.
Sabes que te est�s convirtiendo en mi �dolo poco a poco, Junior?" Dije
terriblemente emocionado y una vez que pude articular palabras.


"Danke!"


"Escuch� que le dijiste algo en un idioma que realmente no
reconoc�." Confes�.


"Ah, s�! Es armenio que aprend� de un amigo que tuve hasta el
a�o pasado en que se fue a vivir al exterior con la familia. Pero s�lo s� varias
palabras sueltas y algunas frases." Dijo sonriendo. "Ahora estoy aprendiendo
ruso, aunque s�lo hace un par de meses, y me gustar�a tener nociones tambi�n de
alg�n idioma oriental, como el chino, japon�s o mandar�n." Concluy�.




Estaba completamente anonadado.


Adem�s de inteligente, Junior era muy aplicado con los
estudios.


Un genio?


Tal vez!


"Yo apenas hablo ingl�s y portugu�s." Confes�. "Tengo
nociones de franc�s, italiano pero no m�s de lo que aprend� en el liceo, y ah�
se terminan mis lenguas."


"Rojaij�!... Je t�aime!... Io ti amo molto!... Eu ti quero
muito!... I�s shat gue sir�m quez�... I love you so much!..."


No necesit� traducci�n alguna y se me humedecieron los ojos
por en�sima vez.



Estuvimos conversando por unos minutos m�s, mientras ve�a
cada tanto al grupo de adolescente que miraban a Junior, ahora con algo m�s de
respeto.




"No te enojes, Zesna, pero me parece que deber�amos volver a
bajar." Dijo Junior interrumpi�ndome de pronto, se�alando hacia el cielo.


Unos nubarrones bastante oscuros amenazaban desde el oeste y
presagiaban que las lluvias volver�an y no se demorar�an en llegar hasta
nosotros.


"S�lo un momento." Dije. "Junior sabes que yo tambi�n te
quiero, verdad?" Le pregunt�, mientras con ambas manos le tomaba la suya en
forma disimulada, pero que �l quit� en forma r�pida de entre las m�as.


"S�, pero si me vas a pedir que te haga el amor aqu� arriba,
olv�dalo." Dijo sin demostrar que su dicho era una broma. "No me gustan las
mariconadas. Por lo menos al aire libre... Hay gente que nos est� mirando."
Ahora s�, sonri�, y yo lo acompa��.




Acto seguido, nos dispusimos a bajar de la cruz antes de que
las nubes negras estuvieran sobre nosotros.


Los otros muchachos segu�an cantando y riendo como si
estuvieran en plena fiesta, y cuando pasamos frente a ellos de camino a la
escalera, Junior se desvi� y fue directamente al encuentro de la persona que lo
hab�a atacado, que apenas lo vio acerc�rsele, comenz� a temblar de miedo.


"Sin rencores verdad?" Le dijo mi amigo mientras le extendi�
la mano.


El muchacho sin ocultar que estaba aterrorizado, y como si
fuera un acto reflejo, s�lo levant� su mano y fue Junior el que se la tom� con
la suya y se la estrech�.


"Que tengan todos un buen domingo!" Dijo hacia el resto de la
concurrencia y antes de dirigimos hacia las escaleras, agreg�. "Sayonara!"


"Oye, gordo... C�mo te llamas?" Grit� una de las chicas a
nuestras espaldas.


"Eduardo, pero mis amigos me dicen Junior." Contest� sin
dejar de sonre�r.


"Mucho gusto, soy Constanza y mis amigos me llaman Coty.
Junior, te has ganado mis respetos ya que veo que eres un gordito divino." Hizo
una pausa y pregunt�. "No quieres hacerme el amor?"


Se hizo el silencio.


Varios de sus amigos rieron, pero ella no.


"Lo siento, querida... Pero ya estoy comprometido." Dijo mi
amigo sonriendo y sin m�s, me estamp� un beso en la boca ante mi sorpresa total.


Me dej� perplejo y no pude recobrar el movimiento hasta que
todos estallaron a las carcajadas, dando por descontado que eso hab�a sido otra
de las ocurrentes bromas de mi amigo.


Yo continuaba totalmente anonadado y comenzamos a bajar las
escaleras ante el aplauso de todos los presentes.


Mientras baj�bamos no me pude contener de hacerle una
pregunta que contest� tan s�lo con una risotada.


"Junior, no me dijiste hace un rato que no te gustaban las
mariconadas al aire libre?"






Apenas llegamos al pie de la cruz, una leve llovizna comenz�
a rociar todo el lugar.


"Odio tener que decirte esto, pero te lo dije!" Se�al� mi
amigo.


Comenzamos el descenso antes de que la lluvia se
intensificara.


"No crees que ser�a mejor esperar aqu� hasta m�s tarde?"
Pregunt� Junior.




"Supongo que si nos apuramos, en un poco m�s de media hora, estaremos en casa
d�ndonos una ducha calentita." Le contest�.


El trayecto de bajada era a�n m�s peligroso de lo que yo
hab�a supuesto. Junior se resbal� tres veces, por m�s que segu�a apoy�ndose en
el bast�n, y yo mismo perd� la cuenta de las veces que me ca� de culo sobre el
barro.


Una lluvia torrencial nos sorprendi� en medio del cerro.


Mojados hasta las pelotas y embarrados casi hasta dentro del
culo, no tuve menos que admitirme a m� mismo que el querer subir ese cerro en
ese preciso d�a, hab�a sido una de las peores decisiones de mi vida.


No ten�a idea en ese instante que todo lo que hab�a pasado
hasta ese momento, no hab�a sido m�s que el pr�logo a una de mis peores
pesadillas, y por m�s de un motivo.



Est�bamos bajando por una de las rocas que hab�amos sorteado
en la subida, cuando de repente mi pie resbal� y vi la cara horrorizada de
Junior mientras intentaba asirme in�tilmente con su mano, al tiempo que me
estaba alejando hacia atr�s y por los aires.


Ca� hacia abajo desde casi medio metro de distancia, hasta
que mi culo se dio contra el barro y comenc� a deslizarme velozmente como por un
tobog�n hacia atr�s, casi como si estuviera sobre una especie de rampa demasiada
pronunciada formada por barro y piedra, mientras escuchaba los gritos
desesperados del muchacho que intentaba bajar cuidadosamente por ese mismo lugar
para darme asistencia.


La rapidez con que sucedi� todo, me hizo imposible siquiera
el intentar reaccionar ante las circunstancias y la vertiginosa ca�da me hizo
llegar a una cornisa de piedra donde sal� despedido hacia abajo.


A menos de un metro de distancia, ramas y arbustos hicieron
las veces de colch�n que amortizaron la ca�da y me evitaron lesiones graves. Mi
horror no se detuvo all�, ya que el envi�n y el hecho de que toda mi
indumentaria estuviera lubricada con barro, hizo que siguiera desliz�ndome a�n
m�s cuesta abajo. Mi culo y parte de mi espalda no tuvieron tiempo suficiente
para lamentarse por el fuerte golpe recibido por la ca�da, al tiempo que segu�a
escuchando los gritos desesperados de Junior que continuaba con su intento de
bajar rodeando el lugar para prestarme ayuda, por m�s que yo cada vez me estaba
alejando a�n m�s de �l.


No pude detener mi marcha por el camino enlodado y segu�a
descendiendo de espaldas, mientras me la raspaba con ramas y piedras casi en su
totalidad, adem�s del trasero y parte de mis muslos. Intent� ver hacia d�nde me
dirig�a y me puse realmente p�lido cuando vi que el trayecto terminaba en otra
cornisa pero esta vez no hab�a m�s �rboles ni piedras del otro lado. Esa �ltima
cornisa estaba seguida del precipicio.


"Zesna, por amor de Dios!" Sent� que gritaba el muchacho.
"Intenta sostenerte con algo, por favor! Ya estoy llegando!"


Mis brazos se mov�an desesperadamente intentando asirse a
cualquier cosa que estuviera firme en el piso. Piedras, juncos, pasto o lo que
fuere.




Intent� tomar una piedra, pero se desprendi� del suelo producto del propio
impulso que yo tra�a.


Tom� un arbusto con mi mano derecha, lo que hizo que girara
sobre m� mismo y terminara boca abajo, con la mano extendida. El arbusto tambi�n
cedi� y prosegu� desliz�ndome por la pendiente pronunciada hasta lograr asirme
nuevamente a otro junco adosado a la piedra que formaba la cornisa. All� me di
real cuenta de la gravedad de la situaci�n: vi horrorizado que mis piernas
hab�an quedado completamente en el aire de las rodillas hacia abajo. Alcanc� a
mirar al vac�o, y not� que m�s abajo hab�a otra peque�a cornisa que sal�a de la
piedra lisa totalmente empinada, y se hallaba a casi a tres o cuatro metros de
distancia de donde me encontraba. Por debajo de eso, el abismo.


Una desesperaci�n impresionante me abras� de inmediato, y eso
anestesi� a mi mano derecha apretada en el arbusto, que se estaba quemando
literalmente por la fricci�n; de todas formas, intent� reforzar mi posici�n,
sosteni�ndome tambi�n con la otra mano.


Vi que Junior ven�a hacia m�, pero muy cuidadosamente, casi
en c�mara lenta para evitar resbalar y perder el equilibrio.




"Dios m�o! Sost�nte Zesna, que ya me falta poco para llegar." Dijo siempre en la
misma forma desesperada y a los gritos.


"No puedo sostenerme!" Le confes�.


"Por favor, Zesna. No me hagas esto!" Dijo suplic�ndome.


Mi mano derecha estaba en carne viva. El dolor era
insoportable. Pero eso no era lo peor. El junco hab�a comenzado a ceder.


Mis pies estaban pataleando en forma r�pida para tratar de
buscar apoyo, pero todo era in�til.


Mis manos estaban aferradas al arbusto. No me iba a soltar de
all� por nada del mundo a pesar de que me estaba cortando en forma
impresionante, pero todo esfuerzo segu�a siendo en vano, ya que lo que no iba a
resistir era el arbusto mismo.


Mir� a mi alrededor, y vi una planta un poco m�s firme a mi
derecha, pero no llegaba desde mi posici�n. Tambi�n hab�a otro arbusto m�s
grande, pero igualmente alejado.


Observaba venir a Junior, pero tambi�n me daba miedo de que
�l se resbalara. El sendero por el que hab�a estado cayendo estaba demasiado
empinado. Todo el camino parec�a un tobog�n gigante.


Junior estaba a un poco m�s de cinco pasos de m� cuando
finalmente la planta que me sosten�a sali� violentamente despedida hacia fuera.
Un grito aterrador de Junior me hizo ver la situaci�n desde su perspectiva.


Estaba a punto de caer al vac�o. Manote� todo lo que pude en
el camino, mientras mi vientre y las partes delanteras de mi muslo se raspaban
en forma terrible tras hacerse trizas toda mi indumentaria.


Un �ltimo corte hecho con una piedra en el muslo, muy lejos
de hacerme sentir el dolor, me advirti� que esa era la �ltima oportunidad que
ten�a de aferrarme a algo antes de caer al precipicio.


Lo hice pero el barro de mi mano estaba logrando que �sta se
deslizara haci�ndola acariciar en toda su dimensi�n.


"Dios m�o!" grit� Junior en forma desgarradora, y desaparec�
de su vista.


Me apret� contra la piedra lisa que ten�a frente a m�, y
simplemente me deslic� como por otro tobog�n sumamente empinado hacia abajo.
Cerr� los ojos, porque cre� que ese era mi fin, hasta que mis pies chocaron con
la cornisa y acto seguido una inyecci�n de fuerza me hizo pegar el cuerpo contra
la piedra, logrando de ese modo aferrarme con u�as y dientes a cuanta
protuberancia, huecos o lo que fuere que pude encontrar sobre ella.


Escuch� los lamentos de Junior que se acercaban lentamente a
la cornisa superior.


"Junior!" Le grit�. "Estoy aqu�!"




"Zesna, est�s bien?" Pregunt�.


"S�, pero no s� cu�nto m�s me puedo sostener." Le contest�,
ya que me temblaban las piernas y comenc� a sentir dolores espantosos por todo
el cuerpo que intentaba no mirar.


"Te das cuenta qu� bien nos vendr�a una soga ahora?" Dijo una
vez que pudo espiar mi situaci�n. Desde lo alto. "No puedo sacarte de all�,
Zesna. Necesito ayuda."


"No te vayas, por favor!" Le supliqu�.


Sin poder verlo, escuch� sus pasos desesperados de un lado a
otro, como buscando algo para intentar darme auxilio.


"Por favor, Junior. No dejes de hablarme. Dime qu� est�s
haciendo." Dije para por lo menos reconfortarme escuchando su voz.


"Estoy buscando ramitas secas." Dijo ante mi sorpresa.


"Ramitas? No querr�s decir ramas largas?" Dije sorprendido
totalmente. "C�mo lograr�s sacarme de aqu� tan s�lo con ramitas."




"Tienes un encendedor?" Pregunt� ante mi asombro total.


"No!" Dije.


"Entonces no me molestes. Ya has demostrado lo pelotudo e
irresponsable que eres. C�mo mierda piensas entonces que har� una fogata?" Dijo.


"No entiendo!" Pregunt�. "Una fogata! C�mo me va a ayudar una
fogata?"


"No te creas que voy a hacer fuego tan solo porque estoy
mojado y enlodado hasta las pelotas y tengo mucho fr�o." Me dijo. "Me
decepcionas, Zesna. Pens� que eras algo m�s inteligente."


"No bromees, Junior. S�lo quiero saber qu� mierda est�s
haciendo que no me ayudas a salir de aqu�." Pregunt� al borde de la indignaci�n.


"No creo poder sacarte yo s�lo. Necesito ayuda! Esto que
estoy haciendo, es para sacarte de all�." Dijo y ahora escuch� que estaba
movi�ndose r�pidamente de un lugar a otro.


Escuch� crujidos de ramas secas, y tras largos minutos de
silencio, volv� a o�r sonidos que me dieron la pauta de que estaba soplando.


Mi silencio absoluto le hizo percatarse de que yo continuaba
sin entender un carajo acerca de lo que estaba intentando hacer.


"Est� prohibido hacer fuego en estos lugares, por lo que
estoy intentando hacerlo para que alguien lo vea y venga en nuestra b�squeda."
Dijo y continu� soplando.


"Sabes hacer fuego con ramitas?" Pregunt� sorprendido y
repentinamente, record�. "Por supuesto, ya me dijiste que fuiste boy scout,
verdad?"


"No, Zesna. No fui boy scout. Fui jefe de boy scouts."
Aclar�.


Por m�s que hice el intento, no pude sonre�r. El dolor
espantoso que sent�a por todo el cuerpo, me lo estaba impidiendo.




"C�mo logras hacer el fuego con ramitas?" Pregunt�.




"Mira, Zesna. No seas pelotudo. Me tard� varias horas en aprender a lograrlo, y
t� no pretender�s que te explique en tan s�lo un minuto." Contest�.


Este muchacho siempre me dejaba con la boca abierta.


De pronto pude ver c�mo un hilito de humo negro comenz� a
elevarse por donde se supon�a que estaba mi amigo y a continuaci�n, el grosor de
la humareda se acrecent�.


"Ya est� listo!" Dijo con un poco m�s de entusiasmo. "Ahora
lo �nico que debemos hacer es esperar."


"Perdona que te interrumpa, pero me parece que yo no podr�
aguantar mucho m�s tiempo aqu� abajo." Dije haciendo un esfuerzo hasta para
emitir mis gritos desde all�.


Vi un brazo del muchacho asomarse por la cornisa y no pude
alcanzar a ver su rostro, ya que el m�o estaba adosado contra la roca y me
sosten�a haciendo equilibrio pisando sobre una cornisa de apenas unos 20
cent�metros de pura piedra lisa, llana mojada y muy resbalosa. Intentaba moverme
lo menos posible para evitar zafarme de ese lugar que era mi �nico refugio.
Ambos tacos de mis zapatillas estaban mirando directamente al vac�o.



"Oh, Dios m�o!" Dijo sin poder ver toda la dimensi�n de mi
situaci�n. "Piensa, Junior, piensa!" Se motivaba a s� mismo.


Alarg� su mano lo m�s posible, y me pregunt� si estaba muy
lejos; pero apenas la vi me di cuenta de que ni siquiera pegando un salto podr�a
tocarla, por lo que ni siquiera intent� tomarla, ya que adem�s de estar
realmente asustado no quer�a tener que soltarme de donde estaba agarrado sin
tener la certeza de poder alcanzar su ayuda. Por m�s que se esforzaba, a�n
estaba completamente fuera de mi alcance.


"Trata de tomar mi mano." Sugiri�.


"No, Junior. Si me suelto me caer�. Adem�s no creo que te
pueda alcanzar. A�n est�s lejos de m�."




Mis manos ya estaban entumecidas y se resbalaban una y otra vez de donde las
ten�a fuertemente aferradas, pero mi instinto de supervivencia me obligaba a
volver a adherirme al lugar todas las veces que fuera necesario.


Escuch� sonido de hebillas.


"Zesna, puedes quitarte el cintur�n?" Pregunt�.


"Lo voy a intentar." Le dije no muy convencido de lograrlo
desde la posici�n en que me encontraba, y nuevamente teniendo el temor de ocupar
mis manos en algo m�s que no fuera sostenerme con fuerza de las rocas.


Apret� mi cuerpo a�n m�s contra la piedra lisa y con una de
mis manos forceje� mi cinto hasta que cedi� lentamente. Unos segundos despu�s,
tuve el cintur�n completamente fuera de su lugar.


"Ya lo tengo. Qu� hago ahora?" Pregunt� completamente
entregado a las manos de mi amigo.


Vi c�mo lentamente bajaba su propio cintur�n kilom�trico
donde hab�a hecho un peque�o estribo cerr�ndolo por la hebilla en una de los
extremos, hasta que logr� dejarlo a cent�metros por encima de mi rostro.


"Est�s completamente seguro que los cinturones que vendes en
tu tienda son realmente de buena calidad?" Pregunt� para mi asombro.


"Creo que s�!" Contest�.


"Vamos a probarlo, y m�s vale que tengas raz�n, porque tu
vida depende de ello. Pasa tu cintur�n a trav�s del m�o y aj�stalo por la
hebilla igual como lo he hecho yo." Pidi�.


Lo hice.


Qued� como un 69 pero enganchado por los c�rculos formados.
No pude dejar de admirar el plan que hab�a improvisado con tal celeridad y que
parec�a que ser�a la soluci�n para sacarme de all�.




"Hecho."


Vi que ambos cintos comenzaron a elevarse lentamente hasta
desaparecer por completo de mi vista.


"Espera un segundo que intentar� asegurarlo en alg�n lugar."
Dijo y continu� con la explicaci�n de lo que intentaba hacer. "Luego de que la
asegure..." Hizo una pausa. "Ya est�! Ahora otro nudo... Bueno, ah� te va de
nuevo. Debes intentar sostenerte lo m�s seguro posible del cintur�n, as� te voy
elevando de a poco y te puedo atrapar con mi mano."


Mi cinto ahora tambi�n ten�a un estribo en la parte m�s baja
como para facilitarme la agarrada. Ahora parec�a un 68.


Titube� apenas por un par de segundos.




"Conf�as en m�?" Pregunt� ante mi duda.


"S�!"


Cuando me dio la se�al, alc� mi mano izquierda, tom� el
cintur�n y me aferr� a �l con una mano.


"Est� bien asegurado, Junior?" Pregunt� dudando.


"Siempre haciendo preguntas tontas?" Contest�. "Qu� te
piensas? Que no hay agua en la pileta de nataci�n?" Concluy� haciendo alusi�n a
algo que hab�a dicho con anterioridad cuando hac�a mi perfil.


Sin pensarlo siquiera, apret� mi mano con toda la fuerza que
me quedaba, solt� mi otra mano de la piedra que sujetaba y me lanc� al vacio
quedando completamente en manos de Junior.


Lenta pero en forma muy segura, fui siendo levantado hacia la
cornisa superior. Ahora s� pod�a ver el esfuerzo que hac�a Junior por subirme. Y
no era un esfuerzo porque le pesara en demas�a, sino porque se le resbalaba el
cintur�n de sus manos por el barro que �stas conten�an.


Mir� hacia abajo, y casi vomito del susto. Estaba pendiendo
del precipicio. Si ca�a, no habr�a manera que pudiera sobrevivir.


Cuando faltaba un poco apenas para llegar a destino apareci�
el rostro de mi amigo que me sonri� y me tendi� su mano.


La tom� lo m�s fuerte que pude como siendo consciente de que
me estaba aferrando a la vida con esa mano.


"Zesna, Toma mi mu�eca con tu mano." Orden�. Y al hacerlo, �l
hizo lo mismo, cerr� fuertemente su mano por mi mu�eca. "Ya te tengo!" Dijo
entusiasmado. "Ahora somos uno s�lo. No te preocupes, ya no te caer�s."


El estar sosteni�ndonos aferrados mutuamente a nuestras
mu�ecas, me hizo aliviar definitivamente. De pronto comenc� a elevarme en
direcci�n hacia �l en forma m�s r�pida. Junior me estaba levantando sin hacer el
m�s m�nimo esfuerzo y en ese preciso momento mis sentimientos hacia �l eran a�n
m�s fuertes de los que ya ten�a anteriormente.


Una vez que tuve su rostro sonriendo frente al m�o, me
termin� de reconfortar.


Me deposit� sobre el barro y vi c�mo todav�a ard�an las ramas
y varias peque�as llamas sal�an de ellas. No pude dejar de notar, que Junior
hab�a tenido sumo cuidado con el fuego, ya que toda la fogata estaba rodeada de
un c�rculo lleno de agua y por fuera de �l hab�a acumulado varias piedras
medianas para evitar que se propagara el fuego en caso de alg�n tipo de
accidente, como por ejemplo que soplara inesperadamente el viento. Su prevenci�n
me termin� de convencer lo que ya me supon�a, de que este muchacho era una
persona mucho m�s responsable de lo que yo mismo era, y como un impulso
autom�tico me abalanc� sobre �l para abrazarlo.


"Sal de aqu� que me est�s ensuciando todo." Dijo bromeando, y
me pidi� que me sentara sobre una roca mientras �l iba en busca de los
cinturones.


Apenas me sent�, gir� la vista en direcci�n a mi amigo.


Todo ocurri� m�s r�pido que un rel�mpago.


Vi a Junior dar tres pasos hacia la cornisa, cuando se
resbal� cayendo de culo y comenz� a deslizarse por la pendiente en direcci�n al
abismo. Gir� para quedarse boca abajo y mientras yo me par� de la roca
inmediatamente y me abalanc� sobre mi amigo sin importarme qu� me pudiera pasar
a m�, vi la cara de Junior como pidi�ndome perd�n, un segundo antes de que
desapareciera de mi vista por la cornisa.


Cuando estaba llegando hasta all�, alcanc� a ver su mano que
as�a la piedra donde yo me hab�a apoyado con anterioridad, y al segundo comenz�
a brotar sangre de entre sus dedos que comenzaron a deslizarse hacia abajo por
el peso del muchacho.



"Nooooooo

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