Nunca pens� que el hecho de enfermarme podr�a suministrarme
la oportunidad de cogerme a mi cu�ada y con el consentimiento de mi esposa. Hace
aproximadamente un mes debido a mis innumerables problemas en el trabajo, el
incremento de mi tensi�n arterial y otras complicaciones sufr� de una par�lisis
facial que me obligo a tomar reposo, momento en que mi adorable cu�adita de solo
21 a�os hab�a decidido visitarnos y pasar un tiempo con nosotros, conocer la
cuidad y darse un tiempo para pensar en su matrimonio. Ella una joven de tez
blanca, delgada, de ojos grandes y hermosos, expresivos, con un cuerpo que
llamaba la atenci�n de cualquier hombre, senos peque�os pero muy bien definidos,
que caben por completo en la boca y poder saborearlos , un culito paradito y
bien formado y algo que tambi�n en mi esposa es muy bien definido un hermosa y
grande cuca que es dif�cil de ocultar y que inevitablemente siempre estaba
obligado a ver.
Al principio entre mi hospitalizaci�n que duro tres d�as, las
innumerables visitas a los especialistas y mis terapias iniciales, no tuve mucho
tiempo de compartir con ella, adem�s era pocas las veces que nos hab�amos visto
debido a que reside en una cuidad a mas de 18 horas de viaje y han sido muy
pocas las veces que mi esposa y yo tenemos la oportunidad de visitarlos. Aunque
desde el primer d�a que la conoc�, me di cuenta de lo caliente que ella era y
que si me lo propon�a podr�a lograr algo con ella.
Mi esposa es una persona muy abierta y dada al sexo, aunque
nunca hemos hecho mas que fantasear sobre incluir alguna persona en nuestras
sesiones de sexo, una de nuestras fantas�as era de que poseyera a sus hermanas y
les ofreciera la oportunidad de que ellas se abrieran m�s, ya que seg�n la
experiencia de mi esposa que no es una santa, ya que por lo menos lleva varias
relaciones anteriores a las m�as, yo he sido el que le ha dado la oportunidad de
conocerse mas y descubr� nuevas experiencias.
La cosa es que entre los ejercicios impuestos por mi
terapeuta estaba la de tirar besos para ejercitar mis labios y lograr mejor
control, por ello en cada oportunidad que tenia ofrec�a a mi cu�ada mis labios y
esta se rehusaba por pena de mi esposa hasta que esta le indico que lo hiciera
para ayudarme a recuperarme, esto encendi� autom�ticamente mis deseo de
cogermela, su primer beso me puso mas duro que de costumbre por obtener el
consentimiento de mi esposa y hacerlo delante de ella.
En ese momento empec� a planear la idea de estar a solas con
mi cu�adita y tener la oportunidad de cogermela, por supuesto se lo comente a mi
esposa y las veces que ten�amos sexo le susurraba al o�do como seducir�a a su
hermana y le dar�a una mamada de cuca que nunca olvidar�a, como pretend�a que me
mamara el huevo y se tragara mi leche, hasta dese�bamos tener la oportunidad de
hacerlo los tres juntos. El d�a tan esperado llego cuando mi esposa un Viernes
en la tarde decidi� asistir a sus clases, ella dispuso que los ni�os se
acostaran a dormir antes de marcharse.
No hab�a salido muy bien mi esposa de casa cuando me quite mi
camisa y le suger� a mi cu�adita que fuese a mi habitaci�n a ver la tele, para
permitirle a los ni�os descansar, me dedique a acariciarle su cuello y pedirle
que me dejara saborear sus labios, susurrarle a su o�do lo loco que me tenia y
como deseaba estrecharla contra mi cuerpo. Ella por todos lo medios trataba de
zafarse de mis brazos y su voz entrecortada por los deseos de liberarse de la
culpa de permitirse pecar y los deseos incontenibles de estar con un hombre me
dec�a que esto no estaba bien, que pensar�a su hermana de llegar a enterarse, yo
le respond�a con frases que la calmara y le indicaba que todo estar�a bien, que
si su hermana se enteraba entender�a que solo era sexo que ella le gustar�a que
esto sucediera que no tuviera miedo que yo no har�a nada que ella no deseara,
que se dejase amar.
Entre caricias y besos a su cuello sent�a como cada vez ced�a
a mis deseos y poco a poco pude lograr que estalla en un gran beso en sus labios
y dejara penetrarla con mi lengua que busco llegar hasta el fondo de su garganta
y ella tomo y saboreo con gran placer dando paso a la suya en mi boca para que
la disfrutara tambi�n. No se cuanto tiempo paso, solo se que nos entregamos a
las caricias y besos, el sudor me corr�a por la frente, mi coraz�n palpitaba a
mill�n y en ese mismo instante mi celular son�, por el tono sabia que era mi
esposa y lo deje repicar varia veces, no quer�a desprenderme de mi cu�ada y
perder todo el terreno que hasta ese momento hab�a logrado alcanzar. Son�
nuevamente el tel�fono de la habitaci�n y comprend� que era mejor contestar y
dejando a mi presa en espera llame a mi mujer, era ella sin duda, y
autom�ticamente me pregunto: Te estas cogiendo a mi hermana?. Trate de
contenerme y gritarle que estaba en eso y que me interrumpi�. Pero prefer�
mentirle y decirle que estaba dormido y por eso no conteste ya que su hermana
estaba a mi lado y no quer�a que sitiera sentimiento de culpa y terminara
acabando con este hermoso encuentro.
Hablamos poco, no se de que, solo pensaba en volver a mi
ataque, a mi presa ya que la dureza de mi pene era tanta que creo que me quedaba
sin sangre en mi cerebro para pensar, no me importaba nada en ese momento solo
quer�a penetrarla y hacerla m�a, cogerla como nunca, aunque hab�a un problema no
resuelto que seg�n mi mujer su hermana era virgen y quer�a llegar a si a su
matrimonio. Tenia que pensar en algo que nos permitiera disfrutar de un buen
sexo sin llegar a destrozar sus esperanzas de llegar pulcra al altar.
La tome nuevamente entre mis brazos y la comenc� a besar y
susurr�ndole al o�do que la deseaba y que me permitiera chupar todo su sexo
hasta lograr que sus jugos llenaran mi boca, que se permitiera gozar del placer
de chupar mi pene, ya que no deseaba estropearle su noche de bodas de
convertirse plenamente en mujer. Lleve mis manos a su sexo y comenc� a besar y
chupar sus senos, frote y acaricie todo su cuerpo y sin penetrarle acariciaba su
cl�toris con furia y placer, llev�ndola a un gran orgasmo y gritaba de placer,
tembl� y me acaricio, me beso como aloquecida, agradecida de este inmenso
placer. Como pude me quite mis pantalones y le rozaba su pierna con mi pene, le
ped�a que lo tomara en sus manos, que lo acariciara, lo cual hizo sin vacilar,
parec�a estar en la gloria en un sue�o de nunca acabar. Parec�a un muchacho que
nunca antes hab�a tenido sexo, como si fuese mi primera vez, quer�a hacerlo todo
bien y solo la escuchaba decir a mis o�dos que ella nunca hab�a hecho nada
igual, lo cual me excitaba mucho mas. Sus deseos eran tan grandes que sin poder
explicar ella confeso en ese momento que no era virgen que no hab�a ning�n
problema, que no deseaba esperar. Que la poseyera que deseaba ser m�a, que no se
pod�a aguantar.
En ese momento la realidad vino a mi y me percate de lo que
estaba por hacer, fue cuando extend� mi mano y tome un cond�n que tenia
preparado desde hace d�as esperando este momento, me lo coloque con tantas
ansias y deseos que casi llego al cl�max sin haberla penetrado. Yo acostado boca
arriba, poco a poco quite su short y baje su biquini el cual nunca podr�
olvidar, era de color rojo en los bordes y figuras como peque�as flores de un
jard�n sin podar. Con mucha torpeza se subi� sobre mi cuerpo y sin levantar su
vista quiz�s por verg�enza se introdujo mi pene en su sexo con ansias de gozar,
nos movimos fren�ticamente que no pude aguantar explotar y vaciar toda mi leche,
dej�ndome con tantas ganas que no pude evitar continuar con mi pene todav�a muy
duro hacerla acabar y sentirla nuevamente aferrada a mi cuerpo, temblando de
placer. Espero unos momento reponerse para luego salir corriendo de la
habitaci�n, para asearse y dirigirse al cuarto de los ni�os, procurando esconder
la verg�enza que sent�a de haberse entregado a mi.
Me sent� su lado y trate de tranquilizarla, me pidi� no
contarle nada a mi mujer y que lo que hab�amos hecho a pesar de considerar que
no estaba bien, le hab�a encantado, que nunca sinti� nada igual, que yo era su
segundo hombre en la vida, que le diera tiempo de pensar, la bese en los labios
nuevamente y le hice saber que confiara en mi que nada ir�a a cambiar.
Esa tarde no me pude aguantar tome a mi esposa y le ped�
ba�arnos juntos y le proced� a contar con lujo de detalles como pose� a su
hermana y el placer que llagamos a lograr, eso nos llevo a tener sexo de una
manera que no les puedo contar, ya que nos encendi� como dos llamas que ni el
agua de la regadera pod�a apagar.
Y as� plane�bamos cuando seria la pr�xima vez que a su
hermanita yo me podr�a volver a saborear, esa es otra historia que mas adelante
les podr� contar.