Relato: Hicimos de una fiel esposa nuestra puta privada



Relato: Hicimos de una fiel esposa nuestra puta privada

Hola queridos amigos y lectores. Otra vez estoy aqu� para
contaros una historia que como las anteriores no es producto de mi imaginaci�n
sino que es un hecho real que sucedi� hace unos d�as en mi casa y que tiene como
protagonistas a mi mujer y a una intima amiga nuestra.


Para entender la historia hay que remontarse como tres meses
atr�s a una cena que tuvimos con un matrimonio Marta y Luis al que nos une una
amistad de esas que se dicen de toda la vida.


Durante esa cena Marta le coment� a mi mujer los problemas de
erecci�n que tenia su marido debidos a no se que enfermedad o dolencia y que
hac�a como seis meses que no echaban un polvo. Que la situaci�n cada vez era mas
grave y que los m�dicos no sab�an darle una soluci�n. Mi mujer como es l�gico le
dijo que no se preocupara que ya ver�a como el problema de su marido se
solucionar�a y que todo volver�a a ser como antes y cosas por el estilo.


Hace como dos semanas mi mujer me coment� que hab�a estado
hablando con Marta y que la ve�a muy desesperada en relaci�n a la enfermedad de
su marido. Que ya no pod�a aguantar m�s. Que la situaci�n cada vez era peor y
que no se ve�a como una solterona llegando a vieja sin sentir una buena poya
dentro de ella. Mi mujer la consol� como pudo y hay qued� la cosa. De momento.


A la semana siguiente y despu�s de volverse a ver ellas dos.
Al regresar a casa hablamos nuevamente de nuestros amigos y mi mujer me dijo que
hab�a encontrado la soluci�n para los problemas de Marta. Yo idiota de mi le
pregunte que cual era esa soluci�n y muy seria me contest�. La soluci�n eres t�.


En ese momento no me di cuenta de lo que quer�a decir mi
mujer pero ella sigui� hablando de que Marta lo que necesitaba era echar unos
buenos polvos y volver a sentir su co�ito lleno y que debido a la amistad entre
nosotros iba a hablar con ella y proponerle que se acostara conmigo y que as� de
una forma discreta y entre amigos solucionar su problema.


A mi la idea me pareci� descabellada pues lo ultimo que
quer�a era ponerle los cuernos a mi mejor amigo y por otra parte tampoco me
apetec�a follarme a Marta pues no es lo que se dir�a una mujer atractiva. Me
refiero a que no tiene nada que pueda llamarle la atenci�n a un hombre. Adem�s
de darle a mi mujer esas razones para rechazar el ofrecimiento le record� que
Marta era una mujer de esas de Misa y Comuni�n diaria. Con unas profundas
convicciones religiosa creo que hasta es o hab�a sido miembro del Opus o algo
por el estilo. Por lo que dudaba mucho en que aceptara esa soluci�n para
arreglar lo que ella llamaba su problema.


Mi mujer despu�s de escuchar mis argumentos dijo. A pesar de
todo lo que dices hablar� con ella y se lo voy a proponer.


Os describir� a Marta. Es una mujer de m�s o menos de 1,70 m.
de altura muy delgada, delgad�sima de esas que se le notan todas las costillas.
Las piernas son muy finas y largas. Con unos muslos delgados y con un culito
peque�o y casi sin caderas. Las tetas son de esas que se llaman minitetas
peque�as casi infantiles. En fin no es lo que se dir�a una belleza. Solo tiene
una cosa a su favor y es que de cara es muy guapa. Eso no se le puede negar.


El caso es que pasados unos d�as mi mujer y Marta volvieron a
verse y al regresar a casa mi mujer plant�ndose delante mia dijo. Marta esta de
acuerdo.


Como podr�is entender me qued� de piedra. No sal�a de mi
asombro. Que Marta fuese capaz de ponerle los cuernos a su marido era algo
inimaginable para m�. Discutimos sobre el tema y al final acept� la propuesta de
mi mujer. Me follar� a Marta le dije pero con dos condiciones. Una respecto a ti
y otra respecto a ella. La tuya es que quiero que t� est�s presente. Quiero que
mires y veas como me la follo y respecto a ella quiero que le digas que tendr�
que hacer todo lo que yo le diga y que se dejar� hacer todo lo que yo quiera. Si
est�is de acuerdo con esas condiciones por mi no hay problema.


Al d�a siguiente despu�s de comer mi mujer me dijo que hab�a
hablado con Marta y que estaban de acuerdo con mis condiciones. Decidimos que
ser�a en nuestra casa al d�a siguiente despu�s de comer aprovechando que Luis
ten�a en su trabajo turno de tarde y que Marta deb�a venir vestida solamente con
falda y blusa es decir sin nada por debajo ni braguita ni sujetador ni medias.
Nada. Adem�s quiero que t� le depiles el co�o. Quiero que se lo dejes como el de
una reci�n nacida. Mi mujer me dijo que lo har�a pero que si se lo ve�a su
marido que excusa le pod�a dar Marta para tener el co�o depilado. Le conteste
que ese era su problema. Que la buscara ella pero que la quer�a con el co�o
totalmente depilado.


Al d�a siguiente como dije antes despu�s de comer llego a
casa Marta y ven�a vestida con una falda que le daba un poco por debajo de la
rodilla y una blusa con botones. Nos sentamos en la sala ellas dos en un sof� y
yo me sent� enfrente de ellas en un silloncito. Mi mujer puso el caf� lo sirvi�
y nos pusimos a tomarlo. Marta estaba sentada justo delante de m� con las
rodillas juntas y la falda cubri�ndoselas. Al verla as� le dije. S�bete la falda
hasta la mitad de los muslos y abre bien las piernas. Ella me mir� y pasados
unos segundos se subi� la falda hasta medio muslo y abri� un poco las piernas.
Te he dicho que abras bien las piernas. Le volv� a decir. Volvi� a esperar unos
segundos y entonces si que las abri� como yo quer�a. Desde donde estaba sentado
pod�a ver claramente el interior de sus muslos y el co�o totalmente depilado
como le hab�a dicho a mi mujer que hiciera.


Digo que lo ve�a claramente porque al ser tan delgada la
separaci�n que hab�a ente los muslos en la ingle era de cinco cent�metros por lo
menos. Los labios exteriores eran abultados y se cerraban totalmente por lo que
entre ellos solamente se ve�a la t�pica rajita de las quincea�eras.


Ella sab�a perfectamente que la visi�n que yo ten�a del
interior de sus piernas era perfecta y casi como susurrando me dijo. Es as� como
quieres que me ponga. Yo le contest�. Si as� es como quiero.


La situaci�n empezaba a gustarme. Me di cuenta en ese momento
que a pesar de todo iba a disfrutar con la situaci�n en la que hab�amos puesto a
Marta y quer�a ver hasta donde pod�a llegar su sometimiento tanto f�sico como
psicol�gico.


Mir�ndole con descaro el interior de sus muslos le dije.
Quiero que pienses que dir�a tu marido si te estuviese viendo en este momento.
As� como estas con las piernas abiertas, ense��ndome el co�o depilado y
comport�ndote como una puta barata. Dime a cuantos t�os le has ense�ado ese co�o
de mierda que tienes. Cont�stame.


Ella se puso a llorar intent� cerrar las piernas pero le
grite dici�ndole que siguiera con ellas abiertas. Que no le hab�a dado permiso
para cerrarlas y entre l�grimas empez� a hablar diciendo que ella no era ninguna
puta y que nunca hab�a estado con ning�n hombre aparte de su marido. Que nunca
ning�n hombre la hab�a visto como estaba en este momento. Y que su marido no
sab�a que estaba aqu�. Yo le conteste dici�ndole que hoy iba a ser una puta mi
puta y que iba a foll�rmela como y cuanto me diera la gana.


Cuando acab� de decirle estas cosas le orden� que se
levantara y se pusiese de pie delante mia. Ella se levant� y llorando como
estaba se coloc� delante de mi. Ahora abre las piernas y �brelas bien le dije.
Ella obedeci� y las abri� todo lo que pudo. Agarr�ndola por las manos la acerque
hacia mi colocando sus piernas entre las m�as y le dije. Ahora quiero que te
levantes la falda hasta la cintura. Quiero verte el co�o as� como estas de pie.
Ella se agach� y con las dos manos agarr� la falda y se la subi� hasta la
cintura dejando su co�o a treinta cent�metros de mi cara. Mientras lo hacia
cerr� los ojos y empez� a llorar otra vez. Al tener las piernas abiertas los
labios exteriores tambi�n se hab�an abierto y a trav�s de ellos sal�an los
peque�os pliegues de sus labios menores. Estos recorr�an su co�ito en toda su
longitud desde el cl�toris que en esa postura se le ve�a cubierto por su fundita
hasta la entrada de su vagina en la que esos pliegues se hac�an m�s carnosos y
dejaban al aire unos peque�os colgajos rosados. Al verlo as� tengo que reconocer
que era precioso. Me qued� unos momentos mir�ndolo. No me imaginaba que Marta
pudiese tener entre las piernas algo que de verdad merec�a la pena mirar. Me
entraron ganas de tocarlo. Acariciarlo. Meterle los dedos entre sus pliegues y
empezar a trabajar el cl�toris con mis dedos pero no lo hice. La deje as�
expuesta. Quer�a verla humillada. Quer�a que se diese cuenta que su voluntad me
importaba una mierda. Quer�a que aceptara la situaci�n en la que estaba. Que era
un simple objeto para ser usado.


Mientras estaba con esos pensamientos me fij� en mi mujer.
Ella estaba todav�a sentada en el sof� y Marta le daba la espalda. Se inclinaba
hacia los lados intentando ver la humillaci�n de su amiga. Yo la mir� y le
pregunt� si quer�a ver mejor lo que estaba pasando. Me contest� que si. Entonces
dirigi�ndome a Marta le dije. Date la vuelta as� como estas para que mi mujer
vea ese co�ito que tienes. Se dio la vuelta d�ndome la espalda pero con sus
piernas por fuera de las m�as. Mi mujer al ver el co�o de Marta totalmente
depilado me pregunt� si me gustaba el trabajo que hab�a hecho. A lo que contest�
que me encantaba como lo hab�a dejado. Que as� era como me gustaba.


Mi mujer estuvo mir�ndolo durante unos momentos y me dijo.
Cuando te canses de el quiero que me lo dejes a mi. Me apetece tener tambi�n ese
co�ito para m�. Nunca estuve con una mujer y quiero hacerlo con esta puta. Me
hace ilusi�n hacer que se corra en mis manos. Quiero luego ver que cara pone
cuando estemos con el cornudo de su marido. No te preocupes. Le dije. Cuando me
canse de follarla ser� toda tuya. De hoy en adelante ser� tambi�n tu puta
particular.


En ese momento al o�r a mi mujer Marta se puso a llorar otra
vez. Mi mujer al verla le dijo. Mira que eres llorona. Deja ya de llorar. Lo que
tenias era que re�r. Y darle las gracias a mi marido pues lo que vas a sentir
hoy no lo has sentido en tu vida. Con esa poya que tiene y cuando la sientas
dentro vas a correrte mas veces de las que te has corrido en toda tu vida de
casada con Luis. Vas a tener m�s orgasmos juntos de los que has tenido en tu
vida. O sea que deja ya de llorar.


Mi mujer segu�a mir�ndole el co�o y de repente dijo. Joder
Ra�l la muy zorra se esta poniendo caliente. Esta empezando a mojarse. Tiene ya
el co�o h�medo y sin hacerle absolutamente nada. Solo con pensar la follada que
le vas a meter la muy puta se esta mojando.


A pesar de que Marta segu�a llorando le dije que se diese la
vuelta que soltase las manos de la falda, que se la desabrochara y la dejase
caer al suelo pues quer�a ver ese co�ito mojado y h�medo que ve�a mi mujer. As�
lo hizo quedando desnuda de cintura para abajo con las piernas abiertas y
rodeando las m�as. La visi�n que tenia de la desnudez de nuestra amiga era
perfecta. Esas piernas esquel�ticas. El vientre hasta el ombligo meti�ndose
hacia dentro y los huesos de la pelvis sobresaliendo hacia delante. El co�o lo
ten�a abierto y era verdad lo que dec�a mi mujer. Ya estaba mojada. El co�o
empezaba a brillarle como resultado de los flujos vaginales que estaba soltando.
Al estar depilada no solo ten�a mojado el co�o sino que los flujos empezaban ya
a mojarle la ingle y hab�a como un peque�o chorrete que le bajaba por las
piernas.


Al verla as� le dije. Ya veo que tienes ganas de que te
folle. Estas deseando tener mi poya dentro de ti. No es as�. Ella me mir� y
contesto. Si por favor quiero que me folles. Para eso he venido hoy aqu�. Haz lo
que quieras conmigo pero f�llame por favor.


Al o�rla decir esas cosas no me pod�a creer lo que estaba
oyendo. Marta la puritana la que nunca hab�a roto un plato estaba absolutamente
sometida. Nunca me hubiese imaginado o�r de boca de Marta pedir que la follasen.
Que necesitaba ser follada. Era una pasada. Mir�ndola le dije. Te follar� cuando
me de la gana. De momento aun no acabe de verte desnuda. Por lo tanto
desabr�chate la blusa. Qu�tatela que quiero ver esas tetas de mierda que tienes.
Se quit� la blusa y dej� las tetas al aire. De verdad eran como dos bultitos sin
forma de tetas. De esos bultitos sobresal�an unos pezones que al verlos qued�
sorprendido. Eran unos pezones aut�nticos. Absolutamente desproporcionados con
el tama�o de los pechos. Me dieron ganas de agarrarlos con los dedos y tirar de
ellos hasta hacerla llorar de dolor.


Date la vuelta. Le dije. Y deja que mi mujer te vea tambi�n
las tetas. Se dio la vuelta y al hacerlo pude verla desnuda de espaldas. Esas
piernas esquel�ticas terminaban en un culito estrecho pero con unas nalgas
firmes y redondas y como colgando de ellas entre los muslos se le ve�a
totalmente el co�o absolutamente mojado y que no lo creer�is pero estaba
empezando a gotear.


Al ver ese co�o chorreando me di cuenta de la necesidad que
tenia Marta de sentirse otra vez mujer. La necesidad que ten�a de ser pose�da y
me dio pena y a la vez rabia el ver como la hab�a tratado, insultado y vejado.
Pero pens�. Lo que hace que est� as� de caliente es eso precisamente. Le gusta
lo que le estoy haciendo. Le gusta sentirse como una puta. Que la traten como
una puta. Follarme a esta mujer va a ser una delicia. Es de las que le gusta
follar.


As� de espaldas como estaba la empuje hacia delante para
liberar mis piernas pues las tenia entre las de ella y empec� a desnudarme. Ella
mir� hacia atr�s para ver lo que yo estaba haciendo y d�ndole un cachete en las
nalgas le dije. Mira hacia delante ya te dir� cuando puedes darte la vuelta.


Cuando estuve desnudo le dije. Date la vuelta. Ag�chate.
Ponte a cuatro patas con las piernas bien abiertas para que mi mujer pueda verte
bien tu co�o y ac�rcate a m�.


A todas estas como comprender�is despu�s de todo lo que
estaba pasando yo ya tenia lo poya mas que dura y a punto de reventar por lo que
sentado como estaba la pobre estaba s�per disparada mirando al techo. Yo no es
que tenga una poya de esas gigantescas es una poya grande y gorda pero nada
extraordinaria mide mas o menos veinte cent�metros de largo y unos cuatro de
di�metro mas o menos.


Marta al darse la vuelta y al estar a cuatro patas mi poya le
qued� pr�cticamente delante de su cara. Se la qued� mirando y dijo. Dios es
enorme. Es como tres veces la que tenia mi marido cuando se le pon�a dura.


Yo no dije nada pues me gustaba ver su cara mirando mi poya e
imagin�ndome lo que esa mujer sentir�a al tenerla dentro sobre todo sabiendo la
diferencia de tama�o con respecto a la de su marido pero sobre todo me hubiera
gustado saber que estaba pasando dentro de su cabeza.


Estaba haciendo esos razonamientos cuando con su mano derecha
quiso toc�rmela pero yo le di una palmada en su mano y le dije. No la toques.
Solo m�rala. Su respiraci�n ya no era normal. Respiraba m�s r�pido y fuerte que
antes. Al verla as� le dije. Ahora puedes tocarla. Y tom�ndola con su mano
derecha empez� a subirla y bajarla.


La deje que estuviese pajeandome la poya durante un par de
minutos. Ella no dejaba de mirarla y mientras la pajeaba mov�a sus caderas como
acompasando el movimiento de su mano. Pasados esos minutos le dije. Ch�pamela.
Quiero que me la chupes. Ella me mir� y me dijo. Nunca lo he hecho. No se
hacerlo. Nunca le he chupado la poya a nadie. Al o�rla casi me corro pensando
que ni me imaginaba que Marta fuese virgen por su boca. Quieres decir que a tu
marido no le has hecho nunca una mamada. No. Me contesto. Ni a mi marido ni a
nadie.


Bien pues ahora vas a chuparme a mi la poya. M�jate los
labios y abre la boca. Ya te ense�ar� yo como se hace una mamada. Te aseguro que
cuando vuelvas con tu marido habr�s aprendido a mamarla como una aut�ntica puta.


Se mojo los labios. Abri� la boca. Y no lo creer�is pero
cerrando los ojos ella misma acerc� su cara a mi poya y se la meti� en la boca.
Se meti� la cabeza y poco m�s. No se mov�a. No hacia nada. En verdad no sabia
como hacer una mamada. Le agarr� su cabeza con las manos y empec� a subirla y
bajarla a largo de mi poya. Despacio para que sintiese como entraba y sal�a. Al
cabo de unos momentos le dije ahora cuando te la est� metiendo vas a chuparla
como si fuese un polo de lim�n y mientras la chupas le pasar�s la lengua por la
punta.


Dios. No lo creer�is pero empez� a chuparla y a pasar la
lengua por la punta al ritmo que yo le marcaba con mis manos. As� la tuve como
cinco minutos al cabo de los cuales le dije. Ahora vas ha hacerlo tu sola. Vas a
chup�rmela tu sola. Y as� lo hizo. Empez� a acompasar el subir y bajar de su
mano por mi poya con el bajar y subir de su boca meti�ndola y sac�ndola con un
ritmo lento pero maravilloso. Cuando la ten�a dentro la chupaba y acariciaba la
punta con la lengua y cuando la sacaba me miraba y sorb�a la saliva que corr�a
por mi poya. A todas estas sus caderas se mov�an al mismo ritmo. No pod�a
creerlo pero me estaba haciendo una mamada de muerte. En cinco minutos hab�a
aprendido a chuparla como a mi me gusta.


A todas estas yo me hab�a olvidado de que mi mujer estaba
mirando y viendo como su amiga me estaba haciendo una soberbia mamada. Cuando no
miraba mi poya entrando y saliendo de la boca de su amiga sus ojos miraban el
co�o de Marta que como segu�a con las piernas abiertas le permit�an una visi�n
perfecta.


Al darse cuenta de que la estaba mirando se acerco a
nosotros. Se arrodill� detr�s de su amiga y agach�ndose con sus dedos abri� y
separ� los labios del co�o de Marta. Acerco su cara a el y empez� a chap�rselo y
a pasarle la lengua de arriba abajo. Al cabo de unos momentos empez� a
succionarle el cl�toris y a frotarlo con su lengua.


No hab�a pasado ni un minuto cuando Marta empez� a gemir sin
dejar de chuparme la poya. Cada vez sus gemidos eran mas notorios y los
movimientos de sus caderas mas r�pidos. Al mismo tiempo empez� a chuparme la
poya mas r�pido y a met�rsela cada vez mas dentro de su boca. De repente se la
sac� y dijo. Me voy a correr. Estoy a punto de correrme por lo que me esta
haciendo tu mujer. Es la primera vez en mi vida que voy a tener un orgasmo solo
chap�ndome el cl�toris. Y me gusta. Dios m�o. Me gusta. Por favor. Quiero
correrme contigo. Quiero que nos corramos los dos juntos. Se la volvi� a meter
en la boca y trag�ndosela pr�cticamente toda y sin dejar de chuparla todo su
cuerpo empez� a temblar. Sus caderas empezaron un movimiento compulsivo. Con sus
dedos empez� a tirar de sus pezones. Su cuerpo se tens� y dando un grito apagado
al tener su boca llena de mi poya tuvo el primer orgasmo de los muchos que le di
esa tarde noche. Fue un orgasmo largo e intenso. A cada oleada de placer que
ten�a volv�a a dar ese grito apagado y nuevamente empez� a llorar de gusto y de
placer. Yo al verla correrse no aguant� mas y empec� a soltar dentro de su boca
chorros de semen que empezaron a salirle por la comisura de los labios y a
resbalar a lo largo de mi poya y sin decirle nada empez� a tragarse toda la
leche que todav�a le quedaba dentro de su boca. Con la lengua iba limpiando y
recogiendo los restos de semen que le hab�an salido de la boca. Semen que se
mezclaba con las l�grimas que le ca�an por sus mejillas.


Aunque ya hab�amos terminado de corrernos ella segu�a
acarici�ndome y bes�ndome la poya. La deje que lo hiciera durante unos momentos
al cabo de los cuales le dije. Vete al ba�o l�mpiate la cara y vuelve r�pido
pues esto no acaba mas que empezar.


Efectivamente. Al cabo de un par de minutos volvi�. Al verla
caminar desnuda tengo que reconocer que a pesar de su extremada delgadez hab�a
cierta gracia en sus movimientos. Me dije para m�. Esta mujer con diez kilos mas
ser�a una autentica monada.


En el ratito que Marta hab�a estado lav�ndose la cara mi
mujer hab�a aprovechado para desnudarse ella tambi�n. Me la qued� mirando y
pens� que era una pena que siendo una mujer tan guapa fuese tambi�n tan puta.
Los que me conoc�is y le�steis mis otros relatos ya sab�is de que estoy hablando
ya que os cont� algunas de las trastadas en las que pille a mi mujercita.


A lo nuestro. Cuando volvi� Marta le orden� que se quedase de
pie entre nosotros y le dije. Como mi puta ya sabes m�s o menos como chuparme la
poya y hacerlo como a m� me gusta. Ahora como la puta que ser�s de mi mujer vas
a aprender como se come un co�o. Vas a comerle el co�o a mi mujer y lo vas a
hacer como ella te diga.


Mi mujer se sent� en el sof� y se recost� en el. Levant� sus
piernas y abri�ndolas le dijo a Marta. Ac�rcate. Ponte a cuatro patas. Marta a
si lo hizo quedando su cara pegada al co�o de mi mujer. Marta se lo qued�
mirando durante unos momentos. Al verla mi mujer le dijo. Que te pasa. Porque te
quedas as�. Mir�ndolo. Es que nunca has visto un co�o en tu vida. Marta levant�
la vista y le contest�. No. Nunca he visto un co�o tan de cerca en mi vida.
Siempre me dio verg�enza ver a atr�s mujeres desnudas y que me viesen a m�. Es
el primero que veo. Y es distinto al m�o. Los labios de dentro son mucho m�s
grandes que los m�os y el cl�toris no esta libre como lo tengo yo. Al o�rla mi
mujer se echo a re�r y le dijo. Bueno pues a partir de hoy ya no vas a tener mas
verg�enza de ver a otras mujeres desnudas ni que te vean a ti desnuda. Te va a
encantar ver otros co�os y otras tetas y podr�s comparar y as� te dar�s cuenta
de que de todo tu cuerpo lo �nico que merece la pena de ver y usar es tu co�ito.


Te gusta mi co�o. Le pregunt� mi mujer. Si. Me gusta mirarlo.
Pues si te gusta mirarlo m�s te gustar� com�rmelo. Sabes como se come un co�o.
No. No lo se. Dime t� como se hace. Dime como te gusta te lo coman. Quiero
hacerlo. Le contest� Marta.


Bien pues te ense�ar�. Dijo mi mujer. �brelo. Y empieza a
pasar tu lengua de arriba abajo. Desde el cl�toris hasta en ano y m�jale bien.
Ensal�valo bien. Marta acerc� su boca al co�o de mi mujer y empez� a hacer lo
que mi mujer le hab�a dicho. Abriendo el co�o de mi mujer le pasaba la lengua
desde el cl�toris hasta el ano subiendo y bajando despacito como disfrutando de
lo que estaba haciendo. De vez en cuando se paraba y sorb�a los jugos que mi
empezaba a soltar mi mujer como resultado de la calentura que estaba teniendo.
Su respiraci�n ya era mucho mas agitada. Se acariciaba sus pechos a la vez que
mov�a sus caderas marc�ndole a Marta el ritmo que mas le gustaba. Y dec�a medio
gimiendo y medio gritando. Sigue. Sigue as�. No pares. No habr�s comido un co�o
en tu vida pero aprendes r�pido. Sabes vas a ser una puta buen�sima. Cuando
salgas de esta casa no te va a reconocer en la cama ni tu marido.


Al cabo de un ratito le dijo. Ahora ch�pame el cl�toris. Y
mientras lo chupas dale con la lengua. Marta as� lo hizo. Mi mujer estaba a mil.
Jadeaba. Resoplaba. No paraba de mover las caderas y dec�a continuamente. Sigue
as�. Puta. Sigue as�. No pares.


Yo por mi parte debido a lo que estaba viendo ten�a la poya a
reventar. Ver a Marta agachada sobre el co�o de mi mujer haci�ndole una comida
de co�o espectacular. A cuatro patas con las piernas abiertas y ofreci�ndome una
visi�n magn�fica de su co�o totalmente abierto y chorreando. Era algo que me
estaba volviendo loco. No aguant� m�s y me coloqu� de rodillas detr�s de ella.
Agarr� mi poya y empec� a restreg�rsela por su co�o. De arriba abajo moj�ndola y
lubrific�ndola con los flujos que le empapaban toda su entrepierna. Una vez que
la ten�a ya bien mojada le coloque la punta en la entrada de su vagina y muy
lentamente empec� a penetrarla. Lo hac�a despacio porque no sab�a como ser�a de
estrecha la entrada de su co�ito. No quer�a hacerle da�o sobre todo teniendo en
cuenta lo que hab�a dicho Marta de la diferencia de tama�o de mi poya contra la
de su marido.


Le met� la cabeza que entr� sin ninguna dificultad y continu�
empujando muy despacio hasta que se la met� entera. Hasta los huevos. Al sentir
la facilidad con la que entraba mi poya dentro de ella empec� a bombearla
tambi�n lentamente. Entrando. Saliendo. Entrando. Saliendo. Cuando entraba se la
met�a entera y cuando la sacaba solo le dejaba dentro la punta. Nada mas empezar
a bombearla le cambi� la respiraci�n. Empez� a gemir. Unos gemidos apagados pues
su cara y su boca estaban contra el co�o de mi mujer. Sus caderas empezaron a
moverse al ritmo de mi poya hasta que dej� de moverme y era ella la que moviendo
las caderas hacia delante y hacia atr�s marcaba su propio ritmo. Era la leche.
Ver a aquella mujer virgen de otros hombres que solo hab�a follado con su marido
movi�ndose como una posesa meti�ndose y sac�ndose ella sola toda mi poya.
Gimiendo y sin parar de decir. Siii. Siii. Esto es lo que necesitaba. Lo
necesitaba. Repito era la leche. De vez en cuando se paraba cuando se hab�a
metido dentro toda mi poya y me dec�a. Empuja. Por favor. Empuja. Quiero
sentirla dentro. Quiero sentirme llena. Yo le daba un par de buenas embestidas y
a continuaci�n ella segu�a foll�ndome. Digo ella porque en realidad yo no hac�a
nada. Era ella la que me estaba foll�ndo a m�. Al cabo de unos minutos levant�
su cara del co�o de mi mujer y empez� a gritar. Me viene. Ya me viene. Por favor
sigue foll�ndome. No pares no pares. M�temela toda. M�temela toda. Por favor.
Sigue. Sigue. Que diferencia. Haaaa. Haaaa. Que diferencia. Empez� a temblar y a
gritar. Haaaaaaa. Haaaaaaaa. Siiiiii. Siiiiii. Haaaaaaa. Haaaaaaa Estaba
teniendo un orgasmo impresionante. Mientras se estaba corriendo mi mujer le
agarr� la cabeza y se la meti� entre sus piernas y le dec�a chupa puta. Chupame
el co�o puta que yo tambi�n quiero correrme. Ella empez� a comerle el co�o a mi
mujer sin parar de gritar. Solo se o�a. Huuuuuuu. Huuuuuuu. Hasta que volviendo
a levantar la cara de la entrepierna de mi mujer. Con la �ltima oleada de placer
gritando dijo. Luiiiis. Lo siento. Luiiiiis. Perd�name pero me estoy corriendo.
Me estoy corriendo. Me corrooooo. Me corroooooo. Ra�l por favor sigue
foll�ndome. Sigue foll�ndome .As�. As�. Mas adentro. Mas adentro. Estaba
teniendo un orgasmo larg�simo. Yo por mi parte no aguante m�s. Le agarr� con
fuerza sus caderas y meti�ndole la poya hasta los huevos la empec� a embestir
con m�s fuerza si cabe y al cabo de unos segundos. Me corr� yo tambi�n. Empec� a
llenarle el co�o con mi leche. Mientras me estaba corriendo no paraba de meter y
sacar mi poya de dentro de Marta. Est�bamos corri�ndonos juntos. Mientras yo la
llenaba con mi leche ella segu�a corri�ndose. De verdad fue la releche. Cuando
termin� de correrme segu� bombe�ndola. Y cuando la sacaba ve�a como mi leche se
sal�a de dentro de su co�o mezclada con los flujos que hab�a dentro de ella.


Mientras esto suced�a mi mujer nos estaba mirando disfrutando
de la escena. Y caliente como lo que es. Como otra puta desorejada. Agarr� a
Marta por los brazos y le dio la vuelta poni�ndola de espaldas. Mientras lo
hac�a le dijo. Ser�s puta. Te dije que yo tambi�n quer�a correrme. Que me
chupases mi co�o y mi cl�toris hasta que me corriese. Y la que te corres eres
t�. Pues lo vas a hacer ahora puta.


De espaldas y acostada en el suelo como la tenia. Se levant�.
Se puso de pi� frente a m�. Y coloc� sus piernas junto la cabeza de Marta. Se
fue agachando hasta que su co�o qued� justo encima de la cara de su amiga a la
que agarr� por los pelos y le dijo. Ahora me comer�s mi co�o como te ense��
hasta que me corra en tu cara.


Marta empez� a pasarle la lengua de arriba abajo por todo el
empapado co�o de mi mujer. Cuando se encontraba con el cl�toris lo sorb�a hacia
dentro de su boca y se notaba que a la vez le daba con la lengua. Cuando bajaba
y se encontraba con la entrada de la vagina tambi�n se paraba y sacando la
lengua se la met�a lo mas adentro que pod�a. Le esta haciendo una comida de co�o
formidable.


Mientras lo hac�a mi mujer le dec�a. As� puta as�. Mira como
sabes comer un co�o. Y adem�s te gusta. Yo se que te gusta hacerlo. No es as�.
Marta bajando su cabeza le dijo. Si me gusta. Nunca cre� que me llegase a gustar
hacer esto. Pero me gusta sentir tu co�o en mi boca. Me gusta el sabor que
tiene. Me gusta hacerlo.


Mientras Marta le trabajaba el co�o, mi mujer se ech� hacia
delante y con las puntas de los dedos de sus manos agarr� los endurecidos
pezones de las tetitas de Marta. Tiraba de ellos hacia arriba haciendo que Marta
arquease la espalda y cuando ve�a que su amiga iba a gritar de dolor los soltaba
de golpe con lo que la espalda de Marta volv�a a tocar el suelo. Despu�s de
haber tirado de ellos como diez veces Marta ten�a los pezones y sus tetitas
rojas como un tomate. Lo mas impresionante fue que cuando mi mujer dejo de
tirarle de los pezones Marta sacando su boca del co�o de mi mujer le dijo. Sigue
por favor sigue tir�ndome de las tetas. Me gusta. Nunca nadie me hab�a hecho
eso. Mi marido ni me las toca. Sigue toc�ndomelas. Tira de ellas. Quiero sentir
mis tetas. Yo ya se que no son nada pero es la primera vez en mi vida que siento
mis tetas y me gusta. Me gusta mucho.


Al o�r a Marta decir esas cosas y comportarse como lo estaba
haciendo me di cuenta que lo que suced�a era que esa mujer hab�a estado toda su
vida reprimida sexualmente. Por su religi�n o por su marido pero nunca hab�a
sido libre de exteriorizar la enorme sexualidad que llevaba dentro. Era como si
hubi�semos abierto la caja de Pandora sexual de Marta. Hab�amos sacado fuera y
de una sola vez, de golpe, lo que toda mujer lleva de puta, dentro.


Al ver a Marta acostada. De espaldas con la cabeza entre los
muslos de mi mujer y con las piernas abiertas ense��ndome su co�o totalmente
abierto y enrojecido por la follada que le hab�a metido hac�a un rato mi poya
volv�a a esta viva. Volv�a a estar dura y tiesa por lo que mirando a mi mujer le
dije que agarrase a Marta por los tobillos y que levant�ndole las piernas se las
colocase lo mas hacia atr�s que pudiera. As� lo hizo la agarr� por lo tobillos.
Le ech� las piernas hacia atr�s haciendo que sus rodillas aplastaran sus tetitas
y poniendo su brazos en cruz hizo que las piernas de marta quedasen totalmente
abiertas.


Al verla as� no solo pod�a recrearme en la visi�n del co�o de
Marta sino al tener el culo levantado del suelo tambi�n ve�a su otro agujero.
Metiendo uno de mis dedos dentro del co�o de Marta lo saque mojadito y empec� a
tocarle el borde del ano. Poco a poco y con cuidado se lo empec� a meter muy
despacio. Ella al darse cuenta que su culo estaba siendo penetrado mir�ndome me
dijo. Por el culo no por favor. F�llame por el co�o otra vez si quieres. Pero
por el culo no. Me har�s mucho da�o. Mi marido lo quiso hacer una vez y no pudo
met�rmela. Tu poya es mucho mas grande que la de el. Y me doler� mucho. Haz lo
que quieras pero por el culo no. Te lo suplico. Por el culo no.


Yo le contest�. Tu marido no pudo met�rtela por el culo
porque no tiene ni puta idea de c�mo se folla a una mujer como tu. A ti nunca te
foll� como hay que follarte. Nunca supo sacar de ti la puta que llevas dentro.
Tu no quieres que te de por el culo porque nunca has tenido una poya dentro de
el. Entrando y saliendo. Como tampoco hab�as tenido hasta hoy una poya como la
m�a entrando y saliendo de tu co�o. Pero te aseguro que a partir de hoy sabr�s
lo que es correrte con una poya dentro de culo.


Mientras le hablaba mi dedo casi hab�a entrado entero dentro
de su culo. Lo saque y le met� por el co�o dos dedos sac�ndolos bien h�medos.
Empec� otra vez a met�rselos muy despacio lentamente hasta que los dos
estuvieron dentro de ella. Empec� a sacarlos y a met�rselos despacio durante
unos minutos dilat�ndole su agujerito. Ella empez� a gemir no de dolor. La muy
puta gem�a de gusto. Le gustaba. Empez� a mover sus caderas al ritmo de mis
dedos y dijo. Ten�as raz�n. Me gusta sentir tus dedos dentro de mi culo. Dios
m�o. Me gusta. Me gusta.


No esper� mas coloque la punta de mi poya en el ya un poco
dilatado culo y empuj�. Primero entr� la cabeza despacito y a continuaci�n casi
sin empujar el resto de mi poya. Se la hab�a metido entera y no hab�a ni muestra
de dolor en su cara. Solo se ve�a placer. Empec� a sac�rsela y met�rsela primero
lentamente pero cada vez mas r�pido y con mas fuerza. A veces se la sacaba
entera y pod�a ver el ano absolutamente dilatado. Tanto que pod�a met�rsela de
golpe sin que sintiese dolor.


A medida que mis embestidas dentro de su culo se iban
haciendo mas profundas ella empez� a gemir, a gritar, a resoplar y gritando
dec�a. Haz que me corra. Por favor haz que me corra. Quiero correrme.


Al cabo de unos minutos vaya si se corri�. Fue bestial y yo
volv� a correrme con ella. De nuevo volv� a soltar dentro de ella toda mi leche
pero esta vez dentro de su culo.


Cuando terminamos de corrernos los dos. Tanto ella como yo
est�bamos agotados. Llev�bamos follando m�s de tres horas y eso cansa. Nos
quedamos tumbados en el suelo un rato al cabo del cual. Ella mir�ndome a los
ojos me dijo. Ra�l hoy me has hecho sentir algo que no hab�a sentido en mi vida.
Me has hecho sentir una mujer deseable. Ya se que mi cuerpo y mi figura no es
como la que a los hombres os gusta pero es la que tengo y no la puedo cambiar.
Nunca en todos mis a�os de casada con Luis sent� nada parecido a lo que me has
hecho sentir t� y no quiero dejar de sentirlo nunca m�s. Yo se que mi marido no
podr� sacar nunca de mi lo que hab�is sacado hoy los dos. Necesito sentirme otra
vez mujer.


Se levant� y mir�ndonos fijamente a los ojos dijo. Quiero ser
vuestra puta. Vuestra puta particular. Me importa una mierda si se entera mi
marido. Quiero y necesito ser vuestra puta.


Pasados unos d�as como era costumbre fuimos a cena a su casa.
Cuando entramos iba vestida con falda. Cosa que nos extra�� pues ella siempre
usaba pantalones. Despu�s de cenar nos sentamos a tomar una copa como sol�amos
hacer y coincidi� que su marido y ella se sentaron frente a nosotros. Marta
estaba sentada con las piernas cerradas y la falda que era mas corta que la que
hab�a llevado a casa la ten�a justo encima de las rodillas.


Al no estar acostumbrado a verla con faldas me puse a mirarle
con disimulo sus delgadas y huesudas piernas. Ella se dio cuenta de c�mo la
miraba y a pesar de estar sentada al lado de su marido como disimulando se subi�
un poco la falda dej�ndola unos diez cent�metros por encima de sus rodillas. Me
mir�. Sonri�. Y muy despacio y con disimulo fue abriendo sus piernas para que su
marido no se diese cuenta de lo que estaba haciendo. A medida que las iba
abriendo tanto mi mujer como yo �bamos teniendo una visi�n mayor del interior de
sus muslos hasta que ech�ndose hacia atr�s y con disimulo levant� un poco sus
caderas y pudimos ver claramente su co�ito. Segu�a perfectamente depilado. No
ten�a bragas. La muy puta no llevaba bragas.


Volvi� a cerrar sus piernas. Se coloc� bien la falda y dijo.


Mi marido y yo hemos estado hablando y queremos deciros algo
importante que os interesar�.


Pero eso ser� otra historia.




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Relato: Hicimos de una fiel esposa nuestra puta privada
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