Una herencia gen�tica que atormenta al joven Pedro, pero que
su t�o Rafa se encargara de hacer valer.

Un viaje rel�mpago, por asuntos de trabajo, obligo a mis
padres a dejarme solo en casa durante cinco d�as. Yo, que reci�n cumpl�a los 16,
no estaba acostumbrado a estar solo en casa, era t�mido y todo me causaba cierto
temor. Por esa raz�n mi padre decidi� que mi t�o Rafael me cuidar�. El es
polic�a y aseguraba a mis padres que nada me ocurrir�a durante esas cinco
noches. Pero no fue as�.

Desde peque�o me vi diferente al resto de mis amigos. Siempre
fui m�s alto, m�s atl�tico y mucho m�s desarrollado que los dem�s. A los trece
med�a casi un metro setenta, ya ten�a pelos en todas partes y mi pene crec�a
diariamente, tanto que me atemorizaba. Eso me hizo temer a todo contacto f�sico
con los dem�s, no me gustaba cambiarme de ropa en los vestidores del colegio ni
que mis padres me vieran en ropa interior. Mi gran bulto entre las piernas me
hizo creer, por mucho tiempo, que era una rareza. Pero mi t�o Rafa se encargo de
derribar ese temor.

La tarde en que mis padres se fueron de viaje me qued�
preparando algunos deberes para el colegio. Era s�bado y la noche comenzaba. A
eso de las diez son� el timbre. Pens� que era mi t�o, y as� fue. Al abrir la
puerta un hombre de casi dos metros, de espalda golpeaba fuerte su porra.
Recorr� en un segundo la perfecta figura de sus anchas piernas, su culo bien
formado y resaltado por sus pantalones de tela azules, una espalda ancha y unos
brazos que estaban a punto de romper la camisa. Al girar una cara brillante, de
corto cabello rubio, ojos azules y sonrisa blanca me saludaban.

No pude responderle, estaba mudo. "Hey, Pedro, soy yo, Rafa"
dijo haciendo sonar sus dedos. Con el fuerte sonido despert� del ensue�o de su
cuerpo hermoso.

El contacto de su piel con la m�a me hizo temblar de emoci�n.
En esos momentos no me maravillaba el f�sico de mi t�o, no pensaba en eso, s�lo
su presencia me absorb�a y me manten�a embobado. Para no parecer un imbecil le
hice pasar y le dije que se pusiera c�modo.

Se sent� sobre el sof� de la sala, abriendo sus piernas. Era
imposible dejar de mirarle el bulto que en su izquierda se encontraba
prisionero. Yo, que me complicaba por cualquier tipo de asunto sexual decid� no
mirarlo m�s. Conversamos lo justo y lo necesario, hasta que �l me dijo:

Sin saber que decirle asent� con la cabeza, sin mirarlo,
perdido entre las materias de mis libros. El se levanto dici�ndome "Luego
hablaremos, ahora disc�lpame". Subi� al ba�o de mis padres, con una sonrisa en
los labios, una sonrisa que hacia que su cara brillara a�n m�s.

Sudando y temblando por la presencia de mi t�o Rafa record�
que en el ba�o de mis padres no hab�a toallas y que siempre las sacaban del
mueble de mi habitaci�n. Sub� las escaleras pensando en llevarle las toallas a
m� t�o, sin pensar en nada m�s, s�lo quer�a ayudarle. Ni siquiera imagin�
lo que ocurri� despu�s: al dar el �ltimo paso en la escalera, la puerta de la
habitaci�n de mis padres se abri� y la figura desnuda de Rafa se me presentaba:

Un hombre alto, con cada uno de sus m�sculos detallados, de
cuello ancho y brazos marcados, un abdomen divido por los m�sculos, unas piernas
gordas y largas y lo principal, un pene gordo y extenso, rodeado por unas bolas
cargadas, casi sin vellos. Al verlo me paralic� en la escalera, mir�ndolo fijo,
sin decir nada, y con las toallas en las manos. En ese momento �l sonri� y me
dijo:

Yo se las entregu� sin decir nada. Mi coraz�n estaba a punto
de explotar, mis manos tiritaban y �l lo not�. "Gracias" dijo, dando la vuelta,
ofreci�ndome su perfecto culo, sin dejar de sonre�r. Pens� lo estupido que pod�a
parecerle a mi t�o, pero abandone el pensamiento al notar que mi pantal�n apenas
pod�a soportar la dureza de mi exaltada pija.

Ya en la sala no pude concentrarme en mis materias, hac�a
como que le�a, pero en realidad la imagen del pene de mi t�o estaba pegada a mis
ojos. Era tan parecido al m�o, tan grande y grueso�de seguro �l sab�a como
utilizarlo, mientras yo a�n sent�a verg�enza de �l. Pasaron casi treinta minutos
y volv�a a sentirme nervioso, pues en cosa de segundo mi t�o bajar�a. Y as�
pas�. Rafa bajaba las escaleras cubierto de un slip blanco que apenas soportaba
la inmensa carga de su entrepierna. En cada escal�n el bulto parec�a crecer. Ya
frente a m� se par� a m� lado, pregunt�ndome:

Al decir eso, me qued� mir�ndolo fijo; era tan parecido a m�.
Pens� que en diez a�os m�s me ver�a como �l. Eso me agrado tanto que por un
instante me olvide de los nervios y sonre�. �l not� mi cambio de actitud y
pregunt�:

Y era obvio, yo era demasiado t�mido como para andar en ropa
interior en mi propia casa, en cambio �l pod�a mostrase desnudo frente a su
sobrino sin problemas.

Se qued� callado, mir�ndome fijo. Se acerc� un paso m�s y me
dijo:

Yo me quede inm�vil, no sab�a que responderle. �l segu�a con
su sonr�a en la cara, vi�ndome el cuerpo, fij�ndose en cada rinc�n de mi faz. De
pronto se detuvo y se�alo:

Sin terminar tomo con su mano su paquete. Obviamente no logro
sujetarlo completamente, pero al hacerlo me devolvi� una mirada sonriente.

Yo no dec�a nada, estaba embobado observando c�mo m� t�o Rafa
me declaraba que no era yo un anormal y que era cosa de tiempo aprender las
artes de nuestro don. Finalmente me atrev� a romper el hielo:

Al decir eso, �l me cubri� la cara con las dos manos,
mir�ndome fijo:

Me solt� y me beso en la mejilla. Yo cerr� los ojos,
esperando las palabras que rafa termin� por decir:

Yo, antes de dejar de sentir el calor de su rostro respond�
con un rotundo SI. Fue entonces cuando Rafa me cubri� con sus brazo,
fuertemente, me tom� de la mano y me llev� a la habitaci�n de mis padres.

CONTINUARA�.