Cuando Felipe y yo llegamos a casa nos enteramos que unos
ladrones ingresaron y se llevaron a Iv�n, nuevamente. Felipe recibe la llamada
de que los encontraron y va, sin m�. Mientras miramos las noticias, vemos que al
guapo conductor hablando mientras que se escucha un tiro que corta la
transmisi�n. Julia, la mucama, me informa que un extra�o hombre est� en la sala.
Se trata de H�ctor que est� inm�vil y sin hablar. Queda durmiendo en el cuarto
de hu�spedes. Por otro lado, vuelve Felipe, y de regalo, me trae a Iv�n: el
principio del fin.
"Una Noche muy Larga"
Martes 16 de Noviembre de 2004
- �Juez Mil�n? - pregunt� Felipe, desde el tel�fono. - Tengo
conmigo a nada m�s ni nada menos que a Iv�n Lynch en persona. Dentro de unos
minutos se lo llevo a su casa. Quiero a Lucas libre, ma�ana mismo.
Iv�n prefiri� no hablar e irse a esperar a que Felipe termine
de hablar conmigo para poder ir a declarar y todo lo dem�s. Yo miraba como el
inspector terminaba de hablar con el juez que atend�a la causa de Lucas. El que
deber�a darle la libertad a Lucas de una vez por todas. Cuando tuvo el celular
en la mano me mir� con una sonrisa de gracia.
- Ya est�. - dijo. - Termin� todo. Tenemos a los
secuestradores y ahora llevo a Iv�n a la casa del Juez.
- �Lo despertaste? - pregunt�.
- No importa. - contest�. - Esto es m�s importante que un
sue�o. Por fin las cosas est�n como deber�an estar. Todos van a ver que Lucas
era inocente.
- Te lo agradezco mucho. - le dije.
- �Ma�ana ir�s a buscarlo a Lucas a la c�rcel? - pregunt�. -
Prepara entre todos los conocidos una fiesta de bienvenida. Seguramente se
alegrar� mucho.
Cerr� la puerta de mi casa y tuve que aguantar mucho las
ganas de no empezar a saltar de alegr�a. No pod�a creer que por fin la tortura
de tenerlo a Lucas lejos de m� hab�a terminado. No me importaba si ten�a que
mudarme de all�. No me importaba si ten�a que marcharme a otro planeta. Mientras
tenga a Lucas conmigo, de nuevo, todo va a estar bien.
Ingres� a mi cuarto, poco m�s saltando, y vi que Alex y Juan
me miraban con una sonrisa en la cara. Pero sent� que estaban a punto de
anunciarme algo.
- Mariano, estamos felices de que Iv�n haya vuelto y que
ahora todo se solucione. - dijo Alex, mir�ndome con anhelo. - Pero hay algo que
est�bamos dando vueltas y vueltas y es hora de sacar las conclusiones. Queremos
saber lo que realmente piensas sobre nuestro casamiento.
Aquello me dej� helado. Como si no hubiera tenido suficientes
problemas con lo de Iv�n, H�ctor, los secuestradores y todo aquello para que
ahora me saquen un tema que me daba miedo enfrentar: el casamiento de mi
hermano.
- Chicos... - dije. - Ha sido un d�a tremendamente largo.
�Podemos hablarlo en otro momento?
- �Cu�ndo? - pregunt� Juan, con un tono de voz de enfado. -
Siempre tienes algo m�s importante que hacer. Jam�s te tomas un tiempo para m�.
- Lo siento, Juan, pero... - intent� decir.
- Tu hermano tiene raz�n, Juan. - me interrumpi� Alex. -
Somos unos desubicados. Hoy pasaron muchas cosas como para hablar de un tema tan
min�sculo como este.
- �Mi casamiento es un tema min�sculo? - pregunt� Juan,
altamente enojado.
- No lo es. - respond�. - Hablaremos, pero creo que no es el
momento ahora. Ma�ana tengo que despertarme temprano para ir a la facultad. As�
que, por favor, quiero dormir.
- Te entendemos. - anunci� Alex, comprensivo.
- Y si pueden, hagan una lista de invitados para darle la
bienvenida a Lucas. - anunci�. - Ma�ana lo liberan y lo volvemos a tener aqu�.
Alex sonri� y sali� con mi hermano del cuarto. Me acost�
realmente agotado por todo lo que tuve que pasar, y creyendo que no me iba a
dormir por la emoci�n que ten�a que al despertarme sabr�a cuando podr�a ir a
buscar a Lucas de la c�rcel, el sue�o vino tan r�pido que ni lo sent�. S�lo
ten�a una hora para dormir, ya que eran las seis y media de la ma�ana.
"H�ctor se Despierta"
Martes 16 de Noviembre de 2004
Despu�s de volver de la universidad, pasando por dos clases
en donde concentrarme fue un intento en vano, regres� a mi casa con la
expectativa de ya tener noticias de Felipe. A�n as�, mi celular no hab�a sonado
en toda la ma�ana y, entrando al mediod�a, la preocupaci�n me estaba azotando y
el sue�o profundo tambi�n.
- Dejaron esto en la puerta de entrada. - anunci� Amalia,
apenas ingres�, se�alando un bolso. - Creo que le pertenece a H�ctor.
Mir� el bolso grande de color azul. �Qui�n lo hab�a dejado en
la puerta? �La Logia ya se hab�a enterado que H�ctor estaba en mi casa? �C�mo
era posible? �Me ten�an vigilado en todo momento?
- Ir� a sub�rselo. - anunci�. - �Todav�a no se despert�?
- No, se�or. - respondi� Amalia y se march� hacia la cocina.
Sub� las escaleras tan r�pido que por poco tropiezo. Ten�a
que despertar a H�ctor, acabar con todas las emociones que me invad�an. H�ctor
deb�a saber algo. Tal vez pudiera declarar y as�, de paso, terminar con las
cosas de la Logia. �l era mi esperanza para que llegue el final feliz que estuve
esperando desde que comenz� esta pesadilla.
Ingres� a la habitaci�n y me exalt� al ver lo que encontr�.
H�ctor se encontraba sentado en la cama, mir�ndome con los ojos abiertos, sin
comprender lo que suced�a. Quiz� estuvo as� por horas y nadie se dio cuenta.
Dej� el bolso en el piso, a un lado de la puerta y me sent� en una punta de la
cama.
- Hola, H�ctor. - salud�, con una sonrisa. - �Te encuentras
bien?
- S�. - me respondi�, al instante. - Me encuentro perfecto.
�Qu� hago en este lugar? �Qu� es? �Un hotel?
Me mord� el labio inferior ante su pregunta. Se notaba que no
recordaba nada de lo que suced�a. Estaba confundido y era comprensible.
- No. - respond�. - Fabi�n me deleg� esta casa cuando muri�.
Ahora vivimos aqu�. Es mi nuevo hogar. Pertenec�a a los Lynch.
H�ctor dio una leve mirada hacia la habitaci�n, como si se
encontrara en el sitio m�s raro que jam�s haya conocido.
- �C�mo llegu� aqu�? - pregunt�. - �Me trajo la ambulancia?
- �Ambulancia? - pregunt�. - �Estabas internado nuevamente?
- �Me hablas en serio? - pregunt� H�ctor. - Ayer mismo fue
cuando Felipe y t� estaban conmigo y la luz se cort�.
�Oh, no! Dios m�o. H�ctor cre�a que todav�a estaba internado
desde aquella vez, hace meses atr�s, cuando nos estaba por comentar algo y luego
del corte de luz nunca pudimos saber que era. Es decir, que no recordaba que
sucedi� en estos meses en los que desapareci� de la faz de la Tierra. Todos los
meses, que, seg�n mis deducciones, lo ten�a la Logia. �Ni se deb�a acordar que
me habl� sobre el D�a del Nuevo Reinado!
- Eso pas� hace meses. - murmur�. - Estuviste desaparecido
por mucho tiempo. Hasta me llamaste desde donde te ten�an para hablarme del D�a
del Nuevo Reinado. �No lo recuerdas?
- No. - contest�, con l�grimas en sus ojos. - �Esto es una
broma? Porque no me causa gracia.
- No lo es. - le dije. - Estamos en Noviembre. �D�nde estabas
todo este tiempo? �Qu� te hicieron? Llegaste anoche como un mudo y solamente te
trajimos hasta aqu�. Hoy a la ma�ana lleg� un bolso con tu ropa. �Qu� diablos
est� pasando?
- �No lo s�! - grit� H�ctor, m�s furioso como nunca lo vi
antes en mi vida. - �No lo s�!
Me qued� mudo, respirando con dificultad. Aquella situaci�n
realmente me pon�a los pelos de punta. Me daba odio. Pero no sab�a a qui�n
odiaba a ciencias ciertas. H�ctor no ten�a la culpa. Posiblemente estaba muy
confundido y s�lo hab�a que darle tiempo para que pierda esa amnesia temporal.
De todos modos, llamar�a a un m�dico ahora mismo para que venga a verlo.
Mi celular comenz� a chillar para ser atendido. Contest� sin
mirar el n�mero.
- �Hola? - salud�.
- Esta tarde, a eso de las tres, tienes que ir a buscar a
Lucas de la c�rcel. - me dijo Felipe.
- �QU�? - grit�, saltando de la cama, asustando a H�ctor. -
�Es en serio? �No lo puedo creer!
- No es una broma por el d�a de los inocentes. - coment�
Felipe. - El juez orden� la inmediata excarcelaci�n de Lucas debido a las
pruebas. �Ahora es tan libre como t� y yo!
Me largu� a llorar de la emoci�n. No pod�a creer que
realmente esta pesadilla se hab�a terminado. �Lucas estaba en libertad! �Era
libre! Ahora nada iba a impedir que estemos juntos, por siempre. Nada ni nadie.
Ni las Logias.
- S�lo tienes que ir en taxi ya que Cristina mand� a pedir un
auto para que puedan ir en paz. - me comunic�. - Los periodistas est�n al tanto
de esto y cr�eme que no te ser� f�cil librarte de ellos. Por eso es que van a
salir por otro lado. Ya tenemos todo bajo control. Encu�ntrate conmigo a las
tres de la tarde en la esquina de la prisi�n. Ah� te dir� todo con lujos de
detalles. Adi�s.
- Adi�s. - respond� y cort�, sin poder creer que ese sue�o
tan anhelado sea realidad.
"Segundos Eternos"
Martes 16 de Noviembre de 2004
- Invita a quien se te ocurra. - le grit� a mi hermano,
mientras sal�a de mi casa a las dos de la tarde para tomar un taxi que me lleve
a la prisi�n. - A cualquiera. Todos est�n invitados.
Suspir� cuando dobl� la esquina. Faltaba menos de una hora.
Menos de una hora para que todo vuelva a la normalidad. No me importaba qu�
pasar�a con Iv�n. No me importaba nada de eso. Ahora s�lo hab�a una persona que
llenaba mi mente. Lucas.
Estaba tan desesperado por volver a tenerlo cerca que perdido
en mi mente, dej� escapar como cinco autos que iban libres y cuando reaccion� y
le dije al chofer a donde me iba, segu�a con una est�pida sonrisa en el rostro.
Volver�a a tener sus besos. Su boca. Su cuerpo. Todo de �l.
Todo sobre esta amistad que se convirti� en amor, como a veces suele suceder.
Es incre�ble todas las cosas que pasamos juntos. Ahora me
ven�a a la mente m�s fuerte que nunca toda nuestra historia. Desde su comienzo.
Lo encontr�, en mayo de 1993, cuando cruzaba una calle para
ir hasta el kiosco. �l, que apenas ten�a ocho a�os igual que yo, se encontraba
sentado en la vereda de un kiosco, llorando. Me dio pena verlo y, quiz� por
fuerza del destino, me acerqu� a hablarle para preguntar si lo pod�a ayudar en
algo. Me cont� que sus padres le prestaban m�s atenci�n a su peque�o hermano,
que coincid�a en que cumpl�a justo un a�o de vida, que a �l. T�pico nene
caprichoso.
No supe que decirle, s�lo lo escuch� llorar. Me invit� a su
casa para que �l no est� solo en un aburrido cumplea�os como aqu�l y, con el
permiso de mis padres, acced� a ir con ellos. Era una fiesta para celebrar a un
beb� de un a�o: Bautista.
A partir de ese d�a nos hicimos grandes amigos y, ya al a�o
siguiente, Lucas se cambi� de escuela para poder ir conmigo. �ramos
inseparables. Los mejores. A�n lo somos, a pesar de todas las cosas que pasaron
en esta �ltima temporada.
Ya no importaba. No hab�a m�s barreras. S�lo estaba Lucas.
Lucas y yo. Nuevamente �bamos a estar juntos.
Mi cuerpo se invad�a de una emoci�n desconocida. Todos mis
nervios act�aban juntos, por primera vez, y un aire de quietud y tranquilidad
fue entrando en mi alma, como hace much�simo tiempo no lo sent�a.
Mir� por la ventanilla y pude ver que ya est�bamos en la
c�rcel. El reloj marcaba las 2:55 p.m. Pens� en qu� estar�an haciendo Alex y
Juan para la fiesta de bienvenida. �A qui�nes habr�an invitado?
Desde lejos, Felipe me hizo se�as con la mano. Ya me estaba
esperando. Tal vez se encontraba m�s ansioso que yo. En la entrada a la prisi�n
pude ver a un tumulto gigantesco de gente con c�maras, y muchos autos y
camiones. Los periodistas estaban sedientos de noticias y quer�an, tambi�n,
saber como terminaba esta historia.
Baj� del auto y me dirig� hacia Felipe, despu�s de pagar por
el viaje, claro. Mi cara mostraba una sonrisa que creo que jam�s vio antes nadie
en m�.
- �Est�s bien? - pregunt�, emocionado. - Por fin las cosas
est�n saliendo bien. - luego cay� en la cuenta que ten�a que explicarme las
cosas. - Mira, esp�rame en esta entrada. Yo saldr� con Lucas en el auto hasta
aqu� y luego manejar�s t� hasta la casa.
- Gracias. - dije. - Tienes que ir a la fiesta de bienvenida
a la libertad.
- Respecto a ese tema, Cristina hizo que llenen el tanque de
gasolina a prop�sito. - anunci�. - Quiere que nos des tiempo para arreglar todo
en tu casa, as� que tendr�s que llevarlo a dar una vuelta por la ciudad, que
seguramente hace mucho tiempo que no ve.
Asent�. Nuevamente estaba al borde de las l�grimas. No quer�a
llorar, pero todo lo que ten�a que agradecerle a Felipe no me sal�a en palabras.
Felipe sonri� y se march� hacia el interior de la c�rcel.
Los segundos que pasaron desde que ingres�, hasta que un auto
color blanco sali� desde all�, fueron realmente eternos. La prensa no se daba
cuenta de que estaba a varios metros de distancia de ellos, en una esquina.
Todos esperaban a que Lucas haga su salida triunfal por la puerta principal.
Finalmente tuve al auto frente a mis ojos. Ten�a los vidrios
polarizados y se notaba que estaba bien cuidado. La puerta del conductor se
abri� y Felipe baj� a tierra firme. Me mir� con una sonrisa y me peg� un
pu�etazo en el hombro.
- Te espero en la fiesta. - anunci�. - Demoren lo m�s que
puedan. Hagan lo que tengan que hacer.
Sonre� y me sub� al auto, cerrando la puerta. A mi lado...
estaba Lucas.
"El Reencuentro"
Martes 16 de Noviembre de 2004
No supe que hacer. No supe que decir. �l tampoco lo sab�a. No
s� cuanto tiempo pasamos s�lo mir�ndonos. Mir�bamos como ca�an l�grimas de los
ojos del otro, tal vez. O s�lo la dulce fragancia de tener nuestra piel tan
junta nos hac�a detener el tiempo. Recuperar el que perdimos.
- No puedo creerlo. - dije, antes de comenzar a llorar.
Me cerr� los labios con el beso m�s profundo que jam�s
alguien me haya dado. Fue ese impulso, esas ganas atrasadas que ten�a de comer
su boca. Nunca, despu�s de aquella vez en la celda de castigo, se pudo dar una
oportunidad. Fueron meses de esperar este momento. Este momento en que quisiera
retenerlo por completo. Descubr�, en ese instante, que lo amaba como nunca
volver�a a amar.
- Te amo. - me dijo, antes de que yo pudiera dec�rselo. - Te
amo mucho.
- Te amo tambi�n. - le respond�.
Ambos sonre�mos. Podr�amos quedarnos toda la hora en ese auto
polarizado, pero la prensa estaba muy cerca y si Felipe nos llegaba a ver
todav�a all�, me tirar�a un ladrillo por la cabeza. As� que decid� que era mejor
arrancar y marcharnos.
- No puedo creer todo esto. - dije, mientras nos march�bamos
y Lucas le echaba una �ltima mirada al lugar al que no permitir�a que regresara.
- No puedo creer que te tenga de nuevo conmigo.
- Yo tampoco. - me dijo, sonriendo. - Pero es verdad. Por fin
esta prisi�n no volver� a encerrarme m�s. Soy libre de nuevo. �Soy libre!
Estuve a punto de pegarle, ya que se puso a saltar tanto que
por poco me hace perder el control del auto. Estaba loco. Estaba feliz. Estaba
libre.
- �Qu� sientes? - le pregunt�.
- Siento que te amo. - me dijo, mir�ndome a los ojos. -
Siento que te amo como a nadie. Siento que todo este tiempo lejos de ti, violado
por otros hombres, me sirvieron para que cada d�a m�s, la fe de amarte se vuelva
insospechable. Y tambi�n siento un poco de temor por regresar. No s� lo que me
encontrar� al atravesar esa puerta en la que todos me est�n esperando. No s� qu�
es lo que me voy a encontrar.
- Te vas a encontrar con mucha gente que se junt� para
celebrar tu llegada. - afirm�. - Y despu�s de esa peque�a reuni�n, esta noche
nos vamos a sacar las ganas guardadas de hacernos el amor.
- �Me lo vas a hacer toda la noche? - me pregunt�, en
susurro.
- Lo vamos a hacer toda la semana o todo el mes, depende. -
respond�.
Luego se me ocurri� una idea. Despu�s de todo, ten�a que
ganar tiempo, as� que estacion� el auto bajo la sombra de un gigantesco �rbol,
en una calle desabitada. Lucas me mir� sorprendido, ya que no espera que haga
esto.
- �Qu� haces? - pregunt�, mirando el �rbol.
- S�lo quiero detenerme para besarte. - le dije. - Quiero
besarte, nada m�s.
Antes de que �l pueda reaccionar, mis labios ya estaban en
los suyos. Me tir� sobre �l y comenc� a besarlo de una manera desesperada, sin
medidas, con antojos. Mis sue�os por fin eran una realidad. Por fin volv�a a
tener en mi boca, su lengua, que jugaba a pelear con las m�as. En medio del
asunto se escuchaba alg�n suspiro que sal�a parecido a un "te amo", de ambas
partes. Y s�lo con besarnos, dos horas se pasaron en un abrir y cerrar de ojos.
Ten�a mi verga realmente parada, pero supe que era mejor
esperar hasta la noche para la ocasi�n. El reloj ya marcaban las cinco de la
tarde pasada y seguramente ya, a estas alturas, todos los invitados tendr�an
listo todo para la bienvenida.
Estacion� el auto frente a la casa de Iv�n. Lucas la mir� un
poco asustado.
- No puedo creer que vivas aqu�. - me dijo, susurr�ndome. -
�Qu� har�s ahora que Iv�n est� con vida?
- Que decida �l. - respond�. - Si quiere echarme, que lo
haga. Es su casa, despu�s de todo. No me interesa. S�lo me importa que ahora
est�s t� conmigo y eso ya nada lo va a cambiar.
Me volvi� a besar en los labios y ambos bajamos del auto que
nos consiguieron. Corrimos hacia la puerta y entramos.
�Sorpresa! No. Silencio. Todos los invitados estaban all�,
pero nadie grit� nada en cuanto nos vieron ingresar. �Qu� diablos pasaba?
Bautista y Juan, los m�s cercanos a nosotros, nos miraban
asustados. Felipe, Alex, Amanda y Cristina, sosten�an una copa en la mano y
tambi�n nos miraban. Reconoc� a Javier y Mart�n, los dos hermanos que nos
ayudaron en muchas ocasiones, y luego tambi�n a David, el novio de Bautista. Las
mucamas tambi�n estaban quietas. Todos mir�ndonos a nosotros como paralizados.
A Lucas y a m� se nos borr� la cara al instante al descubrir
de qu� se trataba todo. Iv�n ven�a caminando hacia nosotros con una cara
terrible de amargura y odio infinito en sus ojos.
- �Este es el modo en que vamos a celebrar la bienvenida? -
pregunt�, rompiendo el silencio brutal que llen� la sala bien armada para una
fiesta. - Los dos volvimos, Lucas. Ahora no importa nada m�s.