-�mmmmmm! (me estiro como una ara�a)
Mi�rcoles amanece y yo me despierto en mi cama a�n un poco dolorida. Ayer sufr�
un ligero quemaz�n despu�s de quedarme dormida en la cubierta del barco de
Bartolom�.
Hagamos memoria; este es mi 4� d�a en este cuerpo de chavita, y como tres d�as
he dejado atr�s, tres lujuriosas experiencias sexuales he tenido con diversos
hombres. El primero el domingo, poco despu�s de que el genio de la l�mpara me
convirtiese en chava por una semana, me desvirg� un viejo que conoc� estando
sentada sola en una ociosa terraza. El lunes tom� un autob�s y otro se�or me
acos� sexualmente estando yo sentada a su lado, despu�s requeteabus� sexualmente
de mi en la misma pocilga de su caser�o. Ayer mismo fui a la playa, y parando el
sol me abord� Bartolom�. Que platicando un rato me invit� a ir a dar un paseo
por la costa con su yate. Pocas horas despu�s me cog�a en la misma
cubierta del yate. Bien pues, �qu� vamos a hacer hoy?
Soy una chava de 14 a�os con un buen par de tetas y un culo de espanto, no debe
ser dif�cil para mi encontrar un macho que quiera met�rmela. Pero ya que hay
para escojer, vamos a ser selectivas. Hoy quiero que me coja �un negro? no, no
me convence. Ja ja �con mi perro? no, ja ja, para ti Rata te reservo el �ltimo
d�a. �Ya lo tengo! con un pobre! un t�o de lo m�s asqueroso que haya, si puede
ser indigente, sucio, descuidado, maloliente, �s�! ese va a ser mi amante hoy.
�Pero de donde lo saco? En Espa�a somos un pa�s de renta media-alta y los pobres
escasean. �Donde voy a encontrar a un hombre que contenga todas esas virtudes
juntas? En mi ciudad no conozco ning�no de esos albergues para pobres, y por la
calle veo quiz� un par al a�o. Podr�a salir a la calle y buscarlo, pero eso es
como buscar una aguja en un pajar.
-ding! -dong! (suena el timbre)
Yo me sobresalto pues estaba enfrascada en mis pensamientos. �Quien co�o va a
ser a estas horas de la ma�ana? A�n con el pijama puesto me encamino hacia la
puerta para recibir esta inesperada visita. Como es correcto en una chava como
yo, antes de abrir miro por la mirilla �ptica de la puerta. En la aumentada
visi�n de la entrada veo un hombre con una pinta bastante particular. Se lo ve
moreno, sin afeitar, despeinado y con la ropa echa cisco. A�n estando en este
caluroso mes, a �l se lo ve muy cargado con una chaqueta, pantalones y una
especie de bartulo sostenido a su espalda. Pienso; �ser� un pobre? �no puede
ser! �como puede haber o�do mi llamada telep�tica y presentarse en mi puerta?
A�n estoy enfrascada en mis pensamientos cuando veo que se da la vuelta y se
dispone a marcharse. �Un momento, este no se me puede escapar! Abro de inmediato
la puerta y lo llamo.
-Sombrera: �eh, usted �qu� quiere!
�l se vuelve a girar en pos de mi y vuelve a acercarse.
-Pobre: perdone se�ora, mi nombre es Juan Carlos. Mi mujer me ha echado de casa
y mis hijos no me quieren, no tengo qu� comer y cada noche duermo en un cart�n
diferente. Yo llamaba a su puerta para pedirle un poco de ayuda, ni que sea
media �uro se lo agradecer�.
-Mi mente: �no puede ser, es �l! debo tener fuerzas m�gicas porque lo he pensado
y ha aparecido!
-Sombrera: por supuesto, pase pase, que le servir� un almuerzo.
-Juan Carlos: oh gracias se�ora, es usted mi salvaci�n.
Pasamos hacia dentro y le indico que se siente en la mesa de la cocina. Saco la
tostadora y un pan de quilo que tengo cortado en rebanadas y lo dejo ante �l.
-Sombrera: esp�rese un momento que va a comer como un rey.
Mientras cargo ya una rebanada que se vaya tostando, saco de la nevera la
margarina y la quesera. Tomo tambi�n un diente de ajo y me siento ante �l.
-Sombrera: le voy a servir un manjar que no lo come ni el pr�ncipe Felipe, es
barato pero supera al mejor de los caviares.
En un momento la tostada sale echa ya del aparato y la cojo, la agito un poco
para que no me queme y le rasco el diente de ajo por el lado. Despu�s la unto
humilmente con la margarina y finalmente le adjunto una transparente loncha de
queso.
-Sombrera: tome, para usted toda.
El pobre la coge y veo como al comerla le brillan los ojos.
-Juan Carlos: �oh! es deliciosa! buuh, snif, hac�a a�os que no cataba el ajo,
snif, casi ni me acordaba de que exist�a, buuuh. (llora como un ni�o)
-Sombrero: uyyy no me llore papa�to, que lo he echo con mi mejor intenci�n.
-Juan Carlos: �s����, snif, si lloro de felicidad! gracias mujer, mil gracias!
buuuuh buuuuh buuuuuh.
Yo me levanto y me acerco a �l para recoger sus l�grimas con un abrazo. Con �l
sentado abrazo su cabeza y la acuno entre mis senos.
-Juan Carlos: �buuuuh graciaasss! graciasss! buuuh!
Yo lo tomo cari�osamente de la cabeza y se la acaricio como si fuera un ni�o.
-Sombrera: vengaaa, no me llore, que est� usted echo un hombre, que verguenza si
lo viera su familia.
-Juan Carlos: buuh, ya no tengo familia, me rechazaron todos por mi adicci�n al
juego, no tengo a nadie en el mundo!
-Sombrera: venga va, no se lo tome as�, sabe qu�, ahora yo voy a ser su hija
(digo sent�ndome en su falda) venga, cu�nteme un cuento.
-Juan Carlos: ha ha, que bonita eres hija, me est�s haciendo vivir quiz� el
mejor d�a de mi vida en los �ltimos diez a�os.
-Sombrera: no se est� por malos rollos, venga cu�nteme un cuento.
-Juan Carlos: bueno va, te contar� una cosa que hize hace muchos a�os. Ver�s, yo
era inform�tico, sab�a muchas cosas, estaba todo el d�a trabajando con
ordenadores. Y el ser inform�tico es una cosa que la gente no valora suficiente.
Se cree que porque el trabajo consiste en estar todo el d�a sentado ante el
ordenador, es un trabajo facil�simo y que no cansa nunca.
Mientras �l me explica el cuento yo voy disponiendo sus manos como deseo.
Primero cojo su mano con la m�a y la dispongo encima de mis piernas, y bueno,
voy haciendo mis progresiones.
-Juan Carlos: y todo el mundo me ped�a favores, que si mi jefe me ped�a que le
instalara un escaner en su casa, o mi suegro me ped�a que le renovara el sistema
operativo de su ordenador, y todo se cre�an que como yo era inform�tico, no me
costaba nada.
-Sombrera: ooh, qu� malos.
Mientras tanto nuestras dos manos ya estan acarici�ndose con cari�o encima de mi
muslo.
-Juan Carlos: y un d�a quise hacer una prueba, fui a una panader�a de un amigo
m�o que se llamaba Pedro, y le ped� una barra de pan, cog� la barra y me iba a
salir por la puerta cuando Pedro me dijo: <eh, �no me la pagas!> yo le dije
<co�o Pedro, si tu eres panadero, no te cuesta nada> �l me dijo <�pero t� eres
gilipollas?> y yo le contest� <no, �soy inform�tico!>
-Sombrera: ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja.
Con el estallido de risa me abrazo a �l y a�n con la fuerza de mi carcajada lo
abrazo m�s fuerte.
-Sombrera: oh Juan Carlos, eres genial, hace tiempo que no me re�a tanto.
Una vez se me ha pasado la risa nos desabrazamos, pero sigo sentada encima de
�l. Nos miramos con dulce cari�o por el regalo que nos hemos dado ambos. Muy
romanticamente, como si fuera una pel�cula de serie B, nuestras cabezas se van
acercando sin nosotros pesta�ear tan solo. Al final nos besamos, nos damos el
beso con m�s cari�o que me he dado en estos 4 d�as en cuerpo de mujer.
Yo lo abrazo con amor como si fuera mi padre, mientras �l me va haciendo largas
caricias en la espalda. El beso sabe tan dulce que lo alargamos un largo rato.
Las progresiones son lentas pero sin detenci�n. Yo soy la primera que le
desabrocho la camisa y me lanzo a lamer su torax. Tardo un poco pero al final lo
tengo desnudo cintura parriba. Cuando regreso a sus labios es �l que se dedica a
desnudarme. Me desabrocha bot�n a bot�n la camisa del pijama y cuando me he
liberado de ella, me amasa los pechitos con la misma dulzura con que su lengua
juega dentro de mi boca.
Seguimos otro rato d�ndonos cari�o pero acabamos notanto que hay que dar un paso
m�s.
-Sombrera: v�monos a mi cuarto.
Cogidos de la mano nos dirijimos a �l y una vez all� nos sentamos en la cama.
Despu�s de otro c�lido beso, Juan Carlos me tumba y se pone a besarme la
barriga. Su boca va bajando y acaba meti�ndome la mano dentro del pantal�n, no
llevo braguitas por lo que noto como su mano me toca al momento todo el
tri�ngulo. Mientras sube a besarme las tetas su dedo va jugando con la rajita.
Poco a poco pero me acaba metiendo el dedo, en ese instante yo estallo a gemir,
primero debilmente pero a la que se alarga el dedo que est� dentro de mi, mi
gemidos suben de volumen.
-Sombrera: �b�same, b�same!
�l me concede el deseo y me da otro beso franc�s, yo lo tumbo cuidadosamente en
la cama y le saco los pantalones. Aparece ante mi un pito tan particular como la
primera visi�n que tuve de Juan Carlos. Es m�s o menos largo, sin sobresalir de
lo normal. Pero la cabeza es mucho m�s gruesa que el tronco, como si fuera un
palo de golf. Yo me agacho a ella y la miro un rato exta�ada. Pero la sorpresa
acaba dando paso a la lujuria. Mientras masturbo el flaco tronco, me voy
tragando la gruesa cabeza, que a decir verdad sabe como han sabido todas las
pollas que me he comido esta semana.
En un instante aprecio que Juan Carlos me esta mirando y llorando a la vez. "Es
de coraz�n d�bil" pienso. Se la sigo comiendo otro rato hasta que vuelvo a notar
que hay otro paso m�s a dar.
Como hice ayer con Bartolom�, me pongo de rodillas encima de �l y me apunto la
gruesa cabeza a la concha. Cuando la tengo encajada trato de sentarme con
cuidado, no me haga da�o esa cabeza tan gorda. Con un poco de ma�a y una ligera
punzada, la cabeza est� dentro de mi. Una vez penetrada me siento lentamente. La
cabeza sobresale tanto que es ello que noto se mete dentro de mi.
-Sombrera: �mmmoooooooh!
Me sujeto de los hombros de Juan Carlos e inicio mi botar. Primero a c�mara
lenta, sintiendo como esa cabeza recorre mi conducto vaginal, primero entrando y
despu�s saliendo. Son mis caderas mismas que toman control de la situaci�n y
cogen velocidad. Sin ser due�a de ello, me veo botar y botar encima de Juan
Carlos a gran velocidad. Mis aullidos parecen el de una desgraciada bruja que
est� siendo torturada por la inquisici�n.
-Sombrera: ooohmm, oooohmm, ooohmmm.
-Sombrera: ooooh, papa�to, hazme un hijo por favor.
-Juan Carlos: no hijita, ya me han causado prou problemas.
-Sombrera: me da igual, �te lo sacar�! oooooh, ooooh.
Lo sigo botando otro largo rato cuando de pronto noto que �l hace movimientos
raros, como si se quisi�se escapar.
-Juan Carlos: salte hija, que me voy a correr.
-Sombrera: mmmmm, s���������, c�rrete dentro de mi, s�����.
Manteni�ndolo bien sujeto lo noto que se descarga dentro de mi.
-Sombrera: ooooooh, s�������, mmmm, s������, embar�zameeeee, s�������.
Una vez la relaci�n sexual parece haber llegado a si fin. La lujuriosa tensi�n
se descarga, ambos nos separamos y tomamos una ducha, primero yo y despu�s �l.
Cuando veo que est� �l dentro la ducha, me despojo ipso facto de la ropa que me
hab�a empezado a poner y entro dentro de ella. Bajo la tibia cascada que nos
ba�a nos damos otro rom�ntico beso, ello nos carga de nuevo la cartuchera e ipso
facto salimos de la ducha y a�n goteando me vuelve a penetrar, esta vez desde mi
espalda. Conmigo apollada en la cama y �l derecho tras de mi, efectuando su
segunda penetraci�n vaginal.
Esta penetraci�n, aunque tecnicamente los dos tenemos la mitad de fuerzas, es el
doble de divina. El echo de reci�n haber tenido otra relaci�n sexual, hace que
las paredes de mi vagina sean el doble de sensibles, o qu� s� yo. Pero mi voz
parece romperse con los alaridos que pego a cada uno de sus avanzes.
-Sombrera: oooaaah, oooaaaah, oooaaaah.
De pronto Juan Carlos me descarga y abraz�ndome nos tumbamos en la cama.
-Juan Carlos: ah oh, lo siento hija, no puedo m�s.
-Sombrera: bueno, oooh, has estado, oooh, fenomenal, mmmm.
Abrazados encima la cama nos dormimos juntos. Me despierta un reloj radiof�nico
que viene no s� de donde (tit tit tit tit tit tiiiiit). Miro mi despertador y
son las 18:00.
-Sombrera: �las seisss! (grito) tengo que sacar al perro, hacer la casa,
almorzar, comer, cenar, tengo que hacer un mont�n de cosas a�n!
Despierto con rudeza a Juan Carlos y con prisas lo ayuda a vestirse.
-Sombrera: tengo que hacer muchas cosas, debes irte.
-Juan Carlos: bueno bueno, las gracias que no falten.
-Sombrera: toma, ll�vate todo el pan que queda y este trozo de queso y esta
cabeza de ajos, pero desfila que tengo un mont�n de tareas.
Perdido todo el color rosa que marc� nuestra relaci�n, saco a Juan Carlos de
casa y me dispongo a lo m�o. Rata se estaba casi meando encima y nada m�s salir
pega una meada del quinze. Entre sacar el perro y acabar todo el resto de
tareas, acabo la labor a las 22:00. "Uff" pienso "hay gente que todas estas
preocupaciones no las tienen"