Relato: El inicio de Nicole

LA INICIACI�N DE NICOLE



Javier acababa de despertar, como de costumbre hab�a dormido hasta tarde,
despu�s de una larga noche dedicada a sus libros y escritos, como siempre hacia
cuando visitaba la mansi�n familiar.



La verdad es que disfrutaba de ello, pero ya empezaba a echar de menos la
agitada vida sexual que llevaba en su c�moda casa de la ciudad. El campo, aunque
encantador y lleno de vida, le resultaba poco excitante acostumbrado como estaba
a satisfacer todos y cada uno de sus activos y perpetuos deseos sexuales.



Unos golpes en la puerta, interrumpieron su habitual paja matutina. Molesto por
ello decidi� no contestar y continuar con sus placeres solitarios. Pero un
segundo golpe y el sonido de la puerta al abrirse, le hicieron incorporarse,
olvidando que su majestuoso falo estaba desnudo bajo las sabanas, que
resbalaron, hasta formar un mont�n entorno a su enorme verga.



Desde la puerta, la nueva criadita de su madre, habl� con su t�mida e inocente
voz:

_ Se�orito. Su madre me manda a traerle el desayuno. �Puedo pasar?



Le contempl� como si no la hubiera visto antes. Advirti� las hermosas formas
ce�idas por el uniforme obligatorio de la casa para las criadas de sal�n. Un
vestido negro, con escote redondo, un delicado delantalito blanco y una cofia de
encaje h�bilmente prendida en sus cabellos. Su semi-erecto pene reaccion� ante
la muchacha convirti�ndose en dura estaca. Con una ligera sonrisa subi� la
sabana escondiendo tan tremenda tranca.



_Pasa, adelante. �Qu� es lo que traes?- Su mirada libidinosa pareci� incomodar a
la jovencita, que inclinando la cabeza y enrojeciendo, no pudo por menos que ver
el enorme bulto que tapaba la sabana.



Entr� presurosa con la bandeja; su mirada evitando la cama, dej� esta sobre la
mesilla situada al lado de la cama.

_La se�ora me ha mandado que le suba chocolate caliente y tostadas. Y que le
diga que sali� para misa y que no vendr� a comer, que la han invitado las
se�oras de la junta de beneficencia y que tardar� en volver.



La sonrisa de Javier se amplio y adquiri� una cualidad lobuna



_ As� que tu nombre es... _interrumpi� la frase, con la esperanza de que ella le
mirara al contestar.

Nicole, se�or. _ Como as� hizo, momento que Javier aprovech� para levantarse del
gran lecho, gloriosamente desnudo.



Ella no pudo dejar de admirar ese cuerpo, y la magnifica polla erecta que ten�a
ante sus ojos. Con delicada y fascinada curiosidad clavo sus ojos en el
inflamado ap�ndice.



Javier, con fingida inocencia le pregunt�:



_�Qu� pasa, Nicole? �No te ha advertido mi madre que me gusta ba�arme antes de
desayunar? Prep�rame el ba�o y qu�date a ayudarme. Oracio mi ayuda de c�mara
parti� ayer a preparar mi casa de la ciudad.



Nicole nerviosa no atin� m�s que a quitar su vista del miembro viril de Javier y
a�n con la mirada como perdida, se acerc� a la chimenea para avivar el fuego,
sin preguntarse ni por un instante por que su amo, no llamaba a uno de los
criados masculinos de la casa.



Javier recost�ndose indolente en un sill�n cerca del fuego, la observaba hacer.
Su mirada vagaba por ese culito perfecto, mientras ella arrastraba el ba�o de
asiento cerca de la chimenea. Observo sus idas y venidas con los cubos de agua,
admirando sus dulces brazos redondos y sus largas piernas. Se deleito con la
visi�n del inicio de sus senos cuando vert�a el agua en la tina, mientras se
masajeaba ociosamente la polla.



La respiraci�n de Nicole se agitaba por momentos, ligeros signos de excitaci�n
que en su inocencia no sab�a ocultar la delataban al ojo conocedor de Javier. El
suave rubor de sus mejillas, las miradas de soslayo que esos enormes ojos
marrones le dedicaban, la dulce hinchaz�n de sus labios, la pel�cula de sudor
que ba�aba su fr�gil cuerpo...



Todo ello hac�a que Javier estuviera m�s que dispuesto a olvidar donde estaban,
y su costumbre de no implicarse con el servicio de su madre. La tentaci�n de
complacer a su polla despu�s de este tiempo de descanso, era demasiado intensa
para resistirla.



Nicole termin� de preparar el ba�o. En silencio, Javier se levant� del sill�n y
sin ocultar su desnudez camino hacia la ba�era, en la que se sumergi� con
evidente placer. _ Nicole, tendr�s que quitarte el uniforme para ayudarme, �No
desear�s que se moje? S� que mi se�ora madre es muy estricta en el mantenimiento
de la limpieza de estos.



Nicole reconociendo que ten�a raz�n, se quito cautelosa el delantal y el vestido
qued�ndose con una p�dica y blanca enagua de algod�n, cerrada hasta el
nacimiento de los pechos con diminutos lazos azules. Una muestra de coqueter�a
poco com�n entre la gente de servicio y que le hab�an costado sus escasos
ahorros.



La desnudez de los brazos y hombros de la muchacha transformaron el ambiente de
la recamara, la semipenumbra pareci� envolverla y la luz de las llamas saco
destellos de oro en su piel morena. Inconsciente de su propia sensualidad se
acerc� a Javier, y en absoluto silencio tom� la esponja y la sumergi� en el
agua. Con movimientos lentos, la pos� sobre su espalda, dejando correr el
liquido tibio. Despacio, una y otra vez, mientras sus ojos segu�an el agua
desliz�ndose por el cuerpo del hombre, una sensaci�n hipn�tica somnolienta la
invadi�. Notaba que sus manos, sus brazos, su cuerpo se licuaban.



Javier tomo de su mano la esponja, dej�ndola caer en el suelo. Tomo su mano y la
llevo a la parte de su cuerpo que reclamaba atenci�n urgente. Muy suavemente,
sin romper la cualidad on�rica que el momento hab�a tomado, la dejo sobre su
miembro, y ella con curiosidad casi infantil, recorri� ese duro hierro
recubierto del m�s fino sat�n, con su diminuta mano, exploro desde la base, la
ra�z fuerte y poderosa, subiendo por el falo, recorriendo cada vena, cada
min�scula porci�n de piel, hasta la cabeza poderosamente erguida, de un
palpitante rojo amoratado. Una y otra vez subi� y bajo su mano por aquella
verga, que no alcanzaba a rodear con sus deditos.

Javier, en silencioso �xtasis, la dej� hacer hasta que ya no pudo m�s y el
anhelo de acariciar a la dulce jovencita, hizo que se levantara del ba�o, y en
un s�lo movimiento, tom�ndola en brazos, la condujera hasta el sill�n donde la
sent� sobre su regazo.



M�ltiples besos cayeron sobre la cara de Nicole. Las manos mojadas de Javier
trazaban caminos en la enagua de algod�n, que dejaba transparentar, al mojarse,
el moreno cuerpo de la muchacha.



Nicole se encontraba en otro mundo, un mundo de sensaciones que jamas hab�a
experimentado, sent�a la boca de su se�or, en sus mejillas, en su frente, en su
cuello como peque�as brasas ardientes. Las manos que recorr�an su cuerpo creaban
a su paso necesidades desconocidas.



Javier excitado por su inocente entrega, adivinando en ella un ser af�n, se
convirti� en un maestro paciente. Reprimi� su exigente naturaleza, para
despertar en ella su intensa sexualidad latente.

Amoroso bes� sus labios, am� con su lengua la de ella. Recorri� una y otra vez
el interior de su boca, haci�ndola estremecer, retorcerse sobre �l.



Cada vez el deseo de ella era m�s urgente. Su cuerpo se tensaba bajo las manos
de �l, sus pezones presionaban el algod�n. Sus manos, hasta ese momento,
abandonadas, cobraron vida.



La necesidad de tocar fue apremiante, desliz� las manos por el pecho de �l, por
su cuello, sinti� la redondez de su cabeza, los mechones mojados se le enredaron
entre los dedos.



La respuesta de Javier fue inmediata, su boca baj� hasta los pezones que lo
reclamaban, sus dedos expertos soltaron lazos. Una mano acarici� la piel desnuda
de los pechos de Nicole, y la otra se perdi� entre sus muslos.

Nicole abri� entregada sus piernas, deseando y temiendo que su amo tomar� ese
lugar secreto que le hab�an ense�ado a despreciar. Su conciencia velada, intento
resistirse, pero la extra�a ansiedad que la embargaba, el doloroso placer que
sent�a al notar el miembro duro de �l presionando su sexo atreves de la fina
tela que los separaba, venci� toda objeci�n antes de que llegar� a producirse.




Los largos dedos de Javier, treparon por sus muslos hasta el sexo de la
doncella. Al advertir lo mojado que estaba, sonri� contra el pecho de Nicole.




Mi dulce ni�a, ya casi estas preparada.- la voz apasionada y l�quida ba�o los
sentidos de Nicole. Un escalofr�o bajo por su columna, la piel se erizo. Y gimi�
sin poderlo evitar.



Mi se�or, �qu� es esto que me esta sucediendo? �Este calor que recorre mis
venas, que deja mis miembros sin fuerza, que hace que todo mi cuerpo reclame sus
manos y su boca? Siento como si algo en mi interior fuera a romperse en mil
pedazos_ Una respiraci�n larga y entrecortada como un sollozo se le escapo del
pecho.

_ Esto, mi amor, es pasi�n, placer, la fuente de la vida. La pasi�n es un regalo
de los dioses. Y en ti, mi querida Nicole, lo han derramado con generosidad.
D�jate conducir por m�, y te entregar� su fruto.



Levant�ndose del sill�n, la puso en pie a su lado, le desliz� los tirantes de la
enagua, haci�ndolos resbalar despacio por sus brazos, besando sus hombros, su
pecho, su ombligo. Acompa�� la ca�da de la prenda al suelo, arrodill�ndose ante
ella.



Sus manos firmes acariciaron sus nalgas, mientras sus labios se demoraban en su
vientre dorado. Jugando con su lengua, acariciando, lamiendo, bajo hasta el
obscuro sexo de Nicole. Sus manos se afianzaron en la cadera de ella, y por fin
su lengua encontr� el cl�toris de Nicole, excitado y duro esper�ndolo.



Nicole al primer contacto de su lengua en su sexo, grit� y sus manos se
aferraron con fuerza a los hombros de �l. Sus piernas temblaron y se abrieron
buscando el toque h�medo de la boca de su amo.



Javier se sinti� pleno del olor y el sabor de ella. Presionando con fuerza sus
caderas la hizo arrodillarse a su lado y la beso en plena boca, d�ndole a
saborear sus propios jugos. La tendi� sobre la mullida alfombra que cubr�a el
suelo y abriendo bien las piernas de Nicole con sus manos, empez� a darle
placer. Era un experto en ello. Jugaba con su boca y su lengua abrasando el sexo
de la muchacha. Lamiendo sus labios con lentitud, introduciendo la lengua en su
vagina, una y otra vez.



Nicole jadeante, susurraba palabras sin apenas sentido, sus tobillos se cruzaron
sobre la espalda de Javier por voluntad propia. Las manos volaron hacia la
cabeza de su amante, presion�ndola contra su anhelante co�o.

Javier centr� los ataques de su lengua en su cl�toris lamiendo una y otra vez,
mientras uno de sus dedos se deslizaba dentro de aquella vagina, a�n
inexplorada. La gran cantidad de fluidos que mojaban el canal de Nicole, le
permitieron entrar sin dificultad



Nicole perdiendo la conciencia de s� misma ante el doble asalto, levanto las
caderas enterrando el dedo m�s profundamente en su sexo. Javier, empez� a
meterlo y a sacarlo r�tmicamente, un poco m�s hondo cada vez mientras que las
caderas de ella, sal�an a su encuentro cuando se retiraba.



Era una delicia de criatura con esa pasi�n innata tan arrasadora.



Javier ard�a, deseaba clavar su polla en ese co�o tan prieto y caliente, pero la
estrechez del mismo y su deseo de que ella llegar� al delicioso orgasmo que
intu�a, le hicieron contenerse a�n. Introdujo otro dedo en la vagina de Nicole
cada vez m�s dilatada y mojada.



Empuj� con decisi�n ambos hasta llegar a la fina telilla que anunciaba que �l
era el primero en conocer las delicias de ese dulce co�o. Apenas lo tanteo.
Sigui� lamiendo el cl�toris de Nicole metiendo y sacando sus dedos, hasta que
las contracciones de la vagina, y una gran cantidad del fluido n�ctar sobre su
lengua, anunciaron el orgasmo de Nicole. En ese enloquecedor instante hundi� los
dedos con decisi�n, hasta el fondo de su vagina desgarrando la tela de la
virginidad.



Nicole perdida en su primer orgasmo casi no percibi� el ligero dolor que le
ocasiono la desaparici�n de su �nico bien de muchacha pobre.



Javier se incorpor� sobre el cuerpo de ella. Contemplar la cara de Nicole sumida
en su primer contacto con el placer le hizo perder el control y acomod�ndose
entre sus piernas abiertas, ba�� su polla con los fluidos de ella, penetr�ndola
de un solo empuj�n. Sinti� la vaina obscura y h�meda dilatarse para admitirlo en
su interior. Nicole grit�, jadeante y ag�nica, al verse atravesada por tan
poderosa verga.



Javier, tenso, reprimiendo el deseo animal de moverse dentro de esa funda
prieta, se qued� inm�vil por un momento, permitiendo que Nicole se acostumbrara
a la invasi�n.



Mir� los ojos de la mujer, seri�, contenido, esperando que ella le diera la
se�al para continuar.

Y obtuvo su recompensa: los rasgos contraidos de Nicole se relajaron, el placer
empez� de nuevo a adue�arse de su cara, cuando su vagina se acostumbr� al tama�o
de �l.



Empez� a moverse dentro de ella, lento, pleno, poderoso, llen�ndola y
retir�ndose, en oleadas largas y placenteras. Meti�ndola entera, hasta el fondo
de su vagina y sac�ndola lentamente hasta dejar solo la cabeza de la verga en la
entrada, dilat�ndola, enfundado en su calor l�quido. Tratando de prolongar el
placer que le desbordaba.

En Nicole el deseo se volvi� un punto incandescente en su est�mago, se expandi�
de nuevo por sus venas, se concentro donde se un�an los cuerpos. Elevo sus
caderas, cruzo sus piernas sobre la cintura de Javier. Sent�a el cuerpo del amo
golpeando su cl�toris en cada arremetida. Como los test�culos le golpeaban cada
vez que entraba en su cuerpo y se sent�a plena, llena de su polla. Y empez� a
mover sus caderas, a elevarlas a su encuentro, a sentir dolor de ausencia cuando
�l se retiraba. La fricci�n era enloquecedora. Se abandon� por completo.



Javier al sentir el embate de las caderas de ella, aceler� el ritmo, aument� la
fuerza de la penetraci�n. Salvaje, arremeti� contra ella con todas sus fuerzas,
solo para ser recibido con la misma pasi�n.



Una y otra vez, sus movimientos aumentaban, m�s fuerte m�s r�pido.



El segundo orgasmo de Nicole ba�o su polla y ya no pudo retenerse, se corri�
como nunca en su vida, con un grito se tens� sobre ella, la penetro
profundamente dejando que su leche la inundara.



Durante un momento permanecieron inm�viles, entrelazados, casi sin respirar.
Despu�s, Javier la libero de su peso, se tendi� a su lado y la abraz�.



Se adormeci� pensando que necesitaba una nueva criada en su casa de la ciudad.




Fin.

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