Tragedia y pasi�n.
Tres a�os despu�s de lo que sucedi� con Tania por primera
vez, decid� independizarme. Ten�a veintitr�s a�os, y el suficiente dinero
ahorrado para emprender esta nueva etapa. Me fui a vivir a un piso muy peque�o,
aunque para m� sola era m�s que suficiente.
Una de esas tardes en las que no sabes muy bien que hacer, ya
que nada te apetece, hace mal tiempo, y ni internet, ni la televisi�n parecen un
plan apetecible, son� el tel�fono. Se trataba de Carlos, por lo que me alegre
bastante, seguro que me propondr�a alg�n divertido plan.
-Hola hermanito, que sorpresa, �C�mo va todo?-tras un peque�o
silencio me contest�.
-Fatal Gloria, Gin�s ha muerto-atin� a decirme entre
sollozos. No pod�a salir de mi asombro, por unos instantes me qued� como si
acabasen de hablarme en turco, no terminaba de asimilarlo.
Gin�s era un amigo com�n de la infancia, era un a�o mayor que
Carlos y tres que yo. Era un muchacho muy simp�tico y atractivo. No siendo yo
m�s que una ni�a y el un adolescente, me enamor� de �l, fue mi amor plat�nico.
Cuando empez� a salir con su primera novia, me puse tan celosa, que empec� a
tratarlo de forma cortante. A pesar de todo, el siempre me trat� con todo el
cari�o del mundo.
Como pudo, Carlos me dio los datos del entierro y el funeral,
donde nos encontrar�amos con los padres del pobre Gin�s, al que un desgraciado
accidente le sesg� la vida de una forma tan prematura y cruel.
Las semanas siguientes fueron ag�nicas, estaba siempre
triste, no encontraba la manera de salir adelante. Mi �nica vida era ir y venir
del trabajo. As� que decid� llamar a Carlos, pensaba que estar�a m�s o menos de
la misma forma que yo, por lo que le propuse si pod�a ir a pasar el fin de
semana a su casa. La idea le encant�, se sent�a demasiado solo.
�l, desde su ruptura con Ver�nica, hac�a ya unos a�itos, no
hab�a vuelto a tener una relaci�n seria con nadie. Aquello debi� dolerle m�s de
lo que yo me imagin� en un principio. S� que hab�a estado tonteando con alguna
que otra chica, lo sab�a de buena cuenta, ya que algunas eran amigas m�as. Para
el sexo, siempre ten�a a Eva a su disposici�n, razones por las que pensaba que
�l no lo estaba pasando mal, me equivocaba.
Llegu� a su casa el s�bado por la ma�ana. Le encontr�
desayunando, as� que me invito a acompa�arle. Rehus� su propuesta, puesto que ya
lo hab�a hecho una hora antes.
Ese d�a lo pasamos viendo pel�culas y hablando sobre la
infancia, hasta que, como no, sali� el tema de Gin�s, al que record�bamos
haciendo trastadas con su inseparable sonrisa. Despu�s del alegre recuerdo,
volvi� el ambiente triste, cosa que yo no estaba dispuesta a permitir.
-Hala hermanito, vamos a baila-le cog� de la mano, llev�ndolo
al centro de la habitaci�n.
-Espera Gloria, para bailar, digo yo que ser� mejor con
m�sica.
-Jaja, claro tonto, venga, pon algo animadito que tengo
muchas ganas de moverme, que a este paso nos vamos a oxidar.-Carlos puso algo de
m�sica latina, y nos pasamos un par de horas bailando como cuando �ramos ni�os.
Re�mos todo lo que quisimos, y m�s. Tras alegrarnos un poco la vida, acabamos
algo cansados. As� que Carlos se duch� primero y luego yo. Cuando sal� de la
ducha, atra�da por un agradable e intenso olor, me dirig� a la cocina.
-Mira hermanita, para que luego digas que no te cuido como
mereces.-se hab�a metido en la cocina y hab�a preparado unas sabrosas tortillas
espa�olas, de las cuales no qued� nada, realmente est�bamos hambrientos.
Carlos me hab�a preparado un cuarto para dormir. Tras darnos
las buenas noches, me puse un camis�n, y a la cama. Pese al cansancio, me
costaba conciliar el sue�o. De pronto escuch� unos extra�os sonidos en el cuarto
de Carlos, me levant� preocupada y me dirig� hacia all�. Al llegar, me encontr�
a mi hermano en calzoncillos, tumbado de lado y sollozando. Me acost� a su lado,
Carlos not� mi presencia, as� que se dio la vuelta y quedamos de frente, le
abrac� y le mec� un poco, como hac�a nuestra madre.
Volvimos a hablar de nuestras penas, cada vez m�s cerca,
tratando de consolarnos mutuamente, mir�ndonos a los ojos, limpiando las
l�grimas que resbalaban por las mejillas del otro de forma ocasional.
Sin previo aviso, nuestros labios se unieron en un fraternal
beso. A este primero, le sigui� un segundo, un tercero, y un cuarto, hasta que
nuestras bocas quedaron selladas por los labios del otro. Las primeras
sensaciones de consuelo fraterno, dieron paso a cierta excitaci�n, llev�ndonos a
mostrar nuestros comportamientos ocultos. Carlos comenz� a acariciarme un seno,
mientras que yo lo abrazaba con fuerza, con miedo a que nos separasen. En
seguida note el bulto de mi hermano rozando mi entrepierna para el goce de
ambos.
As� estuvimos un rato, nuestros movimientos, suaves y lentos,
nos llevaron a colocarnos con �l boca arriba, y yo sentada encima. Me saqu� el
camis�n, dejando a la vista mi generoso busto. Apoy�ndome ligeramente sobre mis
rodillas, deslic� el calz�n de Carlos lo suficiente para dejar sus atributos
sexuales, al tiempo que retiraba mis braguitas lo suficiente para que nuestros
sexos se encontrasen.
-Gloria, yo�-trat� de decirme, le puse el dedo en la boca,
d�ndole a entender que estuviese callado.
-Te quiero Carlos, diciendo esto, me ech� hacia delante,
d�ndole un suave beso cargado de sentimiento.
Poco a poco fui cayendo para que �l entrase m�s en m�. Mis
manos en su pecho, las suyas en mis caderas, movi�ndome lentamente, sin perder
de vista sus ojos, que miraban en las profundidades de los m�os.
No tard� en llegar al orgasmo m�s sentido de mi vida, poco
tiempo despu�s not� como Carlos me llenaba de esa misma vida.
Volv� a abrazarle, quedando como est�bamos, totalmente
unidos. Me acomod� para dormir, y as� pasamos esa noche, totalmente abrazados.
A la ma�ana siguiente nos dimos una ducha los dos juntos, en
la que ni siquiera hablamos. Nos limitamos a limpiarnos mutuamente, sin prisas,
como si tuvi�semos todo el tiempo del mundo. El resto del d�a transcurri� como
si nada hubiera pasado, pese a que ambos est�bamos felices, tambi�n era palpable
cierta incomodidad.
Al final del d�a regres� a mi casa, seg�n llegu� llam� a
Carlos para que me fuese a recoger al trabajo el d�a siguiente. Que ten�amos que
hablar, �l estuvo de acuerdo.
Lleg� puntual, y hablamos en el mismo coche.
-Gloria, yo te quiero, y lo de la otra noche no fue m�s que
el producto de ese amor-estaba algo apenado, con remordimiento.
-Lo s�, tambi�n te quiero, pero somos hermanos y debemos
poner unos l�mites, lo del fin de semana fue genial, pero no est� bien.
-Yo lo disfrut� much�simo, fue muy agradable, tierno. Tengo
que confesarte que alguna vez me hab�a fijado en ti, pero no pasaba de pensar
que te estabas poniendo muy guapa, nunca me pas� por la cabeza ir a m�s.
-A mi me pasa lo mismo contigo-estaba muy aliviada al ver que
ambos �bamos en el mismo sentido-siempre me has parecido guapo, y desde la noche
en la que te encontr� con Eva, pues hab�a pensado en algo, pero eran m�s bien
pensamientos que se me cruzaban que otra cosa.
-As� que lo ten�as todo planeado eh, pillina-la conversaci�n
tom� un giro m�s ir�nico.
-�C�mo puedes pensar eso de tu hermanita?-le contest� con una
sonrisa, poni�ndome m�s seria le dije-No ten�a nada planeado, pero me dol�a
verte mal, yo tambi�n lo estaba. �Y si lo hubiese planeado?, �Te habr�as
quejado?
-No, para nada, lo cierto es que salvo los remordimientos que
se me est�n pasando, la experiencia me hizo mucho bien.
-A mi tambi�n, ya me parec�a raro que te fueses a quejar, me
alegra que tengamos las cosas tan claras-tras darnos un besito de hermanos, me
llev� a mi casa y se march�. Hab�amos dejado las cosas claras, lo de aquella
noche fue genial, y no ten�amos porque arrepentirnos, pero estaba claro que
hab�a que andarse con cuidado. No �bamos a empezar ninguna relaci�n de pareja,
m�s all� de la que ya ten�amos como hermanos, pero tampoco le cerramos las
puertas a nada de una forma definitiva.
Continuar�.