Relato: Violando a una bollera



Relato: Violando a una bollera

VIOLANDO A UNA BOLLERA



Bueno, supongo que la mayor�a de ustedes sentir�n repugnancia
por mi persona. Otros en mi situaci�n estar�an poniendo mil excusas, que si la
culpa fue de ella por ir provocando, que si esa noche estaba bebido, que hab�a
tenido una infancia dif�cil. Y una leche, eso de enga�arse a uno mismo me parece
la mayor de las debilidades. Hice lo que hice porque estaba caliente, esa hembra
me pon�a como a un toro y busqu� una oportunidad de hacerla m�a. Sin mas
tonter�as de psic�logo por el medio. Quer�a tirarmela, y me lo mont� de un modo
tal que pude salirme con la m�a. No es algo de lo que haya ido presumiendo por
ah�, de hecho no se lo he contado nunca a nadie. Esa discrecci�n, unida al
cuidado que puse en no dejar pistas sobre mi persona, ha hecho que tres a�os
despu�s de haber violado a la profesora de aerobic de mi novia ninguna sospecha
haya recaido sobre m�. Y, creanme, si tras tres a�os no me han pillado, ya no lo
hacen ni aunque publique esta carta en el Boe junto a mis datos.


Mi nombre no importa, simplemente les dir� que cuando me tir�
a esa zorra yo contaba con 26 a�os, de casi uno noventa de altura, moreno y en
buena forma. No ser�a el tipo m�s guapo del mundo pero mi cuerpo de jugador de
baloncesto hac�a que no tuviese problemas para encontrar ligue. Adem�s, aunque
no tuviese demasiado dinero, ten�a en el bolsillo un t�tulo de ingenier�a
inform�tico y un curso de especializaci�n en Londres. Sal�a con una chiquitina
de los m�s mona, una mu�equita morenita de 22 tacos que curraba de cajera en un
supermercado mientras tomaba clases de interpreta-


ci�n y danza. Si, era de esas que se cre�an que una don nadie
pod�a llegar a ser como la penelope Cruz ha base de esfuerzo y val�a, en lugar
de a base de mamadas y poner el culo. Tan jovencita. La cosa es que sol�a ir a
recogerla a la salida del gimnasio donde hac�a ejercicios y aerobic, para de
paso que la llevaba a casa sacarle un polvete o una mamadita. Nunca he sido un
t�o demasiado exigente. As� conoc� a Laura, su profesora de aerobic. La hijaputa
parec�a sacada de un poster del playboy, una rubia con cola de caballo, el
cuerpo duro y torneado que uno puede imaginarse de una profesora de aerobic
jamona, bronceada y que podr�a ser la imagen publicitaria de cualquier gimnasio.
Se me hizo la boca agua, verla pasar con sus pantaloncitos ajustados moviendo
las caderas. Despu�s de que mi chavala me hiciese el trabajito con la boca que
tocaba ese d�a, le comente asi como de pasada que hab�a visto a su profesora
salir del gimnasio, y la t�a se puso a reirse de m�, en plan cachondeillo. Que
ya sab�a porqu� me hab�a corrido tan pronto esa noche, si no querr�a yo que se
dejase cola de caballo como Laura... yo no lo entend�a, hasta que me lo explic�.


Entre risas me dijo que no le importaba que me hubiese puesto
cachondo Laurita, que lo entend�a muy bi�n porque ella misma comentaba que no
sab�a que ten�a que volv�a locos a los t�os. Yo pensaba... joder si no sabe lo
que tiene. Que hab�an hecho de todo por tirarsela, desde flores y cenas... hasta
dejarle un coche con las llaves puestas y un lacito alrededor. Como el mayor de
los subnormales yo pregunt� que como era tan estrecha... y eso provoc� la mayor
carcajada de mi chavala. Al verme mosqueado me explic� que era toda una
guarrona, pero solo le iban los bollos. Si se hab�a tirado a la mitad de las
chicas del gimnasio, eso si, sin ser pesada ni andar acosando nunca. Todas
sab�an de que acera era Laurita, y si alguna quer�a probar el bollo rollo, pues
encantada de ayudar, que era todo un cielo. Yo, ya m�s que mosca, le pregunt� si
se la hab�a tirado, a lo que no me di� respuesta. Nunca se lo volv� a preguntar,
la idea de que mi chavala no estuviese satisfecha con mi herramienta y fuese por
ah� buscando alivio con una lesbiana no me hizo ni pu�etera gracia. Siempre he
tenido esa vena de orgulloso, que se le va a hacer.


Pensamiento que no me dej� en las siguientes semanas...
Mientras esperaba a la salida, tuve ocasi�n de admirarla m�s detenidamente. Ojos
azules, unos labios perfectos, con esa curvita hacia fuera a lo Denisse Richards
que sol�an dejar los aparatos de ortodoncia llevados en la adolescencia. Un
aspecto de salud y energ�a que daba gloria mirarla, no solo por lo buena que
estaba. Y, efectivamente, la v� pasar como de la mierda de varios t�os que
intentaron trabar conversaci�n a la salida, e incluso un par de noches la v�
salir cojidita de la mano con dos de las compis de clase de mi chavala. Aunque
yo no estuviese enamorado, la idea de que una noche hubiese salido acompa�ada de
esa bollera me hac�a crecer un desagrado en la boca del est�mago. En realidad
solo era la rabia de lo buen�sima que estaba y de su actitud de "me rio de todo
el que tenga polla". De mis palabras puede deducirse que iba por ah� provocando,
cuando en realidad se limitaba a comportarse como ella misma. Hice lo que hice
por m�, insisto, no le voy a echar parte de a culpa a ella. Eso ser�a como
pedirle cuentas al invierno porque hace fr�o, o como los aprovechados que salen
por ah� afirmando que merecen una indemnizaci�n porque nadie les avis� que las
Hamburguesas del Mcloquesea engordaban.


Nunca habr�a pasado nada, de no ser por dos cosas. Mi nenita
se fu� durante el verano a hacer un curso de no se que chorrada dram�tica a New
York, y ocurri� lo de Joaquin. Se trataba de un conocido, no un amigo como tal,
que sal�a con otra de las alumnas de Laura, la devoraconejitos. Tan bien lo
hab�a pasado la condenada de la manita de su profesora, que hab�a plantado al
desgraciado, afirmando en p�blico que Laura la "hab�a llenado m�s". Imaginense
el cachondeillo. Se "cambi� de acera", y comenz� a frecuentar el ambiente de los
bares de bolleras. La opini�n generalizada era que esta vez Laurita se hab�a
pasado, que si a muchas t�as les daban picores de ganas de probar lo que era
acostarse con otra pues bueno, era cosa de una noche y ten�a su morbo, la pena
que no dejaban mirar. Pero de ah�, a llevar la cosa al punto en el cual una de
sus amiguitas renunciaba a la carne, cuando ten�a fama de hacer de las mejores
mamadas del barrio antes de acostarse juntas, hab�a un largo trecho. La idea de
lo que le habr�a hecho, de como la habr�a hecho gozar, era algo que me animaba a
meterme otro trago de ron entre pecho y espalda. As� tom� la decisi�n, en una
terraza de verano, escuchando los comentarios de la gente, con el calent�n que
llevaba encima. Mi chavala ten�a el cartel de "no disponible", ten�a la polla
tiesa como una barra, y la imagen de Laurita la Diosa del Sexo grabada en las
retinas. Y como por las buenas no iba a ser, pues ser�a por las malas. Con dos
cojones. Eso s�, de un modo que no fuese nada sencillo que me pillasen.


Yo ya sab�a que la pava viv�a sola, excepto las noches que se
llevaba un ligue al catre. Resid�a en un bloque de apartamentos muy mono, de
solo tres plantas, con grandes balcones y palmeras alrededor. Ella viv�a en un
segundo, y estudiando el terreno me d� cuenta que no me iba a resultar nada
dificil saltar de lo alto del muro a su balc�n. Por supuesto, todas las puertas
estaban dotadas de alarma, pero eso no supon�a problema para m�, que de esas
cosas entend�a lo suficiente. No era nada muy sofisticado, hab�a trucado cosas
m�s dificiles en la universidad, solo como diversi�n y pr�ctica. No me iba a
complicar nada la vida, simplemente saltar desde el muro, neutralizar
previamente la alarma, atarla y amordazarla en su cama y darle toda la tralla
que me diese la gana. A los dos d�as de tomar mi decisi�n ya estaba listo. Hab�a
comprado ropa nueva de color negro en una ciudad a casi 100 kmts de la m�a,
pagando en efectivo. Ropa barata y supercom�n. En otro establecimiento pill�
unos guantes de cuero negro de motorista. Y unos guantes m�dicos delgaditos para
llevar debajo. Una pena no poder tocarla con la mano desnuda, pero si no dejaba
huellas dactilares me la sudaba dejar todo lleno de semen y pelos. Mucho ten�an
que mejorar esas t�cnicas antes de poder usarlas contra un t�o no fichado, ni
relacionado con ella... joder, si ni siquiera le hab�a diriguido la palabra en
mi vida. Eso me hizo pensar que no sab�a como ser�a su voz... De hecho, la caja
de guantes quirurgicos la compr� aun m�s lejos, junto con gasas, vendas y dem�s
chorradas para no dar el cante. Cinta de carrocero com�n para que la zorra no
despertase a medio mundo con sus gritos. Y cuerda, resistente y aspera. Si
quer�a retorcerse se iba a despellejar vivas las mu�ecas y tobillos. Como estaba
seguro de que tendr�a surtido de consoladores y cosas as�, de eso no llev� nada.
Una navaja, perfectamente legal, completaba mi equipo, junto a unas herramientas
electr�nicas b�sicas que me cab�an en el bolsillo para entendermelas con la
alarma. Estaba plet�rico, iba a darme un fest�n de Laura que no iba a olvidar en
la vida. De hecho la noche anterior al asalto, pese a querer reservar mi semen
para ella, me la pel� como un mono, incapaz de conciliar el sue�o. Creo que no
dur� ni dos minutos desde que empec� a menearmela hasta que me corr� sobre las
s�banas. As� me dorm�, pensando en lo poco que iba a descansar la noche
siguiente...


No hace falta que diga que la jornada se me hizo eterna. Solo
una cosa tem�a, que esa noche llegase a casa acompa�ada y se me jodiese el
invento. No me ve�a capaz de esperar otras 24 horas, de lo cachondo que iba.
Calien-


te, si, pero no por ello descuid� las precauciones. Me
asegur� de que llegase sola a casa, y que no hubiese una actividad especial. El
d�a hab�a sido pesado y caluroso, pero al atardecer se levant� una brisita
fresca que daba gloria. Lo interpret� como un buen augurio. Esper� hasta que el
bar situado enfrente de su edificio de apartamentos cerr�, y la calle qued�
desierta. No quer�a moscones. A eso de la una y media de la ma�ana, me acerqu�
tras un buen rato sin ver peatones ni tr�fico. Salt� el muro, y me acerqu� a la
caja de registro de alarmas, disimulada bajo un rosal. Con ayuda de una
linternita con filtro rojo. destornill� la tapa de registro, y para asegurarme
retir� los cables de todas las alarmas del edificio. No iba a andarme con
tonter�as. Antes de salir de ese rinconcito, esper� a que pasase un coche, que
ilumin� la zona con sus focos. Por fortuna no hab�a nadie con un perro
gilipollas dando el co�azo. Unos quince minutos m�s tarde. sub� a lo alto del
muro, un vistazo r�pido para comprobar que no hab�a moros en la costa, y salt� a
su balc�n. Mis zapatillas deportivas, nuevas por supuesto, no hicieron ruido.
Aprovechando el impulso pas� sobre la barandilla met�lica, y me tend� en el
suelo. Nada, no hab�a ninguna reacci�n. Perfecto.


A veces la gente te sorprende de lo descuidada que puede ser.
Viviendo en plena costa del Sol y estando m�s buena que un queso manchego... y
Laurita se hab�a dejado entornada la puerta corredera del balc�n. Atisb� con
curiosidad el interior, y comprob� que efectivamente ese era su dormitorio... y
all� estaba ella. Con el pelo suelto, durmiendo tranquilamente. Sobre la ropa de
cama, vestida tan solo con un cortito y semitransparente salto de cama que daba
gloria verlo. Dorm�a boca a bajo, con las manitas bajo la mejilla, con un sue�o
tranquilo de quien no conoce el pecado. El camisoncito estaba subido, y pod�a
verle los muslos al completo y la parte inferior de las nalgas. Estaba muy
oscuro, pero a la tenue luz de un acuarium me pareci� que no hab�a marcas
blancas en su bronceado. Verla as�, tan vulnerable y expuesta, me dej� a�n m�s
excitado. A la vez, ese instinto malo que muchos llevamos dentro se acab� de
adue�ar de m�. No hab�a decidido como me iba a comportar con ella, pero sent�a
que para mi placer iba a comportarme con sa�a. Quer�a que le doliese, que se
sintiese humillada, asustada, dolorida. Yo, el macho vengador. As� entr�
despacito, deleitandome con el aroma del acondicionador de cabello que
desprend�a. Cerr� despacito la puerta del balc�n, pero no ech� las cortinas.
Mejor as�. Se movi� un poquito, pero su respiraci�n no se alter�. A su lado,
prepar� un trozo de cinta, y cuando estaba exhalando aire y ten�a los pulmones
vacios, dificultando que chillase, me lanc� sobre ella. Antes de que se diese
cuenta de nada ya ten�a la boca cerrada por la cinta, y mis manos aferraban sus
mu�ecas, inmovilizandola. Y, colocado sobre ella, la aplastaba con mi peso. Pese
a todo era una chavala fuerte, y pele� lo suyo antes de que la dificultad de
conseguir aire solo por la nariz la dejas eagotada e inmovil. Yo ten�a la polla
apretada contra su culo, y mi cara junto a su cuello. Sab�a lo que estaba
ocurriendo, su instinto le dec�a lo que iba a ocurrir. Ol�a su miedo, sudaba, se
estremec�a. Y yo lo disfrutaba, ahora no ten�a mayor prisa por comenzar a
violarla. Esto era como m�nimo igual de satisfactorio.


Estir� una de sus manos hacia el cabezal de la cama, y le
susurr� que estuviese quieta. Obviamente, no lo hizo. Intent� pelear, as� que
tom� sus dos mu�ecas con una mano. Con la otra saqu� la navaja y la abr� al lado
de su oido. "Te voy a violar por el co�o y por el culo, zorra. Eso no lo puedes
evitar. Y como me toques los huevos sin que te lo pida, te voy a dejar una cara
que no se va a atrever a mirartela ni un ciego. Asi que ahora estira es mano
para que te la espose. No te lo voy a repetir". A esos extremos no iba yo a
llegar, pero Laura no ten�a manera de saberlo, claro. As� que muy lentamente
estir� el brazo, y mientras sujetaba la hoja fr�a y afilada contra su mejilla,
con la siniestra la at�. Que pena no haber traido grilletes, la idea de
esposarla, de que notase ese click hubiese sido algo muy incitante. Hice el nudo
con una mano, como hab�a ensayado, antes de repetir. Luego sus tobillos, atada
en cruz. Muy t�pico, y muy efectivo. Ahora ya no ten�a la m�s m�nima
oportunidad. Me retir� y me fui quitando la ropa mientras la miraba. Solo me
dej� el pasamonta�as, pese al calor que me daba, y los guantes. Nada de huellas.
Sob� su cuerpo todo el tiempo que quise, desde sus pies bien cuidados, sus
muslos llenos, a sus nalgas de vicio. Le rasgu� el camis�n con la navaja. Puse
mis manos bajo su cuerpo para sobarle las tetas. Cuando me di� la real gana, le
pas� los dedos sobre la raja. Pese a mis atenciones no estaba h�meda, estaba
claro que la situaci�n no la excitaba. Yo pensaba que al final se mojar�a, pero
estaba equivocado. Escup� en su chumino y en mi rabo. Se lo met� todo lo fuerte
que me atrev�. Se que le doli�. La v� llorar. No aguante demasiado, pero hab�a
tiempo para m�s. Para muuucho m�s. No se trataba solo de una violaci�n normal,
me daba cuenta que para esa perra el estar en manos de un var�n, de que le
metiesen una polla, el tener que olerme, daba un pl�s de castigo a su situaci�n.
Lam� sus lagrimas, y me qued� dentro de ella hasta ablandarme. Dese� poder
pre�arla, aunque no ten�a ni idea de en que momento de su ciclo se encontraba,
lastima.


Cuando me retir�, contempl� como mi leche se escurr�a entre
sus muslos. Ten�a ganas de m�s, antes de registrar sus cosas y someterla a
algunos jueguecitos quer�a usar su culo. Le puse una almohada bajo la tripita.
Ella se retorci�, hasta que le d� un par de buenas hostias en la cara. Descubr�
que golpearla me pon�a, todos mis peores instintos estaban despiertos esa noche.
Creo que fue al zurrarle cuando me d� cuenta de que gozar�a lo mismo violando a
una tia buena cualquiera, que era algo de lo que ten�a ganas desde hac�a a�os,
aunque no lo reconociese. Si Laurita no se hubiese cruzado en mi vida, puede que
esa parte de m� no hubiese despertado jam�s. Pero ahora lo habia hecho, y no iba
a ser esta la �ltima noche de placer forzado que iba a obtener en mi vida.
Escup� en su ano, pero la muy zorrona lo ten�a apretad�simo. Me acerqu� al ba�o,
y volv� con un frasco de jab�n liquido. No me dign� a decirle ni palabra, solo
le d� ese jab�n color rosa en el ojete, y me unt� un dedo en el. As� la trabaj�
cosa de diez minutos, hasta alcanzar una dilataci�n m�nima. Pero suficiente para
comenzar a taladrar. Pese a todo, me cost� mis buenos diez minutos alojar mi
pene en sus intestinos. Al principio se mov�a como una anguila, pese a sus
ataduras, pero en cuanto comenz� a sentir como penetraba, el dolor la hiz�
quedarse muy quietita. Ese ha sido el mejor orgasmo de mi vida. Estrenando el
culo de esa bollera, sin la urgencia por eyacular de la primera vez, apretado
como nunca me hab�a encontrado. Sent�a su dolor, notaba su desesperaci�n. No
sab�a lo que le iba a hacer cuando acabase, y yo no le d� ninguna explicaci�n.
No deseaba hablar m�s, mi discursito hab�a sido m�s largo de lo que ten�a
pensado soltarle. Pero confiaba en que la m�scara hiciese imposible que
reconociese mi voz si un dia se cruzaba conmigo en un lugar p�blico. Si, un
largo y delicioso orgasmo. Cuando le saqu� la polla, ten�a el aparato lleno de
mierda y algo de sangre, pero me lo limpi� con calma, usando los restos de su
camis�n. No me atrev�a a que me la limpiase con la lengua, demasiados dientes.


Me serv� una cerveza fresquita de su frigor�fico, y comenc� a
curiosear entre sus cosas. Total, si me pillaban estaba jodido igualmente. Cog�
su dinero, pero no joyas u otras cosas identificables, no pensaba que me
pillasen por acudir a un perista. En el sal�n ten�a una colecci�n de por lo
menos un par de cientos de pelis de lesbianas, de todas las tem�ticas
imaginables. Pero solo tias. Ni hombres ni animales. De la cocina tom� una bolsa
grande de la basura, y en un arrebato las met� all�. Rebusqu� en su ropa,
seleccion� unos tanguitas, un top provocativo. Unos adornos de su pelo. Llevarme
esas cosas era una puta locura y lo sab�a, pero ten�a la corazonada de que no me
iban a pillar. Y codiciaba esas cosas. Cuando conect� su Pc portatil, me llev�
una encantadora sorpresa. Ten�a lo menos 20 gigas de videos, todos desde el
mismo �ngulo de su dormitorio. Busqu� tras un armario, y all� oculta estaba una
c�mara. La muy puta grababa en secreto sus correr�as. M�s o menos deb�a tener
como videos de dos docenas de tias distintas, con su nombre, n�mero de movil,
notas de lo que m�s les gustaba... Mi chica no estaba entre ellas. En otro
apartado, hab�a videos y fotos descargadas de webs de pago. A�ad� ese cacharro a
mi bot�n. Mientras se me ocurr�a una idea de lo m�s cabrona. Me re� solo cuando
pens� en ella.


Coloqu� la c�mara en otra posici�n, para pillar buen angulo
de su culo. Rebusqu� un poco en la cocina, hasta seleccionar una gruesa
zanahoria y un pepino de buen tama�o. Obviamente se pueden imaginar donde met�
esos vegetales. Y antes de conectar la c�mara, la acarici� de nuevo con mi
navaja. "Ahora vas a gemir y contonearte todo lo que puedas, te voy a aflojas
las ataduras de los pies. Quiero que quede claro lo que disfrutas con esas
cositas en tus agujeritos. Hazlo y me ir� pronto. No lo hagas y descubriras lo
que significa que te rajen la cara." As� lo hizo, y mientras se retorc�a en la
cama, gimiendo, con el co�o y el culo llenos, yo lo grababa con deleite. Cuando
me cans� descargu� la informaci�n en el ordenador. Lo coloqu� ante su rostro,
antes de volver a amarrarla bien. "Quiero que te encuentren as�, puta, y que
sepan lo bien que te lo has pasado conmigo. Y vamos a hacer que todos sepan lo
putona que eres...." . Comenc� a enviar por internet lo que acababa de grabar,
junto con algunas de las excenas m�s hardcore de sus correr�as, a gente selecta.
El due�o de su gimnasio. Su hermano. Su padre. A gente as�. Lo m�s selecto de
a�os de guarrer�a, todo con gente facilmente identificable. No volver�an a
mirarla a la cara. Mientras los archivos eran enviados, le saqu� las cositas del
culo y me la volv� a follar, alternando agujeros. Gozaba tanto con esa
humillaci�n que la iba a joder tanto o m�s que mi polla. Acab� en lo m�s hondo
de su co�o, lastima que seg�n su agenda no estaba en dias f�rtiles. Le promet�
que volver�a para pre�arla, algun d�a. No ten�a pensado hacerlo, claro est�.


Me vest� rapidito, y como no me hab�a quitado los guantes no
tuve que preocuparme por las huellas. Parec�a Santa Claus de lo que abultaba el
saco de basura cuando me larg�, en esa ocasi�n simplemente por la puerta. Ten�a
el rabo escocido de tanto follar. Al llegar a casa escond� el material robado,
sintiendome seguro. Fijo que la poli se iba a lanzar como lobos hacia las chicas
que hab�an pasado por su cama, y eso a m� me dejaba libre de toda sospecha.
Imagin� la cara que pondr�a su padre cuando viese como una de sus amiguitas le
met�a su pu�o chiquit�n por el co�o. La cara de su jefe al ver con que deleite
meaba en la boquita de una de las clientas m�s distinguidas del gimnasio. En si
su hermano se la pelar�a mientras se hac�a un 69 con la cajera del supermercado.
Con todo el material que me llev�, me estuve haciendo pajas con sus videos y
pelis todo el verano. Y creo que no acab� de verlo todo. Antes de que mi chavala
volviese me deshice de todo, excepto de un detallito..jeje. Le puse la memoria
RAM a mi propio portatil, asi habr�a algo de ella al lado mio, algo imposible
que levantase sospechas. A su debido tiempo repet� la jugada, lo que he hecho ya
en otras seis ocasiones.


�Que fue de Laura?. Una compa�era se acerc� a su casa porque
no respond�a. Se la encontr� atada como la hab�a dejado, cagada, meada y
ensangrentada. Se arm� un revuelo de cojones, y yo me descojonaba mientras me la
cascaba en casita. Ese verano sal� poco. La telebasura arm� un escandalo con lo
de la "bollera insaciable", que si podr�a haber sido un asalto por celos,
pasional, una venganza. Se que a Joaquin le apretaron las clavijas, era el
sospechoso m�s evidente. Las cotillas se pusieron a tono ese veranito. No pudo
volver a su trabajo, y sus novietas no se tomaron muy a bien que las grabasen, y
tuviesen que ser interogadas por la poli. O sea... que le jod� la vida a base de
bien. No estuvo mal... para ser mi primer trabajo.




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Relato: Violando a una bollera
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