Mi vecina (II)
Eran cerca de las siete de la tarde, hab�a quedado para salir
con unas chicas. Una de ellas promet�a, as� que me puse elegante para ver si me
la cepillaba como ven�a siendo habitual en el �ltimo a�o.
Desde que dej� a Raquel que me hab�a dedicado a pas�rmelo
bien. No pod�a recordar a todas las t�as que me hab�a tirado desde entonces; con
algunas de ellas hab�a podido practicar mi forma de sexo favorita: la
dominaci�n, la violaci�n medio consentida; digo medio porque inicialmente todas
caen encantadas de enrollarse con un t�o tan guapo (modestia a parte) como yo,
pero luego cuando las he enga�ado y las tengo bien atadas, indefensas y las
obligo a darme placer es cuando empiezan a quejarse y a resistirse� claro que
entonces ya no pueden escapar� ni gritar, claro est�.
Sal� de casa sumergido en mis pensamientos cuando vi a Raquel
en el rellano de la escalera. Me qued� alucinado, m�s de lo que me pareci� que
estaba ella.
Ho... ho� hola, �C�mo est�s? � Le dije como pude, porque
me qued� muy cortado, no esperaba encontr�rmela en la puerta de mi casa
Bien, aqu�, visitando a mi madre. � Me dijo se�alando
hacia mi derecha.
Aqu� ya fue donde alucin� del todo. Cuando dijo eso not� una
presencia en la puerta de al lado. Entonces la vi, era ella, quien se
convertir�a en mi pesadilla, aunque en ese momento ni reaccion�, de hecho ni si
quiera la salud�.
�C�mo? �Tu madre vive a aqu�? ��Joder!!, claro, el
traslado del mes pasado, es verdad, los nuevos vecinos.
Ella sonre�a, se la ve�a muy bien. Por un momento pens� en
olvidar mi cita y volver a la carga, pero en cuanto empezamos a hablar me di
cuenta que era mejor olvidarme del tema. Llevaba un a�o estudiando fuera de la
ciudad, ten�a un novio abogado y parec�a muy feliz. No se que co�o me dijo de
estar prometida ense��ndome un anillo. Patochadas, pens�, pero bueno, si ella se
lo cre�a, era su problema.
Se despidi� de mi con dos besos, salud� a su madre y se fue
escaleras abajo muy contenta. En ese momento reaccion� y not� unos ojos que se
clavaban en la nuca, poderosos. Me gir� lentamente y la econtr� all� de pie,
mir�ndome. Llevaba una bata como de japonesa, roja, con unos p�jaros dibujados.
Unas zapatillas del mismo color a juego y el pelo recogido en un mo�o, con dos
palos cruzados como esos de los restaurantes chinos que se lo sujetaban.
Bueno, yo� me voy, que me est�n esperando, pues enc�
Shhhhhhhh � hizo con su boca, acercando su dedo �ndice a
los labios. � Al menos me vas a dar un beso de bienvenida, �No? Ya que vamos
a ser vecinos deber�amos presentarnos.
Me acerqu� lentamente a ella, hipnotizado por su mirada.
Ten�a una cara de viciosa fuera de lo normal. Tengo que reconocer que era guapa.
Era m�s alta que yo, me miraba desde tres o cuatro dedos m�s arriba; contra m�s
me acercaba m�s grande me parec�a. Al aproximarme me percat� que ten�a unos
pechos impresionantes, firmes a pesar de la edad que aparentaba; bueno, digo que
aparentaba porque sab�a que era la madre de Raquel, pero me dicen que es su
hermana mayor y me lo creo.
Ten�a un pie cruzado por detr�s de su pierna de apoyo, de
punta junto al tal�n de Aquiles. La zapatilla le ca�a hacia el suelo y creo que
en ese mismo instante me enamor� de sus pies� que continuaban por un fino
tobillo. No pude ver m�s de esa pierna porque estaba tapada pero r�pidamente me
distraje con la otra, que estaba justo al frente, con un tobillo id�ntico al
anterior (pens� "Gilipollas, va a ser diferente que el otro, �Vamos!", pero no
era momento para estar muy perspicaz que digamos). El gemelo era simplemente
perfecto, ni muy abultado pero muy generoso con las curvas. Era evidente que esa
mujer ten�a que haber hecho mucho deporte. Segu� subiendo la mriada hasta las
rodillas que, a pesar de no tener un erotismo especial, a mi me parecieron de
vicio. La bata me priv� de ver nada m�s pero mi imaginaci�n sigui� trabajando
por mi cuenta hasta que llegu� a escasos cent�metros de ella y nos encontramos
frente a frente.
Bueno, pues me llamo Car�. � No me dej� terminar. Qued�
con la mano levantada y sorprendido de no ser correspondido. Me cogi� de la
nunca y me dio un beso que jam�s olvidar�. Se me acerc� lentamente,
inclin�ndome la cabeza a un lado y ella haciendo justamente lo contrario
para que encaj�ramos perfectamente. Su boca empez� a abrirse y su lengua
tom� posesi�n de su nuevo territorio. Creo que me la meti� hasta el fondo
del cuello, jug� con la m�a y la presi�n me dej� completamente agotado. Para
m�s cojones, la t�a se me peg� como una lapa y not� unas peras tan duras que
pens� por un momento que eran de silicona. Su pubis tambi�n se peg� al m�o y
provoc� la erecci�n m�s r�pida que jam�s haya tenido. Quiz� la erecci�n ya
hab�a empezado hac�a rato, pero no la verdad es que no me hab�a dado ni
cuenta.
Me tuvo as� como 10 minutos, dej�ndome respirar cuando me
ahogaba pero volviendo a la carga cuando me recuperaba. Ahora mis manos colgaban
totalmente muertas al costado. Creo que si me hubiera dejado de golpe me habr�a
ca�do al suelo como un saco de patatas.
Finalmente me solt�, mostr�ndome una mirada cari�osa pero, al
mismo tiempo, de ni�a muy mala.
Bueno� �Carlos? Yo me llamo Laura, encantada. Espero que
nos veamos con frecuencia, creo que eres muy simp�tico. Las horas en casa
son muy aburridas porque Raquel viene muy de vez en cuando a visitarme, y
por las tardes no tengo muchas cosas que hacer. A ver cuando vienes y
tomamos un caf�.
Me solt� un gui�o mientras introduc�a la punta de su dedo en
la boca y se lo mord�a maliciosamente. Joder, estaba alucinando tanto que no
acert� a decir nada, tan solo me qued� mirando la puerta mientras ella la
cerraba y desparec�a tras ella. No os enga�o si os digo que me pas� all� otros
10 minutos sin reaccionar, plantado en medio del rellano de la escalera. Una
vecina que llego en el ascensor me hizo reaccionar, subirme en �l y bajar para
ir a mi cita.
Estuve toda la noche pensando en ella, era como si me hubiera
lanzado un dardo envenenado y hubiera absorbido toda mi voluntad. Tan solo
deseaba poseer ese cuerpo, someterlo, tenerlo a mi disposici�n. Al mismo tiempo,
sent�a como si fuera suyo, como si hubiera absorbido parte de mi alma y sin ella
no supiera hacer nada. Tan solo fue un beso, lo se, pero ese beso me dej�
completamente� como un zombi, esa es la palabra.
Esa noche tuve a una t�a comi�ndome la polla durante horas,
no la dej� hacer nada m�s. De hecho, la tuve atada para que no dejara de hacer
su tarea, pero mientras me la chupaba no hac�a m�s que pensar en esa mujer, en
su cuerpo, en su pelo, en su mirada�. Esos ojos de gata verde me hab�an
hipnotizado. Explot� en un orgasmo como hac�a tiempo no lo hab�a hecho.
Al cabo de unos d�as llamaron a la puerta, yo estaba
escuchando m�sica y mi madre no estaba, por lo que tuve que levantarme con todo
el fastidio del mundo e ir a abrir.
Era un mensajero, un jodido mensajero que adem�s se
equivocaba.
�La Sra. Ferrer? � Me pregunt� � No, no, se equivoca,
aqu� no vive � Estaba cerrando la puerta cuando dijo - �Laura Ferrer no es
aqu�?
Entonces reaccion� y volv� a abrir la puerta. Entend� que el
t�o se estaba equivocando de porter�a. Le indiqu� que era al lado. El me dijo
que ya hab�a llamado y que no le hab�an contestado, que por eso me hab�a llamado
a mi. Me lo dijo como diciendo "No soy tan tonto, chaval, es evidente que esta
no es la porter�a que busco".
No le hice mucho caso, firm� el recibo y le dije que ya se lo
dar�a yo. Cerr� la puerta y me met� en mi habitaci�n. Por un momento dej� el
paquete sobre la mesa, para llev�rselo m�s tarde. Pens� que ser�a una buena
oportunidad para verla. Hab�a conseguido quit�rmela un poco de la cabeza, porque
no la hab�a visto m�s desde la escena del beso, pero pens� que no estar�a mal ir
a hacerle una visita.
La curiosidad mat� al� bueno, no se, a alg�n animal, ahora no
recuerdo (a mi esto de la literatura nunca me ha gustado), y pens� en echar un
vistazo, por encima. A los 5 minutos estaba abriendo el paquete; pens� que ya lo
volver�a a empaquetar y listo. Mi rostro qued� desencajado cuando pude ver lo
que era: un kit de dominaci�n y sadomasoquismo en toda regla, con unas esposas,
una bola de esas que se pon�a en la boca para amordazar (hab�a estado
investigando por Internet), un l�tigo de cuero y un arn�s con un pedazo de
miembro de goma justo delante, adem�s de uno m�s peque�o que iba suelto, deb�a
ser un consolador (entonces no entend� que formaba parte del arn�s, como un
accesorio).
Pod�is imaginar como alucin� la guarra de mi vecina, la
madura que estaba para echar el polvo de mi vida le iba el rollo dominaci�n.
Estaba claro que le iba que la atasen, amordazasen y la azotaran. No me cuadraba
lo del arn�s, pero pens� que era para que un t�o se lo pusiera y as� pudiera
llevar a cabo una doble penetraci�n (que inocente fui, joder, pero que inocente
fui al pensar eso). Era un regalo de Dios, era una se�al. Era mi regalo de
Navidad adelantado, una vecina cachonda a la que le iba la marcha. Volv� a
dejarlo todo en su lugar y lo empaquet� de nuevo, disimulando el papel roto con
precinto.
Al cabo de dos horas me pareci� o�r la puerta. Esper� una
media hora y cog� el paquetito. Me pein� ante el espejo y decid� ir a
llev�rselo. Llam� a la puerta y o� un "voy" de lejos. Al cabo de unos segundos
se abri� la puerta. No se me cayeron las pelotas al suelo porque llevaba
pantalones, pero si no os aseguro que lo hubieran hecho: apareci� con un
albornoz amarillo, medio atado, muy mal atado mejor dicho. Se estaba secando el
pelo con una toalla m�s peque�a. Esta vez llevaba el pelo suelto, mojado, que le
ca�a por encima de los hombros y me tapaban la visi�n de se espl�ndido escote,
que mostraba aquellos abultados pechos que me provocaban una salivaci�n fuera de
lo normal.
Hola Carlos, �C�mo est�s?
Bien, estooooo� que han dejado este paquete para ti. Pone
tu nombre y como no estabas, pues� te lo guard�; pero nadie lo ha visto,
�Eh? Vamos, pero ni un pelo, o sea, que no es que alguien haya visto el
paquete y haya preguntado lo que es, no, de eso nada. De hecho lo he tenido
en� y qu� �Un regalito para tu novio o algo? � le dije con cara de
reproche, para que se sintiera culpable.
Ok, ok, Carlitos, tranquilo, se que puedo confiar en tu
confidencialidad. A veces para gozar hay que sufrir, ya me entiendes�
�Quieres pasar? Puedo invitarte a tomar algo � Me dijo con esa sonrisa
p�cara.
Justo en ese momento llegaba mi madre de comprar, cargada con
paquetes, y tuve que ayudarla y declinar la invitaci�n. Mientras mi madre
entraba en casa, saludando a Laura de pasada casi sin mirarla, yo fui a por unas
bolsas del ascensor y cuando pas� por delante de la puerta, ella se abri�
deliberadamente el albornoz de la parte delantera, mostr�ndome toda su pierna
justo hasta llegar a su entrepierna, que quedaba tapada por el nudo del
cintur�n. Si sus pantorrillas me impresionaron en su d�a, ese muslo acab� de
dejarme completamente rendido. Era grande, realmente grande, pero se le notaba
perfectamente la musculatura. No estaba gorda, ni mucho menos, estaba fuerte.
Esa visi�n me dej� perturbado, otra vez en trance.
Las bolsas me cayeron al suelo y creo que hice tortilla de
huevos antes de tiempo. La mand�bula se me debi� caer como en la pel�cula de "La
m�scara", porque mi madre, al o�r el ruido, sali� desesperada y me dijo:
Hijo m�o, ��Pero que haces?? Quieres hacer el favor�. �
Mir� hacia la puerta de la vecina pero �sta ya la hab�a cerrado. A empujones
me hizo entrar en casa dici�ndome que era un patoso integral.
As� que a la zorrita le iba la marcha� "para gozar hay que
sufrir"; genial, eso me abr�a muchas puertas. Iba a dominar a esa guarra, hasta
que me suplicara, hasta que se arrodillara ante mi. Incre�ble pens� no sab�a lo
equivocado que estaba.
Laura, mientras tanto, estaba detr�s de la puerta, con la
caja en las manos, tap�ndose la boca para que no se oyeran las risas que no
pod�a contener. Todo hab�a salido como esperaba, el paquete hab�a llegado a casa
de su vecino y, evidentemente, �ste lo hab�a abierto. Ahora pensaba que era una
sumisa, justo lo que ella quer�a.
La maniobra final no tardar�a en llegar. Sab�a que el
siguiente fin de semana el chico estaba solo, y ser�a el momento ideal para
llevar a cabo su maquiav�lico plan. El capullo iba a comer de su mano, le
entregar�a toda su voluntad, ser�a un mu�eco en manos de una s�dica� hac�a
tiempo que no lo practicaba, desde que su marido huy� debido a los castigos que
ella le infling�a. Ten�a ganas de encontrar otro esclavo, y al parecer lo hab�a
conseguido.