Desde muy jovencita he sabido que era adoptada, aunque nunca
he sufrido ning�n trauma por ello ya que mis padres (en realidad mis t�os), me
quer�an. Y s�, mi madre biol�gica era la hermana mayor de mi madre-t�a. Se
llevaban entre ellas quince a�os. Marta, mi madre biol�gica, pronto iba a
cumplir los cuarenta cuando se qued� embarazada de m�, que se hab�a obcecado en
que ten�a que tener un hijo.
Hab�a en el pueblo donde viv�an, un orfanato. Un d�a oy� a
uno de los chicos contar a sus amigos que quer�a aprender a follar. Quer�a saber
todo lo posible sobre sexo y lo quer�a saber ya. No le importaba qu� edad
tendr�a que tener la mujer con la que aprendiera. El chaval ten�a casi trece
a�os. Los amigos se echaron a re�r y uno de ellos le pregunt�:
--�Lo har�as con una t�a de cuarenta a�os?
--�Y por qu� no? Mientras tenga buena presencia y ense�e
bien... me importa un pimiento.
Marta, que ten�a muy buen tipo, le vio solo unos d�as m�s
tarde. Le cont� a Emilio que as� se llamaba el chaval, c�mo no hab�a podido
evitar o�r la conversaci�n que hab�a tenido con sus amigos y le dijo que estaba
dispuesta a ense�arle, con la �nica condici�n de que se quedara embarazada.
Dicho y hecho. Empezaron una relaci�n que dur� cuatro meses, aunque al mes y
medio de empezar, ella ya estaba embarazada. Al final, uno de los curas del
orfanato descubri� lo que pasaba y a Emilio lo enviaron a otro orfanato lejano.
Fue un esc�ndalo tremendo en el pueblo.
Tuvo un embarazo bastante problem�tico a causa de la salud.
Al final del embarazo, tuvo un derrame cerebral y entr� en coma. Los m�dicos la
pudieron mantenerla con vida, un algo m�s de un mes, para que yo cogiera
suficiente peso. Al final le hicieron una ces�rea para sacarme a m�. Muri� a los
pocos d�as. Y me entregaron a su hermana menor, que ya estaba casada. Ninguno de
los dos pod�a tener hijos por lo que me recibieron con los brazos abiertos. Y
as� crec�. Fui una ni�a feliz, a la que no le falt� de nada, aunque nunca
abundaba el dinero.
Un a�o antes de casarme, pusieron en el pueblo una empresa
nueva. Hac�a poco que se hab�a cerrado otra porque hab�a muerto el due�o y no
hab�a nadie que heredase. Un d�a, llegu� del colegio y encontr� en casa a un
apuesto joven hablando con mis padres. Les cont� que llevaba un a�o vi�ndome
pasar por delante de su despacho. Era el due�o de la nueva empresa.
--Es una chiquilla preciosa. Quiero que se case conmigo y sea
la madre de mis hijos. No le faltar� de nada y prometo que la amar� y respetar�
siempre �dijo.
--�Y no tendr�an que conocerse antes? �pregunt� pap�.
--S�. Tendremos un corto noviazgo para conocernos todo lo
posible.
--Yo pongo dos condiciones �dijo mam�-. Primeramente, que se
conozcan durante un par de semanas, y que al final la decisi�n sea de ella. Y la
segunda, un puesto de trabajo para mi marido.
El joven le pregunt� a pap� en qu� hab�a trabajado antes y
pap� se lo dijo. Era empleado de la anterior empresa que se hab�a cerrado.
Emilio, que as� se llamaba el joven, dijo que hab�a algo parecido, pero bastante
m�s moderno y que si lo quer�a tendr�a que hacer un cursillo. Pap� acept�
encantado.
Y as� empezamos a conocernos. Despu�s de mis clases y su
trabajo, nos junt�bamos dos o tres horas al d�a. Me ayud� tambi�n con alguna
asignatura y el fin de semana estuvimos juntos muchas horas. Yo me sent�a muy
c�moda con �l y antes de las dos semanas le dije que me casar�a con �l. Hab�amos
ido a su casa que tambi�n ser�a la m�a si aceptaba. Me estaba ense�ando la casa
y hab�a dejado su habitaci�n para el final. All� est�bamos cuando le dije que me
casar�a con �l. Entonces, me abraz� y me bes�. Mi primer beso de amante.
--Mmmmm, veo que tendr� que ense�arte muchas cosas �dijo con
cari�o.
--Estoy deseando de aprender.
Entonces meti� sus manos por entre el el�stico de mis
braguitas al tiempo que me apretaba m�s contra su cuerpo y volv�a a besarme. Ese
d�a no hicimos nada m�s, pero poco a poco, fue ense��ndome m�s cosas hasta que
lleg� la boda que fue unos d�as despu�s de terminar el curso escolar. Esa noche,
�iba a ser penetrada, por fin! Me hab�a ense�ado en d�as anteriores a
hacer el 69, y otras mucha cosas de las que disfrutaba al m�ximo.
Al d�a siguiente nos �bamos de viaje de novios, pero la noche
de bodas quise pasarla en nuestra cama. En cuanto llegamos a casa, yo estaba
impaciente. Emilio con paciencia y ternura me calm�. Nos desnudamos el uno al
otro despacio. Una vez desnudos, hizo que me pusiera de cara al espejo de cuerpo
entero y �l se coloc� detr�s de m�. Yo no pod�a apartar la mirada de sus manos
suaves y bronceadas que descansaban en mi cintura, de dedos que acariciaban mi
est�mago con calidez. Emilio empez� a mover las manos despacio y recorri� con
las puntas de los dedos la parte inferior de mis pechos, abarc�ndolos con la
palma de la mano. Mientras los sosten�a, las coronas rosadas de las ar�olas
fueron endureci�ndose hasta parecer suaves rosas y los pezones, dos c�lidos
botones. Me acariciaba haciendo c�rculos en las ar�olas y me inclin� contra su
cuerpo. Poco a poco aumentaba la tensi�n en el pecho.
--�Te gusta, verdad? �susurr� Emilio.
No pod�a hablar, tan s�lo asent� con la cabeza. Con la punta
de los dedos, sigui� acariciando los pezones que ya estaban como piedras. Tragu�
saliva cuando las manos de Emilio empezaron a deslizarse por mis costados,
rozando brevemente mis nalgas para pasar r�pidamente a los muslos temblorosos.
La palma de su mano acarici� mi co�o.
--Est� tan caliente y mojado... Mmmm, delicioso... �dijo con
la voz cargada de deseo-. Y dentro, tan tierno, suavecito y estrecho, mmmm,
delicioso.
Hipnotizada por la c�lida y ronca cadencia de su voz, fui
incapaz de decir nada cuando �l me separ� los muslos suavemente y la joya de
color rosa p�lido que hab�a entre ellos qued� expuesta. Los tiernos pliegues de
carne fueron abult�ndose, h�medos y brillantes, cuando Emilio empez� a abrirlos
y a meter y sacar un dedo de mi vagina. Poco a poco fue aumentando la velocidad.
Mi cuerpo se estremec�a ya sin control y gem�a de puro placer hasta que tuve un
orgasmo. Ten�a un enorme bulto duro apretado contra mi espalda y todav�a en
pleno orgasmo nos tumbamos sobre el suelo e hicimos un delicioso 69. Luego, nos
tumbamos sobre la cama y estuvimos abrazados, acarici�ndonos. Enseguida not�
c�mo la tranca de Emilio volv�a a estar tan dura como antes. De inmediato, sent�
c�mo la cabeza brillante y todav�a con una gota de semen apoyada en la entrada
de mi vagina. Con su hermosa polla, acarici� mi rajita, arriba y abajo varios
minutos poni�ndome a mil y luego fue entrando en la oscura cueva poco a poco,
hasta toparse con la barrera. Se qued� quieto unos instantes y tomando impulso,
entr� de golpe. Grit� de dolor. Entr� hasta el fondo y se qued� quieto. Luego,
empez� a salir muy despacio para volver a meterse hasta el fondo. Al cabo de
unos instantes yo ya ni sent�a el dolor. S�lo un inmenso placer. Y empez� a
aumentar el ritmo. Yo estaba como loca. Gem�a y gritaba:
--�Ooohhhhh! S�iiiiiiii... m�s, quiero m�aassss, d�melo todo,
sigue, m�s fuerte, aaaggghhh, hasta el fondo, ll�name toda, s�iii, hazme un
hijo... mmmmmmm, no pares, nl pares... �le gritaba.
--Muy bien peque�a; mmmmm cari�o... qu� rico co�o tienes,
as�, s� mi vida, levanta las caderas as�...sigue, aaahhhh, toma mi leche cielo,
as� te har� un hijo mi ni�a, as�iii... �me gritaba �l.
Y volvimos a explotar. Y as� pasamos toda la noche. Cuando me
despert�, estaba sobre su cuerpo y ten�a su pene dentro de mi vagina.
--Eres una alumna aventajada y muy aplicada �me dijo Emilio a
la ma�ana siguiente.
--S�, en esto �le contest� ri�ndome-. Mi profesora de
ciencias no te dir�a lo mismo,
--Pues se equivocar�a. Esto es una ciencia �dijo, empezando a
moverse. Y ya no volvimos a hablar hasta bastante m�s tarde.
Y de hecho me qued� embarazada. Hab�amos hablado antes de
casarnos de ese tema. Aunque yo era muy jovencita, �el ya no lo era tanto y
quer�a tener hijos cuanto antes. Tuvimos cinco hijos en cuatro a�os. Y en ese
sentido, con el tiempo, le he dado la raz�n. Ahora que el menor tiene doce a�os
y ya no nos necesita tanto, nosotros podemos disfrutar cada vez m�s tiempo
juntos.
Durante los primeros meses despu�s de casarnos, un hombre
empez� a acosarme. Quer�a acostarse conmigo pero a m� no me gustaba nada. Me
daba miedo. Tambi�n hab�a crecido en el orfanato y parece ser que desde peque�o
era bastante mat�n. Se acordaba perfectamente del esc�ndalo de mi madre y sab�a
qui�n era yo por lo que intent� chantajearme con eso. Al negarme, nos solt� la
bomba. Mi marido era mi padre y si no le d�bamos dinero ir�a al peri�dico y
publicar�a el asunto. De alguna forma se le par� los pies y no volvi� a
molestarnos nunca m�s. Fue un palo para nosotros. Nos hicimos las pruebas de ADN
para confirmar y efectivamente, �ramos padre e hija. Dudamos si seguir o no con
el matrimonio. Nos separamos por un tiempo para probar pero nos ech�bamos de
menos. Y no pod�amos empezar con el rol de padre e hija. Nos dese�bamos
demasiado. Ni siquiera le vi en el tiempo que estuvimos separados. Pero al cabo
de un mes no pod�a m�s. En cuanto al momento de vernos en casa, nos abrazamos,
besamos e hicimos el amor casi en la entrada. Y decidimos seguir con el
matrimonio. Y no nos hemos arrepentido.
Hace unos d�as, decidimos contar a nuestros hijos la verdad.
Nunca hemos sido pudorosos en casa; es una cosa natural salir del ba�o desnudos
o con bragas o calzoncillos, tanto nosotros como los hijos. E incluso, los siete
a la vez nos hemos ba�ado juntos desnudos completamente en la piscina.
--�Le has llamado pap� alguna vez? �me pregunt� Jorge, el
menor.
--Alguna vez que otra s�, pero s�lo me sale en los momentos
de pasi�n, cuando hacemos el amor.
--�Es bueno pap� haciendo el amor? �me pregunt� Berta, que ya
casi tiene catorce a�os, la edad en que yo me inici� y noto que la chiquilla lo
est� deseando.
--A juzgar por los gritos de mam�, s� �le contest� C�sar el
mayor.
--S� que es un fen�meno �les dije sonriendo.
--Y mam� es una magn�fica hembra, seg�n dice pap� �dijeron
Borja y Dar�o.
--Chicos...
--A m� me gustar�a que me ense�ara pap�.
--Ya veremos... le contest� su padre, aunque por la cara que
puso, comprend� que no le importar�a en absoluto.
La conversaci�n nos excit� sobremanera y nos fuimos a nuestra
habitaci�n a hacer el amor aunque sin molestarnos en cerrar la puerta.