Relato: Prostituta (03) PROSTITUTA (3)
Esta es la continuaci�n de una saga iniciada con PROSTITUTA 1
y 2 resulta indispensable su lectura, para llevar el hilo de las circunstancias,
que llevan a las situaciones narradas.
V
Cuando se preparaba para acostar Mar�a Jos�, esa noche, no
esperaba lo que ocurrir�a, como siempre se desvisti�, se puso el camisol�n corto
de verano, a�n sent�a inflamada su vagina y la sensaci�n de penetraci�n
perduraba, se acost�, prendi� la TV., como siempre puso una de las pel�culas que
pasaban por cable, que siempre le serv�an como canci�n de cuna para dormirse,
pero contrariamente a lo que ocurr�a desde hace un tiempo, Ricardo entr� en el
dormitorio y comenz� a desvestirse, hac�a casi un mes que se quedaba abajo en la
sala de TV. o con la computadora y se acostaba mucho despu�s que ella, pero esa
noche no, rara coincidencia.
Ricardo se meti� en la cama y como siempre hizo cuando ten�a
ganas de hacer el amor, con un brazo atrajo a Mar�a Jos� hacia �l, con la otra
mano comenz� a acariciarle los senos, pasando el brazo por debajo del camisol�n.
Ella qued� helada, porque realmente despu�s de tanto tiempo
no esperaba esto, sent�a asco y odio profundo por �l, no supo que hacer, si
rechazarlo o inventar una excusa, pero como un rayo se le paso por su mente,
�eso, era justamente era la otra parte de la venganza iniciada!, que el pene de
su marido, entrara en el lugar donde hab�a estado y vaciado su semen otro
hombre, y que miembro!,que tipo de hombre!, justo eso era el supremo temor de
los hip�critas como Ricardo, el solo hecho de imaginar a la vagina de su esposa
penetrada por otro, los hubiera turbado, les daba p�nico, porque ser cornudo era
cosa de los otros, de pobres infelices, que arrastrar�an esa cruz por siempre
jam�s,
Y sigui� el juego, pero no como siempre, en que ella era la
sujeto pasiva y se limitaba solo abrir las piernas para facilitar la
penetraci�n, esta vez quer�a que �l supiera que algo hab�a cambiado, esta vez
una de sus manos entr� en acci�n, se dirigi� al miembro que ya estaba semi
erecto, comenz� a aferrarlo, primero bajando el prepucio, dejando en descubierto
el glande, mientras lo hac�a, Mar�a Jos� compar� los tama�os, de ese pene que
empezaba a tomar consistencia y el del proxeneta que horas antes hab�a tomado y
dirigido a su vagina, el balance fue muy desfavorable al de su marido, durante
a�os hab�a cre�do que lo m�ximo y lo �nico era lo de Ricardo, sonriendo en su
interior comprendi� que tambi�n eso era parte del castigo de ese mentiroso e
hip�crita, eso m�s la rabia , la ira y el asco, la excit�.
La excit� pensar que las tetas que acariciaba su marido, eran
las mismas que hab�an sido inspeccionadas por el due�o del burdel donde
comenzar�a a trabajar de puta a la ma�ana siguiente, que los pezones que
irritaban ahora los dedos ya hab�an sentido a los del proxeneta que ser�a en
adelante su rufi�n, la excit� pensar que su imagen ante su esposo, era a�n la de
santa matrona, destinada a ser la base impoluta del hogar cat�lico, era una
prostituta, que ya la hab�an cogido y gratis para probarla, lo que penetraba
Ricardo, era una concha sucia de una ramera, su excitaci�n mezcla de odio y
revancha, fue en aumento.
No dej� que �l se subiera sobre ella en posici�n misionera,
fue ella la que se subi�, fue ella la que gui� el pene a su vagina, fue ella la
que cabalg� penetrada -ahora sab�a- por el peque�o miembro, fue ella la que le
puso una de sus tetas en la boca (como lo hab�a visto en el video), fue ella
qui�n bombe� cabalgando, hasta tener su orgasmo, satisfaci�ndose ella sin
importarle lo que pasaba abajo con su sorprendido esposo, que azorado no atinaba
a comprender que hab�a pasado, fue ella, la que cuando acab� y lleg� a su cl�max
cuando tambi�n eyaculaba �l, simplemente sin decir una palabra se ech� de su
lado de la cama y se qued� dormida casi instant�neamente, esa noche durmi� en
paz...
Ricardo simplemente no supo lo que pas�, el comportamiento de
Mar�a Jos�, hab�a sido sorprendente, lo hab�a pasmado, pero hab�a obtenido
placer y �l, supremo hip�crita, no tenia los traumas de la religi�n, el pecado y
toda esa parafernalia, eso, era para los otros, los subordinados, los comunes,
los que hab�a que dominar, hab�a encontrado tambi�n distinta la vagina, como si
hubiera estado muy abierta, cuando siempre hab�a sido estrecha, hab�a estado
como macerada, blanda, pero todo eso no le preocupo, sabia por experiencia que
las mujeres ten�an cosas raras algunas veces, no tard� en conciliar el sue�o,
facilidad que tiene los muy buenos y tambi�n los villanos.
Despach� los ni�os al colegio, con un beso en la mejilla a
Ricardo, su mero contacto le repugnaba, pero se estaba convirtiendo en una
excelente actriz, cosa que necesitar�a en los tiempos por venir...
Se visti�, dudo en que ponerse, pero pens� que de todas
maneras, eso no importaba, porque deber�a sac�rselo al llegar a su "trabajo",
opt� por pantalones de salir, anchos, una camisa liviana (hacia calor), y previo
dar las instrucciones a domestica, decir que no vendr�a a almorzar, porque ten�a
reuni�n con un grupo de la iglesia, sali�, se dirigi� a la cochera, pero antes
de llegar, pens� y con raz�n que su autom�vil pudiera verse reconocido en la
zona roja, lo que la pondr�a en una situaci�n comprometedora, como parte de toda
la situaci�n era mantener el secreto, resolvi� tomar un tax�metro.
Camin� hasta la avenida, pas� frente a la librer�a comercial,
sigui�, luego volvi� sobre sus pasos, entr� en ese negocio, compr� un cuaderno
encuadernado en cuero (del tipo que se usa para llevar un diario), al salir
pasaba un taxi vac�o, le hizo se�as y lo tom�.
En el viaje, ten�a un poco de aprehensi�n, que le deparar�a
el nuevo d�a?, contra que o qui�n deber�a enfrentarse?, tuvo miedo, dud�, pens�
que todav�a estaba a tiempo, que pod�a parar todo y volver a su hogar, que
fingir�a que no hab�a pasado nada, despu�s de todo su vida era privilegiada,
pero las im�genes del video y las conversaciones con el joven abogado y con Ana
volvieron a su conciente, la mentira y la hipocres�a que le inculcaron e
hicieron padecer toda su vida, la noci�n de pecado, las ni�as cat�licas
decentes, lo sagrado de la familia, la religi�n manoseada y Jes�s nuevamente
crucificado por la falsedad, la maldad con que torcieron su legado, los
poderosos y en Ricardo, con esa sonrisa tan especial que le iluminaba el rostro,
al eyacular sobre los pechos de la mujer, Ana despedida por pecadora y arrojada
de su hogar, por ese fundamentalismo, la corrupci�n, los prohombres cat�licos,
todo eso reafirm� su voluntad de seguir adelante, el odio y el deseo de venganza
volvi� a ser el motor impulsor, rechinaba sus dientes de rabia.
Dirigi� su vista adelante, vio que el conductor, la estaba
mirando por el espejo retrovisor, con esos ojos de deseo que tienen los hombres
al mirar a una mujer que no les pertenece y que con toda seguridad les gustar�a
seducir, su odio tambi�n se dirigi� a ellos, porque tambi�n eran culpables,
porque la cultura de la sociedad machista los hab�a educado as�, la mujer objeto
y no persona, la esposa para cargar con la casa, la familia, con los hijos, la
mujer ajena para desear, para corromper, para seducir, e inconscientemente para
excitarlo y hacer desear algo que nunca pod�a conseguir, como venganza,
desabroch� los dos primeros botones de su camisa, para que pudiera ver mas de
sus senos, como distra�da se inclin� hac�a adelante para ver en que lugar
transitaban, el pobre hombre obtuvo una visi�n deslumbrante de esas hermosas
tetas, que nunca, pero nunca ser�an para �l. ( a menos de tener el dinero
suficiente como para comprar el sexo, cosa que con seguridad no ten�a, ya que
ella era cara, muy cara) .
Al llegar a su destino, abon� lo correspondiente, observ� que
la cara del pobre taxista estaba roja, congestionada, le divirti�, gozo con
eso...
Oprimi� el bot�n del portero el�ctrico, se identific� y
accedi� al burdel, en la recepci�n la misma muchacha que el d�a anterior, le
hizo una se�a que continuara por el pasillo que daba a las habitaciones.
La primera puerta, era donde funcionaba la oficina del
encargado de las "chicas", cuyo deber era dar los turnos y organizar los
desfiles para que eligieran los clientes, adem�s de la seguridad -en lo que eran
muy estrictos-, �l la invit� a pasar.
Al ingresar vio que era peque�a, hab�a un escritorio y varias
sillas, una computadora con sus elementos sobre otra peque�a mesita. El hombre
se present�, dijo - me llamo Carlos, por favor sentate, soy el encargado,
cualquier problema que tengas deber�s dirigirte a m�, tus obligaciones, es
cumplir el horario estrictamente, porque tenemos planificado el trabajo,
respecto de los clientes, deber�s hacer lo que te digan, con limitaci�n l�gico
de que cosas anormales como la violencia, que no est�n permitidas, en el caso de
que un cliente se pase, a ambos lados de la cama, existen timbres que llamamos
de p�nico, si los oprim�s, al instante personal de seguridad estar� en tu
habitaci�n, pero te recomiendo tengas cuidado con eso, no lo hagas por cualquier
cosa, deber�s estar en la habitaci�n com�n de espera con las chicas cuando no
tengas clientes que atender, disponible para el desfile para los clientes,
durante el horario de trabajo, tenes que estar vestida solo con la ropa que te
proveemos, sin ropa interior, en el desfile que se hace cuando d� la se�al,
deber�s entrar, dar una vuelta y agacharte un poco, para que te miren bien y
luego seguir para la sala com�n. Los clientes saben tu precio al momento que
pasas, porque est� la recepcionista que se los va diciendo (var�a de muchacha a
muchacha), ese es el precio m�nimo, si los clientes quieren darte algo, es para
vos, no nos tenes que rendir cuentas. Puede ser que un cliente te pida a vos
directamente, en ese caso los recib�s en tu habitaci�n sin desfile, en la
habitaci�n el cliente es rey, por eso pagan y pagan mucho, este no es un
establecimiento barato, si el cliente quiere que te ba�es con �l, te ba�as, si
pide que te pongas de determinada manera, lo haces, si piden sexo oral, lo
haces, si te piden el culo, bueno eso est� en vos, no te pueden obligar, algunas
lo hacen otras no porque les duele, pero si lo haces lo que cobras en m�s es
para vos, si te piden que te pongas en cuatro patas, lo haces, si te piden una
posici�n determinada no te podes negar, algunas veces vas a salir con otras
chicas a fiestas privadas, en ese caso nosotros te llevamos y traemos y
brindamos seguridad, eso se paga el doble, aqu� no dejamos consumir drogas ni a
las chicas ni a los clientes, en el caso que uno quiera hacerlo, nos llamas, no
queremos tener problemas con la polic�a, que buenos pesos por mes nos cuestan,
la limpieza de la habitaci�n y el cambio de la ropa de cama la hace el personal
entre cliente y cliente, alguna duda?, Cuando tengas la regla no trabajas pero
te pagamos un b�sico, te quedas en casa. Al final de todos los d�as se te paga
lo que hiciste,� ah! hay una comisi�n por las consumiciones que se hagan en tu
habitaci�n, ahora pasas por al m�dico, que te va a revisar, si me olvide de
algo, las chicas te informan.-
Mar�a Jos�, escuchaba todo eso, pero era como si no fuera,
ella estaba afuera en el techo observando y escuchando, pero su cuerpo
permanec�a sentado frente al escritorio, se sinti� no una persona, era
mercader�a a la venta, en ese lugar no hab�a lugar para sentimientos humanos,
pero esa hab�a sido su elecci�n y deber�a hacerlo, estaba obligada a hacerlo�
Terminada la entrevista con el encargado, se dirigi� a la
enfermer�a, que estaba completamente instalada, hab�a una camilla y un sill�n
ginecol�gico, el m�dico le pidi� que se desnude totalmente, as� lo hizo, fue
revisada visualmente con minuciosidad, sus axilas, su sexo, su ano, los pies,
luego le sac� sangre para analizar y le pidi� se siente en el sill�n
ginecol�gico, lo que hizo quedando as� con las piernas separadas, una a cada
lado del sill�n y elevadas sobre el apoya pie.
Con guantes, le hizo tacto vaginal, lo que a Mar�a Jos� como
a todas las mujeres le causaba algo de impresi�n, por lo cual y como siempre
hacia en la consulta con su m�dica, reclin� su nuca, sobre el apoya cabeza
cerrando sus ojos, �l retir� el dedo de su vagina, pero inmediatamente introdujo
un objeto c�nico de metal fr�o, luego como de esa cosa sal�a un liquido que se
le antojo gelatinoso, escuch� la voz del m�dico que le dec�a que era una
soluci�n lubricante, espermaticida y antis�ptica que deber�a ponerse antes y
despu�s de atender al cliente, previa ducha vaginal, que le dar�a eso junto con
el aplicador, ella a�n con los ojos cerrados vio que hab�a movimiento del
profesional por lo que se mantuvo as� en la misma posici�n, not� extra�ada que
la estaba penetrando algo c�lido pero duro, abri� los ojos y vio al hombre
parado frente a ella entre sus piernas introduci�ndole su miembro en la vagina,
�l la mir� a sus ojos y simplemente dijo, - Esta es la bienvenida � haciendo una
elevaci�n de hombros y continu� bombe�ndola hasta eyacular adentro de la vagina.
Mar�a Jos� totalmente sorprendida, solo atin� a sonre�rle a
su ocupante y volvi� a cerrar los ojos, mientras pensaba - total soy una puta...
�
Al acabar el medico, fue hasta un armario, trajo un sach�,
cort� el aplicador de pl�stico que estaba en su parte superior y lo introdujo en
la vagina, apretando para que el liquido de su interior saliera con presi�n,
mantuvo la presi�n sobre los labios superiores, para evitar se derrame el
liquido, puso un recipiente debajo de Mar�a Jos�, luego lo extrajo lo insertado,
cayendo todo el liquido mezclado con el semen dejado antes por el m�dico, en el
interior, - es una ducha vaginal - le explic�, con una toalla sec� la parte
exterior del sexo reci�n lavado, - vestite, ya est� todo listo - dijo, antes de
que Mar�a Jos� se vaya, le entreg� un spray , - esto tenes que ponerte adentro
en la vagina, antes y despu�s de cada cliente -, le pregunt� que tipo de
anticonceptivo usaba, ella le dijo que ninguno, �l, entonces le dio una caja,
con indicaci�n para que los empezara a tomar despu�s del periodo (que le vendr�a
seg�n sus c�lculos en una semana, por lo que, seg�n el japon�s Ogino estaba en
periodo inf�rtil) , que si los clientes quer�an (algunos si, pero otros no)
usara cond�n y se dio vuelta para comenzar a efectuar las pruebas con la sangre
sacada anteriormente.
Mar�a Jos�, se dirigi� a la habitaci�n que le hab�an
asignado, se volvi� a desvestir, eligi� uno de los camisolines trasparentes que
le hab�an dado, que era muy sexy, trasparente con bordados, de color negro,
guard� la ropa y cartera en el placard, dejando el cuaderno encuadernado en uno
de sus estantes y sali� de la habitaci�n, dirigi�ndose a la sala com�n...
Mar�a Jos� trataba de no pensar mucho, tem�a que su mente se
rebelara, que le dijera que era excesivo lo que estaba pasando, que ella a�n era
una persona de bien, que no era correcto que la violaran y ella consintiera, que
su educaci�n, la volviera a convencer que estaba en pecado, pecado mortal, ella
segu�a sus pasos en forma autom�tica, como si ella no fuera, trataba de estar
vac�a...
Lleg� a la sala com�n, en la misma hab�a ocho muchachas,
todas muy bellas, hermosas, las hab�a rubias, una de ellas era Ana, morochas e
incluso una japonesa (un hermoso biscuit), saludo y recibi� el saludo de todas.
Al verla Ana corri� a su lado y la abraz�. Todas estaban
vestidas en forma similar, con camisolines de distintos colores, todos ellos
trasparentes.
Comenz� a hablar con Ana, pero antes de decir gran cosa,
apareci� el encargado y dio la se�al para el desfile, ya hab�a hombres en la
sala...
Comenzaron a desfilar, cuando le toc� el turno, Mar�a Jos�
entr� en el sal�n, caminando de forma sugestiva, moviendo sus caderas, no
exageradamente pero lo suficiente para que su paso fuera er�tico, felino, en los
sillones hab�a ocho hombres, de las mas variadas edades, j�venes, maduros y
algunos francamente viejos, algunos agradables, atrayentes y otros no tanto, vio
como las miradas se posaban l�bricamente en toda ella, que se fijaban en sus
tetas y en su sexo, dio la vuelta y se agacho brevemente, se incorpor� y
continu� hacia la sala com�n, observando como los hombres dirig�an la mirada a
la recepcionista que indicaba el precio, el precio de ella era alto, muy caro.
Ya en la sala com�n, que era amplia, con sillones, una mesa
con sillas, un barcito que contaba con cafetera el�ctrica, una heladera, vasos y
tazas, esper� la elecci�n, al momento, el encargado les indic� a ocho de las
nueve, que vayan a sus habitaciones y se preparen para recibir al cliente, Mar�a
Jos� era una de ellas.
Lleg� a su habitaci�n, se sent� en uno de los sillones del
living, esperando su primer cliente pago, porque, pens�, que hasta ahora lo
�nico que hab�a hecho es dar muestras gratis.
Golpearon a la puerta y Mar�a Jos� se levant� para abrirla, y
esperando estaba un hombre de mediana edad, de rostro agradable, vestido con
ropa de primera calidad (la misma marca que usa Ricardo, pens�), ingres�, lo
condujo a los sillones, donde lo invit� a sentar (muy bien no sabia que hacer,
como tratar a un cliente ).
Se sentaron los dos en el sill�n de tres cuerpos, mir� al
hombre, no sabia que decir, al fin dijo, bueno vos dir�s tus preferencias (
prefiri� tutearlo, aunque �l le llevara algunos a�os, ya que trato de inducir
cual ser�a el comportamiento de una prostituta experimentada), el cliente, la
mir� sonriendo y le pregunt�, �la primera vez?, ella afirmo con la cabeza, �l
dijo, esto merece una celebraci�n, tengo la primicia, aunque por el precio algo
deb� intuir, ped� champa�a y que sea del bueno y unos bocaditos.
�l era muy agradable, se inicio de inmediato una
conversaci�n, ella le pregunt� �a qu� te dedicas?, �l le dijo que era titular de
una empresa de inversiones en bolsa, que siempre ven�a a ese lugar porque era el
mas lujoso, seguro, con las mujeres mas bonitas, hab�a quedado viudo hace un a�o
atr�s y a�n no quer�a ni pod�a entablar ninguna relaci�n seria porque no ten�a
�nimo, pero como siempre hab�a sido ardiente y tenia necesidades sexuales
urgentes, prefer�a pagar para no tener ning�n compromiso.
Lleg� la champa�a y unos deliciosos bocadillos de caviar,
arenque y otras exquisiteces, todo caro, muy caro, se quedaron charlando
animadamente como amigos, hasta que ella se dio cuenta y lo invit� a pasar al
dormitorio.
Entr� primero, se sac� el camisol�n que arroj� sobre la
c�moda, �l se qued� contempl�ndola y dijo, - �Por Dios que sos hermosa!- , ella
pego un giro sobre si misma y le pregunt� - �te gusto? -, se recost� sobre la
cama.
Comenz� un desesperado desvestir de �l, se sac� los zapatos,
los pantalones, la corbata, la camisa y toda la ropa arrojada sin orden alguno
arriba del lugar donde ella hab�a dejado su prenda, ella miraba sonriendo tal
apuro y apreciaba el cuerpo, era de un hombre muy bien conservado, no tenia un
gramo de grasa en su cintura ni abdomen, un cuerpo armonioso y muy masculino,
cuando �l se sac� el b�xer, pudo ver un miembro ni muy grande ni muy chico,
armonioso, hermoso, en un estado de erecci�n muy interesante, con algo que ella
jam�s hab�a visto,� era circunciso.
Se acost� al lado de ella, la atrajo hacia �l con sus brazos,
se besaron en la boca, muy larga y dulcemente, �l la comenz� a explorar y
acariciar suavemente , todo sin apuro, as� su mano accedi� a esos hermosos senos
firmes y duros, a sus pezones muy erizados y erectos, su mano continu� para
abajo, pasando por el suave vientre, salt� a sus piernas, sus rodillas, sus
muslos, luego otra vez a los senos, nuevamente comenz� a bajar muy lentamente,
haciendo desear, desatando pasi�n, excitaci�n en ella...
Ella se dej� llevar, mientras continuaba el beso largo y
profundo, con lenguas que invad�an y eran invadidas, sus manos acariciaban el
cuello, el torso, el vientre, sus muslos, y volv�an a levantarse para comenzar
nuevamente, en un juego que de tan sutil, hermoso y excitante pudiera haber
durado para siempre...
Hasta que por fin en una de sus exploraciones, la mano de �l
roz� el vello p�bico, continu� bajando hasta llegar al cl�toris, que fue
acariciado muy suavemente, desatando en ella temblores de deseo, esa caricia la
sublimaba, la pon�a en las nubes, la sacaba, esa excitaci�n, los llev� a un
lugar �nico en todo el universo, ellos, hac�an abstracci�n de
todo, no existi� ya para �l la pena ni el dolor de la perdida de su mujer amada,
no exist�a para ella su drama personal, era todo excitaci�n y deseo, los dos
eran uno, que se debat�an recibiendo y dando placer. Sexo en estado puro...
La mano de ella, lleg� al pene, lo aferr� muy suave,
et�reamente, lentamente lo recorri� en toda su extensi�n, deteni�ndose con
curiosidad en el glande, que era distinto a todos los penes (pocos a�n) que
conoc�a. Le encant� su piel suave y curtida, sigui� hasta los test�culos, que
por la excitaci�n estaban pegados a base del miembro, los sondeo, palp� con
cuidado infinito, pas�ndoles el dedo casi sin tocar...
Estuvieron en ese juego de amor un tiempo largo, hasta que
ella separ� su cara de �l, interrumpiendo el beso que ya era como infinito,
besando cada parte del cuerpo de �l mientras bajaba, se detuvo en sus tetillas,
a cada una las beso y mordisque� suavemente, luego pas� besando su ombligo, su
vientre, hasta llegar al pene, que primero bes� y luego introdujo en la boca,
primero el glande y luego parte del tronco, jugando su lengua con la cabeza. La
lengua jugo en el tronco erguido, pas� lentamente (apenas rozando), a lo largo
de la arteria que recorre el miembro hasta llegar a la bolsa testicular, para
arriba y para abajo en movimientos que parec�an eternos para �l...
Toda esta delicia llev� a los dos a un estadio de suprema
excitaci�n, la m�xima antes del preorgasmo y el orgasmo, que es justamente la
terminaci�n de la fiesta sexual, es un estadio del sexo, en que todo es impulso,
ya no importa nada, salvo las sensaciones y el placer, fue una novedad para
Mar�a Jos�, nunca hab�a sentido ese �xtasis, nunca con su marido y menos con el
proxeneta. (El medico no contaba, ya que ella hab�a sido un mero recipiente).
No puso objeci�n, cuando �l interrumpi� la exploraci�n bucal
de Mar�a Jos� y comenz� el mismo su propio camino en el cuerpo de ella, bajando
suavemente por el mismo, bes� sus orejas, su cuello, lleg� a las tetas,
dedic�ndose a las mismas, las bes�, las puso �ntegramente en su boca y succion�,
mordisqueo suavemente los pezones, causando en Mar�a Jos� oleadas de �xtasis y
temblores y placer - ondas que ven�an de de su sexo y de sus tetas-, que
produc�an como un cortocircuito, un placer inaguantable, luego pas� su lengua
por el vientre, el ombligo y bajando se encontr� con el vello p�bico, corto y
suave, despu�s con el cl�toris, hinchado erguido, all� la jug� un largo rato, en
movimientos muy suaves, circulatorios, llevando la inflamaci�n del mismo a
niveles superiores, Mar�a Jos� volaba, estaba en el para�so, el placer era
infinito, ella era puro sexo, una llama, fuego quemante, su mente era solo goce
y placer.
Mar�a Jos� lleg� al orgasmo, profundo, convulsivo, su cuerpo
tembl�, todo era cl�max, �l noto con su rostro y lengua esa explosi�n, esas
contracciones del sexo, continu� su trabajo mientras ese terremoto duraba�
Luego de su orgasmo, ella qued� quieta, con los ojos
cerrados, as� un rato (el tiempo no cuenta), al abrirlos vio que �l estaba
mirando su rostro, deleit�ndose con su expresi�n de abandono y placer.
�l volvi� a tener esa ternura �nica que siente el hombre que
da placer a la mujer que le gusta. (No recordaba nunca haberlo tenido, salvo con
su adorada esposa).
Esper� la recuperaci�n de ella, que se le vaya esa extrema
sensibilidad en todo el cuerpo que tienen las mujeres luego de un orgasmo
profundo, en las que solo un peque�o roce puede molestar, perturbar, traer
displacer (Solo los amantes expertos saben esto y lo respetan).
Cuando ella lo tom� en sus brazos, lo monta, con su mano
guiando al pene a su penetraci�n, que fue instant�nea y que lleg� al fondo total
y se sinti� llena, completa, feliz, comenz� a moverse para arriba y abajo,
mientras sus adorables senos bailaban frente al rostro de �l, a cada movimiento.
Era liviana, et�rea, �l sub�a y bajaba sus caderas para
obtener m�s y m�s penetraci�n. En esa vagina, dulce, c�lida, hospitalaria, que
resumaba miel, siente esa sensaci�n de posesi�n total y absoluta a la mujer que
penetra, excitaci�n cumbre, el pene invadido por sangre a presi�n llega a su
tama�o m�ximo, los test�culos se endurecen y se pegan a la base del miembro
hasta casi hacerse parte del mismo.
Mar�a Jos�, no solo se hab�a recuperado de su orgasmo, hab�a
obtenido un grado de excitaci�n igual al anterior, el estar penetrada de esa
manera, el sentir sus pezones rozando sobre la boca de �l, la hace llegar
nuevamente al preorgasmo, siente que nuevamente todo ella era sexo y vagina, el
mundo se volv�a a concentrar en su entrepierna, volvi� a orgasmar, fuerte, muy
fuerte, mientras �l eyacula en medio de un cl�max supremo en su interior.
Cae sobre el cuerpo de �l, estando penetrada a�n, sintiendo
en su interior ese maravilloso miembro y gran cantidad de caliente esperma, se
pega a �l, durante un rato muy largo, ambos estaban satisfechos, colmados,
felices�
�l estaba asombrado, alucinado por esa mujer que a�n tenia en
su interior a su reducido miembro, nunca habr�a llegado a suponer tanto placer
por parte de una mujer por la que se paga, no hab�a cogido, hab�a hecho el amor,
cosa de la cual ya se hab�a olvidado que no hac�a desde que su esposa hab�a
enfermado un largo tiempo antes de morir...
Replic� el tel�fono, el encargado inform� que ya se hab�an
cumplido mucho mas de las dos horas a las que tenia derecho, �l le dijo que no
importaba que pagar�a lo que fuera necesario y que encargara que trajeran caf� y
algo dulce para comer, se quedar�a otro turno m�s...
Se quedaron desnudos en la cama, hablando y hablando, el le
cont� su vida y su amor por la a�orada esposa, ella retazos de lo que le hab�a
sucedido (sin nombres) y su determinaci�n, dejando alelado nuevamente a �l, esa
mujer era distinta, asombrosa, era tan hermosa, tan inteligente, tan hembra...
Volvieron a hacer el amor, en forma dulce y apasionada, luego
a transcurrir casi las otras dos horas, se comenz� a vestir, mientras segu�an
hablando en una conversaci�n de confidencias y sentimientos �ntimos, volcados
entre dos desconocidos hasta hace escasas cuatro horas atr�s...
El se termin� de vestir y con pesar (se hubiera quedado para
siempre al lado de esa mujer, ese momento deber�a haber sido eterno), pero lo
estaban esperando, su pena y el mundo volver�an a pesarle sobre sus espaldas,
comenz� a irse...
Lo acompa�o desnuda hasta la puerta, �l not� que hilos de su
semen corr�an por el muslo y volvi� a sentir ese sentimiento de posesi�n,
ternura y alegr�a que ya hab�a tenido con su esposa, su dulce y a�orada esposa.
Antes de irse y en la puerta, el sac� una tarjeta personal y
le dijo, que estaba a su disposici�n, que cualquier cosa que necesitara, no
vacile en llamarlo o ir a su oficina, pero que tenga la seguridad que �l
volver�a, quiz�s antes de lo supuesto y se marcho...
Ella inici� la rutina que le hab�an impuesto, realiz� una
ducha vaginal, luego se insert� el liquido, comunico por tel�fono que estaba
libre nuevamente, pero antes hab�a abierto el cuaderno encuadernado en cuero y
comenzado el mismo, con fechas y horas, con detalles, y lo hizo no con el
agradable corredor de bolsa, sino antes, con el proxeneta y el m�dico�
Se volvi� a poner otro camisol�n, se dirigi� a la sala com�n,
para recibir otro cliente, pensando en el corredor de bolsa y el placer con el
obtenido, no producido por venganza o resentimiento sino algo distinto dulce,
comprometedor......
A�n faltaban cuatro horas para terminar el primer d�a de su
"trabajo".........
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Relato: Prostituta (03)
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