Y lleg� la cat�strofe. A las dos nos expulsaron de casa. No
sab�amos qu� hacer. Pasamos un par de noches en un albergue y al tercer d�a,
vino a vernos un t�o de mi padre. Se hab�a enterado de lo que hab�a pasado y nos
ofrec�a la casa que ten�a �l en la ciudad. (�l viv�a a unos 100 km.) Era un
hombre rico, se ofreci� a pagarnos los estudios y nos puso dos condiciones. Una
era que tendr�amos que mantener la casa en perfecto estado. La otra era para
Celia. Mi t�o ten�a el hijo menor que al parecer era gay y quer�an disimularlo
con una boda. El chico vivir�a con nosotras. Las dos aceptamos y a los pocos
d�as, Celia y Beltr�n que as� se llamaba el chico, se casaron.
Nos mudamos a la casa y a la semana siguiente, volvimos a
empezar el colegio. Y ese curso no �ramos las �nicas embarazadas. Hab�a otras
cuatro chicas, dos de ellas, las "pelotas" de la clase. Si hubi�semos sido las
�nicas, seguramente nos habr�an expulsado, pero al ser seis en la clase
embarazadas, pues no les qued� m�s remedio que tenernos a todas en clase. Como
sab�amos que el parto ser�a antes de terminar el curso, las seis chicas
acordamos con los profesores hacer un horario casi distinto a la de las dem�s
alumnas. Todas sab�amos m�s o menos la fecha del parto por lo que tendr�amos que
terminar todos los ex�menes para esas fechas. Durante el curso tuvimos muchas
horas extras con el fin de dar todas las asignaturas en el tiempo previsto.
Mi embarazo iba de cine aunque la sorpresa fue que ten�a dos
criaturas en el vientre. Celia, sin embargo, tuvo muchos problemas de salud
aunque pudo ir a las clases. Y lleg� el parto. Hab�a otras dos chicas que
tambi�n ten�an dos criaturas. Las seis chicas parimos en cuesti�n de 24 h. De
nueve beb�s que nacieron, hab�a dos ni�as y el resto ni�os. Yo tuve dos ni�os,
Adri�n y Daniel. Celia tuvo otro ni�o, Cristian. Los doctores, al ver a mis
hijos tan distintos, les hicieron la prueba del ADN y me dijeron que los dos lo
ten�an distinto, como si fueran de dos padres. Adri�n ten�a las facciones del
vietnamita. Daniel y Cristian, que se parec�an, ten�an las del indio. Y el parto
fue fatal para Celia. Seg�n parece, ten�a alg�n problema cong�nito desde
nacimiento y el embarazo lo agrav�. Y no pudo superar el parto. Sus padres no
quisieron saber nada del ni�o.
Mi t�o y yo nos hicimos cargo de �l. Y los tres chiquillos
crecieron juntos. No pod�a ir a clase con los tres, pero de alguna forma pude
seguir mis estudios. Todos los d�as ven�a un profesor y me daba clases. Me pod�a
tarea para una semana, pero los ex�menes ten�a que hacerlos en la escuela.
Mientras me examinaba, uno o varios profesores se hac�an cargo de los peque�os.
Y aunque tard� m�s de lo normal, pude terminar los estudios.
Y los ni�os crecieron. El ba�o era una cosa que les
encantaba, pod�an pasarse much�simo tiempo dentro del agua jabonosa y les
encantaba que les ba�ara yo. Cuando ya pudieron hacerlo solos, no quer�an; les
gustaba que les frotara todo el cuerpo. Una tarde lluviosa, vine a casa con un
compa�ero de trabajo. Lo invit� a tomar una copa y la cosa se calent�. Pensaba
que est�bamos solos y echamos un polvo tranquilamente. Lo que no sab�a era que
los tres pillos no se perdieron detalle. Los ni�os ten�an ya trece a�os.
Esa noche, los tres vinieron a mi cama. Yo dorm�a desnuda y
los chiquillos, quit�ndose los pijamas se metieron a mi cama. Ten�a un sue�o
er�tico y al despertar, me encontr� a Cristian y Adri�n a mis costados y a
Daniel encima de m�, con el pene totalmente tieso. Hab�an visto alguna de las
pel�culas er�ticas que ten�a y despu�s de la escena de la tarde, empezaron a
bombearme a preguntas. No dejaban de tocar todo mi cuerpo. Y entre el sue�o y
esas dulces manitas sobre mi cuerpo me pusieron a mil. Quisieron probar y les
dej�. La boca de Adri�n empez� a lamerme un pecho y yo empec� a masturbarlo con
la mano. El tronco de Cristian se meti� en mi boca y Daniel, agarrando su verga
con la mano, empez� a penetrarme . Fue, sencillamente, delicioso. Les ense��
c�mo acariciarme, los que m�s me gustaba, etc. Y la verdad es que los tres
ten�an unas magn�ficas herramientas.
Un s�bado por la ma�ana, faltaba Adri�n que hab�a ido fuera
para unos d�as con el colegio, me despertaron los otros dos pillines. Esta vez
era Cristian el que hab�a metido su vergota en mi vagina. Como yo estaba de
costado, Daniel, el otro pill�n intent� meterlo en mi ano. Fue eso lo que me
despert�. Sent�a la dulce verga de Cristian golpear suavemente las paredes de mi
vagina. Sin sacar esa verga, le hice tumbarse sobre la cama. Yo estaba sobre �l
y entonces facilit� a mi hijo para que pudiera penetrarme por detr�s. Fue
incre�ble. Pasamos la ma�ana en la cama, cambi�ndonos de posici�n, a veces me
penetraba uno y el otro me la clavaba en la boca, etc.
Unos d�as m�s tarde, los tres ten�an entrenamiento. Ninguno
practicaba el mismo deporte y ten�an horarios distintos de entrenamiento. Adri�n
fue el primero en llegar a casa. En cuanto me vio se acerc� a m� y peg� su boca
a la m�a. Nos besamos con fruici�n mientras nos quit�bamos la ropa. Hicimos un
69 en la cocina y luego fuimos a mi habitaci�n. Le hice sentarse en el borde de
la cama, le mam� un poco y me sent� encima, con mis piernas rodeando sus
caderas. Not� el roce de su tierna y tiesa polla en mi cl�toris. Estremecida,
empec� a mover mis caderas buscando ese roce. Adri�n me sujetaba con sus manos
por las nalgas y un dedo empez� a entrar y a salir por mi ano. Cada vez que su
punta se acercaba a mi hoyo, quer�an entrar, pero con los movimientos de mis
caderas, me 2escapaba". Me agarr� fuertemente a la espalda de mi hijo cuando
tuve un orgasmo que dej� mi cuerpo temblando. Aprovech�ndose de eso, coloc� la
punta de su polla en mi co�o empapado. No quer�a dejarme escapar. Yo, al
advertir eso, baj� mis caderas y me clav� su estaca hasta que la tuve entera
dentro de m�. Me la met�, muy, muy, muy lentamente. Quer�a que los dos
sinti�ramos al m�ximo el roce de su polla contra las paredes de mi vagina. Los
dos gem�amos de puro placer cuando sus huevos chocaron con mis nalgas y mis
labios. Me sent�a llena de esa enorme tranca, gruesa, dura, suavecita y tan
tierna. Entonces, Adri�n empez� a moverse dentro de m�. Entraba y sal�a cada vez
m�s r�pido. Le suplicaba entre gemidos que elevase m�s las caderas para una
penetraci�n m�s profunda. Varias veces sent� que mi hoyo se llenaba de su rica y
calentita leche que su verga vert�an en potentes eyaculaciones.
Al poco tiempo, volv�a a estar pre�ada despu�s de tanto
tiempo. De tal palo, tal hijo. Con el paso de los a�os, Daniel y Cristian se
marcharon fuera a estudiar. Adri�n estudi� en la universidad que hab�an en
nuestra ciudad. Y cada cierto tiempo, tambi�n me acostaba con el compa�ero de
trabajo con el que me pillaron los chavales aquella tarde.
Han pasado once a�os desde entonces. Tuvimos una hermosa
ni�a, Ana, que tiene ahora diez a�os. Adri�n y yo seguimos siendo amantes. Y
cuando vienen los otros dos chicos a casa, seguimos mont�ndonos unas
maravillosas fiestas. Y supongo que muy pronto, le tocar� a la ni�a. Ana ya
conoce toda la verdad de nuestra relaci�n y varias veces nos ha visto hacer el
amor.