Relato: En la disco...





Relato: En la disco...

EN LA DISCO...


No soy muy aficionado a esto de ir a las discos-gay...
demasiado ruido y demasiada gente mir�ndote, o porque les pareces conocido y
quieren corroborar si eres uno de ellos o porque les gustas y no pueden dejar de
mirarte con esas miradas fijas, de ojos sin pesta�ear, directo al fondo de los
ojos, como si quisieran taladrarte hasta el mismo cerebro. Algunos incluso se
giran hacia atr�s despu�s de haber pasado para comprobar si te dejaron clavada
la mirada en el alma.


No es que me disguste, s�lo que cuando son demasiados
insistentes algunos y adem�s que a veces andan acompa�ados, me parece altamente
inoportuno el asuntito.



Y mientras Jorge y Felipe bailaban, son pareja, yo me qued�
afirmado en la barandilla que separaba el sector de las mesas de la pista de
baile. La m�sica sonaba bien y estaban tocando excelentes ritmos y me hubiera
gustado bailar, pero iba de violinista esa noche y no me atrev� a bailar solo y
mucho menos a invitar a alg�n desconocido, adem�s que no ten�a ganas de ligue y
cuando invitas a alguien a bailar inmediatamente se piensa Aeste huevo quiere



En una de las mesas del extremo estaba sentado, solo.
Mientras paseaba la mirada, intentando que fuera una mirada perdida, sin fijarme
en nadie en especial para evitar compromisos, lo not� con cara de aburrido, y es
m�s, con cara de amurriado, como molesto por algo.



Era un chico bastante joven, al menos as� me lo pareci�. Unos
18 a�os me imaginaba yo. Claro que hay que tener presente que los gay siempre
parecemos m�s j�venes de lo que somos... yo por ejemplo acabo de cumplir los 30
y parezco de 25, al menos as� lo creo yo cuando me miro en el espejo en mis
largas sesiones de autocomplacencia.


El tambi�n paseaba la mirada, de vez en cuando, e igual que
yo, sin fijarse en nadie.


Me agrad� el chico.


Delgado, tambi�n yo lo soy, de pelo corto con un leve
flequillo sobre la frente. Piel muy blanca y cuando miraba abr�a unos enormes
ojos azules. Boca roja y peque�a. Empec� a entusiasmarme con �l. Me imaginaba
bes�ndolo, cogiendo su cabeza en mis manos y besando primero su mejilla y
pasando r�pidamente a su boca...



Al final me decid� por salir a fumarme un cigarrillo. Les
hice se�as a los muchachos de que sal�a a fumar y me entendieron de inmediato
con movimientos de cabeza. Estaban entusiasmad�simos con el ritmo y ya se les
empezaba a notar el sudor en la cara.



Hab�amos dejado el coche casi frente a la entrada, me met� en
�l y encend� mi cigarrillo y la radio. Entonces lo vi salir. Camin�, pas� frente
al coche, sin mirar, y se qued� parado un poco m�s all�. Por el retrovisor lo vi
sacar del pantal�n un paquete de tabaco y buscarle las cerillas o el mechero,
supongo, por sus movimientos y tambi�n me percat� de su gesto de molestia al no
encontrarlos. Entonces mir� para todos lados y como yo, maliciosamente, estaba
aspirando mi cigarrillo, vio la punta encendida...



Se acerc� calmadamente y rodeando el coche se par� al lado de
la puerta del conductor, baj� la cabeza y me pidi� fuego -bien, supongo que fue
eso lo que dijo porque yo ten�a la ventanilla cerrada-, abr� y le ofrec� fuego.
Y acert�, porque cogiendo mi cigarro encendi� el suyo.


-Gracias. Hace calor dentro, -dijo-


-S�, bastante, -respond� cort�s, pero serio y sin mirarlo.



Este comentario me indic� que me hab�a visto y que se hab�a
fijado en m�.



No se movi�, no se fue, se qued� all�. Fueron unos segundos
muy largos... Cuando quise salir del coche para empezar a conversar en la acera,
me detuvo con un gesto, dici�ndome:


-)Te importa si me quedo un rato contigo en el coche
conversando, o escuchando tu m�sica?


-No, por supuesto, -y volv� a entrar e inclin�ndome le abr�
la otra puerta.



Se ve�a inquieto, nervioso, molesto..


-Si no quieres decir nada, no hables, pero a veces hace bien
desahogarse...


-No creas que ando en busca de rollo, en realidad estoy
esperando a un amigo, pero llevo aqu� ya casi dos horas y no me puedo convencer
de que no venga...


Es mi ... -no se como decirlo-, mi pareja, mi novio, mi
algo..., bien, en realidad mi ligue, aunque nos conocemos desde hace mucho
tiempo. Pero claro es una relaci�n inestable, por decirlo as�..., dec�a,
mientras esbozaba una semi sonrisa entre avergonzada y molesta.



El muchacho me gust�. No puedo negarlo. Y de gustarme pas� a
desearlo. Me agrad� su car�cter que se dejaba entrever en sus gestos, su perfume
suave y fino, su camisa celeste de buena confecci�n y su pantal�n elegante que
le marcaba perfectamente su culo joven, respingado y en perfecta concordancia
con el resto de su cuerpo. Era un chico bien, no cab�a duda. Hablaba con
correcci�n y con asertividad. Sus enormes ojos azules eran parte de su discurso,
as� como su boca. Y su forma de mover las manos e incluso de fumar su
cigarrillo, educadas y correctas.



Entonces me lanc�.


-Me gustas, muchacho. Te invito a mi piso, aunque sea para
compartir una copa, nada m�s.


-Acepto, -dijo-, con la misma seguridad y rapidez con que
hac�a todo.



Entr� al local, aquellos dos segu�an moviendo el esqueleto
como contratados, cuando me dirig� a ellos me sonrieron. D�ndoles las llaves del
coche les dije simplemente: -Ligu�, me voy a casa... llevaos el coche, yo me voy
en taxi ya que estoy m�s cerca.


Felipe me las cogi�, se las ech� al bolsillo y riendo
continuaron bailando, fascinados.



Cogimos el primer taxi que pas� y menos de 10 minutos
est�bamos en el piso.


Me felicitaba a m� mismo por tener todo en orden, cosa que no
ocurre frecuentemente. E incluso un adorno floral que por lo dem�s ol�a muy
bien, a esa hora de la noche que es cuando las buenas flores nos alegran el alma
al aspirar la brisa.


Mi piso no es muy grande, pero tiene una amplia sala comedor
con ventanales que miran a la ciudad desde el 141 piso, una terraza que tengo
con plantas y dos cuartos no peque�os, adem�s de la cocina y un ba�o y medio.
Tengo pocos muebles, pero de buen gusto y mejor precio, obvio, lujos que me
permite mi trabajo de catedr�tico de arte en la universidad.


Ofrec�, acept� vino blanco, dulce y fr�o y no dej� su
expresi�n medio enfurru�ada, medio distra�da y, como chico educado y medido, no
se dedic� a recorrer el piso admirando hasta el orinal, como suelen hacer los
(y lo del orinal no es ning�n chiste porque en alguna antigua casa la
encontr�, toda de porcelana, impecable, preciosa y no par� hasta que la vieja
due�a se decidi� a vend�rmela o mejor dicho en aras de la verdad, a cambi�rmela
por una mecedora que le ofrec� para decorar su galer�a, orinal que yo ten�a
ahora en el centro de la sala, sobre una mesa baja con cubierta de cristal y con
un cartelito dentro que rezaba: ASoy orinal, no soy porque ya
sab�is, abundan los desubicados en este mundo).



Apagu� las luces y me sent� a su lado, explicando que no lo
hac�a por otra raz�n que el hecho de que pudiera mirar mejor el panorama que se
extend�a delante de nosotros y que el pulso, la vida de la ciudad
ante sus ojos...



No respondi� nada... sigui� meditabundo y amurriado, encendi�
otro pitillo y se acerc� al ventanal. Cuando me levant� a pasarle su vaso de
vino, se dio la vuelta, me qued� mirando y con un gesto tierno pero lleno de
decisi�n, acerc� su cara a la m�a y bes�ndome en la boca dijo:


-Tambi�n me gustas.



Dej� ambos vasos en la mesilla y al volverme �l me daba la
espalda, contemplando la ciudad. Me acerqu� por detr�s y abrazando su cintura me
pegu� a �l y lo bes� en la mejilla, cuando ech� atr�s la cabeza, peg�ndola a la
m�a y medio respos�ndola en mi hombro, le bes� el cuello, y as� estuvimos en ese
morreo inc�modo un buen rato, hasta que volvi�ndose nos abrazamos abiertamente y
nos besamos con m�s pasi�n de la hubiera imaginado.


Empez� a desabotonarme la camisa y a besar mi pecho, hice
otro tanto. El abrazo se hizo m�s �ntimo, m�s c�lido y m�s caliente. Su cuerpo
delgad�simo me parec�a fr�gil entre mis brazos.


Otra vez se gir� hacia el ventanal y se qued� como esperando
gestos de mi parte. Volv� a cogerlo por la cintura y a besar su cuello y sus
hombros. A estas alturas yo estaba muy excitado con el chico y mis acaricias se
hac�an m�s insistentes. El se dejaba querer.


Entonces, cog� la hebilla de su cintur�n y la abr�. Baj� su
cremallera con facilidad y su pantal�n cay� sobre sus pies y �l, levant�ndolos,
se lo sac�. Mis manos cada vez m�s insistentes se pasearon por su pecho, por su
vientre, por sus muslos, por su piel suave, alba y sus m�sculos aun no
totalmente desarrollados y sin un gramo de grasa.


Con el mismo gesto �gil e inesperado y decidido con que hac�a
todo, se volvi�, abri� mi pantal�n y lo dej� caer, se agach� para descalzarme y
sacarlo y desde all� me mir� con ternura y desaf�o a la vez y acariciando mis
muslos empez� a subir, bes�ndomelos y mordi�ndolos con sus labios. Empec� a
sentir su lengua en mi piel, la sent� suave recorrer el borde de mi slip y
meterse buscando mis huevos y luego lamerlos por encima de la tela tambi�n y
recorrer mi polla que ya dura se empinaba hacia mi cintura. Entonces cog� su
cabeza y acariciando su pelo, tan suave, la apret� contra mi cuerpo y sus
mordiscos de labios se dedicaron ahora a degustar mi rabo duro.



Ya no aguant�bamos m�s, ninguno de los dos, y casi al un�sono
cogimos mi slip y lo bajamos. Empez� a lamerme ahora los huevos desnudos, a
recorrer con su lengua de lagartija, mis ingles, subiendo y bajando, y lamer mi
polla como una paleta.


Y me sac� el slip y lo lanz� al sof� y con sus manos me hizo
abrirme de piernas y meti� su lengua entre ellas y me relami� la entrepierna que
tengo muy velluda, los huevos en su nacimiento, mientras gem�a con placer y gula
casi, y medio levant�ndose, cogi� mi glande entre sus labios y termin� por
desnudarlo totalmente del prepucio. Sorbi� golosamente mis jugos preseminales y
me comi� el glande como si fuera su caramelo, o su bomb�n al que quisiera
sacarle toda su crema interior.


Lentamente se fue metiendo mi polla en la boca y
masturb�ndola a la vez, y con su otra mano, acariciaba, de manera experta la
parte baja de mis huevos, toc�ndolos apenas con las yemas de sus dedos.



Yo estaba dedicado a sentir, a degustar totalmente el placer
que me estaba provocando... y cuando me di cuenta que iba a llegar al climax y
sintiendo la seda de su boca y mi polla totalmente hundida hasta su garganta y
su cabeza movi�ndose atr�s adelante y sus chupadas apretando cada vez que mi
polla sal�a, lo tom� delicadamente por los hombros y lo apart�...


Se levant� y se apoder� de mi boca, exclamando -me gustas,...
como me gustas....



Entonces empec� yo mi parte. Lo volv� hacia el ventanal y le
quit� el boxer que aun llevaba y que por delante hab�a dejado escapar su polla
enhiesta. Pas� mi mano por medio de su culo, bes� una vez m�s su cuello y empec�
a bajar por su espina con la lengua, lamiendo y relamiendo su piel, como �l
hab�a hecho con la m�a, me detuve en la cintura y continu�. Al llegar a sus
nalgas, las mord� con suavidad. Con un pie abr� m�s sus piernas. Y mi lengua
sigui� el recorrido, hasta llegar al verdadero objetivo, su ojete...


Se lo bes�, lam� y relam� y penetr� con la lengua. Luego
volv� a levantarme, recorriendo ahora hacia arriba su espina, mientras mis dedos
continuaban en su ojete lo que hab�a iniciado mi lengua. Moj�ndomelos en la
punta de la polla que ya me goteaba, empec� a met�rselos, primero uno, luego
dos... sus gemidos se intensificaron con esta maniobra, entonces, ya casi en el
paroxismo de mi excitaci�n, abraz�ndolo por la cintura con la otra mano puesta
en su nuca, lo hice inclinarse... El, obediente, se abri� m�s de piernas y me
ofreci� su delicioso culo, duro, respingado, blanco y luego sabr�a que virgen, y
apuntando con mi polla en la mano, la enfil� en su ojete y empec� mis
movimientos de mete y saca, lentamente, poco a poco, intentando sentir
exactamente como su culo se abr�a, dilataba y dejaba a mi polla penetrarlo con
toda su extensi�n.


La entrada del capullo la sent� como un beso. Me cost�
met�rselo y cuando lo logr�, flexionando primero mis piernas para penetrarlo
desde abajo, sent� que el ojete me aprisionaba el capullo por el cuello mientras
�l exhalaba un gemido entre adolorido y gozoso. Me fui levantando lentamente y
sin sacar el capullo, retroceder y volver a meter mi polla, con cada movimiento,
un poco m�s... Lo ten�a cogido por las caderas, mis manos en su pubis para
apretarlo mejor contra mi cuerpo y de este modo mis movimientos se fueron
haciendo m�s y m�s r�tmicos y la penetraci�n m�s profunda hasta que sent� que
mis no poco respetables dieciocho cent�metros estaban totalmente alojados en su
culito y mis huevos roz�ndole la piel. Mi polla es bastante gorda, pero el
capullo lo tengo "en embudo", de modo que meterlo es relativamente m�s f�cil que
alojar la polla, de mayor envergadura, entera.



Una vez dilatado, nuestro mutuo deleite fue in crescendo y
cuando sus brazos se movieron hacia atr�s, cogiendo mi cuerpo de las caderas
para apretarse contra m�, mis manos pudieron acariciar su pecho y pellizcar sus
pezones y mi boca morder su cuello y nuca y hombros y espalda, produciendo en su
cuerpo unos espasmos que hac�an mi penetraci�n m�s placentera... hasta que sent�
que me derramaba, ya no pod�a aguantar m�s mi orgasmo y eyaculaci�n, entonces
cog� su polla y masturb�ndolo empec� a gemir en su o�do:


-Ya..., (con voz enronquecida), yaaaaaa... me corroooooo...


-S� cari�o, me respond�a, s�iiiiiiiiiiiii, enga, c�rrete
dentro de m�...



Y empec� a sentir que su ojete se contra�a y dilataba, al
tiempo que la mano con que lo masturbaba la sent� mojarse con su semen caliente
y entonces con una fuerte embestida le clav� todo mi tronco hasta los mismos
huevos y apret�ndolo contra m� me derram� en sus entra�as en varios chorros de
semen y mi polla parec�a un grifo.



(Qu� follada...! Y all�, sobre la peque�a alfombra junto al
ventanal, frente a la ciudad que no contempl�bamos ya, porque nuestros ojos
estaban ciegos, porque nuestros cuerpos solo sent�an el placer de estar unidos y
formar uno solo, hasta el �xtasis, esa peque�a alfombra, digo, recogi� parte y
fue testigo de nuestros mutuos placeres.



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