Relato: El Estero (3) El Estero 3
Los chicos pescadores
Reanud� mi caminata a eso de las 3 de las tarde. Habr�a
caminado por cerca de dos kil�metros cuando nuevamente escuch� las voces de
temprano en la ma�ana. Busqu� un sitio en el cual esconder la mochila con
seguridad y, nuevamente ansioso, me comenc� a acercar para ver de donde ven�an
las voces.
Poco antes de llegar al sitio en que se escuchaba conversar,
advert� las "redes" de pesca que hab�a observado en la ma�ana, pero esta vez no
hab�a gran alboroto ni gritos, sino unas cuantas risas y una que otra palabra
gruesa, propias de ni�os de campo.
Pronto me llam� la atenci�n que se hab�a producido un extra�o
silencio y una que otra risa furtiva. Cuando cre� estar lo suficientemente cerca
de los mocosos, me acerqu� sigilosamente y los hall� acostados, descansando
debajo de unos sauces chilenos. Tres de ellos estaban desnudos con su verga
erguida cual m�stiles al viento. S�lo se tocaban el pene ocasionalmente o lo
golpeaban con gracia para que se mantuviera levantado, seg�n mi observaci�n.
Ahora pude determinar que estos eran unos muchachos un poco
mayores a los de la ma�ana; incluso hab�a un jovencito de alrededor de 17 a�os,
que con una verga de considerable tama�o, quiz�s unos 18 o 19 cent�metros, se
sobaba suavemente su carne, mientras los m�s peque�os, de unos 14 o 15 a�os,
observaban sonrientes sus maniobras, mientras le dec�an cosas como:
Ya po Manolo hazte la paja pa� que te salte el moco
Si, si, -repet�an otros- querimos ver si es verdad que te
salta hasta la cara.
Miren, yo tambi�n lo tengo parado �dec�a otro, mientras
bajaba su calzoncillo y mostraba un miembro grueso, y con una gran cabeza
rojo oscuro.
Ya, si ya me la voy a correr, pero descansemos un poco,
si reci�n llegamos aqu�. Miren, son las 3,20 y llegamos a las 3,10, as� que
a las 3 y media echamos una competencia de paja y algo m�s.
�Ya! �Todos en pelotas! �Eso! �exclam� un muchachito de
unos 16 a�os, de melena color trigue�o, mientras se sacaba el short y dejaba
ver una verga de mediano tama�o y a medio levantar.
A esas alturas mi pene se mov�a adelante-atr�s por el roce de
mi mano y mis dedos se encontraban cubiertos de abundante lubricante. Era el
producto natural de mi excitaci�n, ya que s�lo hab�a eyaculado una sola vez en
ese d�a.
Luego de observar a los chicos desde diferentes �ngulos,
decid� acercarme a ellos de una manera m�s descarada que en las dos ocasiones
anteriores. Simplemente insinu�ndomeles desde el primer momento. Por esta raz�n,
regres� a donde ten�a mi mochila y me cambi� la zunga por otra de peque��simas
dimensiones, que definitivamente dejaba medio gl�teo a la vista y era una clara
invitaci�n a la aventura.
Cuando regres� y antes de hacerme ver, espi� en que estaban
los chicos. El mayor, que despu�s supe se llamaba Marcelo pero le dec�an Chelo,
estaba a horcajadas en la arena y masturb�ndose suavemente, rodeado por los
otros cuatros chicos de la ma�ana, m�s un quinto ni�o de la misma edad de
Marcelo. Por cierto y a esas alturas, todos los mocosos estaban desnudos y con
sus m�stiles en posici�n firme, pero sin hacerse la paja, s�lo toc�ndose y
observando lo que hac�a Chelo.
Pusieron una cara de mucha sorpresa cuando me vieron aparecer
semidesnudo por entre los arbustos. En el frente de mi zunga se advert�a
claramente el grado de excitaci�n en que me encontraba y ellos no pod�an ocultar
su sorpresa y, eventualmente, verg�enza. Inicialmente quisieron cubrirse, pero
mis palabras les tranquilizaron cuando me acerqu� con la mano cogiendo mi verga
y iniciando una tonta conversaci�n:
Hola, �Oigan se puede ba�ar aqu� uno? �O es muy profundo?
Eeeee, ...si, si se puede.
Sigue haci�ndote la paja, si yo tambi�n me la hago.
Adem�s que con ese pico tan lindo que tienes, hasta te ayudar�a a
corr�rtela.
���???
�Cu�nto te mide? De verdad que la tienes bien bonita, y
seguro que te pajeas seguido �Cierto?
Los muchachos estaban entre sorprendidos y curiosos, porque
despu�s de estas breves palabras y otras m�s que no recuerdo, hab�a caminado
hacia el estero dej�ndoles que vieran mi posterior, en donde advirtieron que
ten�a la mitad de las nalgas al aire. Como tengo buen o�do, mientras estaba con
el agua a la cintura, conversaban entre ellos algo as� como:
�Viste como te miro la pichula el loco?
Si, si, te la miraba con ganas, ja ja ja ja...
A lo mejor el loco es maric�n.
Si, miren, tiene todo el calzoncillo en la raja.
Si no es calzoncillo, es una tanga de hombres. No viste
medio pico que tiene el loco.
Oye Chelo, dile que la chupe y despu�s nos chupa a
nosotros.
�Y se la metimos entre todos mejor?
Mira ah� viene de vuelta, dile que si se quiere correr la
paja, dile , dile.
Tres muchachos se hab�an puesto sus pantalones de ba�o y me
miraban curiosos y sonrientes. Me di cuenta que no eran violentos, por lo que
decid� no alargar el siguiente paso, sent�ndome al lado de Marcelo, quien
continuaba desnudo al igual que Carlos, el otro muchacho de igual edad, quien,
tambi�n desnudo, no me despegaba los ojos de mi vista y cada vez que cruz�bamos
nuestras miradas, me hac�a un gesto un poco morboso bajando su vista a mi pene y
luego al de �l.
Me puse a conversar con Marcelo y dirig� mi vista
directamente a sus genitales. El muchacho se dio cuenta enseguida de mis
intenciones, por lo que cogi� su pene con una mano y se empez� a masturbar
mientras los dem�s muchachitos miraban a distancia.
�Te gusta? �me pregunt�
Si, lo tienes bonito...y tu tambi�n �dirigi�ndome a
Carlos, el cual ya ten�a su virilidad en posici�n m�s que firme.
S�cate ese traje de ba�o �No te molesta tenerlo metido en
la raja?
No �le respond�- es rico as�, aunque prefiero algo m�s
grueso.
M�tete el dedo entonces �dijo Carlos- ja ja ja ja ja.
Se estaban pajeando cuando lllegu� parece...
Si un poco. A los cabros nunca se lo han chupado.
�En serio? Podr�an probar hoy �cierto?
En ese momento puse mi mano en la pierna de Chelo, elogiando
su f�sico. Su pene dio un peque�o salto y se irgui� completamente. En ese
momento los dem�s chiquillos se acercaron un poco y me animaron a chup�rselo. Yo
me puse delante del muchacho, quien separ� sus piernas y las recogi� un poco. Me
puse entre ellas mientras acercaba mis labios y cog�a con suavidad el delicioso
pene.
Tiene buen poto amigo, -exclam� Carlos.
A ver - dijo Marcelo, irgui�ndose y acarici�ndome las
nalgas desde la posici�n en que se encontraba
Pero s�quese ese traje de ba�o mejor �dijo uno de los
ni�os, creo que To�o, un rubiecito de c�mo 15 a�os
Esperen un poco respond� �y me despoj� de mi �nica
prenda, dej�ndola a un lado.
Entonces, con todo mi trasero al descubierto, acerqu�
nuevamente mis labios a Marcelo y empec� a succionarle su miembro con avidez.
Carlos no esper� invitaci�n para ubicarse detr�s de m�. Ensaliv� mi ano y luego
apoy� su masculinidad en la entrada. Al comienzo me doli� un poco, pero con algo
de ayuda, lentamente empec� a sentir el roce de su carne en mi interior,
mientras el esf�nter lentamente iba cediendo y el dolor daba paso al placer.
Los dem�s chicos se hab�an puesto a los lados a observar y se
masturbaban suavemente esperando su turno seg�n lograba escuchar por sobre los
sonidos de los p�jaros y el agua que corr�a ah� mismo.
Sent�a que el pene de Chelo me ahogaba a veces, pero este me
dejaba a mi todo el trabajo. Cada tanto lo sacaba de mi boca y lo recorr�a en
toda su extensi�n, pasando la lengua por sus huevos y mordisqueando desde la
base hasta el glande, el cual goteaba transparentes gotas de placer. Marcelo
estaba apoyado en sus codos y ocasionalmente me empujabaon alguna de sus manos,
pero prefer�a s�lo observar como yo le mamaba su verga, sin apurar la causa o
hacer indicaciones. S�lo exclamaba unos peque�os "as�, as�, siga, siga, p�sale
la lengua ah�, ah�, ah que rico lo chupa" "Miren cabros, as� se los van a chupar
a ustedes despu�s", se recostaba para luego volverse a poner en la posici�n
anterior.
Carlos se mov�a con habilidad en mi culo. Sacaba el pene
completamente y lo volv�a a introducir lentamente. Luego hac�a movimientos
circulares para penetrarme con energ�a despu�s. Estaba jugando y lo dec�a
abiertamente: "Tiene rico poto socio, lo tiene apretadito, est� rico, s�per
rico. As�, apriete el poto ahora. �Eso, as�, apri�telo otro poco...!"
Marcelo empez� a mover sus caderas como cogi�ndome por la
boca y me dijo "�Me voy, me voy! �D�nde se lo pongo? �D�nde se lo echo?" Yo no
respond� nada, s�lo aceler� mis movimientos y cuando advert� que se corr�a, ces�
brevemente mis movimientos, succionando con fuerza varias veces, hasta que sent�
que la base del miembro se hinchaba y un l�quido caliente y viscoso me golpeaba
el paladar. Marcelo se larg� a reir fuertemente, mientras el semen segu�a
saliendo de su verga. Se dej� caer hacia atr�s y exclam� "�La cuesti�n rica, lo
chupa s�per rico socio, Chiquillos tienen que probar lo chupa s�per bien el
gue�n!"
Mientras tanto, al ver que su amigo hab�a acabado, Carlos
pas� sus manos bajo mis caderas y me empez� a masturbar. Yo comenc� a ayudarlo
en sus movimientos y me sent� encima de �l al tiempo que sub�a y bajaba mi
cuerpo. El continuaba masturb�ndome, a pesar de los comentarios de sus j�venes
amigos. En un momento me alz� con fuerza hacia arriba, al tiempo que apretaba mi
pene con energ�a y lanzaba exclamaciones de j�bilo: "�Me voy, me voy, me voy.
Qu�date as�, si�ntate hasta el fondo, qu�date ah�! �Ah, ah, ah aaaaaaa, que
rico, legal socio! �Qu�date quieto loco, qu�date asi no m�s! �Oh que tiene rico
el poto socio! �Aaaah! Me dejaste seco...!"
Ah� estaba yo, lleno de esperma en mi boca y en mi ano y con
cuatro chicos a los cuales satisfacer todav�a. Decid� invitar a To�o. Le hice
recostar donde antes estuvo Chelo y, d�ndole la espalda, me sent� de un solo
movimiento en su virilidad. El muchachito lanz� un grito de satisfacci�n al
tiempo que yo empezaba a mover mis caderas hacia delante y hacia atr�s mientras
el me ayudaba moviendo con habilidad sus caderas, mientras me agarraba con sus
manos y me acariciaba ocasionalmente la espalda.
Andr�s se puso enfrente de mi. No eran necesarias las
palabras, pero a esas alturas ya me encontraba un poco cansado, as� es que
decid� apurar el proceso con mis manos. Al advertir esto, otro chico se acerc� a
la sesi�n ofreci�ndome su maravilloso y juvenil ariete. As�, jugando con uno y
otro, al tiempo que sub�a y bajaba sobre To�o, consegu� que los chicos, uno
despu�s del otro, me dejaran sus jugos juveniles en mi boca, al tiempo que yo
dejaba sus vergas limpias y sin rastros de su eyaculaci�n.
To�o parec�a bastante resistente, ya que a�n cuando yo hacia
en�rgicos movimientos atr�s y adelante para apurar el momento crucial, To�o se
daba ma�a para alargar el momento, mientras sus amigos le animaban para que se
apurara. De pronto To�o se incorpor�, me abraz� con fuerza y empez� a moverse
con mucha intensidad. Yo casi no le pod�a ayudar, pero no era necesario. Con dos
o tres movimientos m�s me pidi� que me quedar� quieto y me inund� con sus
juveniles jugos, al tiempo que sent�a que su pene ard�a de la calentura.
Respirando agitadamente y dej�ndose caer con fuerza hacia atr�s en la arena, me
dio unas cari�osas palmadas en las nalgas y exclam� algo as� como: "�Me dejaste
seco loco, me dejaste seco...!"
El �ltimo ni�o no quer�a participar, s�lo se masturbaba
delante de m�; pero igualmente me hice ma�as para lograr que se acercara y
depositara su tierna verga en mi ansiosa boca. Con los dedos empec� a
acariciarle suavemente sus huevos, mientras que con mis labios le apretaba su
glande. Una vez que logr� que venciera su inicial timidez, el chico, siempre de
pi�, me dej� acariciarle el sexo a mi antojo, aunque manten�a el control de su
pene masturb�ndose con energ�a. Mis labios bajaban hasta sus tiernas bolsas,
subiendo por la base de su sexo hasta el glande, ocasi�n en la cual el chico se
estremec�a, provocando las exclamaciones de sus amigos que observaban, mientras
dos o tres se masturbaban nuevamente. Yo observaba su rostro que, con los ojos
cerrados, demostraba el intenso placer que estaba sintiendo con estas primeras
experiencias sexuales. Cuando estaba a punto de eyacular, cogi� mi cabeza con su
mano libre, oblig�ndome a tragar toda su infantil herramienta viril y me pidi�
que se lo chupara con m�s energ�a. Lo hice, s�lo para sentir un n�ctar dulce y
pegajoso, que sin la fuerza ni intensidad de los chicos mayores, me hizo temblar
de emoci�n, dada la edad del mocoso.
Finalmente y como corolario de toda la org�a, me masturb�
enfrente de ellos, lanzando un primer chorro de esperma que cay� como a dos
metros de distancia, mientras me met�a un dedo en el ano, provocando las risas
de mis peque�os amigos.
Antes de despedirnos, Chelo se masturb� solo y me pidi�
tragar su leche, otro tanto hizo Carlos lanzando su semen en mi rostro para
luego lanzar sonoras carcajadas, pero golpe�ndome suavemente en la espalda
despu�s.
Igual que en los casos anteriores, las preguntas se volvieron
a repetir:
�Cu�ndo vas a venir de nuevo?
El pr�ximo domingo vamos a venir aqu� de nuevo.
�Te presentamos unos amigos? Traemos al Joel, ese es
s�per caliente. Y tiene el tremendo pico. Te va a gustar.
Respond� con una sonrisa morbosa dirigiendo por �ltima vez
ese d�a un agarr�n a sus paquetes. Ellos me respondieron con un agarr�n en mi
descubierto trasero.
Eran las 5 de la tarde y el d�a a�n no hab�a terminado...
�
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Relato: El Estero (3)
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