Relato: Tropicana (2) Historias en blanco y negro 2
Estaba sentado en mi taburete, frente a un mostrador de
madera desgastada, demasiado alta, para los tiempos que corrian. Una barra de
metal dorado, para descansar mi pie, unas ajadas baldosas negras en la pared,
reflejo de espejo en otros tiempos. El maqui, un camarero atemporal regentaba el
tugurio, su imagen asustaba en una primera mirada. Una cicatriz cruzaba la cara
desde el ojo hasta la boca, se gustaba decir, sobre todo delante de estranjeras,
que habia sido una cornada de un toro en su etapa de maleta. La verdad era
dudosa, aunque se decia que habia sido un ajuste por rondar a la moza de un
chulo. Me acompa�aba el tintineo de los hielos en mi vaso, y las maridas
escurridizas del camarero, avido a rellenar el vaso y a incrementar mi cuenta.
Se reia de forma burlona cada vez que le preguntaba si su mote tenia algo que
ver con la guerra civil, " Algun dia te lo contare, algun dia " Esa era siempre
su respuesta. Cuando mi mente comenzaba a estar confusa, y mi sed parecia
calmada, me di cuenta que desde hacia mucho tiempo me habia limitado a ese
rincon cerca de la puerta y no me habia aventurado a explorar el resto del
local.
Empece a levantar la vista y a girar la cabeza, era mayor de
lo que en un principio habia creido, me preguntaba como nunca lo habia mirado,
ni tan siquiera conocia el bater. De alguna forma me daba miedo enfrentarme a
mas de lo que me era necesario, para que hacerlo, el bourbon, el vaso y los
hielos no necesitaba mas. Me sentia cansado y deje la exploracion para otro dia.
Volvi la mirada al maqui, nunca habia tenido problemas con el, a veces cuando
vencido por la bebida me quedaba dormido sobre el taburete me despertaba a la
hora de cerrar y me acompa�aba a casa. Los primeros dias era duro, no queria
piltrafas en su bar, me solia decir, con el tiempo una camaraderia invisible fue
naciendo entre los dos, nunca que recuerde le habia ayudado a recoger las sillas
o barrer el tugurio, cosas que suelen hacer los ultimos clientes que frecuentan
con cierta asiduidad. Era alto y delgado, nervudo, caracter arisco pero
templado, rara vez imponia su ley, cuando lo hacia iba precedido de mango de
azada.
De forma discreta permitia que se hiciesen ciertos trapicheos
de los cuales el recibia tajada, no me interesaban esos asuntos y lo mejor era
no saber por si acaso. Hacia dias que no iba por el parque, la primera visita me
habia gustado demasiado, en la ma�ana analizando lo que recordaba me avergonce
en cierta manera, casi llegue a jurarme que no volveria. Pero hoy mis pies
siguen dispuestos a llevarme de nuevo al lugar. Sin mediar palabra alzando solo
las cejas pedi la cuenta, casi tan escueto como yo diciendo tan solo una cifra
me contesto el maqui, pague, levante la mano y me marche. Parecia flotar, el
tiempo para mi estaba detenido hace ya varios a�os, no recordaba el camino, ni
lo que tarde en llegar.
Mis pies pisaban ya la hierba, las ramas ocultaban las
estrellas, o mas bien un reflejo brillante que a veces se unia y a veces se
distanciaba. Vi un grupo de gente y me acerque, de forma sigilosa creia yo, pero
escuche unas leves carcajadas dirigidas hacia mi. Una pareja estaba sobre una
manta, la chica tenia los ojos vendados y le hacian cosquillas en los pies, pase
de largo dejando a los que miraban con su espectaculo. Me dirigia a la guarida,
no habia nadie, mi decepcion fue grande, tantas molestias y hoy me quedaria sin
cronica. Me sente y me quede dormido, el somnifero del alcohol vencia las
fuerzas de mi mente, el frio de la noche me hizo despertar. Una pareja se
acercaba, discutian fuerte, el hombre tiraba del brazo de la mujer, casi la
arrastraba. Me escondi en la penumbra decidido a escrutar lo que pasaba.
Llegaron al claro donde estaba el banco, vi brillar la hoja de una navaja
amenazadora, y los ojos de miedo de la mujer, esta no cedia y se mantenia
altanera haciendo frente. Solo miradas y silencio, inmovilidad. Parecia una
batalla, una lucha de poder a poder, cruzando sus miradas, enfrentandose solo
con ellas, el silencio era aterrador helaba la sangre. La mujer comenzo a bajar
la vista, su ultimo brillo fue de sumision, metio las manos bajo el vestido y se
quito las bragas, las tiro a los pies del hombre, este se acerco, retiro la tela
de un hombro, y corto la tira del sujetador, despues del otro, ella se dejaba
hacer, pense en el tacto del frio metal con la calided de la piel. Solto un
boton de la parte delantera del vestido, undio la navaja y tiro hacia arriba la
tela frontal del sosten no se resistio y tirando de una punta lo separo del
cuerpo. Sin prisas, recreandose, fue cortando los hilos de los botones uno a
uno, la blanca piel empezaba a verse, separaba la tela con la punta, jugueteaba
con el brillante acero con los pezones, no podia ver el rostro, los gestos de la
chica.
Despues de un rato la obligo a arrodillarse, abrio la
bragueta con sus dientes, el se saco la polla y la mujer comenzo a mamarla,
pensaba en sus rodillas, en el suelo habia piedras y ramas, no parecia
importarle, estaba asentada con seguridad. Agarrandola del pelo imponia el ritmo
que le apetecia, cuando lo creyo oportuno, la giro, de forma que pudiese apoyar
la cabeza en el banco, levanto el vestido hasta la cintura, se arrodillo, acerco
la hoja al cuello de ella y comenzo los vaivenes, de la garganta de la mujer
salian quejidos, quise pensar que la estaba metiendo en su culo, y en el acto mi
polla se puso dura, o por lo menos mas dura de lo normal, el hombre termino se
vistio y se alejo de alli, la mujer quedo en el sitio sollozando, tuve ganas de
ir y follarla tambien yo, pero recorde que no deberia intevenir, ni para
satisfacer mi propio placer tan siquiera.
Tambien ella se levanto, sacudio sus rodillas marcadas, y se
alejo sujetando las ropas con la mano. Por mi mente paso como pasa un cuervo
volando, la idea de que el dia siguiente deberia enterarme si habia alguna
denuncia por violacion. Solo ya, volvi a mi casa, a mi soledad cotidiana, a la
compa�ia de la botella y a los recuerdos pasados. Todavia habia gente en el
lugar de la ida mirando a la pareja, ella permanecia a cuatro patas con los pies
atados, y el detras la follaba, volvia pensar en el culo, hoy era la noche de
los culos, sonrei. Volvi a la mecanica de costumbre, perderme en mi
memoria......
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Relato: Tropicana (2)
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