Relato: El Castillo



Relato: El Castillo

En mi familia siempre se han preocupado por que centrase mi
vida en los estudios y no perdiera el tiempo con miembros del otro sexo. Por eso
me mandaron a un colegio de se�oritas en tierras escocesas. Lo que no pod�an
suponer es que acabar�a perdiendo la virginidad con mi compa�era de cuarto, con
la que descubr� placeres insospechados. Pero como todo lo bueno se acaba, lleg�
el verano y otra vez me iban a enclaustrar en el castillo de mi familia.


Esa misma ma�ana, Benson, un hombre de casi 60 a�os, lleg� en
el flamante Rolls de color negro de la familia para recogerme y llevarme
directamente y sin pausa hasta mi encierro. Pero, cu�n grata fue mi sorpresa al
llegar al castillo, con todo el regimiento de sirvientes esperando a ambos lados
de la escalera para recibirme y enterarme de que mis padres no estaban. El
encargado de informarme fue nuestro mayordomo, Peter, que a sus 30 a�os segu�a
col�ndose en los sue�os er�ticos que llegu� a compartir con mi compa�era en el
colegio para se�oritas.


Nada m�s entrar, de lo primero que se preocuparon fue de que
tomara un buen ba�o a base de sales de olores ex�ticos. Me encontraba en el
ba�o, con tres de las doncellas desnud�ndome cuando llamaron a la puerta. Di mi
permiso y entr� Peter, que al verme ya desnuda gir� la cabeza para informar que
mi padre hab�a llamado. Antes de acabar la frase le pregunt� por qu� no me
miraba a la cara para hablarme, a lo que repuso que en otra situaci�n lo har�a
pero... Me enfad�. Tal y como hacen las se�oritas de mi rango, sin subir el tono
pero orden�ndole que me mirase a la cara para hablarme, y as� lo hizo. Mientras
me comunicaba que mis padres me daban la bienvenida y sent�an no poder estar
conmigo hasta dentro de una semana, sus ojos bajaban hasta mis pechos de forma
repetida e inconsciente y volv�an hasta mis ojos. Not� un ligero rubor en sus
mejillas al tiempo que se aceleraba el ritmo de sus parpadeos, cosa que me hizo
gracia. Hice que se retirara, no sin antes ordenarle que antes de acostarse me
trajera un vaso de leche a la cama.


Sus ojos volvieron a echar un furtivo vistazo a mis pechos,
mientras asent�a con la cabeza, que me dej� satisfecha sobre el poder que sent�a
que ten�a ahora sobre los hombres, y m�s siendo Peter, a quien conoc�a desde
hac�a ya diez a�os y se hab�a convertido en mi objeto de deseo. Acat� la orden y
se march�.


Acto seguido las doncellas siguieron con su trabajo,
meti�ndome en la ba�era y frotando con esponjas en�rgicamente sobre todo mi
cuerpo. Sent�a c�mo me frotaban la espalda, mis piernas, mi pecho y me pareci�
que no era necesario que las tres se dedicaran a lavarme. Suger� que bastaba con
que una de ellas se quedara, Vicky, una preciosa chica de larga melena de color
negro recogida en una coleta, con 19 primaveras, cuyas manos not� que temblaban
mientras recorr�a mi cuerpo con su esponja. Las otras dos doncellas aceptaron no
muy convencidas pero se marcharon, cerrando la puerta tras de s�, y yo me qued�
a solas con Vicky que trat� de frotarme con �nfasis, tal y como le hab�an
ense�ado. Le dije que as� no. Que deb�a hacerlo con mimo. Me recost� en la
ba�era, y ella se inclin� sobre m� pasando suavemente la esponja por mi escote.


Cerr� los ojos dej�ndome hacer. Dej� caer un chorro de agua
sobre mis pechos, estrujando la esponja. Me roz� casi con ternura mientras
notaba que mis sonrosados pezones se iban poniendo duros. Le cog� la mano
dulcemente, arrebat�ndole la esponja, y le ped� que siguiera pero sin la
esponja. Sus ojos, su boca entreabierta sin rechistar, su vestido de mangas
cortas a juego con la falda y su escote que dejaba adivinar sus tiernos senos me
excitaba. Me frot� con sus manos acariciando mis pechos, rodeando la aureola de
mis pezones mientras yo le clavaba una mirada de deseo y dominio. Sigue bajando.
Recorri� mi ombligo, subiendo nuevamente y volviendo a bajar esta vez hacia mi
sexo. Abr� las piernas y le obligu� a trazar c�rculos frot�ndome el cl�toris. Un
poquito m�s fuerte. Solt� un gemido muy bajito que s�lo pudimos o�r las dos, nos
re�mos, c�mplices las dos. Sigue. Ella se inclin� un poco m�s sobre la ba�era
para llegar m�s c�modamente a mi sexo. Me reclin� y comenc� a levantarle la
falda.


- �qu� est� haciendo se�orita? � me dijo con voz temblorosa,
con su cara de ni�a inocente, pero sin dejar de frotar mi entrepierna. Le
tranquilic� poni�ndole un dedo sobre sus carnosos labios y susurr�ndole que no
dijera nada. Le sub� la falda hasta dejar sus bragas al descubierto y se las fui
bajando mientras mis dedos iban recorriendo su trasero hasta casi llegar al
pubis. Not� sus bragas mojadas poco antes de llegar hasta su mata de pelos que
estaba toda h�meda. Con mi otra mano le acarici� la cara, inclin�ndola para
besarle en los labios, juntar su lengua con la m�a mientras el olor de las sales
penetraba por mi nariz en un instante de fren�tica y arrebatadora lujuria. Me
puse de pie en la ba�era, sin dejar de besarla, sin quitar mi mano de su fruto
del deseo, mientras con mi mano libre le bajaba la cremallera del vestido que
cay� al suelo dejando al descubierto sus delicados senos. Sal� de la ba�era
rode�ndola con mis brazos, recorriendo ansiosa su boca, explorando con mi
lengua, escuchando su respiraci�n y sus gemidos apagados mientras con un par de
dedos hurgaba dentro de su h�meda entrepierna. Nos tumbamos sobre el duro y fr�o
suelo sin dejar de meter nuestros dedos por todos los rincones d�nde se
produjera placer. Sent� c�mo me introduc�a un dedo por detr�s mientras lam�a sin
descanso mi sexo.


Esa mezcla de dolor y placer que sent�a me deshizo por
completa provocando r�os de flujo que ba�aron su boca. Al meterme un segundo
dedo, me estremec� a punto de correrme, vi�ndola a ella que con su otra mano se
masturbaba sin dejar de producirme placer. Y en cuanto introdujo un dedo m�s,
estall�, gozosa, llena de vida, viendo c�mo ella terminaba de masturbarse y
arqueaba su espalda mientras cerraba las piernas liberando sus manos, liberando
el aire de sus pulmones al ritmo de sus latidos.


Sonrientes nos besamos, recogimos las cosas y le ayud� a
secar la mezcla de agua y sudor que nuestros cuerpos hab�an esparcido por el
suelo. Le propuse que durmiera esa noche en mi cuarto, conmigo, a lo que accedi�
gustosa.



Llegada la noche me vest� con un camis�n semitransparente y
sin nada debajo, de modo que pudiera contemplar todo mi cuerpo al primer
vistazo. Al resto de doncellas les pareci� escandaloso que Vicky fuera a dormir
en mi cuarto, por el hecho de pertenecer al servicio, pero mis padres no estaban
localizables y tuvieron que aceptar mis condiciones. Ella lleg� con un camis�n
rosa y un divertido gorrito a juego, se qued� parada en la puerta al verme.
Fruto de su excitaci�n, quiz�. Le hice pasar r�pidamente mientras cerraba la
puerta. No me gustaba ese camis�n, de modo que busqu� uno parecido al m�o en mi
armario y le ayud� a desnudarse completamente para volver a vestirse, esta vez,
con mi camis�n. Estaba deliciosa y mis pezones se pusieron duros s�lo de pensar
en lo que presagiaba la noche.


Nos metidos bajo las s�banas de mi enorme cama. Hablamos de
ella y de m�, pero sobre todo de ella. De vez en cuando le obsequiaba con un
corto y sonoro beso aprovechando los momentos en que apartaba el pelo de su
cara. Pronto sent� sus manos meti�ndose por debajo del camis�n, acariciando mi
trasero, subiendo por mi espalda y acercando su cuerpo al m�o. En un momento
dado nuestros sexos se unieron en eso que creo que llaman un "bollo". Est�bamos
frot�ndonos la una contra la otra, mir�ndonos, follando y respirando en jadeos,
que apenas me di cuenta que llamaban a la puerta. �Me hab�a olvidado de Peter!


Nos recompusimos como pudimos, h�medas, ardientes, escondidas
bajo las s�banas, e hice entrar a Peter, que lleg� con dos vasos de leche,
pensando tambi�n en Vicky. Siempre hab�a tenido iniciativa propia, una de las
cosas que m�s me gustaban de �l. Nos salud�, hizo una inclinaci�n de cabeza y
dej� la bandeja sobre mi mesilla de noche.


Le ped�, por favor, que cerrara la puerta de la habitaci�n y
nos leyera algo antes de acostarnos. Recordando cuando yo ten�a 11 a�os y �l 20,
tal y como hizo durante todas esas noches que s�lo sirvieron para que me
enamorara todav�a m�s, si cabe, de �l. Repuso que ya era mayor para cuentos y le
dije que �ste era diferente, que lo hab�a elegido yo. Entonces s�, cerr� la
puerta, se sent� sobre una silla que hab�a puesto yo para la ocasi�n, y saqu� mi
libro de "Las edades de Lul�" que guardaba en uno de los cajones de la mesilla.
Un libro que encontr� en cierta ocasi�n en un rinc�n del castillo, junto con
revistas er�ticas y pel�culas pornogr�ficas que seguramente deb�an de pertenecer
a mi padre.


Peter estaba a punto de decir algo, pero prefiri� callarse y
me pregunt� si quer�a que leyera alg�n cap�tulo en especial. Eso me alegr�. Me
levant� de la cama, me sent� sobre su pierna izquierda arrebat�ndole el libro de
entre las manos y abri�ndolo por el cap�tulo dos, ya que me parec�a bastante
apropiado teniendo en cuenta lo que estaba a punto de suceder en mi habitaci�n.


Comenz� a leer, conmigo sentada encima. Le hice un gesto a
Vicky para que se uniera a nosotros e hizo lo propio sent�ndose sobre su otra
pierna. De esta manera Peter no pod�a juntar sus rodillas y not� su bulto entre
las piernas, observ�ndolo descaradamente desde mi situaci�n. Ese bulto estaba
provocado por nosotras, ya que todav�a no hab�a comenzado apenas a leer el
relato. Hubiera juntado en ese momento las piernas para aumentar mi excitaci�n,
pero Vicky se hab�a colocado de tal manera que cada una ten�a una pierna metida
entre las piernas de la otra, de modo que me dej� caer un poco y frot� mi sexo
como pude con la rodilla de Vicky, para luego sentarme otra vez. Ella me mir� y
nos sonreimos.


Peter segu�a leyendo palabras que yo conoc�a casi de memoria.
No dejaba de observar su mirada, ni de recorrer, siempre con los ojos, el cuerpo
de Vicky. Decid� apartar mi camis�n lo suficiente como para poder masturbarme
sin estorbos y comenc� a hacerlo suavemente dedic�ndoselo todo a mi cl�toris.
Vicky me imit� y Peter parec�a no desprender sus ojos del libro, pero su bulto
se hab�a hecho m�s prominente. Yo estaba empapada y hab�a contenido ya m�s de un
gemido, cuando por fin lleg� a la parte que m�s me gustaba, los protagonistas
del relato entraban en el coche.





Dentro, todav�a se qued� un instante mir�ndome. Despu�s,
en un movimiento perfectamente sincronizado, me meti� la mano izquierda
entre los muslos y la lengua en la boca y yo abr� las piernas y abr� la boca
y trat� de responderle como pod�a, como sab�a, que no era muy bien.





En ese momento pas� mi mano por su cara, gir�ndole hacia m�,
y le bes� lentamente con miedo a que se apartara, pero no lo hizo. Sent�a su
lengua c�lida con sabor a menta de dent�frico, abr� los ojos y vi los suyos
cerrados. Vicky nos miraba humedeciendo sus labios con la lengua y sin parar de
tocarse. Me apart�, y volv� a girarle la cabeza esta vez en direcci�n a Vicky,
que se le acerc� y comenz� a mordisquearle el labio inferior y poco a poco a
introducir su lengua. Vicky me miraba de forma descarada, adivinando lo que yo
sent�a por Peter. Me acerqu� a Peter y le mordisque� el l�bulo de la oreja. Le
susurr� que siguiera leyendo. Me coloqu� mejor, apoy�ndome sobre su pierna,
apoyando, como por descuido, mi mano cerca de su entrepierna y aprovech� para
rozarle con el me�ique y el anular. Sigui� leyendo. Vicky se inclin� hacia m� y
me bes� en la mejilla durante un tiempo que casi me pareci� infinito. Una de sus
manos se desliz� por el interior de mi muslo y su lengua ya se hab�a hecho due�a
de mi boca. Fue cuando comenz� a darme besos por el cuello cuando vi su otra
mano acariciando el enorme bulto de Peter, cuya voz se hab�a vuelto m�s lenta y
pesada.


Yo sent�a c�mo de mi sexo flu�an r�os de gloria, c�mo se
hinchaba y parec�a pedir a gritos que me penetraran.


Vicky sigui� bajando y esta vez necesit� las dos manos para
desabrocharme el camis�n, que durante toda la velada hab�a dejado al descubierto
mi cuerpo bajo su tela. Sabore� mis pechos que quedaron al descubierto,
excitando mis pezones y pude ver a Peter que nos observaba a intervalos. Por
f�n, Peter, iba a llegar al momento en que el protagonista de la novela se
desabrochaba la cremallera del pantal�n. A decir verdad me sorprend�a que
siguiera leyendo teniendo en cuenta lo que estaba ocurriendo delante de sus
mismas narices.


Tom� la cara de Vicky con ambas manos, subi�ndola para besar
sus labios y la obligu� a sentarse nuevamente sobre la pierna de Peter. Me
levant�, continu� bes�ndola y con la mano izquierda le sub� el camis�n, mientras
con la mano libre le quitaba el cintur�n a Peter, le desabrochaba el bot�n, y
cuando me arrodill� en el suelo besando los muslos de Vicky, baj� la cremallera
del pantal�n, apart� sus slips y saqu� con una mano su enorme instrumento. Ya
estaba saboreando los mullidos labios del chochito de Vicky mirando de reojo
c�mo mi mano recorr�a la polla de Peter. Le quit� el libro de las manos y lo
tir�, no recuerdo d�nde. Hund� un par de dedos en el interior de Vicky mientras
hac�a esfuerzos de valor para comenzar a hacer algo cuyo deseo se hab�a ido
multiplicando por momentos. Mir� a Peter que trataba de guardar el equilibrio en
la silla, nos cruzamos la mirada y me met� la punta de su polla en la boca,
sabore�ndola, empap�ndola, sintiendo su palpitaci�n, notando su sabor entre
dulce y salado, notando algo pegajoso que decid� tragar para que no me molestara
m�s. Mi boca comenz� a segregar m�s saliva, y me met� su polla entera en la boca
mientras con la otra mano procuraba mantener el ritmo de mis dedos entrando y
saliendo cada vez m�s mojados de entre las piernas de Vicky, que en un momento
pas� su pierna por encima de mi cabeza, apoyando su pie en la otra pierna de
Peter, en una posici�n casi inveros�mil. Me fui alternando entre ambos,
chup�ndoles, devor�ndoles, sabore�ndoles e incluso decidiendo qu� sabor me
gustaba m�s, envuelta en el perfume de sus flujos. Peter y Vicky se besaban
mientras yo les daba placer en sus respectivos sexos. Vi los vasos de leche
sobre la mesilla de noche y me acerqu� a coger uno, me llen� la boca y sin
tragar ni derramar una gota, me met� la polla de Peter nuevamente en la boca.
Solt� un grito de gusto y supe que me estaba mirando cuando pronunci� mi nombre
pidi�ndome que siguiera. Luego me tragu� la leche, me levant�, le bes� y le dije
que no se corriera todav�a. Me mir� sin comprender.


Tom� a Vicky por las mu�ecas y le hice levantarse y que se
pusiera a gatas sobre el borde de la cama. Le chup� las nalgas, su ano, empap�
mis dedos en saliva, y se los met�, devolvi�ndole el placer que me hab�a dado a
m� antes en el ba�o. Met� los dos �ndices tan adentro como pude, gir� la cabeza
y v� a Peter quit�ndose la ropa y dej�ndola sobre la silla. Arrastr� a Vicky
hacia m� de modo que puso sus pies sobre el suelo, y le obligu� a seguir
inclinada. Ella ya adivinaba parte de lo que le esperaba. Le susurr� al o�do de
Peter, que la follara por detr�s, me arrodill� en el suelo, me met� su verga en
la boca empap�ndola bien y luego la gui� con mi mano hasta el ansioso culo de
Vicky que dej� que deslizara dentro de ella. Peter comenz� a embestirla, yo me
tumb� en el suelo de modo que quedaba bajo ellos, con la mejor vista de la polla
de Peter entrando y saliendo del culo de Vicky, entrando y saliendo. Comenc� a
comerle el co�o desde aqu�, y Vicky solt� un gemido que deber�a haberse o�do por
todo el castillo si no fuera por las gruesas paredes de la habitaci�n y los
muebles que ahogaron la vibraci�n de su voz. No tard� mucho en correrse y pidi�
que par�semos. Se sent� al borde de la cama, me levant� y me bes� de una forma
tan euf�rica que s�lo pod�a ser que me estuviera dando las gracias por esa
noche. Hizo que me tumbara sobre ella, boca arriba en la cama y le dijo a Peter
que me follara.


All� me qued�, abierta de piernas esperando que me metiera su
hermosa polla, pero en vez de eso, cogi� uno de los vasos de leche y comenz� a
verterlo por todo mi cuerpo, comenzando por mis desnudos pies, chup�ndolos,
subiendo por los tobillos, chup�ndolos. Sent�a los labios de Vicky recorriendo
mi nuca y me sumerg� en pensamientos obscenos. Me imagin� a Cleopatra saliendo
de su ba�o de leche de burra, espectantes sus m�s fieles siervos comenzaban a
secarla con sus bocas, decenas de bocas lamiento su cuello, su espalda, sus
tobillos, sus pechos, sus muslos, su sexo y cuando estaba a punto de tener un
orgasmo Peter meti� su pene todav�a duro en mi mojada raja, lentamente. Cre� que
me iba a doler, como dec�a en el libro, pero record� que yo hab�a experimentado
ya ese dolor cuando mi compa�era del colegio de se�oritas estren� conmigo su
consolador de goma. Peter era mejor que todo aquello, la sacaba y la volv�a a
meter, mientras Vicky me besaba, jugaba con mis pezones, me acariciaba. En
algunos momentos, Peter sacaba su miembro y acariciaba mi cl�toris con la punta
de su polla para luego volver a penetrarme. Yo no pod�a hacer otra cosa que
estremecerme de gusto hasta que no pude m�s y vibr�, cerr� los ojos y sent� c�mo
mi cuerpo se deleitaba mientras me corr�a con Peter dentro de m�. Tuve que
agarrar a Peter abraz�ndole con piernas y manos para que parase un momento. Pero
apenas lo hab�a hecho, cuando �l se apart� sacando su polla de mi interior,
termin� masturb�ndose apenas un instante y sent� su esperma caliente cayendo
sobre mi vientre. Me qued� como hipnotizada viendo c�mo sal�an dos o tres
chorros m�s, me gustaba mirarle, corri�ndose encima de m�, hasta que la �ltima
gota parec�a que no quer�a caer. Me restregu� ese l�quido por el cuerpo,
meti�ndome los dedos de vez en cuando en mi boca sin dejar de mirarle. Era
extra�o su sabor, pero no me resultaba del todo desagradable, por lo que me
acerqu� hasta �l para dejar su instrumento bien limpio, mientras sent�a a Vicky
haciendo lo propio con mi vientre y luego se uni� a m� para chupar la verga de
Peter. Yo recorriendo una enorme vena que llegaba casi hasta la punta de su
polla, mientras Vicky se meti� sus test�culos en la boca. En un momento nos
besamos, intercambiando nuestras lenguas que lam�an el glande de Peter, miraba a
Vicky cuando me met�a la polla entera en la boca y luego se la ofrec�a y Vicky
jugaba con ella, masturb�ndole, pidi�ndo a Peter que se corriera. Ten�amos su
polla totalmente mojada con la mezcla de nuestras salivas cuando el juego
provoc� otra lluvia de semen que roci� la boca y la cara de Vicky, quien se ri�
y se relami� de gusto.


Y as� acabamos, extasiados. Peter se visti� y sali� de la
habitaci�n despidi�ndose con un beso para cada una. Nos quedamos Vicky y yo,
bajo las pringosas y mojadas s�banas que decidimos apartar, pero eso fue peor o
mejor, no s�. Volvimos a vernos desnudas, nuevamente, con nuestras mentes
sedientas de sexo y volvimos a acariciarnos la una a la otra, a besarnos y
provocarnos mil orgasmos. Acabar euf�ricas y agotadas, cosa que pagamos al d�a
siguiente con un sue�o tremendo. Pero daba igual, hab�a que aprovechar la
ausencia de mis padres y vaya si la aprovechamos.



Vicky sigui� durmiendo en mi cuarto hasta el d�a en que
vinieron mis padres. Peter era nuestra escolta cada vez que ibamos a ba�arnos al
lago dentro de nuestras tierras. Pero no le recomiendo a nadie practicar
penetraciones dentro del agua.


Mis padres todav�a est�n en casa, pero dentro de poco van a
ir a visitar a unos familiares. Yo he preferido quedarme en el castillo, y mi
mente se est� abriendo a nuevas posibilidades.



Si quieres... est�s invitada a mi castillo.




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Relato: El Castillo
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