Relato: Mario y yo Acaba de terminar de almorzar con mi mujer Mauricio, estaba
pensando en darnos una ducha y luego hacer la siesta, era un d�a muy caluroso,
no tenia deseos de salir a encontrarme con mis amigos, nuestras siestas eran muy
reparadoras y excitantes, luego de la ducha y antes de dormir pensaba cogerme a
mi Mauro, bese a mi mujer y le dije que subir�a a ducharme, que la esperar�a en
el ba�o mientras ella terminaba de lavar la loza, no bien hab�a terminado de
desnudarme cuando sent� el timbre de la puerta, no deseaba ver a nadie, solo
deseaba estar solo y darle una rica cogida a mi mujer, me fascina el ano
apretado y delicioso de el, es la mejor funda para mi gruesa herramienta.
Desnudo baje a la cocina para decirle a Mauricio que se
desasiera de quien fuera, tal vez un inoportuno vendedor, ella agarro mi tallo,
me dio un corto beso y se dirigi� a abrir la puerta, eran Mario y Cindy,
r�pidamente y a escondidas sin que ellos se percataran sub� a mi cuarto a
vestirme maldiciendo y al rato baje a saludarlos. Ven�an a que los acompa��ramos
a hacer unas compras, yo tenia ganas de todo menos de salir, as� que me disculpe
aduciendo que no me sent�a bien pero que con gusto mi mujer los podr�a
acompa�ar, ella me miro un poco enojada, pues al igual que yo no deseaba salir,
se perder�a nuestra siesta y mi raci�n de verga y leche, se decidieron a partir
los tres y no pude dejar de observar el fenomenal culo de Cindy dentro de su
ajustado pantal�n de licra blanco, sabia que entre sus nalgas escond�a su
monstruosa verga, tan pronto se fueron, sub� a mi cuarto, me desnude y me di una
ducha, hacia mucho calor, empec� a acariciarme el miembro pensando en la
magnifica herramienta de Cindy, decid� masturbarme y me acost� en la cama
lubricando toda mi polla con aceite mientras me dispuse a ver uno de mis videos
preferidos, obviamente de hermosos y bien dotados machos cogiendose entre si,
estaba absorto viendo la cinta y observando como mi tranca empezaba a engordarse
y levantarse, descorr�a mi pellejo observando mi propio liquido preseminal, pase
mis dedos por la punta recogi�ndolos y llev�ndolos a mi boca, su sabor entre
salado y agrio me calentaban mucho, estaba a punto de lubricar mi ano para darme
dedo mientras me masturbaba, cuando son� el timbre, de mala gana me puse una
pantaloneta y una camiseta, baje acomod�ndome mi tranca, abr� y era Mario, se
hab�a devuelto, prefer�a quedarse charlando conmigo a acompa�ar a dos chicas a
hacer compras, subimos a mi cuarto y no ca� en cuenta de la pel�cula que estaba
viendo, aunque total no me importaba, Mario era mi ex amante y nos encantaba
cogernos, el es un hombrazo de 38 a�os, un tanto curtido por el sol, con la cara
afilada, bigote ancho y bien poblado, pelo negro, espaldas anchas y firmes,
barrigoncito como todo buen cervecero, pero moderado; cintura estrecha y nalgas
apretaditas. Su hermoso vello le cubr�a todo el pecho, la espalda y los brazos.
Hab�a tenido infinidad de oportunidades de gozar con el y sentir aquella caricia
de sus vellos, era algo mezclado entre tierno y caliente.
Mario se acomodo con total naturalidad sobre la cama frente a
mi, viendo pasar la cinta y la cercan�a de aquel hombre, siento que mi paquete
empieza a tomar cierta dureza, y comienzo a desear acariciarme por encima de la
ropa la entrepierna y el pecho. Al cabo de unos 10 minutos ya siento que deseo
ser uno de esos actores, dando y repartiendo sus gruesas y largas herramientas
en aquellos fant�sticos y peludos anos, le pregunto a Mario si desea que apague
el TV y vayamos a la sala a tomar algo.
-Mira, terminemos de ver la pel�cula, de todas formas todos
se han marchado, y yo tambi�n quiero verla tambi�n, qued�monos aqu�- dice
mientras me pone su largo y velludo brazo por sobre mi cuello atray�ndome mas
hacia el, aquello me excitaba y para disimular la cosa, me aparto un poco y le
digo: -ver� si encuentro algo de beber en el bar-.
Mientras la pel�cula sigue rodando, me paro y al rato vuelvo
con dos vasos llenos de wisky, y le extiendo uno de ellos. Al tiempo que me
siento a su lado, el se desabrocha la camisa, dejando ver todo su pecho peludo y
musculoso. Mientras bebo, voy mirando de refil�n como su paquete va creciendo, y
el sin ning�n disimulo se lo toca de vez en cuando para acomodar su potente
miembro, como para evitar que le rompa el pantal�n. Para estas alturas, entre el
trago y la pel�cula me sent�a muy excitado, cog� su brazo y volv� a pasarlo por
mi cuello, me arrellane cerca a el aspirando el olor a macho que manaba de su
pecho, volteo mi cara y me dio un delicioso beso, comi�ndome los labios y
penetrando con su lengua mi boca, al tiempo que me relajo y paso tambi�n a
comerlo. Era algo tierno el besarnos mutuamente, saborear nuestras bocas, sentir
la respiraci�n del otro en pleno rostro, y como el ritmo de �sta iba creciendo
junto a los sonidos ahogados y el movimiento curioso de nuestras lenguas.
Sin apartarnos, comienzo a recorrer con mis manos su cuerpo,
su vellosidad que tanto hab�a deseado. Siento que sus tetillas est�n duras y las
pellizco, mientras se queja y su respiraci�n se hace m�s agitada. Se separa de
mi y me dice: "Ch�pame las teticas, papi". Enseguida me puse en acci�n, termin�
de quitarle la camisa, y pude ver que sus pezones los tenia duros y paraditos.
Con mi lengua le marcaba c�rculos, y mientras mojaba y chupaba, acariciaba su
vientre por todos lados. Los escalofr�os que tantas caricias le provocaban hac�a
que se le pusiera la carne de gallina y se erizara como un bosque que renace.
"Sigue bajando cari�o" le o� decir. Zafando su cintur�n y pantal�n pude observar
que el bulto era sorprendente, yo sabia muy bien lo que all� se escond�a, al
bajar la bragueta, se levant� un poco para bajar su pantal�n hasta el suelo.
Se marcaba algo grande, grueso y delicioso bajo su b�xer
ajustado y blanco que llevaba, y al acercar la cara para jugar con el por encima
de la tela, notaba el pulsar de su sangre, el olor a sexo caliente que desped�a
y lo ancho de su cuerpo. Lo mord�a con los labios, desde la base hasta la punta,
y lam�a sus bolas, pasaba la lengua sobre la tela recorriendo su extremidad. Ya
ve�a que el b�xer se mojaba con mi saliva y sus jugos, cuando decid� bajarlo y
liberar aquel portentoso tallo de su prisi�n.
Al sacar los b�xer, su descomunal y rico pene qued� libre y
erguido al aire, su tallo venoso y ancho deb�a tener el grosor de una lata de
cerveza y sus 23 cms eran impresionantemente hermosos, no pod�a agarrarlo a dos
manos, no era circuncidado, y su cabeza era ancha como el cuerpo, bien formada y
estaba muy roja de la excitaci�n. Al correr el capullo, se descubri� su gordo
glande mojado, deseoso de ser tragado. No le di mucho tiempo, comenc� a pasar mi
lengua a lo largo del cuerpo, por los lados, la cabeza rodeaba con mi lengua y
daba movimientos circulares.
Era tanta la excitaci�n que ten�a Mario, que sus contracci�n
la sacaban de mi boca, pero r�pido la volv�a a atrapar. Segu� bajando a sus
huevos, redondos y peludos, entr�ndole suavemente, chup�ndolos como caramelos.
Segu� bajando, le alce una de las piernas para poder besar y leng�etear detr�s
de sus bolas, buscando su ano. El olor que proven�a de all� era algo atractivo,
pero quise dejarlo para tarde, no tenia af�n.
Volviendo al inicio, devor� completo el grueso y rico tallo
de aquel instrumento de placer, saboreando su cabeza, jugando con mis labios en
ella, y bajando y subiendo con sus manos acariciando mi cabeza y dando ritmo a
mi trabajo, mordiendo y presionando con mis labios, como quien quiere sacar todo
aquel calor febril que conten�a. Sus quejidos eran ahogados, pidiendo que fuera
suave, que le gustaba mi trabajo, que no me apurara, que tomara todo lo que
quisiera, que era un excelente chupador y que el me iba a complacer en todo,
teniendo los huevos en mis manos, percat� que tuvo una contracci�n fuerte, y que
el l�quido preseminal estaba llegando con m�s frecuencia, as� que me retir�
mientras el se relajaba.
Me levante del suelo. Atrayendo mi cuerpo hacia el me saco la
camiseta para chupar mis tetillas, gordas y suaves. Mientras hac�a esto, sac� mi
pantaloneta y los b�xer. Chupando suavemente mi erecta verga, ya h�meda de tanta
fantas�a y trabajo, devolvi� todas las caricias que le hab�a dado prodigado
anteriormente. Al tiempo que segu�a en esto, introdujo dos de sus dedos en mis
nalgas, buscando mi culito cerrado, se mojo uno de sus gordos dedos primero, y
lo fue introduciendo primero. Yo me sent�a en el s�ptimo cielo, no sab�a que
hacer con tanto placer, pues esa combinaci�n de mamada y penetraci�n es letal
para mi cuerpo. Cuando sinti� mi culo un poco m�s relajado dijo: "Date vuelta y
mu�strame tu culito amor".
As� lo hice, y de nuevo el trabajo en mi culo fue de
campeonato, fant�stico!!!. Esta vez no era un dedo, sino dos, y teniendo en
cuenta que sus manos grandes pose�an gruesos dedos, entraban y sal�an
suavemente, haciendo c�rculos, tocando mi pr�stata, y mientras llenaba de besos
y mordiscos mis ansiosas nalgas Cuando ya estaba todo relajado, beso mis nalgas
tiernamente, se sent� en el borde de la cama y se reclin� hacia atr�s y dijo:
"Ven, si�ntate sobre mi verga, metetela".
Cuando vi su deliciosa y gruesa barra totalmente erecta y
palpitando, esta estaba mojada por su saliva, pues lo hab�a mantenido duro
mientras degustaba mi ano. Cogiendome de la cintura con una mano fue guiando mi
sentada sobre la caliente barra mientras con la otra dirig�a ese hermoso animal
hacia mi ano. Mario empez� a pasar su ensalivado y h�medo glande por mi ano,
cog�a su polla con una mano y la restregaba deliciosamente en mi palpitante
ojete, la deseaba ya!!!!, su glande comenz� a introducirse, la cabezota no
entraba f�cilmente, as� que tuve que intentarlo poco a poco, hasta que sent�
finalmente como aquel clavo caliente hab�a comenzado a penetrar mi interior. "Tu
ano es el estuche perfecto para mi verga amor" me dijo, mientras besaba mi
espalda y segu�a ayud�ndome a bajar. Poco a poco fui dejando que todo su cuerpo
se uniera al m�o y dejar que mi culo se acostumbrara a su nuevo due�o. Esto
suced�a, y mi Mario me acariciaba las nalgas, me pellizcaba las tetillas,
haciendo que me contrajera todo y apretara m�s su gordo y rico miembro.
Me encontraba de espaldas a el, totalmente ensartado en su
rico miembro, separe mis piernas y empec� a moverme sobre el, primero
lentamente, para acostumbrarme a su grosor y descomunal tama�o y que �l se
sintiera m�s complacido. "Lento mi amor, dame todo tu calor, as�, aprieta m�s,
que culo m�s rico tienes, suave y caliente" eran frases que dec�a mientras el
segu�a adelante, cogiendo m�s ritmo. El placer m�o no se limitaba a sentirme
lleno de su verga dentro de mi dilatado y caliente ano, pues con una de las
manos me acariciaba mi verga, dura como roca de tanto placer y mojado como
nunca. La marcha sigui� aumentando el ritmo, ya su cuerpo sal�a casi completo
dejando solo la cabeza y dej�ndome caer con br�os sobre �l en cada retorno a su
maravillosa tranca, su descomunal polla oradaba mi esf�nter de una manera
deliciosa, sent�a su herramienta caliente abri�ndose paso en mi interior, me
recost� totalmente colocando mi espalda en su pecho, su mano no dejaba de
acariciar mi verga totalmente mojada mientras aumentaba sus deliciosas
embestidas, nos colocamos de lado, abr� mis piernas colocando una sobre la de
el, su lengua busco la m�a, h�meda, caliente, ansiosa, respond� a su beso con
muchas ganas, su verga me atravesaba delicioso, el me dec�a "Sigue... sigue...
ya est�s llegando... ah� viene tu premio... ya est� llegando ... ah .... ah....
aaaaaagghhh!!!. De pronto me detiene, me aprieta hacia el, mientras siento que
las contracciones de su rica verga en mi interior viene acompa�adas de un calor
que inunda mi cuerpo, y completados de sus tiernos mordiscos en mi espalda y
cuello, aprieta mis pezones duros y siento con m�s ternura la descarga de su
portentosa herramienta, r�os de semen caliente inundan mi ano.
Terminan sus espasmos y me quedo acariciando sus huevos que
quedan justo debajo de los m�os para esa posici�n. Al sentir que est� saliendo
de mi interior, me retiro lentamente. Estoy tan abierto para esas alturas que no
puedo evitar que parte de su semen salga al exterior y me corra entre las nalgas
y un poco m�s.
Me quedo frente suyo y mi deseo me dice que debo dejar limpio
aquello que ha quedado embarrado, y con mi lengua me dispongo a limpiar su
vergota agotada, con pases tiernos de mi lengua, saboreando aquella mezcla rara
de semen, culo y sudor, algo salado y dulz�n al mismo tiempo.
Mir�ndome a la cara y con visible agotamiento me dice: "Ahora
me toca a mi, quiero que me cojas bien rico", y diciendo esto, se tira
completamente hacia atras, alzando sus pies y mostr�ndome aquel lugar que antes
hab�a explorado, pero que hab�a dejado para otro momento. La visi�n era
atractiva. Sus huevos estaban relajados y ca�an sobre el nacimiento de las
nalgas, tremendamente pobladas en esa zona. Me dispuse a masajear ese camino a
la gloria con mi lengua, sintiendo nuevamente los quejidos de Mario. Segu�
bajando y llegue al lugar justo para un beso negro, tierno, largo y h�medo. Poco
a poco fui cambiando su sabor a sudor por mi saliva, levantando m�s aun sus
piernas y abriendo m�s las peludas nalgas que ten�a. Con mi lengua fui
penetrando su interior y las contracciones de su ojete eran evidencia de lo que
sent�a, luego fui aplicando poco a poco mis dedos, todo embadurnados de saliva y
mucosidad interior, hasta que me dijo: "Ahora, dame lo que tienes, d�melo todo,
ensartarme".
Me arrodille de forma que mi glande quedara a la altura de su
ojete, poco a poco fui clav�ndole mi polla, algo m�s de 21 cm, gruesa y algo
cabezona, en su culito tierno; fui penetrando y sintiendo el calor que estaba
guardado para mi en su interior. Cuando llegue a pegar mis huevos a sus nalgas,
sent� que ya estaba todo dentro, que era mi hora de galopar sobre aquel peludo
corcel. Lentamente fui movi�ndome, disfrutando cada embestida "Este es el culo
m�s rico que he cogido en mi vida, apri�tamela para que disfrutes". Esas eran
las frases de placer que me ven�an a la menta y libre de ataduras las dejaba
escapar, sintiendo que su efecto eran de placer en mi tranca. A estas alturas el
garrote de Mario ya estaba duro y se lo masajeaba al mismo ritmo m�o.
Fui subiendo el ritmo poco a poco y sin darme cuenta de que
cada golpe me acercaba al final. "Que rico lo tienes, calientito, te lo voy a
dejar llenito para que no pases hambre.... toma tu lechita papi... t�mala....
ah... aaaahh!!!. Y de pronto todo mi cuerpo se estremeci� y comienzo a tener una
corrida tremenda, provoc�ndome espasmos deliciosos, pero me da tiempo a sacarlo
de su culo, acercarme a su cuerpo, coger las dos vergas con mis manos y seguir
masturb�ndolo. Todo mojado mi polla de semen y el del que estaba lleno de
preseminal, hacia que los dos fueran m�s sensibles las caricias que le daba con
mis dos manos. Con tanto movimiento y caricias provoc� que de repente un
metrallazo de leche le cruzara el vientre a mi amante.
Mientras su leche segu�a brotando, yo segu� jugando con ambas
vergas, moj�ndolas con el semen de los dos. Cuando hubo terminado, cogi� una de
mis manos y la llev� a su boca, limpi�ndola con su gran lengua, al tiempo que yo
hac�a los mismo con la otra, probando nuestros dos sabores juntos. Nos abrazamos
y nuestros cuerpos se untaron con el semen que hab�a disparado mi verga. As�
estuvimos un rato, abrazados y morre�ndonos, compartiendo nuevamente nuestras
lenguas y nuestros sabores .
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Relato: Mario y yo
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