Relato: Tortilla en la oficina





Relato: Tortilla en la oficina

Tortilla en la Oficina.


Ayer sal� a las once de la noche de la oficina. No cre�is que
me qued� trabajando. No. Sal� tan desali�ada y traspuesta que esper� a que no
pasara nadie por la calle para abrir el coche y dirigirme a casa. Tuve que
inventarme una excusa con la que enga�ar a mi marido, pues no me atrev�a a
contarle la verdad. Al final me invent� que hab�a tenido una seria discusi�n con
Eva y hab�amos llegado a las manos.



Bueno. No fue eso precisamente lo que ocurri�. Desde que
Sonia entr� en nuestra sucursal hace un par de meses procedente de una sucursal
de Castilla Le�n, me sent� abrumada por su personalidad. Mi nombre es Sonia,
vivo en Melilla. No dar� mas detalle por que esta es una ciudad peque�a y no
quiero l�os. Soy una chico rubia, de pelo lacio y largo. Tengo treinta a�os y
dos hijos, uno de cuatro y el otro de dos. Trabajo en oficinas. A pesar de los
dos partos, me conservo muy bien, pues me he preocupado mucho por mi figura. Soy
de pecho bien puesto y moderadamente generoso, mido 1,70 mts y peso 63 kgs, as�
que se puede decir que estoy delgada. Mi marido dice que tengo un culo perfecto
y yo noto que cuando me pongo unos pantalones ajustados, los t�os se paran y se
dan la vuelta. Soy de ojos marrones claros, de cara redonda y labios sensuales.
M�s gordito el de abajo que el de arriba.



Eva vino hace un par de meses y se fue esta ma�ana. La han
trasladado a un sitio mejor, en la pen�nsula, cerca de casa. Desde el primer
momento hicimos muy buenas migas. Nos �bamos a desayunar juntas y se tomaba un
inter�s que me halagaba, por mis cosas, mis opiniones... Ella me contaba cosas
de los muchos sitios donde hab�a vivido. Estaba casada, pero su marido viv�a en
M�laga. Se viv�an cada quince d�as. No quiero aburr�os con cosas que me
servir�an para desahogarme, pero que quiz�s para vosotros no tengan inter�s. Os
contar� que una vez me confes� que su marido se hab�a estado acostando con una
amiga suya



-�Imag�nate, el pill�n! �Con mi mejor amiga!.- Dec�a mientras
se re�a. Yo no comprend�a lo motivos de su jocosidad.



-Pero Eva...�No te irrita tu marido? �No te pones celosa?.-


- �Yo?...�Pero si esa chica es un saco de huesos! �Mi marido
lo ha hecho para divertirse... y luego cont�rmelo!


- �Cont�rtelo?.-


-�Ay querida! �Tu no lo entiendes! �Nosotros tenemos una
relaci�n muy particular! �No me puedo enfadar por que yo tambi�n me como lo que
se me pone por delante y mi apetece! �es un est�mulo m�s!.-


-Pero... aparte de eso... �No temes que te peguen algo? �O a
quedarte pre�ada?.-


- �Jajaja! �Ay, cari�o! �Yo selecciono muy bien a mis
v�ctimas... esto es... a mis amantes!-



Sigui� riendo un rato y luego mantuvimos un rato de silencio,
al final habl� ella. No se si tem�a que yo dijera algo en la oficina o qu�.- Yo
selecciono muy bien a mis amantes. El sexo que yo practico lo realizo de manera
que no me puedo quedar embarazada ni me pueden pegar cosas raras, adem�s.-


-�Lo haces con preservativo o qu�?.-


-�Jajaja! �Si tu supieras! �jajaja!.-



No le hice mucho caso a Eva y desde luego, procur�
distanciarme de ella. Empec� a dejar de ir a desayunar. Ella se dio cuenta pero
no me pidi� explicaciones. Me daba un poco de pena pero me pareci� de repente
tan relajada de moral. Se iba sola a desayunar hasta que comenz� a ir con un
compa�ero. Un chico casado. No s� si me pude un poquito celosa o me molest�
realmente aquello por pensar que iba a meterse en un matrimonio. S�nchez era un
hombre muy formal pero ya se sabe que con los hombres nunca se sabe.



M�s de una vez nos cruzamos las miradas. Yo no se la pod�a
sostener. Es que ten�a tanta personalidad. Era una muchacha muy rubia, de ojos
azules y p�mulos marcados. Ten�a el pelo lacio y med�a tres dedos m�s que yo,
aunque despu�s de ponernos los zapatos, pod�an subir a seis o siete. Cuando nos
cruz�bamos en el pasillo y la saludaba, ten�a que subir la mirada y apartarla
r�pidamente. Se me quedaba mirando fijamente hasta conseguir ruborizarme.



Vest�a de una manera muy formal, siempre con traje de
chaqueta. Debajo pod�a llevar una blusa o un su�ter, y siempre peinada con un
mo�o y perfectamente arreglada. Yo nunca he ido as� a la oficina. Me cojo el
pelo con unas pincitas detr�s y ya est�. Me pongo una falda y un su�ter
escotado. Voy mucho m�s informal, y desde luego, lo que no hago es ponerme esos
taconazos. Unos zapatos de dos o tres dedos y ya est�.



Bueno, hace unos d�as, nos dieron la noticia de que Eva la
trasladaban a C�rdoba, mucho m�s cerca de su marido. Todas las felicitamos. Yo
la verdad es que me alegraba. No ten�a nada contra ella. Simplemente me asust�
por lo que me cont�. Le d� un par de besos y me mir� fijamente. No era una
mirada de rencor. En aquel momento le quit� importancia pero ahora puedo decir
que me deseaba.



Un d�a me fui a desayunar con ella, en vista de que nos
quedaba poco y ya no ten�a nada que temer de sus ideas. Recuerdo que durante el
desayuno me mir� fijamente y me dijo.- Antes de irme tengo que hacer una cosa.-



-�El que?.- Le dije sin conceder demasiada importancia a su
frase


- Me lo tengo que hacer con la persona que me gusta de la
oficina.-


-�Oye! �Deja a S�nchez! �Est� casado!



Eva comenz� a reir -�Con S�nchez? �Jajaja!.-


-�Ah! �No es S�nchez?.-


-No.-


-�Y se puede saber qui�n es?.-


-�Ni te lo imaginas!.. Ya te lo dir� cuando sea el momento.-



La verdad es que no me lo imaginaba. Eva volvi� a buscarme
para ir a desayunar y me volvi� a contar algunas cosas que me hac�an estar a
disgusto a su lado. Lo peor es que deb�a pensar que no me iba bien con mi
marido, o le daba igual.



-�Cu�ndo te vas?-


- Me iba a ir ma�ana pero he hablado con el jefe y me voy a
quedar tres d�as.-


- �Oye! �Celebraremos una comida!-



Hace dos d�as encend� mi ordenador. Al cabo de unos instantes
apareci� en la pantalla una foto horrible. Eran dos mujeres. Una estaba desnuda
totalmente, morena, muy delgada y a cuatro patas. La otra estaba detr�s suya, en
cuclillas. Ten�a puestas unas botas y una especie de faja. Al principio s�lo la
v� muy junta a la otra chica. Era rubia y muy delgada tambi�n. La respiraci�n se
me cort�. Me puse de todos los colores. Me tap� la cara y volv� a mirar la foto
abriendo los dedos de la mano. Ahora me daba cuenta de que la rubia se estaba
follando a la morena. �S�! �Le estaba metiendo un palo que llevaba pegado a la
faja!.



La cara de la morena estaba descompuesta. Deb�a o al menos
parec�a que se estaba corriendo. Los compa�eros se dieron cuenta de mi cara y se
acercaron. Para unos no dej� de ser una broma de mal gusto. Para otros era algo
que no deb�a hacerse entre compa�eros de trabajo. Lo que nadie acert� es a
encontrar al guarreras responsable. Nunca se me pas� por la cabeza que pudiera
ser una mujer.



Me puse un poco hist�rica y cabreada, sobre todo porque tuve
que acudir a un compa�ero para que me quitara aquella foto de la pantalla. El
caso es que al poco tiempo, despu�s de ir al servicio, volv� a ver otra foto, en
mi pantalla . Era una continuaci�n de la otra, con la diferencia en que la
morena miraba para atr�s como esperando que la rubia se lo metiera. Toqu� el
rat�n y la foto desapareci�. Era el salvapantallas. Yo mismo lo quit� esta vez.
Eva me vio tan cabreada que me cogi� para ir a tomar caf�.



Ante de ayer me sent� observada. Levant� la vista y me d�
cuenta que Eva me miraba fijamente. Ten�a unos clip en la mano con los que hab�a
hecho una pulserita a la que daba vueltas mientras mov�a su asiento ritmicamente
de izquierda a derecha. Cuando se dio cuenta que la estaba mirando me apart� la
mirada. Por la tarde fui a buscar un clip para agrupar unos folios y lo tuve que
hacer con una grapa. Ya no quedaban clips en toda la oficina.



Ayer por la ma�ana le advert� a mi marido que no me esperara
a comer. �bamos a celebrar la marcha de Eva a C�rdoba. Nos juntamos todos y lo
fu�mos a celebrar a un restaurante. Bebimos bastante, un poco inconscientemente.
Eva no paraba de llenarnos el vaso. A m� y a todos. Nos pusimos muy alegres.



En un momento dado comenzamos a bailar. Eva nos miraba
acompa�ada del jefe, al otro lado del local. Ambos estaban sentados y los ve�a
hablar. �Ser�a el jefe su objetivo amoroso?. La salud�. No me quitaba ojo. Me
devolvi� el saludo con una medio sonrisa. Cuando ya cansada me sent�, el jefe me
pidi� que acompa�ara a Eva a la oficina. Ten�a que llevarse a M�laga unos
informes y como le pillaba de paso y yo sab�a donde estaban... Ser�a cosa de un
rato, me aseguraba Eva.



Me qued� un poco cuajada, aunque Eva no paraba de darme de
beber. Yo no quer�a, por que no iba a dar pi� con bola en la oficina y no quer�a
llegar a casa bebida. A las cinco empezaron a marcharse los compa�eros y despu�s
de despedirse de todos, me cogi� del brazo y me dijo al o�do.- �V�monos a la
oficina! �Para ti tengo una despedida especial!.-



Fuimos en su coche. Yo hab�a dejado el m�o frente a la
oficina, as� que en el fondo me ven�a bien que me llevara hasta all�. No me
pareci� que sucediera nada raro en el coche. La verdad es que estaba un poco
empuntada. Abrimos la oficina. Eva se empe�� en cerrarla. �Es para que no entre
nadie a molestar... Ya sabes... en cuanto ven la puerta abierta se cuelan.- �



Encend� el ordenador y de repente me d� cuenta que el rat�n
no funcionaba. � No se mueve la flecha.-



Eva me miraba desde el otro lado de la mesa. La not�
alterada. Se dirigi� hacia m� y se puso a mi lado. -�A ver?- Me dijo tomando mi
rat�n. Puso su mano sobre la m�a. La apart� con rapidez. Sent� su perfume que me
embriagaba al acercarse a m�.



- Coge el rat�n con las dos manos.- me dijo con tal suavidad
y seguridad que obedec� sin rechistar. Lo ten�a as�, entre las dos manos cuando
de repente, Eva tir� del cable del rat�n hacia ella y sali� sin dificultad.
Estaba suelto. No me dio tiempo de reaccionar. Es decir, no pensaba que tuviera
que reaccionar. Eva tom� el cable y dio r�pidamente un par de vueltas alrededor
de mis mu�ecas con �l. Me amarr� y apret�. Me quej�. -�AY! �Qu� haces!-



-�Por favor, su�ltame! ��Qu� est�s haciendo?!.- Le repet� sin
alar demasiado la voz. Lo tom� como una broma pesada. �Qu� pretend�a Eva?
�Robarnos?. Me miraba con cara triunfante, chula. Me fui a levantar pero sent�
ambas manos sobre mis hombros y me oblig� a sentarme otra vez. Quise levantarme
y golpearla con las manos amarradas por el cable del rat�n, pero me fue
imposible pues estaba sentada sobre el rat�n y r�pidamente volvi� a poner sus
manos sobre mis hombros. Entonces para evitar que me levantara, puso sus zapatos
sobre mis muslos. Clav� ligeramente sus tacones en m�, lo suficiente para
hacerme sentir una leve sensaci�n de dolor que me hac�a desistir. Entonces alc�
la voz -���Que me sueltes!!!.-



Sent� la palma de la mano de Eva sobre mi cara, enrojecida
ahora por el fuerte bofet�n. Me mare� un poco. Guard� silencio por que estaba un
poco fuera de juego y por que por f�n Eva parec�a quererme dar una explicaci�n.



-Est�s muy guapa, Sonia. Muy guapa. Una pena que no quisieras
ser mi amiga-


-�Pero yo si quier... !.-


-�Chisssss!.- Eva me mand� callar poniendo su dedo en medio
de mi boca y apretando sus tacones sobre mi muslo y prosigui� su discurso.- No
has querido que seamos amigas y t� y yo lo pod�amos haber pasado muy bien... Te
hubiera hecho sentir cosas que no hab�as sentido nunca. Ahora es nuestra �ltima
oportunidad. Vas a jugar a lo que yo te diga por las buenas o por las malas... Y
por las malas tengo muy mala leche... -



Y al decirme esto me tom� la mand�bula entre su mano y me la
levant�. Me miraba fijamente y yo le apart� la mirada asustada. �Vas a ser una
zorrita obediente y sumisa �Verdad?.- No le respond�



-�Muy bien! �Eso es lo que quiero! �Que te quedes
calladita!.-



Eva tir� del rat�n que ahora ten�a entre las manos y me
orden� que me pusiera de pi�. Me puse de pi� y esper� mirando al suelo su
pr�ximo deseo que no tard� en llegar - �Metete las manos en las bragas y
acar�ciate! �Vamos � ��A qu� esperas?!.-



No le hice caso. Permanec� quieta. Ella continu� con su
juego.- Ya te he dicho que me pongo de muy mala leche cuando me cabreo.- Eva
cogi� el rat�n y desabroch� la cremallera de mi falda. Tir� de ella hacia abajo
y la falda suave y escurridiza se desliz� desde mi cintura. Y pensar que la
estrenaba para ir a su fiesta de despedida. El su�ter me llegaba un poco por
debajo del ombligo. Eva me ve�a las bragas y yo era consciente.



No recuerdo que me importara mucho, pues todav�a no hab�a
asimilado lo que Eva deseaba hacer conmigo. Me sent� un poco humillada cuando me
orden� que me diera la vuelta. Fue cuando estaba justo a mi espalda y tom� la
parte de arriba de mis bragas para subirlas cuanto pudo cuando me percat� de que
quiz�s lo que pretend�a era algo m�s que darme una lecci�n de compa�erismo.



Efectivamente. No serv�a de nada que me opusiera a las
�rdenes de Eva. Separ� mis bragas de la piel de mi vientre y dej� caer el rat�n
dentro. Despu�s se puso de pi� y sent� un escalofr�o al sentir su mano
introducirse por detr�s y por primera vez not� sus dedos en mi sexo, pero lo
cruzaban furtivamente, pues lo que pretend�an era capturar el rat�n que pas�
entre mis muslos en direcci�n a mis nalgas primero y luego fuera de mis bragas
por detr�s. Sent� un alivio que pronto se disip�, pues el tacto con el rat�n
hab�a desaparecido de mi vientre, pero ahora sent�a el cable del perif�rico
atravesar la parte baja de mi cuerpo desde delante hacia detr�s. Un tir�n de Eva
hizo que mis manos bajaran y que el cable se me hincara en el sexo y se metiera
entre las nalgas.



Sent�a una sensaci�n muy molesta y me quej�.- �Ay! �Me haces
da�o!.- Eva sonri� y apret� una quijada contra la otra dando de nuevo un fuerte
tir�n.. Ya no me quej� m�s.



EL borde de la braga estaba a la altura de mi cl�toris por el
efecto del cable del rat�n que tiraba de las mano hacia abajo. Se me ocurri�
tapar mi sexo con mis manos introduci�ndolas dentro de las bragas. El dolor se
acab� pues el cable ahora tropezaba con mis dedos, pero aquello era una derrota
en realidad, como me advirti� Eva.- �Has visto? �Al final la mano ha acabado
donde yo te he dicho!.-



Eva tir� del rat�n de golpe por la parte delantera y el rat�n
sali� con fuerza. Luego lo enroll� en el brazo de mi sill�n y as� me obligaba a
no separarme de �l, ya que para moverme de pi�, ten�a que arrastrarlo. La v�
separar el auricular del tel�fono. Sali� el auricular y el cable lleno de
bucles. Me sent� en sill�n y me pidi� que abriera la boca. No me esperaba que al
abrirla colocara el auricular atravesado en mi boca. Como estaba sentada, no
pod�a retirar la cabeza. El cable helicoidal pas� por detr�s de mi cabeza un par
de veces hasta que Eva se asegur� que no lo soltar�a de mi boca. Yo ya no pod�a
hablar. Mis quejidos eran unos sordos "hujjj hujjj" que ya no alertar�an a
nadie.



Eva se puso delante de m� echando mano a mi cintura. La sent�
coger los bordes de mis bragas y me comenc� a rebelar como me ten�a que haber
rebelado desde un principio. Le d� un par de patadas y la escuch� quejarse.
�Esta bien... �Tu lo has querido!.-



La vi de nuevo trasteando, pero esta vez detr�s del
ordenador. Apareci� con el cable de conexi�n a la red en la mano. Me agarr� una
pierna y me la at� a una de las patas horizontales de la silla giratoria. Fue
in�til mi resistencia. Finalmente me atrap� la pierna y pasando le cable por el
tobillo, me la at�. La otra pierna le fue mucho m�s f�cil. Hecho esto, volvi� a
tomar los bordes de mis bragas y las baj�. Le cost� sacarlas de mi cintura al
principio, pero luego salieron sin dificultad de mis muslos y cruzaron las
rodillas. Sent� crujir las costuras cuando me las baj� hasta los tobillos.
Luego, cuando al fin me liber�, me d� cuenta de que me las hab�a dado de s�..



Eva se puso de rodillas frente a mi regazo. Mi sexo estaba
desnudo frente a ella. Lo �nico que pod�a hacer era intentar juntar los muslos.
Fue in�til. Vino con otros cables de conexi�n a la red y me las at� cada una de
ellas, al brazo de mi sill�n. Su cara ascend�a entre mis muslos. Su pelo me
hac�a cosquillas, sus mejillas me quemaban y por fin, sent� como sus manos
atrapaban mis nalgas y me obligaban a curvar mi espalda. Su lengua impact�
directamente en mi raja. Me sent� morir de gusto y de verg�enza.



Eva sab�a hacerlo muy bien. Su lengua me estimulaba el
cl�toris una y otra vez y se paseaba por la raja a todo lo largo. Empec� a
sentir como si un fuego ardiera en mi vientre. Quer�a evitarlo, pero si bien no
era consciente de mi humedad, si me daba cuenta de lo caliente que Eva me pon�a.



El olor de mi sexo lleg� hasta mi propio olfato. Me quer�a
rebelar a mi misma cuando Eva decidi� que deb�a de terminar por hacerme
sucumbir, as� que se retir� y reemplaz� su lengua por dos dedos. Puso su cuerpo
entre mis piernas. Sent�a la masa blanda de sus pechos en mis muslos y aquellos
dedos, ya no se conformaban con poseerme exteriormente, sino que se hund�an en
mi vagina y se retorc�an, haciendo que yo, en mi relativa inmovilizaci�n me
retorciera con ellos.



Al final ya no pod�a m�s. No serv�a de nada mi in�til
resistencia. Mi vientre se contra�a y dilataba involuntariamente. Mis pezones,
mi cl�toris, ard�an. Mi sexo deseaba el orgasmo que sent�a llegar y me abandon�.
Relaj� mi cuerpo, ech� la cabeza todo lo hacia detr�s que pude y comenc� a
correrme intentando ahogar cualquier susurro, sintiendo la sensaci�n de que
entre mis labios y el tel�fono sal�a espuma de rabia contenida que al f�n se
descontrolaba por el orgasmo.



Eva me miraba triunfante. Se sent� sobre mis muslos y cogi�
ambos lados del tel�fono que manten�a amordazado en mi boca para que la mirara.
Se puso a hablarme.- Tu y yo vamos a jugar un rato. Ser� mejor que seas una
chica buena y no te releves por que va a ser peor. �Vale? �Vas a ser buena?.-



Asent� con la cabeza. Pensaba que de esa manera se me
ofrecer�a la oportunidad de escaparme de su garras. En ese momento son� dentro
de mi bolso el tel�fono m�vil. Tengo uno m�vil bastante reducido. Es de esos que
suenan y se mueven encima de la mesa, vibrando. Eva me abri� el bolso y vio en
la pantallita el nombre de mi marido.- �Vaya! Tu marido te echa de menos.-



Me puso el tel�fono frente a la cara mientras sonaba. Luego
me lo puso en el pecho, encima del su�ter que conservaba puesto. Sent� las
vibraciones. Eva deslizaba el m�vil hacia mi vientre y lo sent�a vibras en su
palma de la mano sobre mi ombligo cuando dej� de sonar. Eva debi� de figurarse
que mi marido volver�a a llamarme por que no se apart� de m�. Cuando lo sinti�
vibrar de nuevo, lo ten�a entre mis muslos, pegado a mi sexo, que recib�a aquel
cosquilleo con una mezcla de agrado y desconfianza. Eva me lo puso ah� un rato,
hasta que dej� de sonar de nuevo. Aquel cosquilleo hab�a hecho que volviera a
sentir mis pezones excitados queriendo liberarse del sost�n.



Eva entonces meti� la antenita del m�vil en mi sexo, como un
peque�o dedo y se qued� esperando la llamada de mi marido que no llegaba Yo
deseaba que mi marido no llamara, pues la antenita me producir�a un cosquilleo
con su vibraci�n que no sab�a si me resultar�a agradable o desagradable. En
cualquier caso, no lo deseaba. Pero en vista de que mi marido no me llamaba,
sac� el m�vil de su bolsa y busc� mi n�mero en su agenda. Me llam� y empec� a
sentir la vibraci�n de la antena dentro de mi sexo. Vibraba y se paraba
r�tmicamente Me hizo sentir muy cachonda.



Eva comenz� a jugar conmigo- �A ver! �Voy a llamar a la
putita de mi amiga Sonia! .- Y la antenita se mov�a r�tmicamente dentro de m�,
vibrando y provoc�ndome un cosquilleo que se me propagaba por el interior de los
muslos y por dentro de la vagina hasta el vientre y los ri�ones. Los pezones me
pesaban. Los sent�a excitarse cada vez con m�s fuerza hasta que el tel�fono
dejaba de sonar. Entonces Eva volv�a a torturarme de nuevo. -�Qu� extra�o que no
est�! �Estar� atada en la silla de su oficina con el m�vil en el co�o y por eso
no loo puede coger?.- Y volv�a a sentir la vibraci�n sacudir mis labios y la
parte m�s cercana a la raja de mi cl�toris.



Entonces tom� el m�vil y le dio la vuelta y cogi�ndome del
pelo me dijo apret�ndo sus mand�bulas.- Ahora vas a sentir de verdad como vibra
el m�vil.- Hubiera chillado de no tener el tel�fono entre los dientes, no s�lo
por la rudeza con la que me estiraba del pelo, sino por que sent� c�mo
presionaba el tel�fono hacia el interior de mi vagina. Lo sent�a hacerse paso
entre los labios de mi sexo, que se dilataban, al igual que mi vagina. No lo
meti� del todo. Me lo dej� a medio meter. Yo dir�a que meter�a tres dedos.



Eva comenz� a llamarme por tel�fono al m�vil y ahora la
vibraci�n me resultaba mucho m�s intensa y por qu� no decirlo... placentera. Me
estuvo llamando cinco o seis veces, hasta que se agot� la bater�a de su m�vil.
Una y otra vez sent�a el objeto extra�o vibrar violentamente al principio, para
pararse y volver a vibrar por espacio de un segundo, un mont�n de veces cada
vez. Mi placer cada vez era m�s intenso, y mi cuerpo estaba a punto de estallar
en un nuevo orgasmo que no me llegaba. Eva se divert�a cada vez m�s. Me levant�
el su�ter a la altura del cuello y solt� mi sujetador del broche de la espalda y
toc� uno de mis pezones, el que asomaba entre mi costado y mi brazo, con el dedo
coraz�n, �ndice y pulgar. Lo apret� mientras trataba de defenderme tap�ndome con
el antebrazo, y me lo retorci�.



Eva se coloc� detr�s de mi sill�n y comenz� a magrearme los
pechos con una mano, mientras con la otra tomaba el m�vil insertado en mi
vagina. S�lo me solt� el pecho, para volverlo a tomar mientras pulsaba la tecla
"on" y a los pocos segundos sent� de nuevo la vibraci�n mientras sus dedos
atrapaba mi pez�n excitado y me daba ligeros tironcitos. Sent� mi vagina abrirse
por la presi�n que la mano de Eva hac�a sobre el m�vil cada vez que vibraba,
haci�ndomela sentir muy dentro, y luego retroceder por espacio de un segundo
cuando la vibraci�n desaparec�a para volverlo a sentir insertarme en �l con las
siguientes vibraciones. Emit� algo parecido a un chillido. Me estremec�,
contray�ndome cuanto pude para seguidamente dejarme abandonar al fuerte orgasmo
que me hac�a olvidar que estaba atada y penetrada por un m�vil que manipulaba mi
compa�era de trabajo. Sent�a como unos leves calambres cada vez que Eva
introduc�a el m�vil, ya pasadas las vibraciones reglamentarias, s�lo, inanimado
y accionado por la mano de Eva, a la que sent�a con la respiraci�n muy
acelerada, detr�s de m�.



Eva se levant� y not� la sensaci�n mojada y suave de su boca
posarse sobre mis hombros y luego sobre mis sienes. Yo estaba sudando. Estaba
empapada de sudor. En Melilla hace mucho calor en verano. No hab�amos puesto el
aire acondicionado y Eva me estaba haciendo sudar.



Mi compa�era de trabajo se dio cuenta de las pincitas que
llevaba en el pelo. Las abri� y mis pelos me cayeron a ambos lados de las cara.
Las examin�. Yo no se como describirlas. Son como unas pinzas que tienen las
palas con varios dientes alargados que encajan unos con otros, y si las mir�is
en escorzo, parecen peces, pira�as. Tom� una de ellas entre sus dedos y la abri�
cerr�ndola sobre la palma de la otra mano, comprobando la presi�n que realizaba
y simplemente dijo � Son perfectas.-



Eva se coloc� de rodillas entre mis piernas y puso los dos
codos entre mis rodillas. Luego con una mano me separ� el cl�toris de los labios
y con la otra, me coloc� la pincita en mi cresta, haci�ndome sentir una
incomodidad, un dolor leve, que me hac�a olvidar todo el placer que hab�a
sentido con el m�vil. Me revolv� pero era in�til. As� que intent� olvidarme,
desconectarme de la presi�n desagradable que realizaba la pincita sobre mi
cl�toris, pero Eva entonces intent� colocarme la otra pinza en un de los labios
de mi vagina, agarr�ndomelo previamente entre los dedos de su mano. Me intent�
revolver pero aquello era f�cil de poner y volv� a sentir el bocado de la pinza
y me encabrit� todav�a m�s.



Eva se puso de pi� y se inclin� hacia m� poniendo sus manos
sobre mis rodillas. - �Vas a ser una chica buena? �Vas a colaborar o me vas a
dar problemas?.- Permanec� callada aunque me calm�, dejando de moverme poco a
poco encabritadamente



- Debes de tener sed. �No te gustar�a beber? �O hacer pis?.-
Ten�a unas ganas enormes de beber. Asent� con la cabeza. Las dos pincitas del
pelo colocadas en mi sexo me hac�an ser muy cooperadora ahora.



-�Qu� quieres? �Mear?.- Mov� la cabeza negando


-�Beber?.- Asent� con la cabeza.


-Si te portas bien te llevar� a beber.- Volv� a asentir con
la cabeza.



Eva solt� mis brazos amarrados del brazo del sill�n, pero sin
soltarlos de sus manos y me los coloc� detr�s de la nuca. Aunque hice un intento
de soltarme, no lo consegu�. Puso cada brazo a un lado de mi cabeza y dio
vueltas con el cable que le sobraba al rat�n alrededor de mi cuello,
inmovilizando as� mis brazos en mi nuca. Entonces solt� una de mis rodillas del
brazo del sill�n y luego la otra. Luego un pi� y luego el otro, despu�s sac� las
bragas de mis tobillos y cogiendo el rat�n, que ca�a de mi cuello me ayud� a
levantarme.



- No me f�o de ti un pelo.- Me dec�a mientras sosten�a en la
mano y examinaba un bol�grafo muy gordo, de cuatro colores con el que a m� me
gusta escribir, por que lo dejo encima de la mesa y lo veo enseguida.- No me f�o
de ti un pelo.-



Se acerc� a m� y me estrech� entre su brazos poniendo sus
manos en mis nalgas. Sent� como me agarraba con fuerza por debajo y c�mo tiraba
de mis nalgas para separarlas y en ese momento, la punta de aquel bol�grafo
entre mis nalgas, en mi agujero, profanando un lugar que ni mi marido hab�a
osado nunca profanar. La presi�n daba resultado y empec� a sentir como el
bol�grafo me penetraba con lentitud. No me revolv�. No tuve valor. Al rev�s.
Apoy� mi cabeza sobre el hombro de Eva, gimoteando. Eva me tranquiliz� cuando al
cabo de unos segundos hab�a introducido una parte del bol�grafo dentro de m� �La
mitad tal vez?. E compensaci�n, las penosas pinzas desaparecieron de mi sexo
aunque puedo confesar que me inquiet� el hecho de que se las metiera en el
bolsillo de la chaqueta de su traje.



Eva tiraba del rat�n y con ello de mi cuerpo, hacia el cuarto
de ba�o. Era un cuarto que por ser para las empleadas femeninas la empresa
cuidaba m�s. Yo me mov�a con desconfianza, pues me sent�a insertada por mi
bol�grafo y no me sent�a capaz de realizar movimientos bruscos. Llegamos al
lavabo. Eva parec�a empe�ada en hacerme beber de una manera muy especial. Llen�
la pila del lavaba de agua. Como os he dicho, era un lavabo muy limpio. Luego se
acerc� a m� y poniendo la mano detr�s m�a, meti� de golpe el bol�grafo no se si
mucho o poco, a mi me pareci� que un mont�n y me dijo- Espero que si te quito el
tel�fono de la boca... te portes bien.- Asent� con la cabeza mientras sent�a que
el bol�grafo retroced�a lo que hab�a avanzado.



Sent� un alivio inmenso al poder cerrar la boca, una vez que
Eva retir� el tel�fono de entre mis dientes. Puse mi cuello sobre el borde del
lavabo. Con los morros llegaba al agua. Comenc� a beber juntando los morritos y
sorbiendo el agua mientras sent�a c�mo Eva me acariciaba la espalda y deslizaba
su mano hasta mis nalgas y salvando la cola postiza que insertaba mi ano, me
acariciaba el sexo. Luego not� que se retiraba y vi que hac�a un extra�o
movimiento que identifiqu� como que se sub�a la falda para quitarse las bragas.
Mir� de reojo y efectivamente, llevaba una prenda blanca en su mano cerrada, que
meti� en su traje de chaqueta.



Los sujetadores tienen unas cintas en el tirante del hombro
que sirve para darle mayor o menor holgura. Eva me las desabroch� y se deshizo
del sujetador. Yo ni me inmut�. Segu� bebiendo como si fuera un animal. Ten�a el
su�ter alzado a la altura del cuello. Mis pechos ca�an libremente. Me deber�a de
haber dado verg�enza, pero a estas alturas, ya no pod�a tener verg�enza con Eva.
Se puso detr�s m�a y sent� la tela de su falda en mis nalgas. Me cog�a de la
cintura y se mov�a de manera oscilante, restregando su conejo contra mis nalgas.
Luego, de repente, sent� que me empujaba con el vientre y mi cara se sumergi�
levemente en el agua. Me aguant� y al momento sufr� un nuevo puntazo. No s�lo
era la sensaci�n del agua en la cara, sino la del borde del lavabo estrellarse
en mi cuerpo la que me hizo quejarme. �Ay! �Me haces da�o!.-



Eva tir� de mi pelo hacia ella y me oblig� a ponerme de pi�.
Mi boca estaba h�meda. Aquella violencia me empezaba a excitar de nuevo. Me
oblig� a girar mi cara y me encontr� con su boca en la m�a. La bes�. Nos besamos
apasionadamente, como no me hab�a besado desde hac�a mucho tiempo con nadie.
Como una adolescente deseosa de devorar la boca de su amante. Sus manos me
agarraban del pecho y me obligaban a permanecer pegada a ella, casi echada sobre
ella. Nos estuvimos besando un rato hasta que ella separ� sus labios y me
orden�. - �Ven!-



Eva coloc� el cable mas cercano al rat�n entre mis dientes.
-�Que no se te caiga el rat�n!.- Luego, para humillarme m�s me gast� una broma.-
Con ese rat�n entre los dientes pareces una gatita. �Jajaja! �Ven! �Vamos a la
sala de juntas!-



La sala de juntas era un sal�n de dimensiones considerables
en el que hab�a una mesa como para diez o doce personas. Eva alz� levemente la
ventana para que se hiciera un ambiente de media penumbra. Estaba de pi� frente
a la mesa cuando Eva me dio la orden de que me subiera de rodillas encima. Alc�
mi pierna. Lo hice con cuidado, con miedo, por que me impresionaba la sensaci�n
del bol�grafo metido en mi culo. Luego alc� la otra rodilla y avanc� un poco
para afianzarme en la mesa.



Eva me quit� los zapatos. Sent� sus dedos sobre el dorso de
mis pies. Me los manoseaba con fuerza. Luego sent� que me atrapaba unos de los
pies por detr�s de los tobillos, y en unos instantes, la sensaci�n c�lida de sus
muslos a ambos lados de mi pi�, y luego, la aspereza de su mata de pelo mezclada
con la suavidad de su sexo y la humedad de su deseo. Eva me sosten�a el pi�
contra su sexo, mientras se mov�a contra �l. Se masturbaba con mi pi�. Mir�
hacia detr�s. Me imagin� en un momento la cara de est�pida que deb�a de tener
con el rat�n colgando de la boca. Se me qued� grabada su expresi�n un poco
alocada. Se hab�a subido la falda y mi pi� se perd�a dentro de ella.



Volv� a mirar al sentir una sensaci�n muy suave y caliente
frotando mis nalgas. Se hab�a desabrochado la camisa y se hab�a descolocado el
sujetador y me estaba frotando las nalgas con sus pechos. Eran unos pechos muy
redondos aunque algo ca�dos, como una cabra sin orde�ar. Ten�a los pezones
puntiagudos y grandes, aunque no muy bien pigmentados. Sent�a aquellas masas
frotarme y me excitaba al pensar que eran sus pechos. De vez en cuando, al
frotarse con mis senos, empujaban el bol�grafo de un lado a otro. Aquello me
produc�a una sensaci�n que me repel�a un poco, y lo intent� mitigar colocando mi
cara sobre la mesa y de esta forma, haciendo que mi espalda se doblara m�s y mi
culo se pusiera en posici�n m�s vertical.



Con lo que no cont� es que de esta manera, mi sexo aparec�a
m�s a su merced y entonces, Eva comenz� a meter los pechos entre mis muslos y a
frotarlos contra mi sexo, contra mi cl�toris. Yo comenzaba de nuevo a sentir
reanimarse mi maquinaria del amor.



Tengo unos pezones peque�os, pero bien definidos y muy
oscuros. Se me ponen muy tiesos cuando me excito. Lo digo por que en un momento
dado, sent� como la mano de Eva se deslizaba por la parte baja de mis muslos.
Pretend� sentir que me ara�aba los pezones con sus u�as, pero no era eso lo que
hac�a. De repente sent� una presi�n aguda en ellos, como un pellizco que dur�
cuando ya no sent�a la palma de su mano sobre mi cuerpo. Era un pellizco que
hac�a que mi sexo, que mi cl�toris sufriera como unos calambritos muy
placenteros. Mir� entre mis brazos y v� que una de las pinzas de mi pelo mord�a
mi pez�n, pero al contrario de lo que suced�a cuando me la coloc� en el
cl�toris, aquella pinza, realizaba una presi�n dolorosa y placentera a la vez.
Sent� su mano avanzar de nuevo, esta vez en direcci�n a mi otro pecho y un nuevo
bocado me arranc� un suspiro de placer.



Eva estuvo unos minutos as�, con su sexo apretando contra mi
pi�, masturb�ndose y llen�ndome de sus flujos, hasta que lleg� el momento en que
comenc� a escucharla suspirar y lanzar chilliditos ahogados , mientras n la mano
agarraba una de mis nalgas y la cog�a como si se tratara de un bal�n. Me apret�
con rabia cuando el orgasmo se apoder� de ella y despu�s, reconciliada consigo
misma, coloc� su cara sobre mis lumbares, mientras rociaba todas mis nalgas con
el sudor de sus senos, de su torso, de sus mejillas y de sus sienes.



De golpe, el bol�grafo sali� de mi ano. Me asust� aunque
finalmente me sent� liberada de tan desagradable control. No se con qu� me lo
sac�. Una de sus manos a�n sosten�a mi pi� y la otra cog�a mi nalga aunque con
menos fuerza que la otra. Yo creo que tom� con su boca el otro extremo del boli
y me lo sac� de un bocado.



- Date la vuelta y qu�date tumbadita encima de la mesa hasta
que venga. �Nada de tonter�as si no quieres probar c�mo sabe tu culo! �Soy capaz
de hacer que chupes el bol�grafo!.-



Le obedec� y me qued� tumbada sobre la mesa mirando los tubos
fluorescentes del techo. El rat�n estaba sobre la mesa y entre mis labios ten�a
el cable. Pod�a chillar. AL menos pod�a intentarlo, pero al fin y al cabo, pens�
que lo peor habr�a pasado. Fuera de que mi raptora era una mujer y de que estaba
all� por la fuerza. �Co�o! �Menuda experiencia! Mi cabeza reposaba sobre mis
manos atadas en la nuca. A�n colgaban aquellas pinzas del pelo en mis pezones,
haci�ndome sentir un fuego delicioso.



Eva vino con nuestros bolsos. Me mir� p�caramente .-��A ver?!
�A ver que tiene mi amiguita por aqu�?.- Volc� el contenido del bolso sobre la
mesa. Entre las cosas que cayeron a la mesa, sali� rodando un stick desodorante,
uno de esos botecitos con sistema roll-on, de gran capuch�n.



Eva lo cogi� y comenz� a embardu�ar mis sobacos � Por que
est�s sudando mucho, querida.- Y a continuaci�n sent� la fresca y olorosa punta
deslizarse por mis senos, perfumar mis pezones, que se libraron as� de las que
empezaban a ser molestas pincitas. Ni que decir tiene que para untarme el
desodorante aplicaba una presi�n que hac�a que el stick se hundieron unos
mil�metros sobre m�. Mis pechos recibieron la presi�n y el frescor en
contraposici�n al fuego que produc�a el pellizco dentado de las pincitas, y yo
misma deseaba que me siguiera frotando con el desodorante.



Eva jugaba a rozar mi vientre con el stick, insinuando que de
un momento a otro lo pasar�a por mi vientre.. Involuntariamente, sin darme
cuenta comenc� a aletear, a mover mis piernas, ahora dobladas por la rodilla de
un lado a otro, abri�ndolas y cerr�ndolas. Eva deb�a conocer muy bien a las
mujeres y se dio cuenta de que mi excitaci�n aumentaba. Roz� mi cl�toris con el
stick. Sent� la fr�a sensaci�n del desodorante y mis pelos se embardu�aron de
desodorante.



Eva cogi� una compresa que siempre guardo y la mir� con una
sonrisa. -�Pero si ya no la necesitas hasta dentro de varias semanas! �Sabes?
�No me he podido ir antes esperando que se te pasara la regla!-



Me parec�a incre�ble. Eva me hab�a estado controlando la
regla y hab�a esperado a que se me pasara para poder utilizarme como su juguete
sexual. Al soltar la compresa cogi� una barra de labios y la abri�, sacando la
barrita roja por el extremo. Eva me pint� los labios recost�ndome ligeramente
sobre m�. Ol� su aliento. Hab�a tomado un caramelo de mentol. No olvidaba
detalle. Luego sent� la punta cerosa sobre mis pezones, que deb�an aparecer
rojos, pintados de carm�n, como el c�rculo que a continuaci�n traz� alrededor de
mi ombligo, como la flecha que pintada sobre mi vientre apuntaba a mi sexo, con
una expresi�n en ingl�s "come in", es decir, "entra".



Se entretuvo en pintarme las unas de los pies con un
pintau�as rojo intenso. Yo me suelo pintar las u�as de los dedos de las manos.
De hecho, la llevaba pintada. No suelo pintarme la de los pies. Eva no se esmer�
demasiado. Lo pero vino cuando agarr� la maquinilla. Era una maquinita de
afeitar que uso para una urgencia.



Eva la cogi� con disimulo. No la vi cogerla. S�lo me di
cuenta de lo que hac�a cuando sent� la sensaci�n cortante de su filo en mi bajo
vientre. Mir� que era el objeto que se desplazaba y vi hab�a desaparecido una
parte de mi vello p�bico, un trasquil�n que sin ning�n orden ni direcci�n fue
seguido por otro al que intent� oponerme.- �Jajaja! �A ver como le explicas esto
a tu marido!.-



Pens� que deb�a de tener el pubis m�s feo del mundo, as�,
medio afeitado, con dos enormes trasquilones. A�n tuve que aguantar que me
pusiera el "rimel" en los ojos y de paso, en la punta de los pezones y formando
un c�rculo interior en el de carm�n, en mi ombligo, y dando sombra a una flecha
roja y un t�tulo, sobre mi vientre, que de esta manera adquir�a volumen.



Dej� para el final la cartera.. Vi� la foto de mi marido y de
mis hijos. No hizo gestos despectivos, m�s bien pas� a otra parte de la cartera
con respeto, pero tampoco se conmovi�. Al final encontr� el dinero. Eran ochenta
euros que se meti� en el bolsillo. � As� cuando te pregunte tu marido en donde
metes el dinero le podr�s contestar �Me lo he gastado en que me folle una
lesbiana! �Jajaja!.-



Al f�n me atrev� a decir con el cable del rat�n a�n entre los
labios -�Forqu� me hafeszz efto?.-


-�Por qu�? �Por que me gustas!.-


-�Ah fff�? �Fueszz yo creo que me fodiaszz!.-


-Estas muy equivocada ...te adoro...S�lo que es mi forma de
satisfacer mis deseos por ti... �Mira! �Te he tra�o un regalo!.-



De su bolso sac� una cajita de clips y de ella empez� a sacar
toda suerte de peque�as cadenitas hechas con clips. Puso una en cada una de mis
tobillos y un anillo formado por cuatro clips en el dedo gordo de mi pi�, que
uni� a su vez con una cadena de cinco o seis clips a la pulserita de mi tobillo.
Coloc� otras cadenitas en mis muslos, enganchando entre s� los extremos y luego,
una a modo de collar alrededor de mi cuello y otro a manera de gargantilla.
Despu�s, fueron mis mu�ecas las que se vieron provistas de unas cadenitas de
clips y luego me puso una alrededor de la cintura.



Dej� para el final la parte m�s dif�cil de su trabajo. Era
una especie de malla de clips que coig� de mi cintura de manera que formaban
como un tri�ngulo que bajaba hasta mi sexo. Luego coloc� entre mis piernas dos
cadenitas de clips que atravesaban mi sexo a lo largo, hasta unirse con un
enganche de clips que se mem met�an entre las nalgas, a la parte de atr�s de la
cadena que ten�a alrededor de la cintura.- �Unas braguitas de clips!.- Me dijo
muy ufana.



-�Te gustan?. �No sabes como te quedan! �Lo mejor es que
justo en la raja se te queda un enorme agujero por donde entrar!.-



Eva comenz� de nuevo a trastear en su bolso -�A ver � �Qu�
tengo por aqu�? �Mira!.-



Quede estupefacta. Petrificada. Hab�a o�do hablar de ellos e
incluso los hab�a visto en revistas de venta por cat�logo pero jam�s lo hab�a
visto en carne y hueso. Bueno. Os aclarar� que no era de carne. Era de goma. Una
enorme picha de goma negra, larga e imaginaba que dura, gorda, inmensa. Le
segu�an un juego de correas.



Pude calibrar indirectamente el tama�o de aquella polla por
que Eva, mientras se quitaba la falda y la camisa dej� aquel trasto entre mis
pechos. Eva cantaba. Tarareaba una canci�n de estas del verano. Yo estaba muy
tensa por que me ve�a follada por aquel objeto. Muy pronto comprob� como se
pon�an aquellas correas alrededor del cuerpo de Eva d�ndole una silueta
incre�blemente delgada y menuda para poseer tan descomunal miembro.



Eva se subi� a la mesa por donde estaban mis pies. Yo comenc�
a darme la vuelta para protegerme, pero Eva estaba muy segura de s� misma .- �Te
la meter� por el culo! �Te aseguro que me da igual!.-



R�pidamente volv� a mirar al techo. Eva colocaba una de sus
rodillas entre las m�as .-�Oh, vamos! �Una fulanita que se ha corrido con las
vibraciones de su m�vil no se va a asustar por un cacharrito como este! �Te la
meter� despacito! �T� c�rrete y acabaremos pronto!.-



Yo ya no opuse resistencia. Eva se tendi� sobre m�. Mord�a
mis labios con los suyos y me tomaba por las caderas. Puse mis piernas en forma
de "M", abiertas y con los pies apoyados sobre la mesa para recibirla mejor. La
punta del enorme falo comenzaba a atravesar los l�mites de mi sexo y avanzaba
triunfante. Mis pezones se volv�a a excitar, mi vagina comenzaba a humedecerse,
mi boca comenz� a buscar el contacto con la suya. Se sell� durante unos minutos.
Nuestras lenguas se encontraron a pesar del impedimento del cable del rat�n que
manten�a entre los dientes.



Poco a poco el falo negro se fue haciendo un sitio en mi
vagina hasta que al final Eva declar� que ya estaba dentro.. Me la hab�a metido
con suavidad, despacio, dando peque�as embestidas, peque�os empujoncitos que
iban ganando mil�metros, cent�metros. El avance consigui� lubricarme, despertar
mi deseo estimulado por el morbo de ser una mujer la que me amaba y de estar
sometida totalmente a ella. Puso sus manos en mis mu�ecas. Nuestros pechos se
rozaron. Sus pezones se hincaban en los m�os . Ve�a su cara, con las quijadas
apretadas, mirarme entre cabreada y feliz.



De repente, Eva comenz� a moverse. Ya no eran los suaves
balanceos de la introducci�n sino que poco a poco, las embestidas se fueron
haciendo m�s bruscas, m�s duras. Eran embestidas que tan pronto las hac�a lentas
y profundas como r�pidas y hasta donde llegaran. Ten�a una ventaja sobre cuando
hac�a el amor con mi marido. No me tenia que preocupar de intentar hacerlo a la
vez. Me desentend�. Abr� mis piernas, relaj� mis caderas y d� rienda suelta a
todo el placer que Eva pudiera producirme con la penetraci�n de su polla de
quita y p�n. Empec� a sentir la llegada del orgasmo. Mis pechos buscaron el roce
de los suyos desesperadamente. Mi cl�toris, el roce de su vientre y ya no
aguant� m�s.



Me mov� con desesperaci�n, desinhibida, libre a pesar de mis
ataduras, a pesar de estar obligada a permanecer all�, de no desear lo que me
pasaba, aunque en el fondo �Quien sabe! Eva me ayudaba. Se mov�a conmigo,
deseosa de proporcionarme el polvazo de mi vida . �Qu� placer!



Qued� extenuada. Busqu� de nuevo la boca de Eva, que me bes�
de nuevo apasionadamente. Las dos sud�bamos y nuestros sudores empa�aban
nuestros cuerpos y se nos mezclaban.



Eva estuvo d�ndome cari�itos un rato, sin soltarse, hasta que
finalmente mir� el reloj.-�Uh! �Se me hace tarde! �Tengo que recoger la se�al
del alquiler del piso!.-



Se visti� y me bes� en la mejilla con un alocado -�Adi�s!.-
No sab�a como librarme del nudo de mis manos. El rat�n era demasiado gordo. No
quer�a pedir socorro. Imaginad el esc�ndalo, desnuda, atada. AL final, golpeando
el rat�n contra el borde de una mesa, consegu� separarlo del cable. Entonces fue
mas f�cil deshacer el nudo. Pas� un rato de mucha tensi�n y segu� sudando.



Intent� recomponer la oficina. Le cambi� el rat�n roto a
S�nchez, me quit� los clips y los tir� a la basura al salir de la oficina.
Busqu� mis bragas. No las encontr�. Hoy han aparecido en la mesa de una
compa�era. Ha preguntado de quien eran. Yo creo que me he puesto muy colorada,
as� que tal vez haya adivinado que eran m�as. Lo que no a aparecido es el
sujetador ni mi bol�grafo gordote ni mis pincitas del pelo. Se las habr� llevado
de recuerdo, o para utilizarlo en su pr�xima conquista.



He intentado llamar al m�vil a Eva para decirle cuatro cosas,
pero no lo coge. Llamadas restringidas. Miro hacia su silla vac�a. No s�. �Creo
que le tengo un poco de nostalgia!



Chicas, desconfiad de las compa�eras demasiado amables. Esa
amiga que te pregunta por tu vida, que quiere saber si te va bien con tu
marido...tal vez quiere algo m�s que tu amistad.



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Relato: Tortilla en la oficina
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