Como deje de ser virgen
Casta hasta aquel d�a que los sorprend� a los dos, mi mente
no dejo de pensar en eso, hasta que hable con ella.....
Esto sucedi� durante la inauguraci�n del chalet de unos
amigos de la familia. Tras muchos a�os de duro trabajo hab�an logrado reunir el
dinero necesario para comprar unos terrenos a unos 10 Km. Del lago de yohoa.
All� construyeron una casa de campo enorme, con establos para la cr�a de
caballos de pura raza los cuales pensaban vender m�s tarde. La casa contaba con
una preciosa piscina rodeada de bellos jardines y a unos 200 metros de esta
hab�a una pista de tenis tambi�n rodeada por varios arbustos.
Unos d�as antes de la fiesta salimos en la camioneta de mi
padre en direcci�n a los terrenos. Yo iba sentada detr�s como siempre. Al llegar
echamos un vistazo a las caballerizas y dimos una vuelta por todo el lugar.
Luego casi todo el mundo nos fuimos a la piscina. All� charlamos, nadamos y nos
divertimos. Despu�s la mayor�a nos fuimos a montar a caballo, pero mi madre que
les tiene miedo y el marido de su amiga decidieron ir a jugar al tenis.
Un par de horas despu�s, ya casi a la hora de comer, ya
hab�amos regresado todos de montar. La amiga de mi madre me pidi� que fuera a
buscarla a ella y a su marido a la pista de tenis. Me levant� de la toalla en la
que hab�a estado tumbada tomando el sol al lado de la piscina y dirig� mis pasos
a la pista de tenis para ver si quer�an venir a comer. Cuando llegu� me encontr�
la pista vac�a, as� que ech� a andar hacia la casa y, de repente, escondida tras
unos arbustos, descubr� a mi madre a punto de ser pose�da por Jorge, que as� se
llamaba el marido de su amiga. Jorge estaba encima de mi madre en la posici�n
del misionero. Ella, recostada sobre la hierba, ten�a las piernas totalmente
abiertas. Me escond� y lo observ� todo. Jorge penetr� a mi madre y la hizo
disfrutar a base de bien. Cambiaron varias veces de posici�n hasta que ella se
corri� y no una, sino muchas veces. Al rato �l tambi�n se corri�. Siguieron all�
acostados acarici�ndose y bes�ndose durante un buen rato.
Yo ya no pod�a ver m�s. Acababa de presenciar c�mo mi madre
se entregaba a otro hombre que no era mi padre y aunque estaba enfadada, lo peor
es que ten�a celos de ella. La entrega total de ambos hab�a enervado mis
sentidos. Hac�a muy poco que acababa de cumplir los 16 a�os y siendo virgen, no
sab�a a qui�n acudir para que apagara las llamaradas de deseo que estaban
consumiendo mi peque�o cuerpo. Llegu� casi corriendo hasta la puerta de la casa.
Entr� para intentar encerrarme en alguna habitaci�n vac�a y masturbarme all�
pero para desgracia m�a en la casa ya estaban todos esperando para la comida,
as� que no me qued� otro remedio que quedarme con las ganas y sentarme junto a
ellos a esperar a que llegasen los dos que faltaban para comer. M�s tarde
aparecieron Jorge y mi madre y ya todos reunidos nos sentamos a la mesa.
A la ma�ana siguiente est�bamos en la piscina y all� la amiga
de mi madre le pregunt�:
- �Qu� tal te fue ayer jugando al tenis con Jorge?
- Fant�stico, nunca hab�a disfrutado tanto de un partido -contest� mi madre
despu�s de tragar saliva.
La amiga de mi madre tuvo que levantarse para rega�ar a su
hijo por una trastada que hab�a hecho, as� que aprovech� para seguir con el
interrogatorio.
- Entonces... �Jorge te trat� bien mam�? -le pregunt� yo.
Mi madre intrigada por la manera en que le hab�a formulado la
pregunta volvi� la mirada hacia m�, mientras respond�a:
- S�, hija. Jugamos al tenis hasta quedar rendidos.
- Y, �solo jugasteis al tenis? -le dije yo como si tal cosa.
- No s� que me quieres decir con esa pregunta M�nica. S�, solo jugamos al tenis
-contest� mi madre bastante intrigada.
Aprovechando el momento y sabiendo que est�bamos solas y
nadie nos pod�a escuchar le dije:
- Mira mami. Yo s� lo que hicisteis ayer realmente. Los vi
durante m�s de media hora jugando y no precisamente al tenis. Me dijeron que
fuera a por vosotros para avisaros de que ya estaba la comida lista y os
sorprend� haciendo el amor tirados en el jard�n. Quiero decirte que al principio
me sorprend�, pero luego la situaci�n me excit� bastante y me qued� observ�ndoos
hasta el final.
- Pero... -vacil� ella.
No dej� que terminara la frase suponiendo que si no
continuaba hablando empezar�a a re�irme por haberles espiado.
- Mira t� ya eres mayor para saber lo que haces y yo no soy
nadie para recriminarte, pero es que no he podido pegar ojo en toda la noche
recordando c�mo Jorge te hac�a el amor. Todav�a sigo muy excitada ya que, aunque
me he masturbado varias veces desde entonces, no he dejado de pensar en lo que
vi. As� que he tomado una decisi�n que seguro te parecer� extra�a. He pensado
que es mejor que pierda la virginidad con un hombre con la experiencia de Jorge
que con mi novio quien, de vez en cuando me acaricia m�s de lo normal. Al final
va a ser lo mismo as� que mejor que sea alguien experimentado y de confianza.
�No lo crees t� as�, mam�?
Los ojos de mi madre hab�an ido abri�ndose conforme yo
avanzaba en mi exposici�n. Cuando acab� de hablar, su mand�bula parec�a que le
iba a caer al suelo de lo abierta que ten�a la boca. Logr� reunir fuerzas y me
habl�.
- Mira, t� sabes que eres mi hijita y que toda madre quiere
lo mejor para sus hijos. Hace ya tiempo que descubr� que sab�as lo de los
consoladores que tengo guardados en mis cajones. Tambi�n s� que llevas tiempo
cogi�ndolos tratando de que yo no me d� cuenta y s� lo que haces con ellos junto
con tus amigas. No te digo que eso sea malo. Al contrario, con ellos se pasan
momentos agradables y llenos de placer.
Yo no sab�a qu� contestar. Aquello me hab�a tomado por
sorpresa. No ten�a ni la m�s remota idea de que ella sospechase algo de lo de
los consoladores. Llevaba ya bastante tiempo cogiendo a escondidas esos enormes
pedazos de caucho que simulan ser pollas para masturbarme junto con mis amigas.
Me era completamente imposible borrar de mi rostro la expresi�n de verg�enza y
sorpresa. Sigui� hablando.
- Hija, estoy muy contenta porque ahora eres toda una mujer y
ya te puedo decir que creo que lo natural es siempre lo m�s placentero. Con esos
consoladores de pl�stico te diviertes un rato y mitigas un poco el calor interno
que sientes. Pero en cuanto al sexo pienso que siempre es preferible un buen t�o
que te trate bien, que te sepa hacer ciertas cosas y que adem�s te las haga
sabiendo que t�, como mujer, tambi�n tienes derecho a gozar. Ah, y otra cosa
m�s. Coincido contigo en que ya estas en edad o por lo menos con la capacidad de
perder la virginidad.
- Entonces mami, �no est�s enfadada conmigo? - le pregunt� sintiendo que los
papeles se hab�an cambiado completamente ya que ahora era yo "la descubierta".
- Y, �por qu� habr�a de estarlo?
- Pues porque t� siempre me has dicho que deb�a guardar mi virginidad para
cuando me casase y cosas parecidas sobre el sexo.
- Solo te lo dec�a por miedo a que no supieras c�mo y con qui�n hacerlo.
Recuerda que existen muchas enfermedades ven�reas y no me gustar�a que a mi
hijita le contagiaran una de ellas. Adem�s, tambi�n tengo miedo de que la
persona con la que lo hagas no te trate con la delicadeza que t� te mereces. Por
tanto, s�lo te pido que tengas confianza en m� y me cuentes todos tus secretos
como lo hac�as de ni�a. Recuerda que siendo yo tu madre puedo aconsejarte y
siempre para bien. Por otra parte, creo que tienes raz�n en una cosa. Jorge
puede ser un muy buen comienzo para ti y, si no te molesta, quiero que al volver
a casa me acompa�es a mi ginec�logo para que te revise y te recete unos
anticonceptivos. Lo que tampoco me gustar�a es que pudieras quedarte embarazada.
�Est�s de acuerdo conmigo?
- S�, mami. Te quiero mucho -le dije mientras se levantaba para abrazarme con
fuerza- Perd�name por no haber confiado en ti. De ahora en adelante te prometo
que no voy a tener secretos contigo. Ahora s� que me podr�s ayudar y orientar en
todo sin temor a que me recrimines algo.
- Yo tambi�n te quiero mucho y ten la seguridad de que siempre estar� a tu lado
para velar por tu seguridad y tu felicidad -me dijo tiernamente.
- Entonces, mami, ya que comprendes lo que te he dicho, s� que no te gustar� la
idea y s� que voy a abusar de ti pero, �c�mo puedo llevarme a Jorge a jugar al
tenis y explicarle que m�s que al tenis lo que quiero es que juegue conmigo como
lo hizo contigo?
- D�jalo en mis manos -me dijo con un gui�o.
Despu�s de un rato, la vi acercarse a Jorge y hablar
brevemente con �l. Este en un principio perdi� el color de la cara para
recobrarlo instantes despu�s con un reflejo de lujuria en los ojos. Comprend�
que mi madre ya le hab�a dicho lo que yo quer�a hacer con �l, as� que me levant�
y fui hacia ellos.
- Muchas gracias. Os quiero mucho a los dos por ser tan
comprensivos -les dije mientras agarraba a Jorge del brazo oblig�ndolo a
levantarse- Ven conmigo, perezoso. Tengo permiso de mi madre para llevarte a
jugar al tenis y esta vez tengo que dejarte agotado por recomendaci�n de ella.
�l se levant� sin decir nada, volvi� la vista hacia mi madre
y vi que esta asent�a con la cabeza, lo que lo hizo comprender que ten�a que
darme la misma raci�n de sexo que le hab�a dado el d�a anterior a ella. Mientras
mi madre observaba c�mo nos alej�bamos le dije a Jorge:
- Quiero much�simo a mi madre. Es fant�stico que me haya
comprendido. Jorge, quiero que me hagas el amor igual de bien que se lo hiciste
ayer a ella.
Llegamos a un lugar un poco m�s apartado y menos vistoso que
en el que estaban ellos dos el d�a anterior. R�pidamente mi excitaci�n me llev�
a quitarle el ba�ador e, hinc�ndome de rodillas frente a �l, agarr� su enorme
polla entre mis manos.
- Me encanta la sensaci�n de sentir una polla de verdad como
la tuya entre las manos -le dije- Qu� diferente es a las de pl�stico con las que
juego con mis amigas o a una todav�a sin desarrollar como la de mi novio.
- Voy a hacerte sentir en la gloria -coment� Jorge- T� solo d�jate llevar.
- S�, lo que t� digas -contest� yo- Aunque en este momento ya me siento en la
gloria.
Jorge beso lujuriosamente mis labios, al tiempo que
acariciaba mis redondas tetitas que ya me colgaban como frutas maduras. Tambi�n
me pellizc� y estir� mis rosados pezones.
- No, Jorge, por favor -le dije- No me los estires as� que me
duele... No me los... �Ooooh...!
Mi protesta termin� en un gemido ahogado pues, para mi
sorpresa, una llamarada de deseo ardi� en mis entra�as haci�ndome estremecer.
Jade� excitada y cerr� fuertemente los ojos. Oleadas de pasi�n me sacudieron
totalmente cuando Jorge me pellizc� el inflamado cl�toris tironeando de �l
suavemente, tras haberme quitado el traje de ba�o. Un hondo gemido de placer
escap� de lo m�s profundo de mi garganta. Jorge se acomod� entre mis piernas
apoyando su enorme y gruesa polla en los delicados pliegues de mi co�o
frot�ndola lascivamente.
- Jorge, mmmmmm... -le dije estremeci�ndome- Jorge, qu�
delicia.
Mientras, �l continuaba con las caricias en mis pezones a la
vez que sent�a la inmensa tranca que presionaba para introducirse en mi a�n
virgen conducto.
- Ahhh... Jorge... Ahhh... Sii�... �S�, empuja...!
- Ten calma, peque�a, ya va -contest� Jorge mientras empujaba introduciendo su
larga y dura polla.
- Ayyy... Ayyy... �No, espera...! Ya... Nooo...
Grit� presa de dolor pues su enorme poll�n hab�a aplastado
mis pulsantes labios vaginales separ�ndolos y penetr�ndome unos cuantos
cent�metros, lo cual me hizo sentir como si mi vagina distendida al m�ximo
hubiese sido traspasada por un grueso poste.
- Aguanta un poco m�s, peque�a -susurr� Jorge mientras
empujaba de nuevo.
- Aggg... No, no, nooo... Es muy... Aggg... �Muy grande...!
- No, no lo es -gru�� Jorge, preso de la excitaci�n y arremetiendo con furia.
Yo volv� a quejarme pero �l, haciendo caso omiso de mis
quejas, aprision� mis redondos globos con sus manos y empez� a chupar y morder
mis pezones, tironeando de ellos suavemente mientras recorr�a mi cuerpo con la
otra mano apretando y acariciando las firmes carnes de mi cuerpo. As�, poco a
poco fui sintiendo el ardor de la pasi�n y comenc� a devolverle las caricias. Le
agarr� de la cabeza y la aplast� contra mis duras tetas y mis inflamados
pezones, ara��ndole apasionadamente la espalda y moviendo las caderas como si
estuviera bailando una danza er�tica, todo esto mientras dejaba que la gruesa
barra de carne de Jorge me penetrara sin parar. Los movimientos de �l fueron
aumentando de velocidad cada vez m�s hasta que, de repente, contrajo la cara en
un gesto de pasi�n y, con un gemido de placer, se corri�.
- Tu virgen co�ito estaba tan estrecho que cada vez que mi
polla entraba y sal�a de �l notaba c�mo te lo frotaba -me dijo �l,
disculp�ndose.
- Tranquilo, no me has hecho da�o. Yo tambi�n sent�a c�mo los labios de mi co�o
se pegaban a tu polla y eso me ha provocado una excitaci�n tremenda, as� que
sigue movi�ndote que no quiero que me dejes as� -le contest� yo.
- No, claro que no. Te promet� que te iba a hacer sentir como si estuvieses en
la gloria y lo voy a cumplir -dijo decidido.
Sac� su ya fl�cida polla de mi co�o y empez� nuevamente a
chupar y morder mis tetas y mis pezones. Yo segu�a a�n excitada y le anim� a que
siguiese. La caricia que me hizo a continuaci�n con la boca me encant�. Desde
las tetas fue bajando por mi cuerpo, recorri�ndolo sin despegar sus labios de mi
piel. Lleg� hasta los dedos de mis pies los cuales chup� uno por uno. Luego, fue
subiendo por la cara interior de mis pantorrillas y mis muslos para, por fin,
encontrarse cara a cara con mis labios vaginales los cuales mordi� suavemente.
Los abri� levemente buscando el interior de mi co�o. Meti� la lengua y me hizo
gemir de placer. Recorri� los bordes exteriores para continuar con los
interiores. Luego sac� la lengua y me la coloc� en el agujero del culo
haci�ndome dar un respingo de placer. Su lengua pase� de arriba hacia abajo y de
adentro hacia afuera. Yo, loca de pasi�n, no paraba de gemir de placer y, por
fin, me corr� en su boca.
- Ha sido delicioso sentir la boca de un hombre en mi co�o
-le dije nada m�s recuperarme del orgasmo- Ya me hab�a acostumbrado a la boca de
mi amiga pero la tuya es mucho mejor. De todas formas quiero sentir de nuevo a
tu polla entrando y saliendo de mi estrecho co�ito.
Jorge ya estaba excitado nuevamente por lo que, aceptando mi
petici�n, se acomod� entre mis piernas y me meti� la hinchada cabeza de su
polla. Mis gemidos de placer no se hicieron esperar. �l sigui� empujando dentro
del canal que momentos antes hab�a desvirgado hasta tener casi por completo su
gran verga dentro de mi ser. Yo no cab�a en m� del placer que estaba sintiendo.
- Por favor, Jorge. Mu�vete m�s r�pido, quiero sentirme en la
gloria como prometiste. Hazme ver las estrellas en pleno d�a. Siente como mi
conejito se come toda tu zanahoria. Si�ntelo como a�n est� estrecho y aprieta tu
polla.
Apresur� sus movimientos y yo empec� a gritar de placer
mientras, en medio de una secuencia de espasmos, me corr�a. Jorge no detuvo sus
movimientos, a pesar de que a �l tambi�n le embargaba un placer tan grande como
el que yo estaba sintiendo. Por los gestos de placer que observ� en su rostro
imagin� que iba a correrse de un momento a otro, pero, para mi sorpresa, me sac�
del co�o la polla a�n completamente erecta y se recost� boca arriba sobre el
c�sped.
- Ya es hora de que aprendas a introducirte una polla de
verdad en esa cuevecita de placer -me dijo- Ven, si�ntate encima de m� mientras
te vas introduciendo mi polla poco a poco.
Yo, observando el poste sobre el cual me iba a sentar, lo
agarr� entre mis manos mir�ndolo con lujuria.
- S�, me voy a sentar en ella, pero primero quiero
acariciarla, quiero sentir su sabor al met�rmela en la boca y chuparla como si
fuera un caramelo -le dije mientras me pasaba la lengua por los labios.
Me la met� en la boca y empec� a chuparla, comi�ndome casi
por completo aquel aparato que me supo delicioso. El, por su parte, not� la
encantadora calidez de mi boca y puso los ojos en blanco.
- Nunca jam�s me hab�a hecho nadie lo que t� me est�s
haciendo ahora -me confes� a�n en �xtasis- Me refiero a lo de tragarte casi toda
mi polla a la primera. Y tu t�a la que menos (a veces llam�bamos "t�os" a los
amigos de mis padres por la amistad que ten�an con ellos). Ah� donde la ves, es
una estrecha y no entiende que el sexo es un placer, un regalo de los cielos y
no una aberraci�n del diablo. En serio, nadie me la hab�a chupado tan bien como
lo est�s haciendo t�. Es casi tan bueno como met�rtela en el co�o, solo que as�
est� el a�adido de tu lengua acarici�ndomela sin cesar.
Le hice callar lanzando un furioso ataque sobre su capullo
con mi juguetona lengua. Esto le hizo temblar de placer, encogerse y empezar a
dar pataditas desesperadamente. Yo estaba contenta de hacer que aquella ya de
por s� enorme verga de aspecto indomable creciera cada vez m�s. Met� sus huevos
en mi boca y, al hacerlo, gimi� ruidosamente y me hizo saber que estaba a punto
de correrse. Yo quer�a sentir su corrida dentro de m� as� que no le dej� acabar.
Me la saqu� de la boca, mir�ndole fijamente mientras la sosten�a entre mis
manos. Cruc� una pierna sobre el cuerpo de Jorge y me coloqu� la polla en la
entrada de mi ex-virginal conducto, sent�ndome encima de �l a la vez que me la
introduc�a. Haciendo un incre�ble esfuerzo por eliminar el dolor, me la met�
toda. Estuve algunos minutos sin moverme, acostumbr�ndome al invasor que ten�a
adentro. El, por su parte, me acariciaba las tetas y me mord�a los pezones. Por
fin, decid� que estaba preparada.
- Ahora s�, cari�o -le dije- Soy toda tuya y no te voy a
dejar descansar ni un segundo hasta que hagas que me corra como nunca se lo has
hecho a la estrecha de tu mujer.
- Entonces, haz lo que yo te diga -me dijo- Sube a horcajadas sobre m� tratando
de sacarte mi polla hasta que sientas la punta en la entrada de tu co�o.
Entonces te dejas caer de golpe y, de un solo empuj�n, te la meter�s hasta el
fondo, hasta que sientas que mis huevos tambi�n est�n a punto de meterse.
As� lo hice, y sin protestar. Mis gritos, que empezaron
siendo de dolor, a los pocos segundos se convirtieron en gritos de placer. Yo
sub�a y bajaba cada vez con mayor velocidad hasta que, sin poder aguantarme m�s
e inclin�ndome hacia adelante, grit� de placer al tiempo que mi cuerpo se
sacud�a y vibraba a causa de un violento orgasmo. Destrozada, me dej� caer sobre
el pecho de Jorge. Pero �l, a�n no conforme con mi reciente orgasmo, rod�
conmigo sobre el pasto sin sacarme su miembro del co�o hasta quedar encima de
m�, se levant� para colocar mis piernas sobre sus hombros y empez� con el
cl�sico movimiento de mete-saca.
- Jorge -dije entre gemidos- Me estas haciendo ver las
estrellas..., mmmmm..., los planetas..., mmmmm..., las constelaciones
enteras..., MMMMMM... �Qu� bien lo haces...! Si por m� fuese te conceder�a una
medalla por estoooo... Mmmm... M�s, m�temela m�s. Mu�vete m�s r�pido... As�, as�
cari�o, �as���...!
De repente, not� que no pod�a aguantar m�s y sent� nuevamente
un gran escalofr�o que me recorri� todo el cuerpo. Era un nuevo y devastador
orgasmo que abat�a completamente mi cuerpo. Yo esperaba que poco a poco fuese
desapareciendo pero, en lugar de eso, me vino otro y otro y otro m�s. �l tampoco
pudo soportar el placer que estaba sintiendo y dej� escapar todo su semen dentro
de m�. Este sali� en tanta cantidad de su henchida polla que sobrepas� los
l�mites de mi co�o y se derram� por mis muslos formando un peque�o charco sobre
el c�sped.
Nos quedamos un rato quietos, relaj�ndonos hasta que por fin,
y sin mediar palabra, nos levantamos para unirnos al grupo.
Unos d�as despu�s, ya en mi casa, mi madre me llev� al
ginec�logo. Este me recet� unos anticonceptivos.
Me he vuelto a ver en tres o cuatro ocasiones m�s con Jorge y
en todas ellas hemos hecho el amor. Igual que aquella primera vez, siempre me ha
vuelto a hacer ver las estrellas de tantos orgasmos como me hace sentir. Le
recordar� toda mi vida como mi primer hombre adem�s de como uno de los mejores
polvos de mi vida...
Continuara...