Relato: Regalo de Navidad





Relato: Regalo de Navidad

El regalo de Navidad

por Hypnoman


Nunca pienses que Santa Clauss se olvid� de t�. �l sabe que
regalarte...


Ojos cerrados, a�n medio dormido. Estaba acostado y
sorprendido por haberme despertado. Algo en el fondo de mi mente me recordaba
que ya era probablemente la ma�ana de Navidad y sonre�, mientras recordaba
todas las veces que hab�a despertado a la madrugada a mis padres, que siempre
parec�an estar cansados, para pedirles que me dejaran levantar y abrir los
regalos.


Pero hace muchos a�os que estoy solo y la emoci�n que me
provocaba la fecha fue largamente reemplazada por el cinismo. Aunque tuviese
el peque�o y obligatorio �rbol de navidad en mi living, no ten�a la menor
ilusi�n que se llenase de regalos, as� que hab�a decidido irme a la cama.


Suspir�. Mis pensamientos retornaron a la pregunta de por
qu� me hab�a despertado. A trav�s de mis p�rpados cerrados, gradualmente me
fui dando cuenta de una luz suave. El movimiento de la luz era bastante
agradable y pens� que pod�a venir de los faros de un autom�vil o, quiz�s, de
un farol en la calle. Pero no hab�a luces en la calle en esa zona y tampoco
hab�a escuchado sonido de tr�nsito. Con curiosidad abr� los ojos.


�HAB�A una luz, y ven�a de mi habitaci�n! Una luz tenue,
como la que emite una vela, llenaba la habitaci�n con un ambiente c�lido. �Qu�
demonios era eso? �De d�nde ven�a?.


Mir� hacia la c�moda, d�nde parec�a centrarse la luz. Para
mi asombro, all�, sobre el mont�n de ropa hab�a una caja peque�a, envuelta en
papel verde y rojo, con una cinta tambi�n verde y roja alrededor.


La caja misma parec�a ser la fuente desde donde irradiaba
la luz.


Despacio, dubitativo, sal� de la cama y me dirig� hacia la
c�moda. Me detuve y me qued� parado all�, observ�ndola. Estaba brillando,
suavemente, de un modo realmente confortable. Entonces, descubr� la etiqueta:


"Para Mickey, de Santa"


Me re� entre dientes y ech� una mirada alrededor. Imaginaba
que una de mis novias se estaba ocultando en alguna parte, en las sombras, y
hab�a planeado �sto para sorprenderme. Recorr� la habitaci�n, asom�ndome por
aqu� y por all�, pero no encontr� a nadie.


A�n con m�s curiosidad, y ahora un poco nervioso, sal�
hacia el living. No hab�a nadie all� y, c�mo ya me hab�a imaginado, nada
debajo del �rbol. Bien, supuse que Santa se hab�a olvidado nuevamente de m�,
este a�o, mientras segu�a riendo entre dientes, pero ahora con un poco de
tristeza.


Nadie en el ba�o, tampoco en la cocina. La puerta estaba
cerrada con llave. No hab�a evidencias de que alguien hubiese estado all�.
Ninguna nota, ning�n mensaje en el contestador. R�pidamente me sent� en el
escritorio y me conect� a Internet. Ning�n e-mail pregunt�ndome si hab�a
disfrutado el misterioso regalo.


Todo muy confuso.


Regres� al dormitorio, prend� la luz y tom� la caja.
Parec�a muy pesada para su tama�o. Me sent� en la cama, sosteni�ndola y
sintiendo el c�lido brillo de la luz. Era una situaci�n por dem�s inusual.


No hab�a nada del tipo "no abrir hasta ... " en ella, y a�n
cuando se supon�a que hab�a sido dejada para la ma�ana de navidad un r�pido
vistazo al radio reloj me confirm� que hab�an pasado catorce minutos del
comienzo de la Navidad.


Era suficiente. Ten�a que abrirla.


Tir� del mo�o y cuidadosamente deshice la envoltura. Dentro
hab�a una simple caja blanca. Ning�n nombre de tienda, tampoco del fabricante,
nada. S�lo una peque�a, pesada, simple y brillante caja blanca. Tomando una
inspiraci�n profunda, la abr�.


La luz se hizo m�s brillante y tan intensa que me hizo
cerrar los ojos. La caja, de pronto, se hizo m�s liviana y escuch� un sonido
extra�o, como un susurro, un sonido de movimiento. Entonces el brillo fue
decayendo, la luz fue desapareciendo y yo abr� los ojos.


Sentada sobre la c�moda hab�a una mujer. Ella usaba mo�os
sobre su pelo oscuro y lo que parec�an ser zapatos de bailarina. Ten�a un
short verde y un top verde y rojo completaba su indumentaria. Era peque�a, no
llegaba al metro sesenta e, instant�neamente me record� a Campanita.


Todo lo que yo pod�a hacer era observarla fijamente, pero
ella sonri� y habl�:


- Feliz Navidad, Mickey.


Intent� hablar pero fracas� miserablemente. Mi boca se
mov�a pero nada sal�a de ella. �Qu� era esto? �No tendr�a que haber bebido
tanto en la fiesta de Nochebuena!


Se ri� y agit� su cabeza


- �Cu�l es el problema? �Nunca antes has visto a un duende?


Finalmente apareci� mi voz


- Un ...... �Qu�! ???


Se ri� nuevamente. Sonaba a mil campanillas diminutas.


- Un duende, tonto. T� sabes, trabajamos para Santa Clauss,
hacemos las cosas, ho ho ho, el Polo Norte y todo eso.


Sacud� mi cabeza. Sab�a que no hab�a bebido tanto como para
tener esas alucinaciones.


- � Un duende...? S�....


Ten�a que ser una broma, pens�. No hab�a otra explicaci�n.


Pero la caja era tan pesada ... y luego se alivian� .... y
la luz.... todo era demasiado raro. Ella puso mala cara


- Ahh, mira t�. No me digas que no crees en los duendes. Ya
se que Santa es el m�s conocido y el m�s publicitado pero nosotros somos los
que hacemos el trabajo de verdad, �lo sabes? Y resulta que ya nadie cree en
nosotros. Cre� que contigo iba a ser diferente.


Tragu� saliva e intent� aclarar mi cabeza. As� que un
duende estaba en mi habitaci�n. Sentado sobre mi c�moda, adem�s. Me re� como
un tonto. No sab�a que hacer.


- As� que .... un duende.... �Y por qu� est�s aqu�? -me
atrev� a preguntar.


Ahora fue ella quien se ri� tontamente y mir�ndome a los
ojos me dijo:


- Primero que nada tengo un nombre. Me llamo Vixen.


- � Vixen ? Yo pens� que ese era un reno.


Ella me mir� y dijo:


- Ahh, que bien. El se�or cree en los renos pero no en los
duendes. �Por qu� no puedo llamarme Vixen? Yo conozco un rat�n con tu nombre
�Eso significa que tu no puedes llamarte Mickey?


Estaba loco. Estaba discutiendo con un duende, o algo as�.
�El problema habr� sido que no beb� lo suficiente la noche anterior? Mi cabeza
daba vueltas, intent� nuevamente


- As� que ... Vixen. �Por qu� est�s aqu�, sentado sobre mi
c�moda?


Me pareci� estar en una pel�cula. Observando todo lo que
sucedia, pero conciente que todo eso no pod�a ser real. �O lo era?


Ella se apoy� contra la pared y se estir�. �Diablos! Duende
o no, alucinaci�n o no, ella ten�a MUY lindas piernas. Ese pensamiento me
llev� a otro y mis ojos la recorrieron hacia arriba. Ella se dio cuenta.


- Te gustan mis piernas �Eh?. Y ahora est�s observando mis
tetas. Las tengo lindas �Quieres ver?


Y antes de que pudiese articular una palabra, el duende, o
lo que sea, se quit� el top.


Me sent� en la cama observando fijamente sus pechos. Se
sent� all�, sonriendo abiertamente, imponiendo sus pechos hacia m�


- No son realmente grandes, pero tienen la calidad del Polo
Norte.


Asent�. Era todo lo que pod�a hacer. Mi boca estaba
comenzando a humedecerse mientras observaba esos perfectos y redondos pechos y
esos oscuros y endurecidos pezones. Ella dijo:


- Ahora recuerdo que me preguntaste por qu� estaba aqu�.
Bien, es muy simple realmente. Es Navidad y yo soy tu regalo. Santa se conecta
a Internet como cualquier persona y descubri� tu deseo en el libro de visitas
de un site relacionado con la hipnosis. Me lo coment� y aqu� estoy.


�Libro de visitas? �Site relacionado con la hipnosis?


De repente mi cabeza hizo un click. Yo hab�a dejado un
mensaje en un site de relatos de control mental. Y hab�a mencionado mi deseo
de ser ... de ser ...


DE SER DOMINADO POR UNA HERMOSA HIPNOTIZADORA


Mi boca de repente se sec� y comenc� a temblar.


Ella not� mi reacci�n e inmediatamente se puso frente a m�.
Cuando habl�, su voz son� muy diferente.


- Muy bien, Mickey. T� ser�s m�o por esta noche. Todo m�o.
Todo lo que yo quiera, lo har�s para m�. No tienes ninguna elecci�n. Voy a
hipnotizarte tan profundamente que no podr�s pensar absol�tamente en nada,
salvo en lo que yo quiera que pienses. Voy a hipnotizarte y a usarte. Vamos a
hacer cosas que nunca has ni siquiera so�ado. Y vamos a comenzar...AHORA
MISMO.


Casi grit� las �ltimas palabras. Sobresaltado, busqu� sus
ojos. Ojos que parec�an extenderse hacia m�. Ojos que parec�an girar. Ojos que
parec�an empujarme. Pod�a darme cuenta que estaba sonriendo, a�n cuando mi
mirada estaba perdida fijamente en sus ojos.


- S�, Mickey. M�rame prof�ndamente a los ojos. Mira m�s y
m�s profundamente. Siente su poder. Siente como te atraen. No puedes desviar
la mirada, pero deber�as intentarlo �no te parece? Tienes que intentarlo as�
te convences que ya no tienes el control. Int�ntalo ahora, Mickey, trata de
desviar la mirada.


Lo intent�. A�n trataba de convencerme de la realidad de lo
que estaba sucediendo. De esos pechos desnudos justo frente a m�. De esos ojos
que se met�an prof�ndamente dentro m�o. De esa voz, trabajando mi mente.
Intent� desviar la mirada, realmente lo intent�. Pero fall�.


- Has intentado desviar la mirada y no has podido. Sabes
que est�s comenzando a perder el control, Mickey, sabes que ya est�s cayendo
en mi poder. Cayendo prof�ndamente en la hipnosis, m�s y m�s prof�ndamente con
cada respiro que das. Mis ojos te sostienen, mientras mi voz borra todos tus
pensamientos. Cada segundo que pasa tus pensamientos se desvanecen. Respira
prof�ndamente y tus pensamientos desaparecen. Se disuelven dentro de las
profundidades de la hipnosis. Mis ojos te sostienen, mi voz te controla y tus
pensamientos se desvanecen completamente. El �nico sonido que escuchas es el
sonido de mi voz. Es lo que tu siempre has querido Mickey, no tienes ninguna
opci�n as� que d�jate llevar y deja que todo suceda. Sabes que no tienes
opciones y debes rendirte a m�. Entregarte a m�, Mickey, entregarte totalmente
a m�. Sabes que debes hacerlo. Est�s totalmente bajo mi control, Mickey, y te
encanta.


Hubo un silencio, y ese silencio fue total. Sus ojos
cubrian mi visi�n. Cubr�an todo mi ser. Aquellos ojos oscuros, girando
alrededor, empuj�ndome dentro de ellos. Al no escuchar su voz, todo lo que yo
ten�a en el mundo eran aquellos ojos.


- Ahora cierra tus ojos, Mickey. Tan pronto como se
cierren, te convencer�s de que est�s totalmente entregado a m�. Ci�rralos
ahora Mickey.


Ni siquiera pod�a pensar en no hacerlo, no pod�a pensar en
nada. Su voz y sus ojos eran mi mundo y cuando cerr� los ojos no era por estar
entreg�ndome a ella. Era porque ella me lo hab�a pedido


La m�s absoluta oscuridad no me asustaba. Su voz estaba
all�, hablando lenta pero precisamente. Me di cuenta que mi cuerpo
reaccionaba, sent�a movimiento, sent�a actividad. Hac�a lo que su voz me
ped�a. No sab�a lo que estaba haciendo, s�lo sab�a que estaba haciendo lo que
ella me dec�a.


- .... tres.


Mis ojos se abrieron. Estaba arrodillado en el piso, al
lado de mi cama. Vixen estaba sentada en la cama, completamente desnuda. Mis
ojos se abrieron por completo pero cuando trat� de hablar nada sucedi�. Ella
frunci� el entrecejo.


- Ya, ya. Sabes que no puedes hablar a menos que yo te
autorice. �Correcto?


Apareci� mi voz y dije:


- S�, Diosa Vixen.


Mientras trataba de entender por qu� yo la hab�a nombrado
de esa manera, ella sonri�:


- Muy bien, muy bien hecho. Realmente eres un sujeto que
responde muy bien a la hipnosis. D�jame ver que tan bien nos fue en la primera
sesi�n de entrenamiento.


Mientras yo me preguntaba que hab�a querido decir con eso
de "sesi�n de entrenamiento", dos cosas muy diferentes pero conectadas entre
s� sucedieron.


Primero, ella comenz� a brillar nuevamente. Era diferente
esta vez. M�s profundo, m�s oscuro. Un color intenso, violeta ros�ceo. El
brillo parec�a rodearme y, cuando lo hizo, me sent� excitado. No era la
excitaci�n habitual, las sensaciones crec�an cada segundo hasta que estuve,
literalmente, temblando de deseo. Mi pene se sent�a como si tuviese diez veces
su tama�o normal, aunque yo no pod�a mirar hacia abajo para verlo. Mi cuerpo
me dol�a de lujuria, anhelando su roce, sus caricias. Cada nervio, en mi
cuerpo, estaba en llamas. Cada sentido parec�a multiplicar el resto. Hasta
cada respiraci�n era una agon�a rabiosa de ciega pasi�n. Y, a�n, no hab�a
acabado. S�lo pod�a estar arrodillado all�, a sus pies, y ardiendo de
excitaci�n.


- Muy bien, Mickey, muy bien. �Te sientes un poco
diferente, no es cierto? �S�lo un poco excitado?


�C�mo contestar eso? Yo estaba mucho m�s que un poco
excitado. Estaba a punto de explotar. Nunca me hab�a sentido as� en mi vida.


- S� -susurr�, respondiendo a lo que, yo pens�, era el
esp�ritu de la pregunta y no la pregunta literalmente. Ella puso mala cara.


- �S�lo un poco? �Oh querido! Tendremos que ponerte m�s
caliente, entonces.


La luz rosa se hizo m�s profunda, latiendo con poder,
alcanz�ndome y envolvi�ndome. El deseo se increment� cien veces, el dolor, la
necesidad, todo eso. Me sent�a en el l�mite, a punto de acabar y no pod�a
hacerlo. Sent�a que cuando parec�a cruzar ese l�mite, aparec�a uno nuevo,
nunca antes imaginado. Ella me mir� fijamente, sus ojos ardian.


- Si�ntelo. Pru�balo. Deja que el deseo toque cada parte de
tu cuerpo. Deja que te invada. El placer no est� solo en tu verga, �no es
cierto?. Est� en tu mente y en cada parte de tu cuerpo. Es lo que t� est�s
sintiendo ahora. Tu cuerpo entero est� listo para acabar. Nunca sentiste nada
como esto, y esto es s�lo el principio.


Solo el principio...abr� la boca y mi cuerpo se sacudi�
ingobernablemente. �C�mo pod�a ser solamente el principio, por Dios, cuando yo
experimentaba sensaciones much�simo m�s intensas que las que pude sentir en
toda mi vida?


Ella sonri�. La luz desapareci� pero las sensaciones, el
deseo y el dolor no se marcharon. Yo estaba arrodillado all�, sudando y
temblando, con cada uno de mis m�sculos y mis nervios gritando y rogando por
poder descargar.


Mir�ndome prof�ndamente a los ojos, ella dijo s�lo una
palabra:


- L�meme.


Un deseo incre�ble de lamer su dulce concha invadi� mi
mente. No pod�a pensar en otra cosa que en probar sus jugos, sentir sus muslos
aprisionando mis mejillas. El dolor en mi cuerpo no desapareci� en lo m�s
m�nimo, pero s�lo pod�a concentrarme en una s�la cosa: Ten�a que lamer su
cl�toris.


Ella se acerc� m�s a m� y yo me inclin� hacia ella. Sus
muslos me rodearon y me atraparon contra su c�lida piel mientras mi lengua
sal�a despedida de mi boca. Encontr� su cl�toris y comenc� a jugar con �l,
d�ndole golpecitos con la lengua atr�s y adelante, alrededor, arriba y abajo,
por todos lados. Sus manos estaban sobre mi cabeza, sus dedos sobre mi pelo,
mientras yo lam�a su concha.


- Toda la noche. Podr�a tenerte haciendo �sto toda la
noche, y tu lo har�as. Y lo har�as de buena gana. Te quedar�as all�,
arrodillado, lami�ndome toda la noche, si yo te lo pidiese. �No es cierto que
lo har�as?


Intent� decir que s�, pero mi boca estaba demasiado
ocupada. Mi cuerpo se sent�a como si estuviese lleno de cortocircuitos, mi
mente no pod�a apartarse de las incre�bles sensaciones de �xtasis que la
invad�an. De buena gana me pasaria toda la noche all�, arrodillado,
lami�ndola. Claro que lo har�a.


Despu�s de no s� cuanto tiempo, su cuerpo se agit�, sus
piernas me apretaron espasm�dicamente, sus dedos aprisionaron mi pelo y mi
boca se llen� con sus jugos. Parec�a que acabar�a toda la vida. Sus quejidos
invad�an mi mente mientras su dedos retorc�an mi cabello.


- SI, SI, SI SI, SI -repet�a una y otra vez.


Despu�s comenz� a gemir y a jadear. Su cuerpo se mec�a
hacia atr�s y hacia adelante. Sus manos cayeron a los costados. Yo no me
detuve hasta no recibir la orden.


Me enderec� y observ� los resultados de mi trabajo. Ella
estaba acostada sobre la cama, con las piernas en direcci�n oblicua,
respirando pesadamente con el pelo todo revuelto. Yo no me mov�. Me qued�
arrodillado, al lado de la cama, observ�ndola.


Despu�s de dar un fuerte gemido ella se sent�. Con sus ojos
vidriosos me mir� y observ� mi miembro totalmente endurecido.


- T�mate la verga con la mano -dijo con voz ronca.


Lo hice. La sensaci�n de placer fue instant�nea e intensa.


- Juega con ella, pero no acabes, s�lo acar�ciala -susurr�.


Me la acarici� y comenc� a bombear. Me apret� los
test�culos a su pedido. Ella me miraba, con los ojos brillantes, mientras yo
me masturbaba.


- Tambi�n podr�a hacerte hacer esto toda la noche. Podr�a
tenerte as�, arrodillado, acarciandote la verga durante toda la noche y no
dejarte acabar. Te consumir�as en agon�a, tan pr�ximo a acabar, pero estar�as
absol�tamente incapacitado de hacerlo porque yo te controlo. Yo controlo
cuando tienes que acabar. Controlo tu mente y tu cuerpo. Arrod�llate all� y
d�jame ver como te masturbas.


Mientras yo le obedec�a, reapareci� la luz rosa.


Realmente era agon�a. Yo gem�a y sollozaba. Literalmente
sollozaba. Ten�a que acabar. Nunca hab�a pensado que el �xtasis pod�a ser tan
insoportable. Todo el tiempo ella me observaba, me susurraba cosas. Algunas
veces se acercaba a apenas unos cent�metros para observar como mi mano sacud�a
mi verga. Pod�a sentir su c�lida respiraci�n y eso hac�a que la necesidad de
acabar creciera exponencialmente.


- Es muy duro, �no es cierto Mickey?. Es muy duro estar
bajo mi absoluto control. Tan profundamente dominado. Tan potente es el
dominio que tengo sobre t� que, a�n cuando est�s totalmente concentrado en
masturbarte y rogando por acabar, si yo te pidiese que me mirases a los ojos,
lo har�as inmediatamente. �No es as�, Mickey?


Asent� y mir� fijamente sus ojos. Mientras tanto, mi mano
derecha segu�a su trabajo sobre mi verga.


- Es tan duro Mickey. Tan duro estar a punto de acabar,
pr�ximo al orgasmo, y repentinamente sentirse cansado, con mucho sue�o. Tan
cansado y tanto sue�o que todo parece dif�cil, muy dif�cil, y todo lo que
quieres hacer es entregarte. Entregarte a un profundo sue�o y dejar que mi voz
te lleve, m�s y m�s profundamente. D�jame llevarte, Mickey. Llevarte a un
sue�o m�s y m�s profundo. Profundamente dormido. D�jate llevar ahora, Mickey,
rel�jate totalmente y sum�rgete en la profundidad, bajo mi control. Totalmente
bajo mi control, Mickey. M�s y m�s profundamente, d�jate llevar, totalmente
....


No tengo idea que sucedi� despu�s. Hasta hac�a un minuto
estaba masturb�ndome, queriendo acabar, al punto de tener los ojos llenos de
l�grimas y ahora estaba flotando, como si mi cuerpo no sintiese los efectos de
la gravedad, absol�tamente indefenso, olvidando todo excepto su voz, que
tambi�n se sent�a alejada y mon�tona.


- ... tres.


Fue cuando mis ojos se abrieron y me encontr� acostado en
la cama, arriba de Vixen. Ella estaba boca arriba, sonri�ndome. Aturdido,
r�pidamente me di cuenta que mi verga estaba totalmente enterrada dentro suyo.
Ella se ri� al ver mi expresi�n.


- �Qu� sucede? �Nunca te has cojido a un duende antes? -se
burl�.


Trat� de hablar. Pero antes de que pudiese decir una
palabra apareci� la luz y me envolvi�. Su sonrisa desapareci�, reemplazada por
una lasciva mirada de lujuria pura. No hab�a forma de escapar de la luz. Era
como si mi cuerpo estuviese f�sicamente unido al suyo y las sensaciones que
comenzaron a invadir mi mente me llevaron nuevamente al trance.


Sus u�as ara�aron mi espalda cuando ella arque� las
caderas. Mis caderas comenzaron a seguir el ritmo que ella le impon�a a sus
movimientos. Mientras me la coj�a no pod�a dejar de mirarla fijamente,
mientras la luz iba haciendo desaparecer todos mis pensamientos.


Ten�a que acabar.


Pero no pod�a.


Cojimos. Cojimos fuerte y mucho. Cojimos conmigo arriba y
cojimos con ella arriba. Cojimos conmigo detr�s de ella. Y todo el tiempo la
luz nos envolv�a, haci�ndome delirar de lujuria y haci�ndome absol�tamente
imposible poder descargar.


- Toda la noche, Mickey. Toda la noche podemos hacerlo
porque tu cuerpo y tu mente me pertenecen. No podr�s acabar hasta que yo te lo
diga, as� que podemos hacerlo toda la noche... toda la noche.


Empec� a llorar nuevamente. Mis l�grimas ca�an sobre su
cara, mientras me pon�a arriba de ella por cuarta vez. No hay manera, ni creo
que lo habr�, de describir lo que yo sent�a. Pura lujuria, pura pasi�n, puro
deseo, pura necesidad. Necesidad de acabar y necesidad de hacer lo que ella
desease. Necesidad de complacerla. Era todo lo que ocupaba mi mente, en esas
raras ocasiones en que mi mente se clarificaba un poco y me permit�a pensar.


No s� cuanto tiempo segu� hipnotizado, o bajo el poder de
la luz, o solamente perdido en la lujuria. Cada penetraci�n me causaba un
peque�o climax, cada movimiento era suficiente para conducirme con locura a la
pasi�n. Y a�n no pod�a llegar al orgasmo.


Abriendo la boca, la penetraba una y otra vez, vi�ndola
sonreir, gemir, reir tontamente, gritar, lloriquear. �Dios! Me encantaba verla
como reaccionaba mientras me la coj�a.


Sus ojos se abrieron. Mir� fijamente los m�os y dijo:


- Acaba. Para m�. Dentro m�o.


Me fui. Acab� para ella, dentro de ella. Acab� y grit�, y
acab� y llor�, y acab� y mi verga segu�a totalmente dura dentro de ella. Acab�
hasta que no pude moverme m�s del cansancio. Sent� como si me hubiesen
escurrido hasta la �ltima gota de energ�a. Flojo, buscando aire
desesperadamente, me tir� encima de ella, lloriqueando y estremeci�ndome.
Totalmente gastado.


- No has terminado todav�a -susurr� en mi o�do.


Aturdido, la mir� a los ojos. Su suave voz gener� una
telara�a sobre mis pensamientos y todo se desvaneci�.


Ella a�n estaba sobre la cama, pero esta vez yo estaba
arrodillado sobre ella. Sonre�a, deslizando sus manos sobre sus senos y su
abdomen, mientras me segu�a con la mirada.


- Mast�rbate para m� nuevamente -murmur�.


No pod�a creer que me estuviera pidiendo eso. Reci�n hab�a
acabado y no hab�a forma que mi cuerpo pudiese recuperarse tan pronto. Pero
cuando baj� la vista hacia mi verga y not� como mi mano autom�ticamente se
dirig�a hacia ella y comenzaba a acariciarla, me di cuenta que eso realmente
no importaba.


Efectivamente, despu�s de algunos minutos de masturbaci�n
sostenida, mi verga se endureci� nuevamente. Estaba un poco inc�modo, mi verga
me dol�a un poco, pero no pod�a resistirme a sus �rdenes.


Silenciosamente, sonriendo, me observaba como me
masturbaba. Yo la miraba, pregunt�ndome si retornar�a la luz y me llevar�a a
esos lugares que yo ya sab�a que exist�an. Ella suavemente pellizc� sus
pezones, endureci�ndolos m�s, y desliz� una mano entre sus piernas. La observ�
masturbarse mientras ella me observaba a m�. La lujuria, el deseo y la pasi�n
comenzaban a aparecer nuevamente, m�s y m�s fuerte, y pod�a darme cuenta que
ella tambi�n estaba muy cerca del climax.


Nos miramos, nuestras manos comenzaron a trabajar
fren�ticamente, las respiraciones se hicieron duras y desiguales, el sudor
recorr�a nuestros cuerpos. Tan cerca .... tan cerca .....


- �Acaba para m�! -llorique� mientras su cuerpo se
tensionaba.


Escuch� su camino al orgasmo mientras yo disfrutaba del
m�o. Desparram� mi leche por todo su cuerpo, cubriendo su cara, sus pechos, su
abdomen y su pelo. Se estremeci�. Me estremec�. Entonces me dijo:


- Sigue en carrera, Mickey. No te detengas. Contin�a. Sigue
sacudi�ndola. Sigue masturb�ndote.


Reasum� la tarea de acariciarlo, a�n cuando estaba
comenzando a encojerse. Sin embargo no se achic� como normalmente lo hac�a
despu�s de una intensa acabada. Adem�s hab�a desaparecido la incomodidad y el
cansancio que siguen a toda etapa post-org�smica. As� que, nuevamente, comenc�
a masturbarme, aunque un poco m�s despacio, y las sensaciones empezaron a
aparecer nuevamente. Era incre�ble. Me hac�a una terrible paja mientras ella
dibujaba circulitos con la leche que ten�a desparramada en su barriga.


- S�, as�, contin�a. Si�ntelo venir, si�ntelo llegar
nuevamente. Siente la necesidad de acabar nuevamente. Sac�dela, acar�ciala,
mast�rbate y acaba para m�.


Sobreexcitado, absolutamente indefenso, volv� a acabar.
Agit� violentamente y un chorro de esperma fue directamente a su est�mago.
Ella sonri�:


- Contin�a acabando -murmur� mientras sus dedos volv�an a
rodear sus pezones.


Lo hice.


Acab� nuevamente para ella. De ninguna manera fue como la
primera vez, pero el climax al que me llevaba era igual de intenso. Mientras
abr�a la boca para poder respirar mejor, escuch� que me dec�a:


- Toda la noche, Mickey...... toda la noche.......


Lentamente, con gran dificultad, pude abrir los ojos y la
encontr� mir�ndome fijamente.


El sol brillaba a trav�s de las cortinas. Me qued� tirado
en la cama un momento, antes de darme cuenta que era la ma�ana de Navidad. Me
sent� de maravillas, absol�tamente fant�stico y una sensaci�n de placer me
invadi�, como el recuerdo de un sue�o adorable.


Sonriendo como un chiquillo, sal� de la cama y me dirig� al
living, sabiendo que no encontrar�a nada, pero por alguna raz�n con cierta
curiosidad.


Me qued� duro de asombro al ver una tarjeta entre las ramas
del �rbol de navidad. La tom�, me sent� en el sill�n, la sostuve por un
momento y le� mi nombre en el sobre una y otra vez.


Finalmente, rasgu� el sobre, lo abr� y encontr� una simple
tarjeta con un par de oraciones.


- Alg�n d�a regresar�. Con amor, Vixen.


FIN


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Relato: Regalo de Navidad
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