Mis vivencias desde mis a�os mozos han sido incre�bles. Es
seguro que la vena sexual lat�a en mi ser de manera permanente.
Trabajaba yo a mis 28 a�os en una comunidad rural de mi
estado cerca de donde se constru�a una presa que ahora es un beneficio para toda
la poblaci�n circunvecina.
Hice amistad con los ingenieros y obreros de la presa y con
alguna frecuencia luego de concluir mis labores llegaba con ellos a tomar unas
cervezas. Esto ocurr�a poco despu�s de las 18 hs.
Era com�n que yo caminara los 3 kil�metros que nos separaban,
as� que llegaba transpirado y sediento y ellos ya ten�an preparada la dotaci�n
de cervezas. Jug�bamos domin�, cartas o simplemente platic�bamos. Obvio que
todos ellos eran o presum�an ser bugas, heterosexuales, con vida matrimonial,
aunque estaban solos. Era una colecci�n de 50 hombres por lo menos, cuyas edades
oscilaban entre los 20 y los 50 a�os.
Algunas veces yo llegaba tan transpirado despu�s de la
caminata que me apetec�a darme un duchazo y entonces, (plan con ma�a) me
ofrec�an entrar a las regaderas en un espacio techado bastante amplio donde se
localizaban 20 regaderas, todas seguidas, sin mamparas o separaciones.
Para m� era la gloria estar en ese fest�n de nalgas y vergas
al aire y luego al agua.
Yo me desnudaba r�pidamente y me met�a bajo el chorro de agua
fresca, sin embargo, mi vista recorr�a a todos los cabrones ingenieros,
plomeros, obreros en general, alba�iles y ayudantes que llegaban y sin m�s ni
m�s se encueraban del todo y mostraban, muchos de ellos sus generosas
dotaciones.
Es casi seguro que nadie se daba cuenta que me gustaban los
hombres. No obstante, hab�a un ingeniero de la constructora que siendo buenos
"cuates" me hab�a llamado la atenci�n de manera especial.
Era un tipo moreno, peludo, con algo de barriga sin ser
panz�n, muy alto. Una ocasi�n, se me ocurri� mirar a un lado y vi que �l estaba
en la ducha al lado de la m�a y sin querer le mir� una terrible herramienta, a�n
sin erecci�n. Ten�a una verga enorme, como de 22 cm. y al darse cuenta de que lo
miraba, empez� a frotarse, a calentarse y eso se hac�a evidente en una erecci�n
descomunal que se iba manifestando entre sus manos.
La casualidad hizo que estuvi�semos solos pues �ramos los
primeros en ba�arnos a aquella hora, pues los otros ingenieros ya lo hab�an
hecho y los obreros a�n no regresaban de sus tareas.
Mi verga ante tal espect�culo empez� a cobrar vida, me lleg�
una erecci�n instant�nea y mi culo, yo sent�a que estaba deseando esa presa
dentro.
�ngel, precioso nombre, se acerc� a m� y me toc� un hombro
para preguntarme directamente al ondear su verga frente a mi vista:
"�Te gusta?",
Yo no contest�, mi ansiosa mano asi� tierna pero firmemente
aquel falo que se antojaba delicioso y que al tacto resultaba caliente, vibrante
y muy duro.
Era en realidad incre�blemente grande y �ngel sin pedir
permiso comenz� a acariciarme con los labios, las tetillas y tocarme la verga
tambi�n. Para ese momento mi meato urinario segregaba abuandante l�quido
preeyaculatorio que �l tom� con sus dedos y se los llev� a la boca engull�ndolos
con placer. "Que rico!!", -expres� �ngel sumamente caliente.
.Mi atractivo principal era su vergota, me baj� y comenc� a
chup�rsela lentamente de arriba abajo y luego comenc� a chuparle los huevos uno
a uno, eran tan gordos como su verga,
Al chuparle la reata, apenas entraba en mi boca, de manera
que era imposible met�rmela toda; a�n as� la percib� deliciosa.
En ese momento escuchamos un ruido y nos metimos r�pidamente
en el agua cada uno en su ducha. Esperamos a que se fuera uno de los
trabajadores que entr� a orinar y convenimos en vernos en su camioneta a la hora
que yo quisiera retirarme del campamento.
Estuvimos con los dem�s, llegaron los obreros, prepararon la
cena, les sirvieron y los ingenieros y yo tomamos las cervezas con botanas, es
decir, frituras de ma�z y harina aderezadas con picante
Esper� inc�modo e inquieto, por la erecci�n de mi verga que
no hab�a cedido y por la emoci�n de volver a tener en mi boca o con mayor suerte
en mi culo aquella hermosa tranca de hombre caliente, a que llegara una hora
prudente, como casi todos las noches para despedirme. Y as� fue. El ingeniero
�ngel se ofreci� a llevarme, explic� a los dem�s que hab�a conocido ese d�a una
"chamaca" de la rancher�a donde yo trabajaba y quer�a "echarse un taco de ojo".
Afortunadamente, nadie se dispuso a acompa�arnos.
Apenas arranc� la camioneta y �ngel, de inmediato empez� a
tocarme las tetas con su mano derecha, sus dedos estaban calientes y los sent�a
�speros, rasposos, dedos de macho.
Era muy fornido y algo torpe. Yo comenc� a sobarle la verga
sobre el pantal�n; �l hizo lo mismo con la m�a. Ambas reatas estaban al m�ximo
de su dureza y seguimos con la caricia hasta avanzar casi dos kil�metros y
entonces, me dej� de tocar y aguzando la vista y colocando sus dos manos sobre
el volante, vir� hacia un camino vecinal. La noche era oscura. S�lo la luz de la
luna permit�a que apreci�ramos nuestras siluetas y quiz� algo de nuestras
facciones.
Aparc�, nos bajamos del veh�culo, nos sacamos toda la ropa y
empec� a chuparle la riqu�sima verga.
Esta vez el se moj� un dedo con saliva y me lo meti� en el
culo a tiempo que con la otra mano me masturbaba. Luego de un buen rato, me hizo
inclinar y sigui� esta vez con dos de sus largos y gruesos dedos en mi ano., era
doloroso, pero delicioso luego trat� de empujarme la verga dentro, pero me
lastimaba mucho, pues era muy grande y gruesa y apenas cab�a la punta, de manera
que le suplique que no continuara y levant�ndome le comenc� a chupar su
miembro de nuevo, lenta y suavemente mientras �ngel segu�a meti�ndome dos y de
repente tres dedos en el culo. Era una delicia.
Hubo un momento en que lo sent� venirse , fue entonces que me
ech� hacia atr�s y volv� a tomar su tranca en mis labios aunque no entraba
totalmente en mi boca y dej� que acabara; tragu� parte de su leche que era
abundante y el resto me lo dispar� en la cara y en el pecho, fue riqu�simo.
Agradecido comenz� a chuparme la verga hasta que yo tambi�n
acab� en su boca, pero �l se trag� toda mi leche. Fue exquisito. Nos arreglamos
la ropa, abri� dos latas de cerveza, las ingerimos en silencio, llegamos a mi
destino y me dijo: "Gracias <compa>, nos vemos ma�ana, te tengo una sorpresa".
A la tarde siguiente volvimos a vernos en el campamento,
aunque esa vez fue diferente: me invit� a acompa�arle al poblado cercano donde
un amigo suyo que vive en la ciudad ten�a una casa amueblada que le permit�a
ocupar cuando le visitaban su esposa y sus hijos.
All� estuvimos toda la noche, cogiendo, mamando, disfrutando
a tope. Ambos exploramos nuestros cuerpos, nos dimos gusto, disfrutamos y
siempre nos vimos como grandes amigos ante todos los dem�s.
Mi estancia en la comunidad lleg� a su fin. Nos despedimos,
supe algunos meses despu�s que la obra de la presa hab�a concluido y no volvimos
a vernos. No tuve la precauci�n de tomar sus datos ni le di los m�os, pero �ngel
es un angelote que me recuerda aquellos a�os de juventud.
Espero sus comentarios como siempre
Juli�n
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