Hola, les voy a platicar lo que
me sucedió hace algún tiempo atrás, para esto debo
decirles que soy una chica de buen cuerpo a mis veintidós años,
ya que me gusta mantenerme en forma, y mi hermano Armando es menor que
yo por sólo un año, es muy apuesto y de buen cuerpo. Ambos
para ir a la escuela abordamos el metro que a esas horas se encuentra muy
lleno, por lo que para no separarnos durante el viaje, yo me subo en la
parte donde se suben los hombres, mi hermano antes yo creía que
se me pegaba al cuerpo para protegerme de las manos de los hombres a mi
alrededor, cosa en la cual después descubriría me encontraba
equivocada.
Un día descubrí que
su protección era para otro fin, ese día yo vestía
un pantalón corto de lycra muy delgada tipo ciclista, con una tanga
muy pequeña que alcanza a notarse por a través de mi pantalón
de lycra, también llevaba un top sin sujetador, aunque tengo grande
el busto no me importa no llevar el sujetador ya que son muy firmes además
que me pongo otra camisa arriba para que no se noten mucho mis pezones,
no sé si esta ropa fue la que calentó a mi hermano, quién
ya apretujados en el metro, comencé a sentir que se frotaba con
insistencia en mi trasero, a lo que yo no sabía cómo reaccionar,
por lo que opté por dejarlo seguir con lo suyo, de paso es que a
mí me empezaba a gustar sentir su verga ya erecta que se frotaba
entre mis dos nalgas, la sentía perfectamente dado que mi hermano
sólo llevaba un delgado chandal. Armando al ver que no opuse resistencia,
se presionaba cada vez más contra mis nalgas, en dado momento sacó
de su pantalón su duro y venoso miembro ya goteante de liquido seminal,
y lo posó entre mis dos nalgas, yo dado la textura de la tela de
mis pantaloncillos, notaba perfectamente el calor del pene de mi hermano,
yo ya excitada, jalé por la parte de atrás mi pantaloncito
de lycra para que se metiera entre mis dos nalgas, casi como una tanga,
ante esto una generosa porción de mis nalgas quedaron fuera de la
protección de mi short, notándose perfectamente el sitio
donde termina la cola y comienzan mis piernas, mi hermano al ver esto,
ya no dudó en deslizar su mano por mi cuerpo candente, al principio
paseó sus manos por un costado de mis piernas, acariciándolas
realizando mis pequeños círculos y dando delicados apretones
a mi piel, pasando por mis caderas, para finalmente posarse en mi vagina
por encima del pantalón corto. Yo para ese momento me encontraba
excitada por lo cachondo de la situación, ya que estaba siendo manoseada
en un transporte público por mi propio hermano, llegando a sentir
cómo se humedecía mi sexo, por lo que con un disimulado movimiento
metí mi mano a mi pantaloncito para romper mi tanguita por los costados
que son muy delgados ya que sólo son de resorte, para sacarlas y
así quedarme sin nada de ropa interior, mi hermano comenzó
a frotar su pene entre la ranura de mis nalgas a lo que yo, las apretaba
entre los dos cachetes de mi culo, para propiciarle placer a su miembro
cada vez más caliente. Armando de tan caliente que estaba metió
su mano bajo de mi pantalón y me comenzó a frotar deliciosamente
mi cuquita. Yo volteaba a los lados a ver si nadie nos observaba, una vez
que confirmé que nadie nos veía bajé mi short para
que mi hermano me frotara su miembro en las nalgas desnudas, no saben el
morbo que me causó estar desnuda de la cintura para abajo en un
lugar tan abarrotado de gente. A lo que Armando rápidamente entendió
mi mensaje, por lo que puso su pene entre mis dos muslos y mi panochita,
yo los cerré con fuerza, para hacerle con ellos una rica paja, mi
hermano comenzó un rítmico movimiento de adelante hacia atrás
por lo que no tardó en correrse entre mis piernas, fue delicioso
sentir cómo se deslizaba ese liquido tan caliente y viscoso por
entre mis dos piernas, y como mis líquidos llegaban a mezclarse
con los de mi hermano. Yo creí que allí acababa la cosa pero
de repente sentí una mano en mis tetas, por lo que busqué
de quién era esa mano, ya que mi hermano las tenía en mi
cintura y me percaté que era de un tipo, que de seguro se había
dado cuenta de nuestro magreo, por lo que pensó que yo era una muchacha
fácil, como yo todavía me encontraba caliente esto no hizo
más que aumentar mi morbo ante esta situación, él
al notar que no decía nada metió su mano bajo del top logrando
sujetarme los pezones, logrando ponerlos como dos cerezas duras de la excitación,
aprovechando que llevaba la otra camisa que tapaba la acción en
mis pechos liberó una teta del top para acariciarla más fácilmente,
por lo que bajé mi mano y le sobé su pija al tipo este, la
cual de inmediato se le paró y se puso como roca de la excitación,
por lo que me paré levemente de puntas, frotando en un principio
la punta de su pene con mis calientes y húmedos labios vaginales,
los cuales no presentarían ninguna dificultad para ser penetrada
y me introduje su aparato en la vagina, mi hermano se dio cuenta de esta
acción y pensé que se iba a armar la bronca, pero nuevamente
me equivoque, mi hermano quién ya se encontraba nuevamente empalmado,
comenzó a juguetear con uno de sus dedos dentro de mi ano, para
después introducir otro y luego otro más, supongo que para
abrir mi pequeño y apretado ano, para facilitar lo que después
me pareció fabuloso, ya que me metió su pene en mi culo,
por lo que me encontraba penetrada por ambos orificios lo cual me llevó
a un delicioso orgasmo, ya que era increíble la sensación
de como ambos penes se tocaban por dentro de mi cuerpo, en un corto tiempo
ambos penes llenaron mis dos partes con caliente esperma, cuando se hubieron
puesto flácidos sus miembros los retiraron dejándome escurriendo
ambos orificios de caliente esperma, como ya se acercaba nuestra estación
me apresuré a subir mi pantaloncito y a acomodar mi ropa, para salir
con mi hermano apresuradamente del vagón, una vez fuera nos íbamos
riendo de lo que acababa de suceder, cuando una señora se acercó
a mí y me mencionó que traía algo en mi pantaloncito,
al ver lo que era, nos percatamos que se encontraba lleno de semen, por
lo que la señora refunfuño que algún patán
se habría masturbado en él y yo no me había percatado,
mi hermano y yo nos miramos con complicidad y le agradecimos a la señora
por avisarme de los mocos en mi lycra , nos retiramos de allí a
toda prisa. Desde entonces cada que abordamos juntos algún transporte
público juntos aprovechamos para echarnos un polvo rápido,
aprovechando la complicidad de la muchedumbre, así también
procuramos que algún pasajero se percate de lo nuestro magreo para
incluirlo en la ventura, pero no sólo en los transportes hacemos
esto, también cuando vamos a algún cine porno, pero esto
ya se los narraré en otra ocasión.
Caliente.