Cuando yo ten�a 16 a�os y me entr� esa extra�a enfermedad de la rebeli�n sin
motivo que acompa�a a la adolescencia me hice novia de un muchacho de 20 a�os
que dirig�a una pandilla de unos veinte chicos y chicas entre los 14 y 20 a�os
de edad, que realizaban acciones poco legales, como robo de coches,
sustracciones en supermercados, etc..., actividades acompa�adas de algo de droga
para alejar el miedo.
Como premio a los chicos m�s osados, mi novio permit�a que �stos me follasen,
generalmente delante del resto de la pandilla y debo decir que a veces los
premiados eran dos o tres y el premio era compartido. Yo no era la �nica novia
de mi novio, �l ten�a otra chica mulata de su edad y nos sol�amos acostar los
tres juntos. As� viv� cerca de un a�o en completa promiscuidad y muy feliz de
ser follada tanto y por tantos o tantas.
Pero la cosa se acab�. Cuando mis padres barruntaron mi forma de vida tomaron
medidas radicales y me enviaron a un selecto internado cat�lico para realizar
mis estudios bajo estricto control, hasta terminar mi carrera de Administraci�n
de Empresas. Finalizados los estudios el internado ya me ten�a preparado el
ingreso en una prestigiosa empresa propiedad de determinada secta donde a los
dos meses conoc� al devoto se�or, 20 a�os mayor que yo, que me llev� ante el
altar a mis 22 a�os.
A partir de entonces compagin� mi trabajo en la empresa �financieramente
sucia- con mis tareas como ama de casa. Tuve pronto dos hijos, chico y chica,
fabricados por mi marido sin darme lugar a ning�n orgasmo, ya que me follaba
siempre deprisa y sin siquiera desnudarme, y hubiera tenido diez m�s si no me
hubiera provisto de anticonceptivos a escondidas, ya que para �l el sexo era una
herramienta sucia pero necesaria para la procreaci�n.
As� pas� mi vida hasta llegar a los 42 a�os de edad, en que un buen d�a me
tropec� con mi antiguo novio, Tom�s, de cuando era una depravada. Me invit� a
comer y, hablando de los viejos tiempos y c�mo lo pas�bamos, mi vagina comenz� a
soltar flujo como no lo hab�a hecho desde hac�a tiempo. Aacbamos en un hotel
donde me resarc� de la incontinencia a que me hab�a sometido mi marido.
La cosa no termin� y, al menos una vez a la semana, me encontraba con Tom�s
en alg�n hotel. Conversando un d�a, despu�s de haberme bebido tres veces su
semen acompa�ado de los restos de mi culo, record� con a�oranza aquellos tiempos
en que premiaba a sus amigos de la pandilla dejando que me follasen a d�o o en
tr�o. Me prometi� que esos tiempos volver�an.
Pocos d�a despu�s me llam� al m�vil notific�ndome que ten�a concertada una
org�a para mi con otros dos hombres. Pero que estaba buscando un lugar ya que �l
era por entonces casado y los otros dos tambi�n. En un hotel llamar�a demasiado
la atenci�n. La llamada concidi� con una estancia de varios d�as de mi marido en
las islas Jersey por oscuros negocios y de mis hijos en una residencia para
ejercicios espirituales, por lo que le dije que pod�amos organizar mi follada en
mi casa. En mi sal�n y en mi alcoba matrimonial.
Al d�a siguiente, puntualmente, se present� Tom�s en mi casa acompa�ado de
dos espl�ndidos varones, uno de ellos negro. Me fue desnudando ante ellos
detallando y mostrando con toda naturalidad los atributos m�s destacados de mi
cuerpo, tal que si estuviese vendiendo una lavadora en la tienda de
electrodom�sticos donde trabajaba. Me sent� muy humillada, pero la inmediata
perspectiva y el recuerdo de ser follada por tres sementales al tiempo me ten�a
al borde del paroxismo, as� que call� y yo misma me prest� a mostrar mi hechura
adoptando las posturas m�s apropiadas y abriendo mis agujeros para un conspicuo
examen.
Tras palpar debidamente todas mis carnes y meter sus dedos en mis agujeros,
impregn�ndolos de salsas cuyo olor y sabor apreciaron, se desnudaron para
trabajarme mostrando unas herramientas que me dejaron temblando de emoci�n.
No voy a contaros m�s que esa tarde me dispensaron seis prolongados y
remontados orgasmos. Cuando llevaba camino del sexto, con mi ano ocupado por la
polla del negro, mi vagina por la del blanco y Tom�s meando sobre mi cara y
tetas, escuch� aterrorizada la voz de mi esposo tronando:
- Mirad a la puta. Que eso es vuestra madre.
Podr�is imaginar que el orgasmo que estaba a punto de tener se me esfum�, lo
que no fue �bice para que justamente en ese momento las dos pollas que ten�a
albergadas soltasen su semen en las respectivas cavidades.
Y all� me encontr� delante de mi marido y mis hijos: Desnuda, con el pelo, la
cara y el pecho llenos de orina, y el semen resbalando desde mis dos agujeros
inferiores.
No contar� los anatemas de mi marido y los de mis hijos, que no se debieron
atrever a lapidarme por la presencia de los tres fornidos hombres que se vest�an
apresuradamente. Fui expulsada de mi casa ignominiosamente y llamando la
atenci�n de los vecinos, mal vestida, maloliente y apenas con una maleta, y eso
porque estaba acompa�ada de mis compa�eros de placeres.
Ellos me acompa�aron a una miserable pensi�n consol�ndome y diciendo que me
buscar�an mejor alojamiento. Al d�a siguiente me enter� en el trabajo de que
estaba despedida y de que me olvidase de entrar en otra empresa ya que hab�an
advertido a todas de mi inmoral conducta.
Despu�s de pasar todo un d�a deprimida pensando en mi futuro, fueron a
buscarme Tom�s y el negro, que supe se llamaba Nongo y me llevaron a casa del
primero con la promesa de que su esposa acced�a a que me alojase all�, cosa un
tanto sorprendente.
La esposa de Tom�s era negra, se llamaba Nwat y era hermana de Nongo, seg�n
me dijeron. Por all� correteaban dos chiquillos mestizos.
Ella se fue con lo ni�os al parque y Tom�s y Nongo me dijeron que la estancia
en aquella casa depend�a de el dinero que yo consiguiese para ayudar a la
econom�a familiar.
Les expliqu� mi situaci�n de desempleo y mi dificultad para encontrar trabajo
bien remunerado, que tendr�a que conformarme con hacer de camarera o algo as�.
Ellos dijeron que ten�an una idea mejor que me expusieron:
Con mi cuerpazo y mi falta de escr�pulos para follar con varios hombres se
podr�an filmar pel�culas que ellos se encargar�an de explotar.
Ni que decir tiene que rechac� la proposici�n y emprend� la tarea de buscar
trabajo durante una semana, al cabo de la cual no hab�a encontrado nada y me
hab�a dejado follar por un viejo gerente con la promesa de darme un puesto que
despu�s no obtuve porque esa empresa "no contrataba putas".
Me sent�a ya tan derrotada que cuando Tom�s y su mujer me recordaron que ya
llevaba una semana durmiendo y comiendo gratis, acept� la soluci�n propuesta.
R�pidamente montaron el negocio. Mientras yo era follada de todas formas por
los tres causantes de mi desgracia, la esposa de Tom�s filmaba la actuaci�n.
Me mostraron la pel�cula y, francamente, me gust� mi actuaci�n, al igual que
a todos, que me elogiaron como una gran puta. Ped� una copia y se la remit� a mi
familia con el mensaje "Familia, mirad como me follan".
Al d�a siguiente se film� otra escena, pero ya no estaba el otro hombre
blanco, esta vez era un asi�tico que termin� empe�ado, y me ofrec�, a mearme en
la boca abierta. Esa pel�cula tambi�n fue a mi familia con el mismo mensaje.
Las sesiones se fueron sucediendo con sesiones cada vez m�s duras. Me
iniciaron en escenas lesbianas, primero con Nwat, la esposa de Tom�s, y despu�s
con otras mujeres que identifiqu� como prostitutas, sorprendi�ndome a mi misma
cuando me compar� con ellas y advert� la similitud. La diferencia que hubiese,
si es que la hab�a entonces, fue gradualmente decreciendo cuando Nwat comenz� a
pedirme que le hiciese alg�n traj�n al repartidor del gas, al de la tienda de
comestibles, ... en pago por sus suministros. Un d�a le pagamos entre las dos al
electricista que sustituy� un diferencial y se mostr� tan satisfecho que nos
regal� dos bombillas que dej� metidas en nuestros co�os.
Lleg� una noche en que Tom�s me llev� a su cama con Nwat y desde entonces ya
dormimos siempre juntos los tres.
Las sesiones de filmaci�n, puntualmente remitidas a mi familia, avanzaban en
osad�a. Ya no hab�a una c�mara sino dos, manejadas por profesionales, y se
filmaba en toda clase de escenarios, a veces en p�blico. Nwat participaba cada
vez con m�s frecuencia en las escenas, cosa que me agradaba porque los jugos que
soltaba su negra vagina eran sabros�simos. Las dos ten�amos el pubis
completamente depilado y un d�a Tom�s nos llev� a poner unos hermosos tatuajes
en las nalgas, el monte de venus y los ri�ones, y unos anillos dorados en los
pezones y en los labios vaginales.
Un d�a Tom�s y su cu�ado Nongo trajeron a casa a un gran perro con la idea de
que Nwat y yo foll�semos con �l para acostumbrarnos antes de filmar pel�culas de
folladas con perros. Aquello ya no se pod�a ocultar a los ni�os y Tom�s los
entreg� en adopci�n, ante la aflicci�n de Nwat, que manten�a que pod�a educarlos
bien a�n siendo puta. Tambi�n mand� a mi familia las pel�culas en que me
follaban perros.
Nwat y yo deb�amos hacer un buen trabajo porque en poco tiempo nos cambiamos
todos de casa a un bonito chalet con dos jovencitas criadas que cuidaban de
nosotras y tambi�n proporcionaban placer a Tom�s, Nongo y el asi�tico que
siempre aparec�a para corregir los guiones de porno duro.
Las pel�culas eran ya con mucho argumento. A veces eran de torturas, otras de
meadas y cagadas, otras de grupos, interraciales casi siempre, por Nwat y Nongo.
Pero un d�a Tom�s dijo que yo deb�a quedarme pre�ada para protagonizar pel�culas
como tal, que eran muy bien pagadas. Para pre�arme, despu�s de dejar los
anticonceptivos, trajeron un negro amigo de Nongo con una polla enormemente
larga que consigui� su objetivo a la primera.
Filmar las pel�culas con una tripa de seis se me hac�a fatigoso, pero a
partir de entonces tuve una, bueno dos, agradables sorpresas:
Mi hijo vino a pedirme que le permitiese hacer conmigo lo que me hac�an los
hombres de las pel�culas: Fue muy gratificante ser follada y sodomizada por mi
ni�o mientras me tironeaba de cadenas enganchadas a los anillos de mis pezones y
mis labios vaginales, pero lo mejor fue cuando le ofrec�a mi vulva abierta y la
golpe� varias veces con su cintur�n.
Despu�s vino mi ni�a, a quien com� sus deliciosas tetitas, mientras Tom�s le
desvirgaba la vagina cuyo entorno hab�a depilado yo con gran esmero. Finalmente
le sorb� el semen de Tom�s de su precioso agujerito delantero mientras Nongo le
estrenaba el trasero.
Ambos se incorporaron al cuadro art�stico del negocio. Con el tiempo mi hijo
lleg� a ser el gerente y la ni�a la actriz estrella.