Relato: EL CRUCERO Desde peque�o viv� solo, me cri� solo, en verdad es una forma de decir, porque mis padres ten�an dinero de sobra, m�s del que puedan imaginar, y todo el amor que necesitaba se cambiaba por billetes.
As� es, mis hermanos y yo nunca tuvimos amor de padres, nuestras ni�eras eran lo m�s parecido a ese sentimiento, ellos estaban demasiados ocupados con sus vidas glamorosas, con sus fiestas, con sus compromisos, con sus entrevistas, por eso tapaban su ausencia con fastuosos regalos, como para comprar nuestro silencio, siempre ten�amos lo �ltimo de lo �ltimo, inform�tica, ropa, juguetes, viajes, todo, todo lo que se les ocurra.
A medida que fuimos creciendo, en una vida de completos holgazanes nuestros requerimientos fueron mayores y fueron cambiando de nivel, total, los viejos pagaban.
Mi hermana mayor fue la primera en abandonar el hogar, dinero de pap� mediante se fue a vivir a los Alpes suizos, all� enganch� a un tipo millonario, un petrolero con el que lleva algunos a�os compartidos, no sabemos mucho mas de ella, no nos contactamos muy seguido, solamente alg�n saludo navide�o � por fechas de cumplea�os.
Mi hermano fue el siguiente en partir, fan�tico de los autom�viles, tanto de lujo como los de colecci�n, pap� compr� los primeros veh�culos pero el r�pidamente multiplic� la fortuna y se estableci� por su cuenta. Mujeriego hasta la m�dula, es posible verlo a la ma�ana con una mujer, por la tarde con otra y otra diferente por la noche.
No me llevo bien con �l, digamos que no me llevo para nada bien.
Y yo soy el m�s peque�o y el que aun vive con pap� y mam�, bah, vivir es una forma de decir, compartimos el mismo techo pero a veces pasan semanas en las que no nos vemos.
Soy el que saca provecho de las monedas del viejo, casi treinta a�os y a�n no encuentro mi camino, si el todo lo provee, para que preocuparme?
A m� no me interesaba hacer del dinero m�s dinero, como a mi hermana que se caso con ese magnate por inter�s, y menos como a mi hermano que solo pensaba en autos y mujeres, a m� solo me interesaba gastarlo, gastar todo lo que pudiera, en lujos, en ropas, en viajes, yo era la oveja negra de la familia, total, a mi viejo se le ca�an los billetes del bolsillo.
As� me dedico a recorrer el mundo, a conocer todo lo que me rodea, a vivir la vida y as� me encontr� hace un par de meses en un crucero de cuarenta d�as, todo al m�s alto nivel, por supuesto.
Fui dispuesto a disfrutar, a tomar aire puro y por qu� no, a tener buen sexo.
El primer d�a no quedar� en la historia, no pude encontrar a la persona adecuada, pero al siguiente cambiar�an las cosas.
Esa tarde conocer�a a Antoine, un franc�s acaudalado que tomaba sol al costado de la piscina, un rubio grandote, de ancha espalda y amplia caja tor�cica, de piel bronceada, con un slip diminuto en color celeste, de piernas perfectas, evidentemente ese cuerpo estaba trabajado pacientemente en un gimnasio.
Cuando me sent� a su lado para entablar conversaci�n, levant� sus negras gafas para verme mejor, ense��ndome unos ojazos celestes de ensue�o que hac�an juego con su slip.
El ingl�s fue nuestro idioma de intercambio, ambos lo habl�bamos a la perfecci�n, ya que el no entend�a bien mi castellano y yo menos su franc�s.
Platicamos un buen rato disfrutando un trago, era un tipo de negocios, dijo que ten�a esposa e hijos en Francia y que cada tanto tomaba unas vacaciones para desenchufarse del mundo. El calor era agobiante y el sol pegaba fuerte, las gotas de transpiraci�n rodaban por su cuerpo y esto me calentaba m�s a�n, para colmo se zambull� en la piscina y me qued� contemplando su escultural figura, era perfecto.
Mientras lo miraba pensaba en todo lo que le deb�a agradecer a pap� y sus billetes, sin esto no hubiera sido posible.
Luego de un rato sali� del agua y volvi� a mi lado, me dijo que si no me molestaba prefer�a dormir un rato, que lo dejara solo, eso s�, que por la tardecita pasara por su camarote, el trescientos veintiocho.
As� que me ba�� ansioso y presuroso, no aguantaba con tanta excitaci�n, me encantaban estos encuentros �nicos y casuales y antes de cenar fui a su camarote.
Antoine me recibi� con los ojos grandes, me dijo en perfecto ingl�s que me esperaba despu�s de la cena, no antes, a lo que contest� de la misma manera en que no pod�a esperar tanto tiempo.
El luc�a una camiseta ajustada el cuerpo, de esas para dormir y un b�xer rojo s�per adherido que marcaba su paquete, su enorme paquete.
Les juro que me perd�, solo pod�a ver ah�, solo enfocaba ah�, entre sus piernas, al punto de que �l lo notara y tomara mi mano para depositarla en el, lo acarici� y not� que era enorme, quiero aclarar que la mayor�a de los hombres con los que hab�a estado ten�an penes de entre doce y quince cent�metros, pero Antoine era cosa seria y por eso quer�a contarlo.
R�pidamente fuimos a la cama, el se recost� y yo a su lado, pero invertido, me concentr� en lo que hab�a ido a buscar, baj� su b�xer para encontrarme con su sexo desnudo, su pene a medio erguir luc�a enorme, con un glande circunciso y brillante, con unos test�culos peque�os que buscaban ocultarse con timidez.
Los tom� en mi mano antes que escaparan y los acarici� dulcemente, calculo que el pene de Antoine ten�a m�s de veinte y era suficientemente grueso para hacer suspirar a cualquiera, su cuerpo venoso incitaba al pecado, pas� mi lengua por su glande, una y otra vez, como si estuviera saboreando un helado, luego lo deje caer para recorrerlo con mi lengua desde la punta hasta la base, tan largo como era, combin� algunos movimientos, lo succion�, lo masturb� en c�rculos, era espectacular.
Al fin me lo met� bien adentro, sab�a de esto porque acostumbra a practicar con algunos juguetes para el d�a que tuviera mi oportunidad y el d�a hab�a llegado.
Antoine se estremeci� cuando su pene comenz� a perderse en las profundidades de mi garganta, sus manos apretaron mis carnes y eso me anim� a seguir empujando hasta que mis labios pasito a pasito llegaron a los bellos de su pubis, y ah� me mov� suavemente.
De pronto sent� como el bajaba tambi�n mi ropa interior y se pend�a en mi pija que estaba dura por la excitaci�n, nos perdimos lami�ndonos lentamente, solo que el avanz� en mi culo enterrando un par de dedos y jugando en mi interior.
Pero yo segu� concentrado en mi objetivo, pegarle la mejor chupada que pudieran pegarle y eso fue m�s que evidente cuando su semen caliente y pegajoso comenz� a correr por mi es�fago, lo sent�a contraerse y disparar sin cesar, y lo dej� acabar todo en lo profundo de mi garganta, hasta la �ltima gota, solo ah� lo solt�
Estaba tan caliente que empuj� el brazo del franc�s contra mi cuerpo, el ya hab�a agregado un tercer dedo en mi culo y jugaba r�tmicamente en mi interior, solo que hab�a dejado de chup�rmela y me masturbaba con la otra mano, me entregu� ahora si a su juego y en pocos minutos mi pija tambi�n largaba la leche contenida.
Antoine entonces me alcanz� una toalla para que me limpiara, quedamos en repetirlo pero fuera del camarote deber�amos mantener la distancia, a mi no me importaba, pero �l era un tipo conocido y una actitud homosexual p�blica pod�a afectar su imagen.
Lo entend�, esta no ser�a la primera ni la �ltima vez que pasar�a por algo similar.
Los siguientes seis d�as se me hicieron un tanto mon�tonos, ya que no pod�a romper la rutina de solo ir cada tarde a chuparle la pija a mi amigo, y ya empezaba a fastidiarme, pero a la semana habr�a un golpe de escena.
Al llegar al camarote de mi compa�ero, me encuentro con que no estaba solo, para mi sorpresa tambi�n estaba Helmuth, Helmuth era un chico delgado, de piel blanca era uno de los cocineros de la nave, un alem�n amanerado que poco le importaba ocultar � disimular su homosexualidad y que era un tanto hist�rico para mi gusto, no me gustan esos chicos que gesticulan exageradamente � que de todo hacen un esc�ndalo, pero bueno, era lo que Antoine propon�a.
No hablamos mucho, nos desnudamos para hacer lo que ten�amos que hacer y que saliera lo que tuviera que salir.
Mi primera impresi�n fue comparar tama�os, Helmuth y yo corr�amos parejos, pero el franc�s corr�a con demasiada ventaja, adem�s el ten�a no solo una pija, sino que tambi�n un cuerpo fuera de lo com�n.
Para mi sorpresa fue el franc�s el que inici� el juego, agach�ndose a nuestros pies para empezar a lamernos la pija a ambos, nos junt� lo suficiente como para lamer ambas vergas al mismo tiempo, � bien mientras manten�a la m�a en una mano chupaba la otra, para luego cambiar y as� ir de lado a lado, el no era muy bueno haci�ndolo debo ser honesto, sus dientes eran m�s propensos a molestar que a dar placer.
A todo esto Helmuth y yo est�bamos demasiado juntos y nuestras manos comenzaron a recorrer nuestros cuerpos, el me mir� con ternura y busc� mi boca, de pronto nuestros labios se encontraron y comenzamos a besarnos profundamente, el alem�n era muy bueno besando, me sent� caliente, hirviendo y pronto nos olvidamos de nuestro amigo que estaba en el piso, al punto de dejarlo a un lado para tirarnos sobre la cama, a besarnos, a acariciarnos, a tomar su verga entre mis manos mientras �l hac�a lo propio con la m�a.
Entonces Helmuth gir� sobre s� mismo para colocarse en un perfecto sesenta y nueve, el alem�n estaba completamente depilado y su trasero se me hac�a muy sexi, comenc� entonces a lamer sus brillantes bolas mientras abr�a sus nalgas con mis manos, fue realmente sorprenderte notar su anillo marr�n totalmente desfigurado, parec�a una concha por el tama�o que ten�a con marcas m�s que llamativas, abri�ndose con solo apartar sus cachetes.
A todo esto Antoine hab�a ido sobre la boca de nuestro amigo quien alternaba entre una verga y la otra, yo segu�a entregado a la situaci�n mientras el franc�s met�a sin problemas sus cuatro dedos en el culo del alem�n, penetr�ndolo con suma facilidad. Luego de unos instantes suplicaba para que se la meta�
Fui yo quien quedaba al margen en esta oportunidad, ya que Helmuth me hab�a abandonado para acostarse boca arriba y Antoine levant�ndole las piernas empezaba a darle sexo anal, al alem�n se estremec�a y gritaba como puta barata, por lo que call� sus gritos metiendo mi verga en su boca, estuvimos un buen rato d�ndole por el culo y por la boca al joven, quien llegado el momento me pidi� que me sumara por el otro lado.
Me acomod� entonces entre ambos, dando mi espalda a Antoine y sosteniendo las piernas de Helmuth, a pesar de lo grande y gruesa que era la verga del primero parec�a no ser suficiente para el enorme culo del segundo, acomod� mi pija pegada a la otra, en la puerta del orificio y empuj� dulcemente, r�pidamente se hizo lugar y se desliz� buscando su sitio.
As� entre los dos, ambos al mismo tiempo se la dimos por el culo, el se com�a enloquecido las dos vergas al mismo tiempo, su pija estaba dura y yo se la acariciaba lentamente mientras Antoine se dedicaba a pellizcar mis pezoncitos haci�ndome desear�
Hasta que el franc�s apoyando la mano en mi espalda me inclin� sutilmente sobre el joven que est�bamos culeando, sac� su verga del agujero y luego de ensalivar el m�o sent� llegar su enorme verga sobre �l, y luego de una breve resistencia el enorme placer de su falo penetrando mi culo, trataba de apretar mi esf�nter sobre �l y eso me causaba un enorme placer.
Me recost� hacia a delante solo para besar nuevamente a Helmuth, se nos hac�a dificultoso porque mi pija rompiendo su culo y la del franc�s rompiendo el m�o solo arrancaba gemidos de placer, y yo sent�a una doble satisfacci�n al sentir mi culo penetrado y a su vez penetrar a mi compa�ero.
Fue muy loco como terminamos porque de haberlo premeditado no hubiera salido tan bien�
Despu�s de probar todas las posturas posibles, el franc�s se hab�a recostado mirando al techo y yo simplemente lo cabalgaba regulando la penetraci�n de su gordo miembro, sent�a exquisito como romp�a mi esf�nter mientras mis ojos y mis manos se llenaban con su musculoso pecho, Helmuth hab�a ido por una botella de alcohol, tom� un trago y tambi�n se coloc� a caballo de Antoine, solo que a la altura de su boca, para que le lamiera la pija, dejando sus nalgas hacia mi lado, luego me mir�, me dio la botella y se inclin� abriendo sus cachetes, era demasiado gruesa, calculo que m�s de diez cent�metros, pero tom�ndola del pico apoye la base en su cr�ter y lentamente se la fui enterrando, hasta hacerlo gritar de placer, y as� quedamos trabados, el franc�s me romp�a el culo y masturbaba mi pija mientras chupaba la del alem�n, el alem�n disfrutaba con la botella en el culo y la mamada que le pegaban y yo enloquecido con la pija francesa en mi trasero y rompiendo todo a mi amigo alem�n�
La excitaci�n lleg� al l�mite cuando por la comisura de los labios de Antoine comenz� a escapar semen que dejaba escapar, al tiempo lo sent� m�s duro dentro m�o por lo que apurando mis movimientos provoque que su hermosa pija llenara mi culo de leche, caliente, preciosa, hasta la �ltima gota, y por supuesto, al mismo tiempo me acab� tambi�n llenando el pecho de Antoine de mi propio semen.
Helmuth se hizo a un costado y fui directo sobre la boca del franc�s, su lengua y sus labios sab�an a sabor alem�n�
Y no hay mucho m�s que narrar, los d�as de crucero siguieron pasando, nuestros encuentros siguieron siendo clandestinos y cuando arribamos a tierra firme cada cual sigui� su camino, hab�a disfrutado como nunca y estaba satisfecho de pijas y leche, un magn�fico recuerdo, todo gracias a los billetes de pap�.
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Relato: EL CRUCERO
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