Relato: LA CELDA CON MI MADRE...................



Relato: LA CELDA CON MI MADRE...................

Mi nombre es ROSER, una mujer ahora de 41 a�os. Soy CATALANA, al igual que el resto de mi familia, con un hijos. Somos de clase media-alta, nos gusta viajar, sobre todo por pa�ses ex�ticos.
Esta historia que ahora relato ocurri� hace 1 a�os, teniendo por tanto yo entonces 40. He sido y sigo siendo una mujer de buen ver, alta, fuerte,con buen culo y tetas redondas y unas largas piernas, pero con cuerpo contundente, una MADRE QUE ME FOLLARIA , como se dice. Rubia, en mi rostro destacan unos hermosos ojos azules y en mi cuerpo unos pechos abundantes, de aureolas grandes, que encantan a los hombres. Lo noto porque alguna vez hago topless en la playa y me gusta ver como me miran, con ojos de deseo, cuando mis senos se mueven libres, opulentos. Mis muslos son tambi�n poderosos, c�lidos, suaves, sin celulitis, firmes. Desde luego ning�n hombre se ha quejado cuando ha estado entre ellos.

� Es posible que una mujer violada, forzada, sienta placer�?. S�, s� bien que es pregunta machista, que no cabe en la cabeza de algunos y sobre todo de algunas. Pero la respuesta, al menos para m� est� en mi relato.
Quiz�s en situaciones tan extremas pueda influir mucho la vida sexual de cada uno. La m�a, ahora, en mi matrimonio, es algo pobre. Mi exmarido, una persona maravillosa, de gran bondad, pero ap�tico para el sexo. Nos casamos ya algo mayores, tenemos un hijo, y hemos entrado en rutina. Yo he sido muy activa y antes de casarnos tuve algunos amantes, disfrut� mucho con el sexo.
Ese verano, decidimos hacer un nuevo viaje por un pa�s del AMERICA DEL SUR, que no mencionar� por precauci�n. Solo dir� que fue antiguamente una colonia ESPA�OLA, motivo por el cual nuestra lengua se habla como principal idioma, aparte de otras lenguas locales. Nos gustan estos viajes ex�ticos, aventuras, nuevos paisajes, otras culturas. Esta vez me acompa�o solo mi hijo.
Llegamos a la capital en avi�n, con la intenci�n de recorrer muchos km en todo terreno, visitando aldeas y lugares apartados. Alquilamos el t�pico Land Rover, cargamos nuestras cosas y a recorrer carreteras locales, polvorientas muchas veces, peque�as aldeas, descampados. Somos algo atrevidos.
Es clima muy caluroso, de interior. Algunas zonas de monta�a, pero el resto es la t�pica llanura, des�rtica, polvo, calor.
Viajamos hacia el sur, atravesando el pa�s y en nuestra intenci�n de pasar a la naci�n vecina. De esta manera llegamos a la frontera, a primera hora de la tarde. Tremendo calor, como digo. La frontera, una l�nea imaginaria sobre el terreno, que atravesaba una carretera local en bastante mal estado. Muchos kil�metros a la redonda en despoblado. Sobre la carretera, una peque�o edificio, r�stico, con una docena de militares guardando el paso. Unos200 m. m�s all�, se ve�a otro edificio similar, el edificio fronterizo del otro pa�s.
Nos paramos en la barrera que cortaba la carretera. Mi hijo sac� los pasaportes y los entreg� a un hombre uniformado, con aspecto algo sucio, descuidado. Se notaba que aquellos hombres estaban all� algo dejados de cualquier control, perdidos en el medio desierto. El hombre entr� en la oficina con los pasaportes y otro, que parec�a el oficial del puesto, fue paseando parsimonioso alrededor del veh�culo observando. Pas� un par de veces al lado de mi ventanilla, deteni�ndose algo m�s. Llevaba gafas de sol, lo que le permit�a observarme sin recato. Ca� enseguida en mi tremendo error, haberme vestido muy ligera de ropa, como si estuvi�semos en Europa. Eso era otro mundo, otro lugar, donde una mujer vestida de forma llamativa desencadenada miradas furiosas de deseo. Llevaba una minifalda muy corta, ligera, que dejaba bien al descubierto mis muslos y por el calor, hab�a dejado mis pechos sin sujetador, marcado loos pezones, cubiertos solo con una camiseta ajustada blanca, que permit�a bien adivinar mi anatom�a. Intent� protegerme un poco, estirar mi minifalda, pero ya era tarde.
El hombre hizo un gesto a mi hijo MARCOS, se�alando un cobertizo al lado del edificio principal, a cuya sombra estaba un jeep militar. Le dijo que pusiera el veh�culo junto al otro y que entr�ramos al peque�o puesto. As� lo hicimos, pasando a una primera sala, como de espera, con unos bancos de madera. Un peque�o mostrador, y un ventilador en el techo, formaban el escaso mobiliario. Un grupo electr�geno, a la espalda del edificio, ronroneaba asm�tico, suministrado corriente el�ctrica.
Nos sentamos unos minutos y por una puerta que daba al interior, sali� de nuevo el oficial, solicitando a mi hijo de 20 a�os que pasara solo. Nos dijo que ten�an que hacer algunas comprobaciones, que ten�an instrucciones al respecto, dada la posible presencia de elementos subversivos en la zona. Que podr�an tardar un poco, ya que las comunicaciones con la capital de provincia eran problem�ticas.
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Habr�an pasado 45 minutos cuando sali�. Me tir� a sus brazos agobiada, preguntando si estaba bien. Nos dejaron solos un rato. Me coment� que no entend�a por qu� le hab�an tenido ese tiempo dentro, que solamente le hab�an hecho preguntas tontas, pero que era la costumbre y que deb�an hacerlo por separado.
Mi instinto femenino me dictamin� en ese momento que aquello ten�a trampa. Algo preparaban aquellos hombres y no me confund�.
Al rato volvi� a salir el oficial y me invit� a pasar al interior, diciendo que era mi turno. Tranquiliz� a mi hijo dici�ndole que ser�a un interrogatorio similar y con un tiempo similar. Yo me volv� hacia mi hijo con una mirada que intentaba tambi�n ser de tranquilidad, pero algo ya por dentro me estaba diciendo que nada bueno me esperaba.
Pasamos a un pasillo y luego a un peque�o despacho, contiguo, donde hab�a estado mi hijo. El oficial cerr� la puerta, me invit� a sentarme en una silla y �l tras la mesa comenz� a hablarme en voz baja.
Al rato volvi� a salir el oficial y me invit� a pasar al interior, diciendo que era mi turno. Tranquiliz� a mi HIJO disi�ndole que ser�a un interrogatorio similar y con un tiempo similar. Yo me volv� hacia mi esposo, con una mirada que intentaba tambi�n ser de tranquilidad, pero algo ya por dentro me estaba diciendo que nada bueno me esperaba.
Pasamos a un pasillo y luego a un peque�o despacho, contiguo, donde hab�a estado mi hijo. El oficial cerr� la puerta, me invit� a sentarme en una silla y �l tras la mesa comenz� a hablarme en voz baja.
- Ir� directamente al asunto, se�ora� -coment�, mir�ndome descaradamente los muslos,y las bragas negras de encaje que se veian al ser tan corta la micro falda que yo intentaba ocultar-.
- -Vd., dir�, -le contest�-.�abra las piernas puta ,o le peg� un tiro a su hijo !, me subi la minifalda y abri mis largas mostrando todas las bragas negras ,que marcaban mi raja , Mire, se�ora, como puede suponer, nosotros pasamos en este puesto muchos d�as, alejados de la civilizaci�n de nuestras familias. Normal que tengamos algunas carencias� �me entiende, verdad?
- No muy bien -respond�, cada vez m�s asustada-.
- Entre esas carencias, se�ora, est� la ausencia de mujeres, y nosotros somos hombres, me entiende�verdad?. �Resultaba odioso, aquel �me entiende�-. Por tanto, tenemos la costumbre, de que de vez en cuando, si por la frontera pasa una mujer� ejem�as�, como vd., tenemos que solicitarle su colaboraci�n�
- Colaboraci�n.. �que tipo de colaboraci�n, se�or?.
- Ejem� bueno, creo que es f�cil de entender� necesitamos relaciones �ntimas.. vd. me entender� estamos muy solos; por tanto nos vamos turnando y cada mujer que nos gusta, la solicitamos para un par de hombres�
Me qued� estupefacta. No me lo pod�a creer. Un puesto oficial, del Gobierno. Un funcionario militar, insistiendo, pidiendo relaciones sexuales a una turista, y encima para dos hombres... �que se pensaban que era yo?. Mi voz son� con cierta dureza, cuando le contest�:
- Creo que se equivoca, se�or. Presentar� una queja en la capital contra vdes.
El hombre se encogi� de hombros. Sin contestar se limit� a sacar del caj�n de la mesa una bolsa de pl�stico, llena de alg�n polvo blanco.
- Imagino, se�ora, que sabe lo que es�
- S�, lo supongo, que ser� droga.
- Efectivamente, se�ora. Para nosotros ser�a muy f�cil acusarles de tr�fico de estupefacientes. Imagine las consecuencias, meses de juicio, c�rceles abarrotadas, a�os de reclusi�n, separados ambos de sus familias.
Se me vino el mundo abajo. No me desmay� de milagro, pero mi cara deb�a de reflejar mi terrible angustia.
- Ver�, -continu� aquel hijo puta-, somos del Tercer Mundo, como vdes nos califican, pero no salvajes. Procuramos hacer esto de forma muy discreta, para que incluso cuando viajan en pareja como vdes, no se note y el marido no lo sepa. Por ese motivo lo hemos tenido aparte casi una hora y vd. estar� este tiempo prestando servicios a mis hombres. Nadie se enterar�, salvo vd. Podr� salir de aqu� olvidando lo ocurrido. Ahora ponga en la balanza la otra opci�n, la de ser detenidos como delincuentes. Piense si vale la pena. Le doy cinco minutos para decidir.
Sali� del cuarto, dej�ndome sola. Cre� morir. Me vino a la imaginaci�n el hecho de separarme de mi hijo, no verlos en muchos a�os. Terrible. Me abrac� a mi bolso, como si fuera lo �nico que me un�a a mi mundo. Hundida, acabada.
Apareci� aquel mam�n al cabo de un rato. Abri� la puerta y se qued� mir�ndome, sin decir nada, esperando mi respuesta. Me limit� a hacer un leve gesto afirmativo con mi cabeza, terriblemente humillada. Entonces me invit� a salir y me condujo por el pasillo al fondo del edificio. Pas� por una puerta que daba a una sala donde un grupo de hombres jugaban a los naipes y que me miraron con gesto procaz, con espantosas sonrisas lujuriosas. Al final de pasillo, un dormitorio con un catre, casi a oscuras, solo una ventanita en el fondo daba alguna iluminaci�n. Me dijo que me sentara en al cama y esperara. As� lo hice, aterrorizada. La cama ol�a a sudor, las s�banas m�s bien pardas de suciedad.
- Ahora vendr�n dos de mis hombres, a los que le corresponde el turno. No ser� complicado, ya ver� -me dej� con una media risita, el muy baboso-. Procure colaborar y ser� mejor�
Efectivamente, al poco entr� un hombre, rechoncho, barrig�n. M�s de 40 a�os, seguro. En la oscuridad, no lo ve�a muy bien, pero su aspecto era repugnante. Yo sentada en el borde de la cama, segu�a abrazada a mi bolso. Me lo arranc� de las manos y lo tir� a un lado, al tiempo que empuj�ndome por un hombro, me tir� de espaldas en la cama. Seguidamente, sin la m�s m�nima delicadeza, de un tir�n brutal, meti� las manos bajo la minifalda y me arranc� las bragas que tir� al suelo. Se quit� las botas y se desabroch� el cintur�n, baj�ndose los pantalones y unos sucios calzoncillos hasta la rodilla. De esa guisa, se puso sobre la cama, sob�ndome primero los muslos. Ol�a muy mal. Sin desvestirse del todo, intent� abrirme los muslos. Yo me resist�a tremendamente angustiada. Aunque hab�a prometido colaborar, no pod�a evitar el rechazo. Aquel tipo animal sigui� manoseando a su antojo, las caderas, el pecho� La sensaci�n era de una humillaci�n y de una impotencia terribles. El hombre segu�a insistiendo en abrirme y yo cerrada a cal y canto. Se refregaba los genitales en mis piernas y mi vientre, mientras intentaba abrirse camino y penetrarme. Pens� que no podr�a resistir aquello. Entonces fue cuando sent� que se vert�a en mi muslo, el chorro de esperma repugnante, viscoso. Vaya��.���, un eyaculador precoz, me dije� Adem�s de asqueroso, es incapaz de follar� Me sent� tremendamente aliviada porque supe que aquello podr�a ser el fin. Y lo fue� El hombre se incorpor� con un gru�ido, no s� si de satisfacci�n o de ira. Pero se incorpor�, se visti�, se calz� y sin dignarse mirarme m�s, sali� cerrando la puerta. R�pidamente me limpi� aquel l�quido inmundo, con la s�bana. O� fuera algunas carcajadas, los hombres har�an chistes sobre m�.
All� me qued� sola, de nuevo esperando al siguiente. Como una aut�ntica puta de burdel. Hac�a tremendos esfuerzos para no salir huyendo� Pero el recuerdo de mis hijo y la terrible amenaza que ca�a sobre m�, si no cumpl�a lo prometido, me reten�an en aquel cuartucho.
Al poco tiempo entr� el siguiente. Un hombre m�s joven que yo, tendr�a treinta y pocos a�os. Cerr� la puerta tras de s�, y lo primero que hizo fue subir algo la persiana del cuartucho. Quer�a m�s luz y la quer�a para verme bien. S�, era m�s joven, alto, no tan mal parecido como el anterior baboso. Tambi�n poco aseado, claro, all� el agua era escasa.
Me mir� sin prisas, de arriba, abajo, con mirada terriblemente lujuriosa y una media sonrisa espantosa en la boca. Yo intentaba taparme como pod�a, me hab�a bajado la falda y la camiseta, componi�ndome un poco, pero mis bragas segu�an en el suelo. El hombre las recogi�, se las llev� a la boca y nariz y aspir� el aroma� Me qued� inm�vil, asustad�sima. Desde luego, si aquel tipo quer�a oler a mujer, lo hab�a conseguido. Mi ropa interior, dspu�s de toda la ma�ana, con calor, sudor, oler�a bien a mi sexo.
Dej� a un lado la prenda y se fue desnudando. Este lo hizo del todo, pausadamente hasta quedar en pelotas delante de m�. Ten�a ya una erecci�n tremenda, aunque yo evitaba mirar, no pod�a evitarlo, estaba all� plantado delante de m�. Un polla lo m�s bien corta, pero muy grueso. O quiz�s a mi me parec�a corto, precisamente por ese grosor, pero bueno, grueso sin duda si que era, nunca lo hab�a visto as�. Parec�a que le iban a reventar las venas, hinchadas al m�ximo. El miembro estaba totalmente vertical, desafiante, poderoso. El hombre presum�a de aquello, exhibi�ndolo delante de m�. Se lo bajaba un poco con la mano y lo soltaba, haciendo que rebotara en su vientre� Se re�a, ufano, el muy cabr�n.
Tras esta exhibici�n se subi� a la cama, sent�ndose en el medio. Tuve que subir un poco las piernas, pero me manten�a cerrada. Este no anduvo con historias, me agarr� las rodillas y apretando con fuerza me oblig� a abrirme. Al soltarme volv� a cerrarlas, pero me hizo un gesto amenazador con el dedo �ndice, advirti�ndome. Me volvi� a abrir y ya me qued� as�, espatarrada. Un pudor infinito me invadi� y cerr� los ojos, que venga ya lo que sea y que acabe pronto, me dije.
Se coloc� sobre m�, sin pre�mbulos. Yo l�gicamente, terriblemente seca, llena de pavor. El hombre, con la misma falta de delicadeza, dirigi� el miembro a mi entrada y presion�. Cualquier otro no lo hubiera conseguido, dada esa sequedad vaginal que ten�a, pero era tal su erecci�n y fortaleza que consigui� meterme parte de su gruesa polla. Sent� mucho dolor, el miembro me rascaba de forma terrible y no pude evitar gemir. Se detuvo y la sac� y no porque yo me quejara, creo que a �l tambi�n le dol�a.
Se agarr� ahora aquel tremendo aparato con la mano, lo frot� a lo largo de mi hendidura reseca. Subi� y baj� por mi co�o, varias veces. Al menos esa operaci�n no me resultaba tan brutal. Al cabo de practicar un rato esa operaci�n, volvi� a apuntar a mi entrada y empujando entr� la mitad del miembro. Me dol�a, pero algo menos. Quiz�s se estaba produciendo una dilataci�n involuntaria, aunque no lo deseara.
El tipo sigui� presionando y al fin consigui� meterla totalmente. Sent� como me dilataba de forma horrible con el grueso falo. Una sensaci�n de estar como atascada. Me apetec�a gritar de ira, pero pens� en mi marido, all� a pocos metros, separado de un par de puertas.
El falo inici� ahora un movimiento lento, entrando y saliendo. Me dol�a ya menos� cada vez menos�.al final, ya nada.
Entonces me entr� una terrible rabia conmigo misma. Estaba disfrutando sin quererlo, me estaba mojando. �Qu� me pasaba?... �Ser�a quiz�s que hab�a fantaseado mucho en mis relaciones con mi marido, y que una de esas fantas�as era que me forzaban?. Se produc�a en m� un enfrentamiento, mi mente me dec�a que era un acto repugnante, humillante y que solo deb�a sufrir. Pero mi cuerpo iba por otro lado. M�s que mi cuerpo, mi co�o. Odi� en ese momento a mi co�o, lo llam� vicioso, traidor. Intentaba controlarlo con mi mente, pero era m�s bien al rev�s, mi co�o me venc�a. Adem�s sent�a una tremenda humillaci�n si el hombre se daba cuenta que yo disfrutaba.
Pero el co�o mandaba. No pude evitarlo. A pesar de mi lucha yo misma not� como se mojaba y al poco tiempo la gruesa picha entraba y sal�a suavemente, chapoteando en mis jugos.
Me abr�, sin darme cuenta, algo m�s, y el hombre lo not�. De forma vulgar, me espet� al o�do:
- Te gustaDisfruta, que pocas veces vas a tener una polla as�.
Cabronazo, -dije, para mis adentros-. Me entraron ganas de abofetearle, de insultarle. Me tap� la cara con la pringosa almohada, no quer�a verlo ni que me viera. Pero mi boca estaba ya entreabierta, me faltaba aire, y no solamente por el calor, era la excitaci�n que me ven�a de mi entrepierna.
Como hombre joven que era y seguro que hacia mucho que no follaba, su erecci�n se manten�a terriblemente firme. Se apoyaba en sus brazos estirados, colocados junto a mis hombros, lo que le permit�a una visi�n total de mi cuerpo. Sobre todo, no retiraba la vista de mis pechos, que se bamboleaban con los movimientos, con un erotismo que hasta a m� me gustaba.
El movimiento del tipejo era persistente. Lento, exasperante. Entraba y sal�a de m�, muy lento, como si quisiera disfrutar de cada mil�metro de mi interior. El miembro entraba hasta el fondo, se retiraba dejando solo la cabeza dentro, volv�a. Una vez, otra, otra�
Aquel entrar y salir, me fue inundando de flujos. A mi pesar, como he dicho. Pero all� estaba, violada, sometida, pero al tiempo puta. Entraba, sal�a�entraba�.sal�a�.. Miraba alguna vez su reloj, controlando el tiempo. El muy cabr�n ten�a suerte, de que su compa�ero hab�a tardado poco, as� dispon�a de m�s rato para �l.
Entraba, sal�a�entraba, sal�a�. Un ligero �plof� se o�a cuando llegaba a sacarla y mi co�o se cerraba totalmente encharcado. Su resistencia era incre�ble y se controlaba bien. Uno, eyaculador precoz, el otro, todo lo contrario.
Entraba�sal�a� Y yo comenc� a sentir los primeros s�ntomas del orgasmo. Me agarr� con fuerza a las sucias s�banas, intentando evitarlo, control�ndome. No pod�a, cada vez estaba m�s cachonda. Ya sent� en aquel momento los preliminares claros de que iba a correrme. Antes de sentir el orgasmo, tengo unas contracciones involuntarias, reflejas, contraigo los m�sculos vaginales, aprisionando la polla que tengo dentro. Los hombres con los que he follado, les ha encantado a todos y todos han terminado r�pido cuando les hago ese movimiento.
Y me vinieron los espasmos y esas contracciones. Fuert�simas� El baboso las sinti� bien, pues se qued� primero algo perplejo� luego musit� a media voz algo as� como �Puta�puta..� Era claro que �l ya tampoco aguantaba m�s. Pues s�, puta era, maldita sea mi estampa, me dije. Me maldec�a a m� misma por estarle dando gusto a aquel cabr�n.
Lo cierto que el orgasmo lleg� sin poderlo detener. Me mord� los labios para evitar gritar. Sub� las caderas, levantando incluso al hombre a pesar de su fortaleza. Fue largo, intenso, brutal. Qued� sin aliento, inm�vil, incapaz de sentir ni pensar.
El tipo tambi�n se hab�a corrido, lo not� porque se dej� caer sobre m�, exhausto. Toda su piel estaba ahora sobre m�, asfixi�ndome de calor. Lo empuj� un poco hacia un lado, para apartar su peso, y all� se qued� un rato, aunque sigui� aprision�ndome con su pierna y su brazo. Parec�a medio dormido, pero no lo estaba, solo reposaba de su eyaculaci�n y me manoseaba bien los pechos.
Pas� un rato de unos diez minutos. El tipejo fue recuper�ndose y mir� su reloj� se permiti� con chuler�a decirme en su aceptable franc�s:
- Nos quedan a�n 10 minutos, puta espa�ola�.
Valiente hijo puta, me dije. Encima vanidoso. Pero claro, no era para menos. Ten�a debajo a una mujer blanca, europea, rubia, sensual, que quiz�s ni en sue�os hab�a pensado en follarse. Y encima aquella mujer disfrutaba con �l. El individuo aprovechaba al m�ximo cada segundo, era su d�a.
Yo segu�a con la cabeza medio tapada con la almohada, para ocultar mi verg�enza. El individuo se incorpor�, quedando de rodillas. Medio tapada, no le ve�a la cabeza, pero si las partes bajas. El falo, ahora algo morcill�n, medio fl�cido, goteaba a�n algo de semen. Y el resto de la eyaculaci�n, dije para m�, en el interior de mi co�o� que asco, espero que est� al menos sano.
Comenz� a sobarme de nuevo. Prestaba atenci�n a mis partes m�s sensuales, en eso han coincidido todos los t�os, tanto los del primero como del tercer mundo. Esas partes eran mis muslos y mis pechos. Sus manos �speras recorr�an cada cent�metro de mi piel, apretando, tocando. Me volvi� a abrir, examinando despacio mi sexo. Para �l seguro que era una sorpresa, el co�o cuidadosamente depilado, no creo que las mujeres de su entorno tuvieran tiempo para esas cuestiones de belleza femenina, bastante era ya poder comer cada d�a.
Bajo la almohada mis ojos captaron otra vez la erecci�n. Se volv�a a empalmar el muy cabr�n. Otra vez el mete y saca. Me la volvi� a clavar sin contemplaciones, aunque esta vez ya sin dolor alguno por mi parte, estaba ya abierta como una burra. Pero esta vez hubo diferencia. No se limit� a la penetraci�n. Debi� de parecerle exquisito mi co�o, depilado, suave, jugoso y alternaba la penetraci�n con la bajada entre mis muslos, jugando con una larga lengua, algo rasposa, pero que me conduc�a al �xtasis. Algunos hombres que fueron mis amantes me hab�an dado buenos momentos de sexo oral, pero mi exmarido apenas nada. Y ahora volv�a a sentir esa sensaci�n ya casi olvidada. Continu� largo tiempo, con esa alternancia. Sub�a por mi cuerpo, lamiendo mi vientre, mis pechos, mi cuello y me la clavaba hasta el fondo. Luego volv�a a hacer el mismo recorrido, bajando, hasta volver a lamer mi hendidura pecadora. Otra vez los putos espasmos, otra vez mis saltos de caderas, y es m�s� llegu� a lo peor, llegu� a colaborar con �l, agarrando su cabeza fuertemente, apret�ndola como una posesa contra mi entrepierna, no quer�a ya que se retirase, quer�a que me hiciera terminar con aquella lengua perruna encajada en lo m�s hondo de m�.
Esta vez no pude evitarlo y gem� gem� varias veces, aunque procurando controlarme. Estoy segura que mi marido algo alejado y adem�s con el ruido de fondo del motor, no pudo o�rme, pero si los otros asquerosos que estaban en la habitaci�n de al lado. Escuch� perfectamente sus carcajadas. Pero ya perdida por completo, no me import� termin� como me vino en gana, sin controlarme, dej�ndome llevar, pasando mis piernas por encima del hombre, atray�ndolo, domin�ndolo� El presum�a de su erecci�n, pero tambi�n creo que le qued� claro mi capacidad de mujer
Esta vez apart� la almohada, ya todo me daba lo mismo. Que m�s da, me dije, que me vea la cara de viciosa. Sustitu� en mi rostro mi angustia por una media sonrisa de satisfecha. Solo me faltaba el t�pico cigarrillo� Valiente zorra, pensar�a el cabr�n, y lo pensaba yo tambi�n.
As� que abr� la boca y sin contemplaciones me meti� el miembro hasta la mitad y aun as� estaba medio ahogada. Ten�a que abrir bien mis mand�bulas para alojar semejante aparato. Decid� que hab�a que terminar cu�nto antes, y me prest� a ello. Cerr� los labios alrededor de su polla, apret� y succion�. Fue inmediato. El hombre emiti� un sonido hondo, un gemido de macho cabr�o, y sent� el escupitajo seminal en mi garganta. Me qued� entonces esperando que se retirara, para poder escupir el l�quido, que aunque no era mucho, ya que era su segunda corrida, me estaba como quemando. Pero no se retir�, me agarr� la cabeza, apret� y esper�. Comprend�. Quer�a que me lo tragase. Era su haza�a final. Ya de perdidos al r�o� as� que para adentro, todo. Tragu�, cosa que no hab�a hecho antes con ning�n hombre.
Ahora ya se retir� y comenz� a vestirse. Me miraba con esa media sonrisa, ya no de deseo, sino con cierto agradecimiento. Ya relajada por mi parte, habiendo pasado el mal o buen trago, me atrev� a responderle con otra media sonrisa. Me se�al� un peque�o lavabo que hab�a en el cuarto, que hab�a que llenar con agua de una jofaina que hab�a en el suelo. Me lav� y enjuagu� la boca, me ase� los pechos, pas� mis manos tambi�n enjabonadas por mi sexo y muslos y me limpi� con los kleenex que llevaba en el bolso. No quer�a que ning�n olor me delatara ante mi hijo. El encuentro hab�a terminado, la puta se marchaba, me dije.
El se agach� y cogi� mi braga. Se la guard� en un bolsillo, como trofeo, quiz�s para presumir delante de sus compa�eros o para regalarla a su mujer, era una braguita negra, de encaje, muy linda. No me molest� el gesto, incluso me agrad�. Despues entro el oficial entro con mi hijo ,le comento -hijo de follas a tu madre o te pego un tiro y a ella la mando a la carcel por trafico de drogas , -aceptais -le dijimos que si.......Dijo el comandante -bajate los pantalones y darle por el culo a tu mami maric�n ..
Me giraron, quedando de espaldas a ellos. Mientras el oficial grababa con un mobil esta salvaje follada de amor de madre a hijo ,se reia ha carcajadas el hijo de puta , pistola en mano .Comenzo a manosear mi culo, y mi hijo introdujo un dedo dentro de mi ano.
Est� bien prieto, dijo riendo. Creo que lo voy a desvirgar.MAMA perdoname
No, por detr�s no, lloraba y gritaba desesperadamente.
Mi hijo separ� las piernas y se coloc� entre mis piernas. Intentaba apretar mi culo lo m�ximo posible, aunque sab�a que eso s�lo me producir�a un mayor da�o.
De un primer golpe, bati� toda mi resistencia, mientras yo daba un grito desgarrador. .
Mis ojos estaban nublados y mis o�dos conmocionados, por lo que s�lo pod�a atisbar los insultos y comentarios que hac�an sobre mi.
El oficial , que hab�a visto toda la escena mientras me sujetaba y el pene de mi hijo quien penetr� en mi ano sin ninguna piedad.
No pod�a soportarlo, ahora ya no era tanto el da�o f�sico como el moral.
De nuevo not� el l�quido caliente dentro de mi culo y pens� que al menos, aquello habr�a terminado.mi hijo exhausto y avergozado....
el semen blanco con un poco de sagre salia a bobortones de mi ano y recorria mis nalgas y mis piernas hasta caer en el suelo
- Ya se pueden marchar� gracias, puta hispana y su hijo ...he grabado todo y si hablais , lo saco todo por intenet .
Ya nos podemos ir.SI dijo el oficial ,nos vestimos de prisa y nos marchamos yo y mi hijo
Montamos en el todo terreno. Los hombres salieron todos a despedirnos. Curiosamente, no sent� la mirada despreciativa, lujuriosa de la llegada. Hab�a, no se como lo dir�a, como un gesto de comprensi�n, de cierto cari�o. Hasta de respeto.
Nos alejamos y al momento llegamos al otro puesto fronterizo. Me dio tiempo apenas para cubrirme con una chaqueta amplia, disimulando mis formas, no quer�a m�s problemas. Sali� el encargado de los pasaportes, los entreg�, arrancamos y enfilamos la larga carretera. Apenas hablamos mi hijo y yo. Solo le coment� que hab�a sido algo angustioso y que no quer�a volver a pasar por ello. Nunca he sabido si mi exmarido se imagin� algo de ese viaje, creo que nunca lleg� a adivinar lo que pas� esa tarde en aquel puesto fronterizo.



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Relato: LA CELDA CON MI MADRE...................
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