Mar�a Jos� entr� al despacho del Comisario General de La
DIGEPOL, nombre con el que, en 1963, era conocida La Direcci�n General de
Polic�a, polic�a pol�tica del gobierno de turno en Venezuela. H�ctor Limonge
-C�ndor Uno-, la recibi� con mucha cortes�a y luego de ofrecerle asiento,
escuch� su exposici�n: Despu�s de haber visitado todas las delegaciones de ese
cuerpo, a lo largo y ancho del Pa�s, buscando saber de su esposo, El Comandante
Chema, como era conocido en la c�lula guerrillera que dirig�a, hab�a sido
apresado por agentes de ese cuerpo, varias semanas atr�s y visto que nadie le
daba raz�n de �l, decidi� solicitar una audiencia con la �nica persona que pod�a
ayudarla a encontrar a su marido.
Siempre regresaba, marcado con quemaduras de cigarrillos, con
unas cuantas u�as menos y el esf�nter anal desgarrado por las veces que, durante
los interrogatorios, le introduc�an cualquier tipo de objetos que pod�an variar,
desde una cachiporra policial hasta un bate de b�isbol, pero lo que m�s da�o
hac�a, cuando era sometido a esos procesos de ablandamiento que le prodigaban
durante las detenciones, era un delgado y puntiagudo rabo de iguana, lo usual
era que se lo introduc�an por el mu��n que quedaba al ser separado del cuerpo
del lagarto, dejando la afilada punta en el exterior; la tortura es una ciencia
y quien la aplica conoce al dedillo los m�todos que debe usar. Una vez dentro,
el interrogador comienza a halar con fuerza hacia fuera mientras suelta una
pregunta cualquiera, esto hace que las escamas que recubren la piel del animal,
que se encuentran dispuestas de adelante hacia atr�s, se abran ofreciendo
resistencia al templ�n recibido, no es necesario decir que las desgarraduras que
provocan en el recto y ano, son por dem�s dolorosas.
Chema no grita, o al menos no se escuchan los gritos porque
se estrellan contra la mordaza que han puesto en su boca y que no es otra cosa,
m�s que sus propios calzoncillos, sucios de orina y heces pues el calabozo tipo
"tigrito", en el cual estuvo durante dos d�as consecutivos, no permite espacio
para nada, a penas cabes medio doblado, la cabeza presionada contra el techo y
la frente contra el marco de la reja, el culo contra la pared posterior mientras
tus rodillas se incrustan en la reja met�lica de gruesos barrotes rectangulares
que marcan la piel y hasta los huesos, como punto de apoyo inferior, tus pies
doblados se apoyan en dos sitios perpendiculares entre uno y otro, los dedos se
agarrotan en el fr�o piso mientras los talones quedan aplastados contra el
�ngulo que forma la pared con el piso; en esa posici�n esperas y te duermes, te
meas y te cagas encima; no puedes evitar hacerlo porque antes de brindarte tan
confortable alojamiento, ya te tuvieron tres d�as sin probar bocado ni gota de
agua, as� que antes de conducirte a la suite que te han reservado, te han puesto
suficiente comida cargada de un buen laxante y agua c.s.p., que seg�n la
nomenclatura de las f�rmulas qu�micas, significa: "cantidad suficiente para�";
cantidad suficiente para saciar la sed contenida por tantas horas y suficiente
para que tus meadas sean copiosas y frecuentes; es que no hay entrenamiento que
te ense�e a privarte de comer o beber despu�s de tanto tiempo sin hacerlo.
Es la primera vez que Mar�a Jos� es atendida tan cort�smente,
en todas partes la han humillado con ep�tetos de la peor clase, pero el
Comisario General es todo un caballero, ya se lo dijo, en tono de confidencia,
el inspector Granados que fue el �nico que se apiad� de su sufrimiento cuando
ella le explic� su problema.
La humanidad de aquel funcionario derrib� todas las defensas
de aquella mujer, termin� llorando sobre su pecho mientras �l le daba palmaditas
en el hombro y trataba de calmarla explic�ndole que quiz�s, solo quiz�s, su
marido estaba en los calabozos del s�tano�; "el problema se�ora, es que a veces
los nombres no coinciden, usted sabe a que se dedica su esposo y sabe que nunca
tienen una sola identidad, pero yo mismo la llevar� hasta los calabozos y
cr�ame, si est� all� y no hay inconvenientes legales, hoy mismo se est� yendo en
su compa��a�"
Mar�a Jos� se sinti� llena de nuevas fuerzas y de una gran
esperanza, sus ojos brillaban de nuevo mientras el elevador marcaba lentamente
los pisos; cuando llegaron al s�ptimo tigrito, ya no hab�a nada en su est�mago,
el hedor y las im�genes de aquellos cuerpos empaquetados formando una "S" con
sus cuerpos, se hab�an encargado de a�adir un nuevo aroma en el ambiente, los
v�mitos de Mar�a Jos�.
"Cr�ame se�ora, yo estoy en contra de todo esto, pero
entienda que �rdenes son �rdenes y esto viene directo de la boca del Se�or
Presidente�"; le ofreci� un pa�uelo ricamente perfumado que ella rechaz�, hab�a
resurgido la fuerza que tienen las mujeres, que son parejas o compa�eras, de
esos hombres que toman el camino de la lucha armada.
"Es �l, es Chema, es mi marido!..."; el grito ag�nico qued�
en el aislamiento ac�stico del recinto que hab�a sido dise�ado para no dejar
salir ning�n tipo de ruido hacia el exterior.
"C�lmate m�ija, ya ves que lo encontramos, ahora es cuesti�n
de minutos para que se vayan juntos de este maldito sitio�, f�jate que has
tenido mucha suerte, recuerda que en su �ltimo discurso, el Se�or Presidente dio
una orden precisa�: <Disparen primero y averig�en despu�s�>"
Mar�a Jos� sinti� de nuevo un �pice de confianza, se acerc� a
la reja y tom� el rostro de Chema con ambas manos, la caricia despert� al preso
y apenas pudo acostumbrar sus pupilas a la oscuridad, una expresi�n de p�nico se
dibujo en su rostro, apenas separado por unos pocos cent�metros, logr� balbucear
en tono muy bajo, lo que le permit�a su lengua y enc�as ensangrentadas, "dile
que me confundiste , no sabes que clase de bestia es este hijo de puta!!, vete
por el amor de Dios!..."
El inconfundible sonido met�lico de la cremallera de unas
esposas, hizo que la mujer tomara conciencia de la situaci�n, trat� de zafarse
pero fue in�til, el otro gancho qued� cerrado contra uno de los barrotes
mientras el primero que hab�a chasqueado, manten�a su mu�eca apretada hasta el
dolor, son� un segundo chasquido y por �ltimo, sus manos estaban sujetas a los
barrotes de la celda donde Chema lloraba por primera vez desde que hab�a sido
detenido.
"As� que no lograbas dar con el paradero de tu esposo!!,
Mar�a Jos�, ��aLuisa, Comandanta Celia, como prefieres que te llame? Puta de
mierda!; te hemos estado buscando desde hace meses y nunca logr�bamos dar con tu
identidad�"; la sangre se hel� en los cuerpos de aquellos seres.
"Tu marido es un cag�n, apenas prob� el rabo de iguana, cant�
hasta el himno nacional!, le dimos dos co�acitos para que hablara y como mil
para hacerlo callar!!...; vamos a ver si t� resultas m�s valiente que este
mariquito, porque la verdad, me decepcion� tanta blandura�"
Hab�a no menos de treinta funcionarios de guardia esa noche;
todos y cada uno fueron desfilando por el culo de Mar�a Jos� hasta que el ano
era un prolapso de intestinos que f�cilmente llegaba a medir unos cinco
cent�metros hacia fuera; C�ndor Uno permaneci� inm�vil mientras su erecci�n
pujaba entre los pantalones de lino, vest�a siempre con muy buen gusto, cuando
todos terminaron de "ablandar" a Tania, como tambi�n era conocida la
guerrillera, el gentilhombre se puso en pie y sin que mediaran palabras, todos
se retiraron y cerraron la puerta del aislado recinto, el �ltimo en salir fue el
inspector Granados�
Chema yac�a fuera del tigrito, su cuerpo no era capaz de
enderezarse por lo entumecido de sus m�sculos, pero mar�a estaba sobre �l, pas�
sus manos esposadas alrededor de su cuello y lo bes� con amor, no hab�a lengua
que respondiera, el dolor era superior a cualquier caricia, pero ella segu�a
bes�ndolo a pesar del inmenso dolor que le provocaba el tratamiento que le hab�a
aplicado el Comisario, el cual, viendo sus intestinos asomando por el esf�nter,
hal� todav�a m�s para sacar una buena porci�n, coloc� los pantalones
cuidadosamente doblados sobre el asiento en el que hab�a permanecido durante
horas y luego, blandiendo su verga que clamaba por ser satisfecha, penetr� el
colgajo de tripa sosteni�ndolo con una mano y comenz� a copular con "aquello"
que yac�a sobre otro "aquello", ya no eran seres humanos, solo un par de
despojos sobre los cuales saciaba la bestia sus m�s retorcidos gustos sexuales.
La detonaci�n no se escuch�, pero dentro del recinto qued� un
acre olor a p�lvora, el proyectil atraves� la m�dula de la mujer a la altura de
la tercera v�rtebra cervical, sali� en trayectoria oblicua destrozando lengua,
dientes y parte de cuatro labios para, luego de rasar las desdentadas enc�as,
entrar por el velo palatino buscando la masa encef�lica hasta llegar a la b�veda
craneana, all� se detuvo sin orificio de salida, al menos del cuerpo de Chema no
sali�.
"�Maldito hijo de puta!!, me cortaste el orgasmo, nunca acabo
igual cuando la mierda no se desparrama de la cabeza, pero de todas formas,
acab� bien rico, verdad carajita?, bueno, no respondas, todos ustedes son
iguales, no hay forma de sacarles una palabra, por eso es que los matan�"
El protocolo de autopsia pudo decir cualquier cosa, al final
a nadie la importaba; el reporte policial hablaba de un suicidio en el edificio
sede de la DIGEPOL: �la peligrosa guerrillera logr� burlar la estricta
vigilancia de los funcionarios que "preservaban la vida del detenido", el cual,
habiendo recibido el arma de manos de su compa�era de fechor�as, le descerraj�
un tiro en la nuca y luego se dispar� en la boca caus�ndose la muerte inmediata.
C�ndor Uno cerr� la carpeta contentiva del expediente y
maldijo para sus adentros, mir� su fino pantal�n de lana de cachemira, el semen
comenzaba a translucirse en la tela�; "hijos de puta!, siempre que leo estas
vainas tan tristes, me pasa lo mismo, debo controlar esta debilidad o de lo
contrario me voy a arruinar con tantos pantalones manchados�"