Nuevas sensaciones
Tras aquel primer encuentro con Javier, en el que mi
virginidad lleg� a su fin de forma satisfactoria, nuestra relaci�n sigui�
estrech�ndose a medida que iba pasando el tiempo. Por otro lado, mi familia cada
vez lo aceptaba como uno m�s. Cosa que a �l le vino muy bien teniendo en cuenta
que la suya estaba a cientos de kil�metros, y a mi me hac�a tremendamente feliz.
Sal�amos muy a menudo con mi hermano Carlos y con Ver�nica,
aunque esta �ltima cada vez me ca�a peor, esas veladas, por lo general, eran muy
agradables. En una de esas noches, mi querida cu�ada se puso insoportable, as�
que Javier y yo decidimos marcharnos. Dimos una vuelta en el coche y terminamos
en un lugar poco concurrido, en el que dimos rienda suelta a la pasi�n,
uni�ndonos en un prolongado beso que dio paso a las correspondientes caricias a
lo largo de nuestros j�venes y lujuriosos cuerpos. Mis manos recorr�an su
espalda mientras que �l me sujetaba de forma protectora con un brazo, al tiempo
que su otra mano me acariciaba el ment�n c�lidamente. A medida que aumentaba la
temperatura del ambiente que hab�amos creado, las caricias se tornaron menos
cari�osas, hasta que Javier desliz� sus manos dentro de mi braguita, llev�ndose
una sorpresa
-�Pero qu� es esto?-pregunt� contrariado.
-Vaya, lo siento. Deb� haberte avisado.
-No te preocupes Gloria, pero sabes que no me gusta hacerlo
de esta manera.
Esto me frustr� bastante, tras unos momentos en los que �l se
limpio el peque�o resto de sangre, record� que durante nuestras relaciones hasta
ese momento, �l me practicaba el cunilingus con bastante frecuencia, mientras
que yo nunca me hab�a lanzado a realizarle una felaci�n. A pesar de esto, �l
nunca me hab�a puesto mala cara, ni me hab�a pedido que lo hiciera. No sol�a
proponerme cosas de ese estilo, prefer�a que yo misma fuese solt�ndome y tampoco
quer�a incitarme a hacer algo que no deseara.
As� que sin m�s, retome nuestro beso posando mi mano sobre su
miembro, para luego irlo acariciando poco a poco. No hizo falta demasiado para
que recuperase su tama�o m�ximo, por mi parte la excitaci�n estaba disparada y
comenzaba a estar ansiosa, por lo que desabroch� su pantal�n y baj� la
cremallera lentamente. Cuando lo logr�, mir� a Javier de manera lujuriosa, �l me
la devolvi�, suponiendo yo que sab�a por donde iban mis intenciones.
Baj� su ropa interior y la polla qued� frente a m�, la sujet�
con una mano y le masturbe suavemente, nos volvimos a mirar y esta vez nos
sonre�mos, nos besamos y volv� a centrarme en mi objeto del deseo. Hab�a llegado
el momento, acerqu� la punta a mi boca y le di un suave lamet�n para irla
introduciendo poco a poco. En un primer momento pequ� de ansiosa, lleg�ndome la
punta hasta la garganta, lo cual me disgust�. Pasado el susto inicial,
reemprend� la tarea.
Me centraba en disfrutar del sabor de su glande, mientras me
entreten�a en chupar y jugar con la lengua, mi mano derecha segu�a
masturb�ndole, y la izquierda a ratos acariciaba sus huevos, a ratos acariciaba
mi entrepierna. Mientras tanto �l permanec�a sentado en el asiento del
conductor, con los ojos cerrados acarici�ndome la cabeza o la espalda.
No tard� mucho en avisarme de que iba a correrse, pero yo
estaba experimentando unas sensaciones geniales y todo me daba igual en ese
instante, as� que segu� a lo m�o hasta que not� el semen en mi boca, que no dude
en tragar. Me result� amargo, pero teniendo en cuenta la situaci�n, hasta me
gust�.
-Uf, Gloria, ha sido genial, gracias-dec�a Javier sin acabar
de creerse lo que acababa de pasar.
-Me ha gustado hacerlo, aunque por momentos fue un poco
desagradable.
Poco despu�s volvi� a llevarme a casa. Tras ducharme no pod�a
evitar sentir algo sucio en m�, pero el placer que obtuve mereci� la pena. Si
bien no llegu� al orgasmo, lo nuevo de la situaci�n lo hizo especial.
Tras ese d�a, nuestra relaci�n continu� estrech�ndose del
mismo modo que nuestros encuentros sexuales lo hac�an en el tiempo. En gran
medida debido a que Carlos se hab�a marchado a vivir con Ver�nica, as� que al
tener la casa para m�, aprovech�bamos para dar rienda suelta a la pasi�n y el
desenfreno.
Al poco tiempo de cumplir diecinueve a�os, ya llevaba dos con
Javier, me propuso practicar sexo anal. Lo estuve meditando un tiempo, hasta que
un d�a me decid�, le llam� y quedamos para el d�a siguiente.
Javier lleg� a las cinco de la tarde, como le hab�a dicho,
subimos a mi cuarto y me deshice de la ropa que llevaba puesta, �l hizo lo
propio y nos pusimos manos a la obra. Me tumb� en la cama y le dej� hacer a su
gusto, yo simplemente me limitaba a devolverle los besos y acariciarle. No s�
cual ser�a la raz�n, pero en esos momentos me sent�a ap�tica.
Javier se separ� de m� y sac� un bote que tra�a en su
mochila, era lubricante. Me dijo que me colocase de cuatro patas, as� lo hice.
Se ech� un poco de aquella sustancia en su mano y me embadurn� el orificio. Poco
despu�s me introdujo un dedo suavemente, era una sensaci�n extra�a y no muy
placentera, pero no me produc�a dolor, entre otras cosas porque el dedo
resbalaba perfectamente gracias al lubricante. Luego meti� otro dedo y lo mismo,
aunque esta vez si que me molest� un poquito. La cosa empez� a complicarse con
el tercero, me molestaba y tuvo que ponerme algo m�s de lubricante.
En el momento en que me acostumbr� a tener tres dedos en el
ano, dej� de sentir dolor para empezar a notar un peque�o cosquilleo, al que no
se si puedo llamarlo placer, no era intenso, pero al menos tampoco era
desagradable.
Llegados a este punto, decidimos que ya iba siendo hora de
intentarlo, pero con el tratamiento al que me hab�a sometido, su pene estaba a
media erecci�n, debido a que hab�a estado m�s pendiente de que yo no sufriera
que del placer sexual en s�. Sin dudarlo un momento, me di la vuelta y la met�
en la boca. Me bastaron un par de movimientos para volver a ponerla en el estado
que m�s me gusta. Mientras tanto, Javier me masturbaba para tener ambos una
excitaci�n similar.
Cuando pensamos que est�bamos a punto, se coloc� tras de m�,
unt�ndome un poco m�s de lubricante en el ano, con lo que qued� en sus manos,
lubric� el pene y empez� a introducirla. S�lo consigui� apretar parte del
glande, me dol�a un poco, pero cuando trataba de ir a m�s, el dolor aumentaba a
la par.
Lo intentamos poco a poco, hasta que pasados unos veinte
minutos desde el primer intento, sus caderas chocaron con mis nalgas. Tras unos
momentos de dolor, nos mantuvimos quietos, �l me iba acariciando y besando la
espalda y el cuello, mientras yo iba tratando de relajarme como pod�a, causa a
la que �l estaba contribuyendo m�s que bien.
Una vez acostumbrada a tener mi parte trasera invadida,
comenz� a moverse lentamente, yo apenas sent�a dolor, los vaivenes fueron siendo
m�s veloces, mi mano se perd�a en mi entrepierna, la otra se aferraba al
cabecero de la cama al tiempo que Javier agarra mis senos mientras perd�a el
control de sus envestidas produci�ndome un orgasmo, poco tiempo despu�s
acompa�ado por el suyo.
Al terminar nos dimos cuenta de que hab�amos perdido la
noci�n del tiempo, ya eran m�s de las siete de la tarde, mis padres podr�an
llegar en cualquier momento, por lo que r�pidamente se visti� y se fue, no sin
antes despedirse de m� cari�osamente.
Yo me met� en el ba�o para relajarme en la ba�era, una vez
hube ordenado la cama y ventilado el cuarto.
Al d�a siguiente notaba alguna molestia, pero nada del otro
mundo. Estaba muy contenta, ya que hab�a encontrado otra v�a para el placer que
me hac�a experimentar nuevas sensaciones.
Cuando llegaron mis padres ya lo ten�a todo en orden y hab�a
terminado mi relajante ba�o.
-Hola Gloria-dec�a mi padre visiblemente cansado-�No has
salido hoy?
-Hola papi, pues no, prefer� quedarme en casa tranquilita, �y
mam�?
-Vendr� un poco m�s tarde, �Por qu�?
-No nada, quer�a decirle una cosa, pero puede esperar-al
final no me atrev� a contarle a mi confidente nada de lo que hab�a hecho, ya que
empezaba a tomar conciencia de mis actos, y me ve�a lo suficientemente madura
como para no tener que contarle a mi madre ese tipo de cosas nunca m�s. Por otro
lado me daba verg�enza contarle algo que quiz�s ella no aprobase o comprendiese,
as� que decid� ocultarle estas cosas y quedarme con mis nuevas sensaciones s�lo
para m�.
Continuar�.