Relato: Wilsilor (05: Pistoneando por mi hermana)





Relato: Wilsilor (05: Pistoneando por mi hermana)


WILSILOR V


Pistoneando por mi hermana



Por Wilsi



Hola queridos amigos, soy Wilsibeth, la hermana de Lor. Como
saben ya, la madrugada del s�bado la pas� en el cuarto con mi hermana,
mir�ndonos y pensando en que co�os hac�amos all�, comi�ndonos con los ojos.


Yo no soy como ella. Lor por lo menos bes� a hombres y
recibi� una que otra caricia, pero yo, hasta los quince a�os, ni siquiera hab�a
pensado en eso. Mi primer beso, mis primeras mamadas, me las dio ella, jugando y
todo, pero el hecho fue real.


Por m�s que yo diga que no me gustan las mujeres, no todos
los d�as me dejo besar por una y menos le abro las piernas para que me mame la
poncha. Creo que lo mismo pasa con ella, jugando y todo, meti� su lengua en mi
boca y me bes�, meti� su lengua en mi poncha y se trag� mis jugos. �La pinga,
esos no son juegos!


Verga, con mi hermana aprend� a decir groser�as y no me da
remordimiento. Por supuesto, las digo cuando estoy con ella y por este medio,
pero ante la sociedad soy el ejemplo de una boca limpia (precisamente
limpia no la tengo, por las vainas que digo y los uso que le doy).


Esa noche yo me estaba excitando con tanta miradora y llegu�
a sentir un revolc�n en mi est�mago y que el coraz�n se me sal�a, porque pensaba
en que tal vez esa noche nos �bamos a coger de lo lindo.


No estaba convencida de ser lesbiana, pero a diferencia de
Lor, no me hubiese importado que me diera un beso y bueno, todo lo dem�s.



Esa ma�ana llam� a Cristo Jes�s y le propuse tirar. �l acept�
y, como su mam� no estaba, me invit� a su casa. Yo llevaba puesta un su�ter de
color blanco y un pantal�n muy ancho del mismo color, pero con rayitas rojas en
los laterales.


Llegu� como a las doce y despu�s de una hora de besos y
caricias subidas de tono, la sala de su casa era un desastre de pantalones,
pantaletas, interiores y cojines y, tumbados sobre el sof�, ambos est�bamos
unidos por la carne. Yo estaba boca abajo y me dejaba coger por detr�s. A mi
mente llegaban las im�genes de aquel d�a en mi casa, cuando estuve con �l por
primera vez�


Record� a mi hermana en el ba�o, tom�ndome de las manos y
apret�ndome con fuerza. Recuerdo su mirada bajo la ducha.


La barra de carne entraba y sal�a de mi culo, penetrando
hasta mis entra�as. Yo gem�a y me agarraba con fuerza del mueble o me apoyaba en
el suelo y goc�, lo juro; pero confieso que no pod�a sacarme la imagen de mi
hermana de la cabeza.


Cristo Jes�s segu�a cogi�ndome y yo apretaba las nalgas,
excitada, pero solo recordaba a Lor, mir�ndome en la madrugada, en la penumbra
de su cuarto.


�Qu� bolas, en vez de estar concentr�ndome en las bolas de
Cristo Jes�s chocando contra mis nalgas, no dejaba de pensar en Lor y en el
momento en que regresar�a a mi casa, para verla!


Cristo Jes�s, me acab� dos veces atr�s y luego, yo me
levant�, fui a lavarme al ba�o, al regresar, le dije que deb�a marcharme. �l me
pidi� que me quedara, pero yo, le dije que me dejar ir, que era importante.
Accedi� y Lugo de vestirme y de besarnos, sal� disparada hacia mi casa.



Cuando llegu� ella estaba all�, sentada en el patio sobre la
grama. Me sent� junto a ella y conversamos un poco. Creo que no dijimos nada
sustancial porque en el fondo, ambas est�bamos nerviosas. Ella ten�a puesta una
franela vino tinto- como las de la selecci�n de f�tbol nacional-, amarrada con
un nudo en su espalda y una falda de jean, muy corta y abrochadas por botones,
ten�a medias cortas y zapatos deportivos (Colirio para los ojos, como
dicen).


-�D�nde estabas?-me pregunt�.


-Con Cristo Jes�s.


-�Tirando?


-S�.


-�Y por qu� co�os no me invitaste? Eres una ego�sta.


-No es as�.


-Lo quer�as para ti sola, �verdad?


-La verdad, Lor, es que deseaba separarme de ti por un
ratico�


-�De m�? �Y por qu�?


-Porque me da miedo estar contigo y al mismo tiempo
seguridad. Me confunde lo que siento.


-�Y qu� sientes?


-No s�, pero creo que t� me entiendes. Te debe pasar lo
mismo.


-Si, supongo que tienes raz�n. Yo tambi�n estoy algo
confundida.


Ambas nos miramos fijamente y ese cruce de miradas dur�
siglos.


-Creo que solo debemos meternos a la cama y ya, �no?- dije yo
para hundirme de una vez en ese no s� qu� maravilloso que me carcom�a las
entra�as.


-Ese es el peo: que no debe ser un simple "meternos a la cama
y ya".


-�Y qu� debe ser?


-No lo s�, yo nunca he hecho esto, fuera de de lo del juego y
creo que de hacerlo, se hace, pero t� eres muy especial para m�. �Sabes? Esta
ma�ana me paje� pensando en Britney Spears y en Madonna�, tambi�n en ti�


-Pues yo, mientras cog�a con Cristo Jes�s, cerraba los ojos y
pensaba en nosotras� y no ve�a la hora de regresar�, pa� verte� �Somos
lesbianas�, verdad?


-No s�. Yo no me siento as�. Pero t�� me atraes.


-Creo que no debemos darle tantas largas al asunto, �no
crees?


-�Lo hacemos?


-�Por qu� no? Ser� nuestro problema, nuestro secreto y si no
nos gusta despu�s�, lo dejamos as� �Qu� dices?


-Acepto. Y� �lo hacemos ahora?


-�D�nde? Pap� y mam� est�n en casa.


-Esa es la vaina.


Ambas nos sent�amos extra�as y un tanto decepcionadas porque
nuestros padres estuviesen all�, truncando nuestros planes. Tendr�amos que
esperar hasta la hora de dormir para calmar nuestras ansias.


Lor, aprovech� y sali� a comprar unas cosas de la escuela y
yo me qued� all�, escribiendo en la computadora. Mam� se me acerc� y me dijo
algo que me descalabr� toda mi concentraci�n: "Hija, tu pap� y yo vamos a salir
esta noche a pasear y vendremos hasta muy tarde".


Esa noticia me encendi� mucho, tanto que dese� que llegara
Lor para ponerla al tanto. Dem�s est� decir, que amabas nos volvimos locas de
tanto esperar a que se fueran.


Me ard�a la entrepierna y no dejaba de fantasear al ver la
franela de mi hermana: le quedaba ajustadita y se le marcaban encantadores los
piquitos. Ella a su vez miraba mi su�ter que aunque holgado, tambi�n marcaba mis
pezones erectos. M�s de una vez nos echamos miradas de complicidad y se nos puso
la piel de gallina.


Creo que estuve erizada todo el tiempo, con el coraz�n
latiendo a mill�n y arrecha porque nuestros padres se daban un post�n que daba
gana de estrangularlos. Yo no hacia sino mirar las piernas delgadas y lisitas de
mi hermana y me imaginaba bes�ndoselas�, lami�ndoselas.., comi�ndomelas... Me la
imaginaba sin esa falda y fantaseaba con su culo paradito. Co�o, mi pantaleta
estaba bien mojada y se me estaba saliendo el coraz�n por la boca de tanta
desesperaci�n.


Ya eran las siete de la noche y mis padres, nada que se iban.
Mi hermana me ech� ojos varias veces y una vez me dijo al o�do que quer�a
quietarme ese maldito pantal�n. Eso me encendi� mucho y me desesper� al
contemplar una y mil veces su ombligo y sus caderas desnudas.


Pap� y mam� tardaron una eternidad despidi�ndose y nosotras
tratando de disimular que solo dese�bamos que se fueran al co�o ya, a pasarla
bien.


No hab�an cerrado la puerta cuando mi hermana y yo est�bamos
comi�ndonos a besos y acarici�ndonos torpemente. Mi su�ter fue el primero en
abandonar mi cuerpo y qued� solo en camiseta. Nos fuimos a la cama de Lor y nos
revolcamos como si estuvi�semos peleando, solo que estaba vez la est�bamos
pasando bien. Yo estaba sobre ella, as� que fui bajando, besando su cuello, sus
pechos sobre la tela, mord� sus pezones y baj� hasta su ombligo. Mi hermana
gem�a al sentir mi lengua all� y yo estaba embelesada.


Me detuve en su falda y la fui desabrochando hasta que se la
saqu� puse mi cara en su pantaleta blanca y la ol�, �Co�o, ol�a a Cielo!, me
gust� rozar all� mis mejillas y mi boca y sentir sus pelitos colarse entre la
suave tela. Bes� lam� y manose� sus piernas, deleit�ndome con su olor y belleza.
Luego, hice a un lado la tela y le di una mamada como nunca antes lo hab�a
hecho�


Lor gem�a y se contorsiona locamente pegando de forma
violenta su poncha contra mi cara y yo, me tragaba sus jugos y me excitaba al
lamer sus labios h�medos y calientes�, y al sentir sus pelitos en mi boca� Esta
vez me estaba gustando porque lo deseaba.


Hice un alto en su ombligo antes de volver a morderle las
tetas sobre la tela, le desamarr� el nudo, le sub� la franela y le mam� las
tetas como una ni�a que no hab�a comido en d�as. Estaba hambrienta de ella. Lor
chillaba y yo tem� que nos escucharan en toda la urbanizaci�n. As� que tom� el
control y encend� el televisor.


La colm� de caricias y besos para demostrarle cuanto la
necesitaba y ella, en medio de aquel divino tormento, meti� sus manos bajo mi
camiseta y me la fue remangando hasta que me la sac�.


Me dej� mamar por ella y goc� cuando me acost� boca abajo y
me hal� las tetas de tal forma que cre� que me las quer�a arrancar. Las pegaba y
las apretujaba con fuerza, un�a los pezones y luego me los mamaba al mismo
tiempo. Eso me dispar� a hasta otro mundo. Creo que perd� la noci�n de todo y ya
no me import� que co�o fuera yo.


Goc� un mundo cuando me estir� las tetas hasta mi boca y
ambas, chupamos y mordimos mis pezones confundiendo nuestras lenguas en un beso.
Me deleit� al sentirla en mi ombligo y cuando comenz� a bajarme el calz�n y a
dejarme solo en pantaleta.


Creo yo tambi�n recib� esa noche la mejor mamada de mi vida y
bot� tanto l�quido que la cara de mi hermana estaba empapad�sima. M fui hasta
ella y le lam� toda mi miel de su rostro mientras nos aru��bamos y nos met�amos
los dedos por cualquier hueco.


Fue lindo el 69 que hicimos despu�s, a�n sin quitarnos las
pantaletas. Era la primera vez que hac�a eso con ella, de esa forma, y tener mis
orejas pegas a sus muslos sudados fue tan placentero. �Verga, que paja m�s
grande le hice con mis dedos y lengua! S� que a ella le gust�, porque ten�a la
piel enchinada, igual que yo, y chillaba como animal herido, ahogada entre mi
poncha.


Ella tambi�n me paje� a m� de lo lindo y comprend� que el 69,
era como una especie de retroalimentaci�n, de feed back, de dar y recibir.


Mutuamente nos bajamos los trapos por nuestras piernas y
quedamos libres para seguir bajando y subiendo nuestras cabezas de las
entrepiernas de cada una. Nos revolcamos placenteramente, quedando unas veces
ella sobre m�, otras yo sobre ella y casi siempre, una al lado de la otra
comi�ndonos mutuamente nuestras carnes bajas.


Esa noche no cenamos nada preparado en la cocina, solo
comimos de nuestras piernas y eso bast�. Mi est�mago estaba cargado de esa leche
�cida que mi hermana me daba y ella, igual.


En la televisi�n pasaban pel�culas tontas que ni siquiera
vimos, solo como a las doce de la noche, cuando nos d�bamos un descansito,
notamos que estaban pasando una pel�cula con ciertas escenas. Las vimos como si
nada, pero cundo pasaron dos tipas bes�ndose y meti�ndose mano, mi hermana y yo
nos vimos y nos re�mos, pensando en nuestra propia picard�a.


Volvimos a la juerga poco despu�s y en medio de chillidos y
revolcones, nos prometimos que nadie mas sabr�a lo nuestro, a lo sumo, Cristo
Jes�s, pero que desde esa noche y para siempre, �ramos una solo esencia, amantes
inseparables, hermanas y amigas hasta la muerte; en las buenas y en las malas,
en la enfermedad y la locura� que pod�amos ser cualquier cosa, abogadas,
barrenderas, profesoras, casarnos y todo�, pero que siempre tendr�amos tiempo
para darnos un buen restreg�n, como buenas hermanas, como diosas, como silfas�,
porque eso es lo que somos, un par de silfas aladas, enamoradas la una de la
otra.



Cuando pap� y mam� llegaron, yo estaba boca abajo y mi
hermana, con la cara hundida entre mis nalgas, me met�a la lengua en el culo.
Sentimos el auto y r�pidamente nos pusimos cada una su pantaleta y las franelas,
recogimos r�pidamente el desorden de ropas y nos metimos bajo las s�banas.


Mam� se asom� y nos vio all�, cada una por su lado,
rendidas de sue�o
. Nos contempl� un rato y se fue a dormir.


Mi hermana nos desarrop�, me puso boca abajo otra vez y
volvi� a meterme la lengua en el culo para seguir haci�ndome la mujer m�s feliz
de aquella ciudad que guarda tantos secretos.



Wilsi





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