WILSILOR III
Hermanas
Lor: Me extra�� que me llamaras esa tarde, Wilsi. Supuse
que Cristo Jes�s hab�a hablado contigo y que ya todo estaba bien. Yo estaba
haciendo unas tareas y no pod�a ir a casa. En todo caso, pod�amos vernos en la
noche. Jam�s me imagin� en lo que andabas.
Wilsi: Yo me decepcion� mucho de que no vinieras. No
estaba clara en mis sentimientos. La verdad no deseaba concientemente acostarme
contigo; solo quer�a darte las gracias, compartiendo a Cristo Jes�s contigo.
All�, en mi cuarto, sudaba mucho y me dejaba coger por el culo. Pensaba en ti y
me dec�a que ser�a bueno que sintieras esa sensaci�n de tirar.
Lor: Yo no imaginaba que estabas en nuestra propia casa,
arriesg�ndote as�. Yo siempre he sido loca, pero �en casa? �Y si por mala pata
nuestros padres llegaban? Termin� lo que estaba haciendo con mis amigas y me fui
a casa. Eran apenas las tres de la tarde cuando llegu� a la entrada, abr� la
puerta con cuidado porque pensaba darte la sorpresa.
Wilsi: A esa hora, ya Cristo Jes�s y yo hab�amos cogido
bastante y nos metimos a la ducha para quitarnos los pegostes y el sudor. Te lo
cuento:
Dediqu� unos segundos a observar al precioso hombre que ten�a
delante, grande y fuerte, mojado� Yo ten�a mis cabellos cortos pegados a la
cara. �l me abraz� y me bes� bajo el agua, durante largos instantes, mientras el
agua ba�aba nuestros labios y nuestros cuerpos. Me enjabon� las tetas,
acarici�ndolas por debajo. Era una sensaci�n fastuosa. Tropezaba con mis
pezones, y los frot� dulcemente. Su pene ya estaba muy grande y me puse de
espaldas para que se diera gusto conmigo.
Aprovech� que estaba de espaldas para comenzar a enjabonarme
el est�mago y el vientre, del cual sali� mucha espuma al roce con el vello.
Continu� con mi vulva, y eso hizo que me estremeciera. En medio de las caricias,
tom� su verga y la frot�, d�ndole masajes con el jab�n.
Aunque hac�a rato tiramos bastante, me estaba poniendo a
cien, y no pude reprimirme y pedirle que me cogiera otra vez. Me abri� las
piernas, y me penetr� f�cilmente por el jab�n. Minutos despu�s mi culo chorreaba
su leche y yo me sent�a dichosa de tener esa otra abertura por donde no sal�a
embarazada.
Me agach� sin pensarlo y comenc� a pajearlo avivadamente, y
se volvi� loco. Me gust� pajearlo y conseguir un gran fogonazo de su leche sobre
mi pecho. Fue delicioso sentir su vaina correr por mis tetas y mi est�mago,
confundi�ndose con el agua.
Decidimos terminar la ducha, solo con caricias muy
gratificantes, y con nuestros �rganos muy sensibles a cualquier roce; sin
embargo, volvi� a pegarse a m� por detr�s.
Lor: Yo llegu� a la casa, como te dije y cuando entr�, me
sorprendi� de ver los cojines desordenados en el piso y los cuadernos de Cristo
Jes�s. �Estaban all�?, pens�. �En qu� andaban? Camin� por los pasillos de la
gran casa y escuch� ruidos en el ba�o. Abr� la puerta con cuidado y escuch� la
regadera. Alguien estaba all�. Quise preguntar si eras t�, pero me cohib�.
Escuch� gemidos y risitas y entend� que si eras t�. Estabas con Cristo Jes�s.
Yo estaba vestida con un jean ancho, a las caderas y muchos
bolsillos, llevaba zapatos deportivos y una franelita corta con un angelito
pintado en el pecho. Escuch� sus gemidos cada vez m�s fuertes y me pareci� que
la estaban pasando bien.
Wilsi: Lo est�bamos. Cristo Jes�s me estaba cogiendo por
el culo otra vez y yo sent�a que lo ten�a reventado. Fue entonces, cuando el se
detuvo un poco y yo le pregunt� por qu� lo hac�a. Me tap� suavemente la boca y
me pidi� que hiciera silencio. Yo me asust� mucho. �Ser�a pap� o mam�? �Ay,
co�o, me iba a meter en problemas de ser as�! Pero cuando Cristo Jes�s abri� la
puerta, me relaj� un poco porque eras t�.
Lor: S�. Yo tambi�n me asust� cuando sent� la puerta
correrse y dejarlos a ustedes al descubierto. All� estabas t�, recostada en la
pared con los cabellos pegados a tu cara y Cristo Jes�s, pegado a ti por detr�s.
Yo nunca hab�a visto a un hombre de verdad desnudo. Me dio pena verlo, pero
tambi�n placer.
Wilsi: �Recuerdas? Trataste de irte corriendo para no
molestar. Te insist� que deseaba que tambi�n estuvieras all�, pero dijiste que
no.
Lor: Ten�a miedo. Lo reconozco. Y me iba a ir, en serio.
Si no hubiese sido porque Cristo Jes�s me tom� del brazo, yo hubiese corrido
lejos de all� y no me fuesen visto el pelero. Le dije que me soltara para por lo
menos esperar que ustedes salieran de la ducha, pero el muy sucio me halo y me
meti� all� con ustedes.
Wilsi: Fue muy excitante y como un juego, ver tu cara al
caer bajo la lluvia de agua tibia, especialmente, porque estabas vestida.
Enseguida el diluvio te dej� totalmente empapada y yo me sent� dichosa de
compartir ese momento contigo.
Lor: Yo continuaba asustada. Era la primera vez que
estaba con un hombre y no precisamente de la forma tradicional (con velas, luz
baja o simplemente, en una cama). �l me abraz� con fuerza y comenz� a besarme
apasionadamente y yo, le agradec� el gesto. Sus fuertes manos acariciaban mi
franela mojada y mis nalgas h�medas cuando dej� que sus manos penetraran bajo el
pantal�n.
Wilsi: S�. Fue lindo. Estabas mojad�sima y en tu franela
se marcaba claramente tus tetas y los piquitos hinchados. Era hora de quitarte
todo eso. As� que me decid� y mientras ustedes se acariciaban yo ye remangu� la
franela y le la saqu�, �recuerdas? Me gust� que no tuvieras sost�n. Cristo Jes�s
se dedic� a besar tus tetas y yo te desabroch� el pantal�n, lo baj� hasta tus
tobillos mientras me arrodillaba detr�s de ti, luego te saqu� los zapatos y te
liber� por fin del calz�n.
Lor: Me di cuenta que hab�as aprendido mucho y ya no eras
la chamita pendeja de la que yo me burlaba; ahora eras toda una experta.
Disfrut� cuando me quitaste la pantaleta y me dejaste totalmente desnuda a
merced de ese hombre que golpeaba una y otra vez su verga contra mi cuca.
Mientras tanto yo pensaba: Me estoy acostumbrando a que mi hermana me toque y me
vea as�, �ser� que me gusta?
Wilsi: Yo pens� lo misma mientras estaba all�,
arrodillada ante tus nalgas. La verdad es que re� que solo estaba deslumbrada
por lo que estaba viviendo y quer�a compartirlo contigo. Sab�a que se sent�a
divino coger y estar desnuda, por eso te quit� la ropa y me atrev� a meterte ese
dedo en el culo� �Te gust� eso?
Lor: Mucho, mucho. Sab�a que era tu dedo y eso me gust�,
y no tuve remordimiento de dejar que me jorungaras por ah�. No pens� que yo
fuera lesbiana, porque ese hombre all� me estaba haciendo muy feliz, pero me
dije que tal vez, solo eras como mi complemento.
Wilsi: �Y recuerdas lo que vino despu�s? �Cu�ndo te toc�
ser desvirgada?
Lor: �C�mo olvidarlo? Cre� que mi primera vez ser�a
acostada y sobre una cama, pero jam�s me imagin� que ser�a all�, en nuestro ba�o
y bajo esa lluvia incesante. Fue rico estar de pie, de frente a ti, agarrando
con fuerza tus manos para resistir ese momento doloroso, pero �nico. Fue algo
memorable, cuando sent�, su verga entre mis nalgas, chocando contra los labios
de mi cuca y abri�ndose paso lentamente, hasta que entr�.
Wilsi: �Te doli� verdad? Porque me apretabas con fuerza y
te mord�as violentamente los labios.
Lor: S� me doli� mucho porque yo a�n ten�a mi himen
intacto. A ti quiz�s no te doli� tanto, porque yo te desvirgu� antes con la
media. Pero el dolor no era nada en comparaci�n con la conmoci�n que estaba
sintiendo. No estaba temblando por el agua sino por los corrientazos de placer
que estaban flagelando mis carnes. Y cuando acab� sent� su leche por primera vez
y fue tan rico.
Wilsi: S�, y me emocion� verte all�, jadeando como tantas
veces nos imaginamos cuando practic�bamos. "Es hora de probar algo m�s", dije y
sin dejar de abrazarte te abr� las nalgas de una forma insinuante que Cristo
Jes�s comprendi�. Enseguida apunt� su verga otra vez detr�s de ti, pero esta vez
te embisti� por el culo. Y te vi retorcerte de dolor y chillar como una perra.
Lor: �Chama, esa vaina me doli� mucho, y cre� que me iba
a reventar!
Wilsi: Lo s�, porque me abrazaste con tanta fuerza que
apenas si pod�a respirar. La verdad es que estabas como loca y muchas veces
terminamos con las caras juntitas�, pegadas�, casi a punto de besarnos�
Lor: Yo estaba sintiendo el culo a reventar y ya no era
due�a de mis actos. La verdad es que no me hubiese importado darte un beso
sincero y hacer cualquier otra cosa.
Wilsi: A m� tampoco, por eso, con tu cara junto a la m�a
y bajo aquella lluvia, solo me dediqu� a mirarte a los ojos y a disfrutar tus
orgasmos, que tambi�n eran los m�os.
Esa fue una tarde genial en la que me entregu� a un hombre y
tambi�n lo compart� contigo. Recuerdo que como a las cinco, nos volvimos a
vestir. Yo me puse un calz�n deportivo de color beige y una camiseta anaranjada
sin sost�n (mis pechos todav�a estaban enormes y se me ve�an claramente los
piquitos) y t� te pusiste un short blanco y una franela roja algo corta. Ambas
est�bamos exhaustas y con el coraz�n lleno de regocijo.
Lor: S�, era nuestra primera vez real con un hombre y el
inicio de una vida de gozo. Cuando llegaron nuestros padres, ambas est�bamos
all�, en el sof� echando cuentos y recordando lo pendejas que fuimos al odiarnos
como lo hicimos. Ahora hab�amos descubierto a las verdaderas Lor y Wilsi, bajo
esas ropas que nos envolv�an.
Desde ahora ser�amos una, las hermanas Wilsilor�
Escr�bannos a
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