Relato: Tentaciones



Relato: Tentaciones

TENTACIONES




Nunca me imagin� ceder ante los encantos de mi hermanita...




Esta historia, al menos en su mayor parte, es real;
esta basada en las confidencias de un viejo amigo, como es natural todos los
nombres y lugares fueron cambiados, para proteger la intimidad de los
protagonistas, esta escrita en primera persona para dar un mejor acercamiento a
los sentimientos del protagonista. El final fue agregado para darle un desenlace
a una situaci�n que no se realmente como termin�.




Mi nombre es Daniel, tengo actualmente 28 a�os, mido 1.77
metros, peso 67 kilogramos, soy ingeniero civil y practico ciclismo de monta�a.
Mi historia comienza cuando yo ten�a 25 a�os; mis padres ten�an en ese entonces
quince a�os divorciados; mi padre se cas� nuevamente apenas unos meses despu�s
de conseguir el divorcio con una de sus alumnas, a la cual hab�a embarazado y se
mud� de ciudad casi inmediatamente, por lo que casi no volv� a tener contacto
con �l, mas que a trav�s de algunas espor�dicas cartas y llamadas telef�nicas de
su parte; recuerdo claramente que en la segunda de esas llamadas me anunci� que
ahora yo ten�a una hermana menor, cosa a la cual no le di la menor importancia
en ese momento, pero que marcar�a mi existencia futura.



Durante mucho tiempo lo �nico que sab�a acerca de esta
hermana era que su nombre es Elisa, ya que realmente nunca me interes� ponerme
en contacto con el hombre que hab�a abandonado a mi madre por otra mujer; sin
embargo, debido a que fui seleccionado por la empresa para la que trabajo como
parte de un equipo destinado a construir un nuevo proyecto en el interior de la
rep�blica, me encontr� de pronto viajando hacia el �ltimo lugar del mundo que
deseaba visitar, la ciudad de Guanajuato, donde viv�a mi padre con su nueva
familia.



Debido a un arranque de sentimentalismo est�pido, le inform�
a mi padre de mi arribo. Al llegar a Guanajuato, cuando baj� del autob�s en la
Terminal, vi entre la gente que esperaba a un hombre mayor que sosten�a un
cartel con mi nombre, al acercarme pensando que ser�a alguien enviado por la
compa��a a recibirme, me sorprend� cuando este delgado y p�lido hombre me abraz�
mientras con l�grimas en los ojos me dec�a "�Bienvenido hijo!".



Cuando reaccion�, me separ� un poco de �l, y observ�ndolo con
detenimiento pude reconocer en este acabado hombre a mi padre, admito que fui un
tanto fr�o con �l, pero no parec�a darse cuenta, mientras hablaba sin cesar de
cu�nto lo alegraba verme de nuevo; cuando de repente se qued� callado por un
instante y sonriendo levemente me dijo "Pero que descuidado soy, si a�n no te he
presentado a tu hermana" y al tiempo que dec�a esto hizo una se�a a alguien que
se encontraba detr�s de m� y con un orgullo mal contenido dijo "esta es tu
hermana Elisa".



Al volver la mirada, me qued� paralizado de asombro, ya que
mi famosa hermanita era una verdadera belleza, ten�a en ese entonces quince a�os
reci�n cumplidos, mide 1.68 metros de estatura, pesa 58 kilogramos y sus medidas
son 92 � 58 � 96, su cabello casta�o claro ca�a en graciosos rizos casi hasta su
cintura, su nariz es peque�a y respingada y sus ojos son color miel, su boca es
peque�a de labios regordetes y ten�a en ese momento una expresi�n de ni�a
traviesa que despu�s supe es habitual en ella, estaba vestida con unos shorts de
mezclilla con peto, una camiseta blanca muy corta, tobilleras y tenis para
aer�bicos.



Cuando al fin reaccion� y extend� mi mano para saludarla ella
ya se estaba riendo abiertamente, mientras le dec�a a mi padre que para ser
ingeniero civil, yo no parec�a muy listo, a lo que me defend� pretextando que
estaba cansado por el viaje, pero pensando en que estaba demasiado desarrollada
para su corta edad. Acept� que me llevaran al hotel donde ya ten�a
reservaciones, pero insistieron en que si iba a estar mucho tiempo en la ciudad
era mejor que me hospedara en su casa.



Trat� de negarme dici�ndoles que no cre�a que a la esposa de
mi padre le pareciera buena idea que me quedara en su casa, pero con una
repentina expresi�n de tristeza mi padre me cont� que su esposa hab�a fallecido
un par de a�os atr�s en un accidente automovil�stico. Por lo que finalmente
acept� cancelar la reservaci�n del hotel y hospedarme en su casa.



Al llegar me sorprend� nuevamente al ver que la casa aunque
peque�a estaba muy bien cuidada, con su peque�o jard�n lleno de flores y tan
pulcra que parec�a salida de una revista de dise�o de interiores; como mi padre
se encontraba bastante cansado se quedo reposando en la sala mientras mi hermana
me llevaba al piso superior para mostrarme la que ser�a mi habitaci�n. Mientras
sub�amos no pude dejar de admirar las bien torneadas piernas y el redondo culo
de mi hermana, una parte de mi ped�a a gritos tocar ese precioso trasero, pero
mi sentido com�n me indicaba que ser�a una locura; al fin llegamos al piso
superior y ella me dio un r�pido recorrido indicando cu�l era mi habitaci�n, la
de mi padre y la suya, mostr�ndome asimismo el cuarto de ba�o mientras me
explicaba que aunque mi padre ya no trabajaba, debido a un tratamiento m�dico se
ausentaba continuamente de la casa y llegaba a permanecer hasta dos o tres d�as
en el hospital.



Cuando entramos a mi habitaci�n, ella se acerc� a una silla y
se sent� con una expresi�n muy seria en el rostro y me dijo que a mi padre no le
quedaba mucho tiempo de vida, ya que ten�a c�ncer en etapa Terminal y que aunque
hab�a tratado de ocult�rselo ella sab�a que s�lo le quedaban unos ocho meses de
vida; mientras hablaba, silenciosas l�grimas ca�an por sus mejillas y me hizo
prometerle que no le dir�a a mi padre que ella sab�a de su estado, hecho lo cual
se levant� de repente y sali� corriendo de la habitaci�n, donde me qued�
descansando hasta que fue hora de la cena.



Cuando baj� a cenar la tristeza parec�a haberse esfumado de
la cara de mi hermana como si nunca hubiese estado ah�, durante la cena
platicamos de banalidades, tratando de evitar el tema de mi madre y el divorcio;
como a las diez de la noche Elisa dijo que se retiraba a descansar, por lo que
me quede a solas con mi padre por primera vez en quince a�os y sin que yo se lo
pidiera me explico todo lo que hab�a sucedido desde que empez� su relaci�n con
la madre de Elisa hasta su muerte y pude darme cuenta que no hab�a sido el
monstruo malvado que yo me imaginaba, sino que realmente el separarse hab�a sido
lo mejor para mis padres.



En este punto, mi padre me confes� lo de su enfermedad y su
temor de dejar sola a mi hermana siendo ella tan joven, por lo que me pregunt�
si podr�a hacerme cargo de ella cuando el ya no estuviera, a lo que tuve que
responder que lo pensar�a; le di las buenas noches y me retir� a mi habitaci�n
para estar mas descansado al d�a siguiente en que me presentar�a a mi nuevo
trabajo.



Durante los d�as siguientes casi no pude ver a mi padre y
hermana, debido a que sal�a muy temprano a trabajar y regresaba muy tarde,
aunque lo que realmente trataba de hacer era evitarlos, ellos hicieron todo lo
posible para que me sintiera como en mi propia casa; cuando lleg� el fin de
semana, el s�bado muy temprano mi padre me inform� que pasar�a un par de d�as en
el hospital, para que le aplicaran radioterapia, as� que me qued� solo con
Elisa.



Durante toda la ma�ana casi no hablamos, pero a la hora de la
comida decid� platicar con ella para empezar a conocernos un poco mas; mientras
com�amos me coment� estaba pensado que ella no me ca�a muy bien porque la estaba
evitando, a lo que conteste que lo que realmente suced�a es que como acababa de
llegar a la ciudad ten�a mucho trabajo y adem�s estaba acopl�ndome al nuevo
ambiente, pero que en lo sucesivo tratar�a de estar mas en casa; pero en
realidad lo que me hac�a pensar en eso, era el ligero vestido de verano que ella
tra�a puesto, que a pesar de cubrirla totalmente, permit�a adivinar f�cilmente
cada curva oculta bajo �l.



Durante la pl�tica surgi� de nuevo el tema de mi padre y su
enfermedad, en esta ocasi�n ella se derrumb� totalmente, y comenz� a llorar
desconsolada, por lo que la abrac� tratando de calmarla un poco, as� abrazada la
llev� hasta la sala y me sent� atray�ndola hacia mi, se acomod� a mi lado y yo
la acun� como si fuera un beb� y as� seguimos platicando largo rato hasta que se
calm�, sin embargo, para mi la cercan�a de su joven cuerpo resultaba bastante
inquietante, por lo que trat� de separarme discretamente de ella, pero ella con
una sonrisa traviesa se aferr� a mi y comenz� a tratar de hacerme cosquillas.



Para defenderme de su ataque, trat� de sujetar sus manos, con
tan mal tino que lo que realmente agarr� con fuerza fueron sus duros senos, el
contacto apenas dur� un instante, sin embargo bast� para sentir deseos de
mantener mis manos ah�, de cualquier modo, Elisa no pareci� darle importancia al
hecho y se coloc� sobre mi para seguir haci�ndome cosquillas, pero yo estaba mas
atento a la sensaci�n de su vientre frot�ndose contra mis piernas; la sujet� por
la cintura dudando entre si atraerla hacia mi ya erecto pene o retirarla de mi,
pero en ese momento, tal vez pensando que yo tambi�n tratar�a de hacerle
cosquillas, escap� h�bilmente levant�ndose y echando a correr, como deseaba
prolongar el juego, la segu� hasta la cocina y al sujetarla por la cintura para
atraparla, de repente sent� la dureza de sus nalgas apretada contra mi pene, el
cual se encontraba ya tan duro que era dif�cil contener la tentaci�n de
liberarlo; en ese momento el pensamiento de que se trataba de mi hermana me
contuvo y bastante turbado la solt�, temiendo su reacci�n, sin embargo ella no
pareci� darse cuenta de nada, a pesar de lo cual di por terminado el juego y me
retir� a mi habitaci�n.



Con el transcurso de los d�as, y ante las cada vez mas
continuas ausencias de mi padre, comenc� a sentir un gran afecto por mi hermana,
y desarrollamos una relaci�n muy cercana, al grado de que me contaba todo sobre
ella, su escuela y sus amigas, ante las cuales me present� muy orgullosa; a
pesar de todo, en mi interior algo me imped�a verla simplemente como mi hermana,
una peque�a parte de mi la ve�a como la hermosa mujer en que se estaba
convirtiendo, y era esa parte la que me hac�a prestar atenci�n especial a c�mo
se vest�a, su manera de caminar y hasta el aroma del perfume que acostumbraba
usar.



Como ella cada vez ten�a mayor confianza en mi, yo
aprovechaba cada oportunidad que ten�a para verla lo mas ligera de ropa que
fuera posible, y tambi�n trataba de acompa�arla cada vez que de compraba ropa
para influir en ella y que se vistiera mas de acuerdo a mis deseos, cosa que
poco a poco logr�.



Aproximadamente seis meses despu�s de mi llegada, la salud de
mi padre empeor� de gran manera, por lo que hubo necesidad de internarlo
permanentemente en el hospital, fue durante estos �ltimos d�as de su enfermedad
que acced� a hacerme cargo totalmente de mi hermana; como si mi padre �nicamente
estuviese esperando que le diera mi palabra, falleci� apenas un par de d�as
despu�s.



Durante el sepelio de mi padre, le inform� a Elisa que yo
ser�a su tutor y el albacea de los bienes que �ste le hab�a heredado, aunque
esto no pareci� consolarle mucho dadas las circunstancias; al regresar a casa
despu�s del sepelio, Elisa se ve�a tan desconsolada que apenas parec�a poder
mantenerse en pie, as� que la ayud� a subir a su habitaci�n y le dese� buenas
noches. Cuando me preparaba para dormir, escuch� que mi hermana tocaba
suavemente la puerta de mi habitaci�n y entraba con el rostro arrasado de
l�grimas; al preguntarle qu� le suced�a, me respondi� que no se sent�a capaz de
pasar esa noche sola, y me pidi� que la dejase dormir conmigo.



A pesar de comprender perfectamente el trauma por el que
Elisa estaba pasando, dud� de permitirle acostarse conmigo, ya que el hecho de
verla vestida tan s�lo con un pijama rojo de dos piezas de tela tan delgada que
permit�a adivinar perfectamente cada una de sus deliciosas formas femeninas,
provocaba que mi pene se pusiera duro como roca; sin embargo, en parte por el
deseo de protegerla y en parte por el placer de sentir su cuerpo tibio junto al
m�o acced� finalmente a su petici�n; en cuanto se acost�, mi hermana se abraz�
con fuerza a mi y comenz� a llorar en silencio, por lo que pas� mi brazo derecho
alrededor suyo y la consol� mientras acariciaba suavemente su espalda.



Al cabo de un largo rato, por fin la venci� el sue�o, pero yo
no pod�a dormir debido al intenso deseo que me provocaba tenerla ah� a mi lado,
as� que muy lentamente baje mi mano a lo largo de su espalda y suavemente
acarici� su suave y firme trasero; no se si fue debido a ello o a algo que
estaba so�ando, se quej� levemente y se gir�, quedando de espaldas a mi, como de
cualquier manera mi brazo hab�a quedado bajo su cuerpo, gir� hac�a ella para
tratar de liberarlo, pero al moverme mi mano qued� levemente apoyada en uno de
sus senos, mientras la punta de mi erecto pene rozaba la profunda grieta entre
sus nalgas, en esa posici�n me qued� congelado por varios minutos, pero al ver
que Elisa no se mov�a y que su respiraci�n se hac�a mas profunda, adelant�
lentamente mi cadera mientras con mi mano izquierda atra�a su cuerpo hac�a mi,
de manera que mi pene qued� firmemente apoyado entre sus nalgas, separado
�nicamente de ellas por la tela de su pijama y la del short de algod�n que yo
ten�a puesto; mientras tanto, con mi mano derecha, acariciaba suavemente sus
senos.



As� estuve durante unos minutos, hasta que al ver que mi
hermana dorm�a profundamente, baj� poco a poco el pantal�n de su pijama, hasta
dejar descubiertas en su mayor parte sus nalgas, despu�s, liber� mi pene del
short y volv� a acomodarlo entre ellas, para entonces, tambi�n hab�a metido mis
manos bajo la blusa de su pijama y acariciaba suavemente sus ya erectos pezones,
sin embargo, un leve movimiento por parte de Elisa me hizo recuperar la cordura
y despu�s de acomodarle lentamente la ropa, me di la vuelta y me masturb�
salvajemente, hasta que tuve un gran orgasmo; limpi� calladamente el desastre
que hab�a dejado y trat� de dormir, con no muy buenos resultados.



Una vez que pas� el trauma de la muerte de mi padre,
reanudamos nuestra vida de modo muy parecido a como hab�a sido antes de su
fallecimiento, pero hab�a una curiosa sensaci�n de vac�o que a pesar de estar
juntos no se llenaba, y los juegos y las risas se hicieron menos frecuentes por
un par de meses, sin embargo, poco a poco, Elisa recuper� esa expresi�n traviesa
que la caracterizaba y el secreto deseo que sent�a por ella sigui� creciendo.



Un d�a al regresar del trabajo me dirig� al ba�o y abr� la
puerta casi sin pensar, encontr�ndome de frente con mi hermana vestida tan s�lo
con unas min�sculas braguitas y una toalla enredada en la cabeza, murmur� unas
apresuradas disculpas y cerr� r�pidamente, pero la imagen se qued� grabada con
fuego en mi mente y me provoc� una salvaje erecci�n; unos segundos despu�s mi
hermana sali� del ba�o vestida con un camis�n color blanco que le llegaba un
poco mas arriba de las rodillas y se trasluc�a levemente y totalmente sonrojada
me pidi� que en lo sucesivo tocara la puerta antes de entrar, por lo que volv� a
pedirle disculpas y le promet� que no se repetir�a, pero mi pene pensaba de otra
manera, pues segu�a abultando notoriamente el frente del pantal�n,
afortunadamente ella pareci� no darse cuenta y se fue caminando lentamente hacia
su habitaci�n.



Desde ese d�a, al margen del cari�o que sent�a por Elisa, la
imagen de su cuerpo desnudo y el recuerdo de esa noche en que casi perd� el
control, me acompa�aban a toda hora, pero debido al pensamiento de que se
trataba de mi hermana y de su edad, me conten�a y trataba de rechazar esos
pensamientos de Elisa entreg�ndose a m� sin reservas. As�, transcurri� un a�o y
medio; por esas fechas, Se acercaba el cumplea�os diecisiete de Elisa y yo hab�a
planeado con sus amigas una gran fiesta, cuando lleg� el gran d�a saqu� a mi
hermana de la casa con pretexto de hacer algunas compras y estuvimos fuera unas
cuatro horas, durante las cuales estuve en constante estado de excitaci�n,
debido a que ella estaba vestida con un pantal�n blanco que parec�a pintado a su
cuerpo, sandalias de tac�n alto y una peque�a blusa sin mangas que dejaba al
descubierto su hermoso abdomen.



Al llegar a casa como a las siete de la noche, yo esperaba
que sus amigos ya estuvieran escondidos y preparados para sorprenderla, pero la
sorpresa me la llev� yo al encontrar una nota que dec�a que nos esperaban en un
antro de moda del centro de la ciudad; al llegar ah�, vi que realmente era mejor
idea y estuvimos festejando hasta pasada la una de la madrugada, hora en que me
llev� a casa a una muy tomada Elisa.



Al bajar del auto, la tom� de la mano para ayudarla a salir,
pero estaba tan ebria que cuando sali�, se tropez� y quedamos pr�cticamente
abrazados; cuando sent� la calidez y firmeza de su cuerpo y tal vez debido a que
el alcohol me desinhibi� bastante, la tom� fuertemente en mis brazos y la bes�
por primera vez, beso que para mi sorpresa fue plenamente correspondido.



Al separarnos, me qued� mir�ndola un tanto asombrado y ella
con una sonrisa me dijo "Pens� que nunca te ibas a decidir", dicho lo cual fue
ella la que me bes�, y as� bes�ndonos entramos a la casa y sin poder contenerme
m�s comenc� a despojarla de su ropa, acariciando cada cent�metro que quedaba al
descubierto, mis labios segu�an a mis manos, por lo que para cuando acab� de
desnudarla ya hab�a besado y acariciado cada cent�metro de su maravilloso
cuerpo.



Respirando agitadamente ella tambi�n trataba de quitarme la
ropa, pero su inexperiencia hac�a dif�cil que completara su labor, por lo que la
cargu� y la llev� hasta mi habitaci�n, donde la deposit� suavemente en la cama y
mientras la besaba me desnud� r�pidamente; al acercar mi mano a su entrepierna,
sent� claramente lo excitada que se encontraba, por lo que mientras mi mano la
acariciaba �vidamente, comenc� a besar todo su cuerpo muy lentamente, para
lograr que su excitaci�n llegase hasta el l�mite, cuando mi boca lleg� a la
altura de su sexo, un delicioso aroma llen� mis sentidos y cuando prob� su
sabor, me perd� totalmente en la sensaci�n de estar por fin haci�ndole el amor a
mi amada Elisa; lam� suavemente su sexo de abajo a arriba, buscando la peque�a
protuberancia de su cl�toris, cuando lo encontr�, comenc� a chuparlo con todo el
deseo que ten�a acumulado desde hac�a mas de dos a�os; mientras lam�a y chupaba
el delicioso sexo de mi hermana, mis manos acariciaban todo su cuerpo y mis
o�dos se deleitaban con el sonido de sus suaves gemidos, despu�s de un tiempo
que me pareci� demasiado breve, sent� c�mo su cuerpo se tensaba en un gran
orgasmo y beb� con deleite todo el l�quido que sal�a de ella.



Para ese momento, el pene me dol�a de lo duro que estaba, as�
que comenc� a subir lentamente por su cuerpo hasta que mi cabeza volvi� a estar
junto a la de ella, en ese momento me bes� con gran pasi�n y una de sus peque�as
manos tom� mi miembro y comenz� a acariciarlo con algo de torpeza, por lo que
poniendo mi mano sobre la suya le ense�� como deb�a hacerlo; despu�s de un rato
de acariciarnos mutuamente le pregunt� si estaba lista, a lo que contest�
susurrando un "S�" muy suave en mis o�dos, por lo que separ� sus piernas y con
gran cuidado me coloqu� entre ellas, descendiendo muy lentamente hacia ella,
sent� como la cabeza de mi pene comenzaba a separar muy despacio los labios de
su sexo, buscando la entrada que me abrir�a las puertas del para�so.



Al comenzar a sentir como entraba lentamente en ella, tuve
que detenerme un momento para controlarme y evitar que mi orgasmo llegara
demasiado pronto, as� como para darle tiempo de acostumbrarse a tenerme dentro
de s�; durante este instante, a pesar de sus ojos llenos de l�grimas de dolor,
ella rode� mis caderas con sus piernas y me jal� hacia ella; viendo que estaba
mas que preparada para recibirme, continu� con la penetraci�n, hasta que un
repentino grito por su parte me anunci� que la �ltima barrera estaba rota, me
detuve nuevamente para que pasara un poco el dolor y luego lentamente comenc� a
moverme, poco a poco, su expresi�n cambi� del dolor al placer y transcurridos un
par de minutos ya comenzaba a responderme alzando sus caderas cuando yo empujaba
hacia ella.



Nuevamente perd� el sentido del tiempo mientras me mov�a cada
vez mas r�pidamente, sintiendo intensamente el placer de encontrarme dentro de
Elisa y saber que ella me correspond�a plenamente, no me import� el parentesco
que nos un�a, ni lo que fuera a suceder al d�a siguiente, lo �nico que exist�a
era ese breve e intenso instante en que por fin �ramos uno s�lo; entonces,
comenc� a sentir c�mo un gran orgasmo se formaba dentro de mi, me pareci� que
todo mi cuerpo fuera a estallar en ese momento y toda mi vida de concentrar�a en
ese �ltimo momento y los gemidos y movimientos de Elisa me indicaban que ella se
aproximaba tambi�n a su propia culminaci�n; s�lo unos segundos despu�s, mi
orgasmo explot� y me pareci� perder el sentido por un momento, lo �nico que
recuerdo es que ambos gritamos casi al mismo instante y que sent� como toda mi
fuerza me abandonaba, mientras me deslizaba lentamente hacia un costado de
Elisa, sin dejar de abrazarla.



Un momento despu�s, mientras trataba de recuperar el aliento,
escuch� como mi hermana sal�a silenciosamente de la habitaci�n y un instante
despu�s la puerta de su habitaci�n al cerrarse; me levant� r�pidamente y fui a
su habitaci�n, pero encontr� la puerta cerrada; toque suavemente y le ped� que
me dejara pasar.



Despu�s de un minuto, la puerta se abri� y ella se arroj� a
mis brazos llorando, mientras dec�a que no pensara mal de ella, que estaba
demasiado tomada y que se hab�a dejado llevar, comenc� a consolarla dici�ndole
que la amaba mucho y que no pensaba mal de ella, que si alguien ten�a que
disculparse era yo, pero que hab�a sido la experiencia m�s maravillosa de mi
vida y que ciertamente no me arrepent�a para nada de ella.



Mientras la consolaba, como est�bamos abrazados sent�a su
cuerpo desnudo apoyado contra mi, lo que provoc� que mi pene se levantara
nuevamente, al sentirlo, mi hermana se qued� muy quieta por un momento y
entonces me tom� de la mano y me llev� hasta su cama, donde se sent� y viendo
fijamente mi miembro dijo "me parece imposible que algo tan grande cupiera
dentro de mi" como �nica respuesta, tom� su mano y la gui� hasta mi pene, el
cual sujet� t�midamente, sin embargo mientras su mano comenzaba a moverse
lentamente ella lo contemplaba como hipnotizada.



De repente, levant� la vista hacia mi rostro y dijo "�Crees
que est� bien lo que hacemos?" a lo que contest� que yo lo hacia no solo porque
la deseaba sino porque la amaba mucho, a lo que solo respondi� "Yo te amo mucho
hermano" dicho lo cual bajo lentamente la cabeza buscando mi pene y le dio un
suave beso, al que siguieron muchos m�s mientras su mano continuaba movi�ndose
sobre mi miembro, un rato despu�s de estar acariciando mi pene, me dijo que si
pod�amos repetir lo que hab�amos hecho hac�a un rato, a lo cual respond�
tom�ndola de la cintura y coloc�ndola sobre mi, acomod�ndola de forma que ella
misma pudiera controlar la penetraci�n; despu�s de un momento de indecisi�n,
Elisa comprendi� lo que deseaba que hiciera y guiando mi pene con su mano, se
acomod� sobre �l y se dej� caer suavemente.



Tom�ndola por las caderas le indiqu� que las moviera en
c�rculo mientras yo me mov�a de arriba a abajo, en poco tiempo ambos nos
hab�amos acoplado de tal manera que parec�a que tuvi�ramos a�os haci�ndolo,
despu�s de un rato sent� como Elisa aceleraba el movimiento de su cadera, lo que
intensifico las sensaciones que me provocaba su cuerpo, un momento mas tarde
ambos explotamos en un orgasmo que aunque fue menor que el anterior, no por ello
fue menos satisfactorio, y desliz�ndonos uno en brazos de otro, nos quedamos
dormidos.



A partir de ese d�a no pas� una sola noche sin que hici�ramos
el amor, y poco a poco mi hermana Elisa y yo aprendimos las mejores maneras de
darnos placer uno al otro. Un par de meses despu�s, el proyecto de construcci�n
en que trabajaba llego a su fin con �xito, por lo que vendimos todo y regresamos
a vivir a la ciudad de M�xico, Elisa se cambi� los apellidos y yo se la present�
a mi madre, ocult�ndole que se trataba de mi hermana, ahora estamos a un par de
meses de casarnos y nunca nos hemos arrepentido de la decisi�n que tomamos.



Bueno, esta es la historia, que repito esta basada en
hechos reales, espero que la hayan disfrutado; por mi parte, yo no apruebo ni
desapruebo la relaci�n que "Daniel" tuvo con su hermana, simplemente me parece
que es una historia que vale la pena compartir con ustedes; comentarios,
cr�ticas e ideas ser�n bien recibidos, hasta la pr�xima.





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Relato: Tentaciones
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